BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y GÉNERO

Rocío Rosas Vargas y Martha Ríos Manríquez




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La mujer en la educación y el mercado laboral.

Si bien los estudios de género y de la mujer tienen una historia relativamente breve, los debates actuales que se están dando en las ciencias y las humanidades en torno a la objetividad, los criterios de verificación y la disciplinariedad de estos estudios han hecho un aporte muy importante a la epistemología al convertir a las mujeres en sujetos y objetos del conocimiento, por lo que en este proceso se han constituido “como una de las fuerzas más cuestionadoras de los postulados teóricos y prácticas metodológicas de la comunidad científica. Han contribuido, en particular, a la discusión en torno a la reflexividad, la subjetividad y la otredad” (Goldsmith, 2002).

En la década de los 80’ derivada de las crisis económicas, muchos hogares sucumbieron bajo su impacto. La mujer quedó como titular exclusiva de la familia, de hecho más del 50% de las familias de la región son conducidas por mujeres. Al mismo tiempo deben ingresar a reforzar su presencia en el mundo laboral para sostener a sus hijos. Ingresó masivamente en la economía informal en la ciudad, y en el campo para llevar adelante los minifundios. Ambos casos en condiciones laborales totalmente desfavorables, con discriminación, bajos ingresos y falta de toda estabilidad.

Como señala el Informe sobre Desarrollo Humano (1993) del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) (Kliksberg, Vol. 4, No. 1-2, p. 10). Las mujeres constituyen el grupo excluido más numeroso del mundo. Son la mitad de la población adulta del mundo, sin embargo están muy limitadamente presentes en las posiciones de dirección.

Representan menos del 4% de los ministros y cargos con autoridad ejecutiva y sólo algo más del 10% de los parlamentarios. Están fuertemente marginadas en el área probablemente estratégica de las nuevas configuraciones económicas y tecnológicas mundiales, la educación. Las mujeres son hoy dos terceras partes de los analfabetas del mundo. Están muy por detrás de los hombres en el campo de la educación superior. Incluso en países avanzados, en España las estudiantes mujeres en los estudios científicos y técnicos son respecto a los hombres el 28%, en Austria el 25%, en Canadá el 29% por dar algunos ejemplos, mucho peor aún es la situación en el mundo en vías de desarrollo.

En este momento la realidad muestra como las mujeres controlan la mayor parte de la economía no monetaria (agricultura, ganadería, hogar, etcétera), además de que juegan un preponderante papel dentro de la monetaria (comercio “informal”, empleo asalariado), además, el hecho de que el “sexo débil” generalmente desempeña cuando menos dos trabajos: uno dentro y otro fuera del hogar. Las estadísticas más explícitas se refieren al caso de las mujeres en países muy pobres, donde lamentablemente el grueso de mano de obra barata se concentra por razones de género, siendo escasa la información con la que se cuenta sobre la situación de las mujeres en los países industrializados, sobre todo en lo que se refiere a aquel ínfimo segmento que logró, por la vía de la educación, tener acceso a puestos de nivel medio y, excepcionalmente, superior.

En cuanto a la situación de las mujeres mexicanas en relación a la capacidad económica de las mujeres está generando la reordenación de los papeles domésticos, considerados tradicionalmente femeninos, con una tendencia a la redistribución equitativa entre las personas de ambos sexos y presionando por la existencia de servicios urbanos como guarderías, lavanderías, comedores públicos y estancias infantiles. Hacia 1970, en el terreno educativo, también se observa una mejoría, lenta pero continua, a pesar de lo cual aún el 20% de las mujeres del campo y el 14% de la ciudad cerca de la tercera parte de la población total de mujeres- sigue sin terminar la primaria. Aunque un 11.2% del total de las población femenina nacional se encontraba en los niveles de educación superior (Hierro, 1991, 18- 19). En el 2002 ingresaron a educación superior en el Estado de Aguascalientes 49.60% de mujeres y llama la atención que el egreso en ese año es mayor de mujeres tituladas con 53.90% (Anuario Estadístico ANUIES).

Se ha visto que la escolarización no basta para promover una auténtica seguridad en las mujeres, sin embargo, gracias a la educación tenemos ventajas indirectas como las que derivan del hecho de que las mujeres instruidas tienden a casarse en edades más avanzadas y, por ende, a tener menos hijos, para cuyo arribo procuran una mejor atención prenatal y materno infantil, todo ello en el marco de una mejor defensa de sus derechos, que ellas mismas propician. Aunque la misma preparación no es garantía de igualdad en las opciones y condiciones de trabajo, según investigaciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas que, luego de analizar diversos ángulos de empleo en ochenta países, constituyen que el “empleo femenino” se concentra mayoritariamente en las ocupaciones llamadas de “cuello rosa”, a saber: afanadoras, secretarias, auxiliares administrativas, enfermeras, maestras, trabajadoras textiles, obreras en general y domésticas. Este estudio señala que, por ejemplo, en América Latina el 82% de los trabajadores del sector salud son mujeres, ocurriendo lo mismo en el caso del sector educativo, donde el 74% son de sexo femenino Excepcionalmente, algunas de estas ocupaciones pueden ser seguras e incluso bien remuneradas, pero en la mayoría de los casos sus salarios son muchos más bajos que los de los empleados masculinos con una calificación equivalente a la de ellas.

