BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EL LIBRO Y EL BIOS: ALGUNOS MOMENTOS EN SU HISTORIOGRAFÍA. LECTURA DESDE EL PARADIGMA ECOLÓGICO
(VOLUMEN II)

Germán López Noreña



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CAPITULO VII. LA IMPRENTA Y EL LIBRO EN AMÉRICA DESPUÉS DE LA CONQUISTA

Imagen De La Casa En La Ciudad De México Donde Funcionó La Primera Imprenta En América

www.flickr.com/.../discuss/72157603433377053/

Ya realizada una breve semblanza sobre la producción de los Códices Mesoamericanos Precolombinos, en el Volumen I de esta obra, nos disponemos en este, el Volumen II, a introducirnos en el terreno de la historiografía de la imprenta y la producción del libro en América en los tres siglos de la época Colonial .

Esto en la perspectiva de ahondar en algunas de sus múltiples variables implícitas y también explicitas en la incidencia del libro impreso en Hispanoamérica y en el desarrollo del conocimiento del hombre americano, después de la Conquista. Como indagarnos alrededor de qué intereses se movilizó la llegada de la imprenta a América ¿Será que fueron netamente científicos? ¿Meramente sociopolíticos? ¿O ambos? Pues bien en este sentido iniciaremos con México, como primer receptor de la cultura occidental del invento que hizo posible la socialización del pensamiento humano: La Imprenta.

7.1 LA PRIMERA IMPRENTA Y EL LIBRO EN AMÉRICA: CIUDAD DE MÉXICO

La historiografía del libro y de la imprenta data a la ciudad de México en el año 1536, como el lugar en donde se instaló la primera imprenta en América. Evento trascendental para el pensamiento americano que es referenciado por La Casa De La Primera Imprenta En América , de la siguiente manera:

Sobre la fachada sur de la casa marcada con el número 10 de la calle del Licenciado Primo Verdad esquina con la calle de Moneda, se puede leer en una placa que indica: "El Virrey Don Antonio de Mendoza estableció aquí en el año de 1536, la Primera Imprenta de América. Los tipógrafos fueron Esteban Martín y Juan Paoli".

Ya tratado en páginas anteriores en este volumen la situación de la producción papelera y del libro en España en los siglos XVI y XVIII, mención especial merece la situación del papel y la producción del libro en la ciudad de Sevilla. Lo anterior en razón de estar vinculada estrechamente la anterior localidad, con los antecedentes de la llegada de la Imprenta a América, en cabeza de la familia Cromberger.

7.1.1 Antecedentes A La Llegada De La Imprenta a América: Sevilla y La Familia Cromberger

7.1.1.1 Sevilla En El Siglo XVI

Imagen De Sevilla En El Siglo XVI

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Sevilla era bien acomodada para cualquier granjería, y tanto se lleve a vender, como se compra, porque hay mercantes para todo. Es patria común, dehesa franca, nudo ciego, campo abierto, globo sin fin, madre de huérfanos y capa de pecadores, donde todo es necesidad y ninguno la tiene.

(Mateo Alemán , Vida del pícaro Guzmán de Alfarache, Parte I Libro 1 Cap. II)

Párrafo, de la cita, en el que alemán nos describe de manera general lo que fue la ciudad de Sevilla en el Siglo XVI.

Veamos entonces un fragmento del mismo:

“Sevilla era bien acomodada para cualquier granjería, y tanto se lleve a vender, como se compra, porque hay mercantes para todo”. Esta parte del párrafo citado de la obra de Alemán nos lleva a pensar a la Sevilla de ese siglo en cuanto a cómo era, y como la visionaban los extranjeros. En este sentido, dejemos que sea Andrés Navajero , embajador por Venecia, quien nos describa y nos de una semblanza de Sevilla en el año 1526, y en términos de Fabié (1789):

Frontispicio del Guzmán de Alfarache publicado en Amberes por Jerónimo Verdussen en 1681 e ilustrada por Gaspar Bouttats.

http://es.wikipedia.org/wiki/Guzm%C3%A1n_de_Alfarache

Sevilla está situada en una llanura a la margen izquierda del Betis, que ahora llaman Guadalquivir, y tendrá de circuito de cuatro a cinco millas; se parece más que ninguna otra de las de España, a las ciudades de Italia; sus calles son anchas y hermosas, pero las casas en general no son muy buenas; hay, sin embargo algunos palacios que no los he visto mejores ni más bellos en toda España, dentro de sus muros muchos jardines y solares, porque es corto su vecindario.

Tiene varias iglesias y entre ellas la Catedral es hermosísima y mayor que la de Toledo, aunque no tan adornada y rica; sus canónigos tendrán de 400 a 500 ducados de renta cada uno. Junto a la iglesia hay una especie de claustro o patio grande unido a ella por un muro, de suerte que todo parece una misma fábrica; alrededor hay galerías y capillas, en una de las cuales está el cuerpo del Santo Rey, que dicen que esparce un admirable olor cuando se muestra.

En medio del claustro hay un bosque de naranjos con una fuente en el centro. Alrededor de todo el edificio, así de la iglesia como del claustro y delante de las fachadas, hay un embaldosado de mármoles bastante ancho, cerrado con cadenas, del cual se baja a la calle por varios escalones (no por todas partes, pues la fachada del Mediodía está al andar de la calle). A este lugar acuden a pasearse todo el día, muchos hidalgos y mercaderes, y es el sitio más bello de Sevilla, a que llaman las Gradas.

A la calle y plaza que está delante, concurren también mucha gente de continuo; allí se hacen muchos encantos (engaños) y es como una especie de mercado... La plaza es bastante ancha por ambos lados, y por uno de ellos más larga. Junto a la iglesia hay un campanario, que es una torre muy alta y muy bella, con grandes y hermosas campanas, y se sube a ella por rampas como el campanario de San Marcos de Venecia, pero la subida es más cómoda y clara.

A poca distancia de la Catedral está el Alcázar, que es un palacio que fue de los reyes moros, muy bello y rico, labrado a la morisca; tiene por todas partes hermosos mármoles y agua de pie abundantísima; hay baños y salas y varias cámaras, por todas las cuales pasa el agua con curioso artificio y son lugares verdaderamente deliciosos para el verano; tiene un patio lleno de naranjos y limoneros hermosísimos, y dentro otros apacibles jardines, y en ellos un bosque de naranjos donde no penetra el sol, y es quizá el sitio más apacible de España.

(Antonio María Fabié: 1789)

Navagero, según Fabié, continúa en su descripción exaltando los hermosos lugares de la ciudad, y muy especialmente le llama la atención del cómo parten de Sevilla para América un alto número de mercancías y personas:

[…] que la ciudad se halla poco poblada y casi en poder de las mujeres. Todo el vino y el trigo que aquí se cría se manda a las Indias, y también se envían jubones, camisas, calzas y cosas semejantes que, hasta ahora no se hacen allá y de que sacan grandes ganancias.

Está en Sevilla la Casa de la Contratación de las Indias, donde vienen todas las cosas que se traen de aquellas partes, porque las naves no pueden descargar en otro puerto; al llegar la flota entra en dicha casa gran cantidad de oro con el que se acuñan muchos doblones cada año; el quinto es para el Rey, y suele casi siempre montar cerca de 100.000 ducados cada año. Dicen los mercaderes que de algún tiempo viene menos oro que solía, pero los viajes continúan y todos los años van y vienen naves. Vi yo en Sevilla muchas cosas de las Indias y tuve y comí las raíces que llaman batatas, que tiene sabor de castañas. Ví también y comí, porque llegó fresco, un hermosísimo fruto que llaman -no dice el nombre- y tiene un sabor entre el melón y el melocotón, con mucho aroma, y en verdad es muy agradable.