El tema de la participación de la mujer en la iniciación de micros o pequeñas empresas, ha sido abordado ya por otros investigadores (Fernández, Saravia, Martínez y Safa, 1995, 204), donde dan a conocer las formas organizativas que las mujeres han dado para generar ingresos económicos y en ese contexto, analizar que significa para ellas la rentabilidad de sus empresas y que elementos han contribuido a ella. El otro propósito es recuperar la experiencia educativa, en el sentido de poder mirarla y nutrirla con nuevos elementos y permitir una mayor profesionalización del trabajo educativo. El trabajo denominado “Microfinanciamiento para el empoderamiento de las mujeres: un enfoque de aprendizaje, gestión y acción participativos”, Mayoux (2001, 18-19) plantea la necesidad de volver con base en la evidencia empírica sobre el impacto que han tenido los programas de microfinanciamiento. Propone un nuevo enfoque basado en el paradigma feminista del empoderamiento (permitir el acceso al poder económico, político y social de la mujer), para que las políticas de género vayan más allá del alivio de la pobreza en el hogar, centrándose en estrategias que den poder a las mujeres de manera positiva y que transformen las relaciones de género para la igualdad en los procesos y resultados del desarrollo.

Grijalva (2003 p. 13-14) cita a Laslett y Brenner (1989), England (1997) y Reskin (1997) menciona que las modalidades de la participación laboral femenina, son resultados también de las formas de operación de los mercados productivos y de trabajo, que reflejan el modo en que estos espacios, entendidos como instituciones, reproducen la división del trabajo y sus valoraciones correspondientes de acuerdo con la construcción social de género imperante y contribuye también a las retribuciones que las mujeres pueden derivar de su participación laboral. Galeana (1994) por otra parte las ofertas de empleo para puestos de alto nivel de profesionistas, señalan de manera expresa “sexo masculinos”. Casi por excepción, en medio de páginas de ofertas de trabajo barato, son dirigidos a mujeres que no fueran los que se mencionaron y se refieren a ocuparlas como auxiliar de gerente, asistente de director o ayudante de jefe. Por lo que el avance de la educación en la mujer ha sido en ocupaciones consideradas más feministas, como son las profesiones que requieren de cuidado, delicadeza y responsabilidad, como: enfermeras o maestras.

Se ha comenzado a mostrar interés por el tema del género en cuanto a educación y como empresaria, así el estudio internacional (Global Entrepreneurship Monitor, 1999, 13) publicado por el Centro Kauffman para el Liderazgo Empresarial, mostró una correlación directa entre el crecimiento económico, el número de empresas iniciadas y la participación de las mujeres en el proceso empresarial. El estudio también encontró que los empresarios que utilizan los programas gubernamentales diseñados para impulsar y apoyar la actividad empresarial, han mostrado una mayor posibilidad de éxito al arrancar y desarrollar sus empresas. Entre las propuestas que el estudio ofrece como un esquema para el desarrollo empresarial es la disponibilidad de capital, acceso a los servicios profesionales, educación y capacitación adecuadas.

El estudio de Muñoz (1996) con relación a la empleabilidad de los egresados dice que el número de entrevistados que ya se habían incorporado al sistema productivo cuando estaban terminando sus estudios universitarios, es mayor que el de quienes actualmente tienen un trabajo remunerado. Así pues, el que estos individuos hayan concluido sus estudios no incrementó sus probabilidades de ingresar al sistema productivo. El coeficiente de desempleo abierto que fué observado entre los sujetos que fueron localizados a través del seguimiento no es muy distinto del registrado a nivel general, en la zona geográfica en que se realizo el estudio. Ese desempleo afecta, en un grado ligeramente mayor, a los egresados de carreras sociales, a los sujetos menores de 27 años y a las personas de sexo femenino. Los exalumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y de la Universidad Autónoma del Estado de México, ingresaron primordialmente, al empleo que actualmente desempeñan, a través ofertas de trabajo de carácter público. En cambio, los exalumnos de la Universidad Iberoamericana y de la Universidad Autónoma Metropolitana, ingresaron a dicho empleo gracias a la recomendación de algún pariente o a la de un amigo. Los egresados de la UAM y de la UAEM que perdieron sus empleos han sido afectados, principalmente, por la crisis económica del país. En cambio, los exalumnos del ITESM y de la UIA abandonaron su trabajo lo hicieron, principalmente, por razones personales. Por otra parte, son pequeñas las proporciones de los sujetos que abandonaron sus empleos para iniciar algún negocio propio. Los coeficientes de desempleo son mayores para los sujetos de sexo femenino que para los de sexo opuesto; así como para los egresados que son menores de 27 años, con respecto a los que han alcanzado ha rebasado esa misma edad. Estudios que aportan dos elementos en relación a emprendedores, los que abandonaron sus trabajos por iniciar un negocio y que el mayor desempleo afecta a las mujeres. De las universidades que fueron muestreadas en la citada investigación se encuentran dos de alta demanda por las mujeres como son Lic. En Ciencias de la Comunicación y Lic. En Administración.


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