También vi algunos jóvenes de aquellas tierras, que acompañaban a un frailes que había estado allí predicando, para reformar las costumbres de los naturales, y eran hijos de señores de aquellos países; iban vestidos a su usanza, medio desnudos, y sólo con una especie de juboncillo o enagüetas; tenían el cabello negro, la cara ancha, la nariz roma, casi como los circasios, pero el color tira más a ceniciento; mostraban tener buen ingenio y vivo para todo, pero lo singular era un juego de pelota que hacían a estilo de su tierra: la pelota era especie de leño muy ligero y que botaba mucho, tamaña o como un melocotón o mayor, no la rebatían con las manos ni con los pies, sino con los costados, lo que hacían con tal destreza que causaba maravilla verlo; a veces se tendían casi en tierra para rebatir la pelota, y todo lo hacían con gran destreza.

No obstante Sevilla, haber adquirido importancia como puerto para el trafico de lo producto agrícolas de su fértiles riveras, fue el descubrimiento de América y la ya mencionada búsqueda de rutas en busca de las especias –a raíz de la Caída de Constantinopla-, lo que la erigió como puerto de gran movimiento comercial, y por su posición geográfica escala obligada hacia América. Pero dejemos de lado esta faceta de la ciudad en cuestión, y veamos su situación en cuanto a la producción del papel y en lo que al libro respecta, en suma e lo que a lo tipográfico concierne.

El Repertorium de Díaz de Montalvo y el Sacramental de Sánchez de Vercial. Primeras obras impresas en Sevilla de fecha conocida: 1477

http://personal.us.es/alporu/patrimonio/libros/siglo15_incunables.htm

La rápida difusión de la imprenta por Europa, también impregnó a Sevilla, máxime aun, su ubicación estratégica geográficamente, y como paso obligado hacia América. Y es precisamente lo anterior lo que hizo de la imprenta Sevillana un medio de comunicación de noticias de otras ciudades, y del diario acontecer en la ciudad, las que eran leídas en voz alta y muchas veces comentadas en los corrillos de la ciudad.

El interés por las noticias de las amenaza de invasión por los turcos y los sucesos acaecidos en el diario vivir en Sevilla, fueron registrados en manuscritos, los que fueron en cierta manera las fuentes primarias en la redacción en la imprenta de los futuros libros. Aspecto documentado por Natalia Maíllard Álvarez y Pedro Rueda en su artículo ya mencionado, citando a Rojas García Reyes (2004):

De este modo, el material leído lograba adquirir una cierta garantía de salvaguarda en la memoria escrita. Un fenómeno cada vez más extendido en algunas de las élites locales, sobre todo en aquellos ámbitos con familiaridad con lo escrito, como podían ser los escribanos, boticarios y otros que dominaban la lecto-escritura. En algunos de los librillos de memoria se anotaban sucesos leídos en estos impresos, acontecimientos familiares y casos vividos en sus localidades.

De las breves anotaciones que algunos notarios realizaban en sus registros a finales del siglo XV y comienzos del XVI (como la noticia que Mateo de la cuadra apuntó en su protocolo el 16 de Enero de 1509: “En este día uino nueva a esta çibdad, quien eran perdidas XVIII naos e tres caravelas que venían de las Yndias a esta çibdad”) se pasó a una memoria más organizada, mejor estructurada y que tenía en el material impreso un referente de autoridad. Este elemento juega a favor de las noticias impresas. El paso por la imprenta y el que en muchos de estos impresos figure el “con licencia” para su publicación vendrían a otorgar una cierta garantía en cuanto a la veracidad de los contenidos.

La historia de la imprenta Española registra a Antonio Martínez, Bartolomé Segura y Alfonso Del Puerto, como los primeros impresores de Sevilla. Actividad de la impresión que había logrado gran auge, gracias a la ya mencionada posición estratégica de la ciudad, y muy especialmente al Descubrimiento de América en 1492 y la fundación de La Casa De La Contratación De Indias en 1503.

Primera Página Del Original De La Real Provisión Que Creó La Casa De Contratación En Sevilla

http://www2.uah.es/cisneros/carpeta/images/pdfs/253.pdf


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