BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL: CIUDADANÍA, POLÍTICA Y DERECHO

María Teresa Ayllon Trujillo y otros




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Marginación (social, cultural, económica)

Entendemos por exclusión o marginación social el proceso por el que una sociedad rechaza a unos determinados individuos, desde la simple indiferencia hasta la represión y reclusión. También se da el caso de quienes, por no concordar con los valores y normas de una determinada sociedad, se automarginan. Característica común a todos los grados y tipos de marginación es la privación o dificultad para la normal satisfacción de las necesidades secundarias. Este fenómeno se puede producir ya sea por seguir los ideales de la comunidad o bien cuando la sociedad responde a los intereses de un grupo minoritario poderoso.

Por muchas décadas la pobreza y la degradación social en México fueron aspectos considerados como meros problemas económicos. No obstante, en los últimos años se comenzó a poner una mayor atención a un conjunto más complejo de prácticas económicas, sociales y culturales que conforman la “exclusión social”, es decir, cuando algunos sectores de la población son excluidos de los beneficios del desarrollo político, social y económico basado en la discriminación racial, económica, de género, étnica o por discapacidades físicas, entre otras. Se entiende entonces por grupo marginal a aquellos que por razones indistintas viven en condiciones no aptas para el desarrollo de las capacidades del ser humano, lo que les impide aprovechar la estructura de oportunidades e integrarse socialmente.

Más allá de la desigualdad en la distribución del ingreso en México, las disparidades se manifiestan en múltiples ángulos: entre el sector urbano y rural, dentro del mismo sector urbano, con su creciente proceso de marginación, por regiones geográficas y económicas, entre hombres y mujeres, por grupos de edad, en el ámbito laboral o político por motivos de género o étnicos o por las preferencias sexuales de los individuos, entre otros. Es así que, la marginación en México afecta las oportunidades de los individuos para encontrar buen trabajo, vivienda digna, servicios de salud adecuados, educación de calidad y condiciones seguras de vida. Es entonces que el tema de la marginación se encuentra inserto en cada situación de la vida diaria. No obstante, es imposible abordar este tema desde todos y cada uno de sus enfoques.

Es importante distinguir otra clase de marginación que no es la social sino la que acontece entre diferentes países según estén integrados al mercado mundial o no. A esta clase de marginación la denominamos mundial.

La marginación tiene sus raíces en la situación estructural de la pobreza del país, traducida en las carencias y en la falta de oportunidades de desarrollo, factores que atentan contra el ejercicio de los más elementales derechos humanos de los individuos”.

De ahí que se entienda como grupo marginal a aquellos que, por razones indistintas, viven en condiciones no aptas para el desarrollo de las capacidades del ser humano, lo que les impide aprovechar la estructura de oportunidades, si es que existe, e integrarse socialmente.

Persisten altos grados de exclusión social, de marginación política, de discriminación y de pobreza, así como bajos índices de desarrollo social y humano en este sector de la población, tradicionalmente estos grupos han sido ignorados como entidades culturales identificadas.

La marginación como un común denominador en la problemática para satisfacer necesidades crea un ciclo interminable en el cual la población de bajos recursos se encuentra atrapada, estos grupos no tienen acceso a la seguridad social por falta de un empleo formal afiliado a esta, en consecuencia, existe un alto índice de muertes en dichos grupos.

La marginación no se refiere a condiciones de privación material o a la necesidad de servicios asistenciales, sino más bien a la existencia de una estructura de oportunidades que no permite la adquisición y utilización de capacidades a lo largo del ciclo de vida. En este sentido, la marginación tiene sus raíces en la situación estructural de la pobreza del país, traducida en las carencias y en la falta de oportunidades de desarrollo, factores que atentan contra el ejercicio de los más elementales derechos humanos de los individuos.

La complejidad de los procesos de exclusión social es resultante de que en ellos están involucrados diversos fenómenos de carácter económico, social, político y cultural, que se encuentran relacionados entre sí de formas muy distintas. Parte esencial del conjunto de relaciones que subyacen en los procesos de exclusión social en México, reside en el patrón de concentración geográfica de las principales actividades económicas que privilegió a unas cuantas zonas del país: a las ciudades a costa del campo, y a las actividades urbanas a costa de la producción agrícola.

Las profundas y extremas desigualdades sociales conducen a la exclusión cuando generan estructuras y condiciones de competencia en las que amplios sectores de la población, por razones de su formación, o debido al lugar en el que habitan, etc., no pueden tomar parte. Así, se impide el acceso a la satisfacción de necesidades básicas, como la alimentación y la atención a la salud, de vastos sectores de la población. Las extremas distancias sociales constituyen en sí segmentos de exclusión, en gran medida porque llevan a una lógica de abandono virtual de los sectores más vulnerables.

En el marco de esta estructura de desigualdad excluyente, el modelo económico puesto en marcha a raíz del agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, trajo consigo procesos adicionales de exclusión de personas o sectores que anteriormente eran incluidos, sobre todo los obreros industriales y los campesinos dedicados a cultivos para el mercado interno. El nuevo modelo, de apertura y liberalización económica carece de capacidad para crear la cantidad de empleos requerida por el crecimiento de la población y, dados el cambio tecnológico y los requerimientos de competitividad en el mercado internacional, ha implicado el despido de mano de obra y la caída de los salarios reales. La apertura de la economía en condiciones de escasa competitividad de las empresas pequeñas y medianas, ha hecho descansar la capacidad exportadora en un alto grado de importaciones de productos intermedios, y ha provocado la ruptura de cadenas productivas. De ahí que las exportaciones no puedan imprimir dinamismo a la economía y se haya agudizado el problema del desempleo y el subempleo. Así, se generan procesos que tienden a la dualidad, debido a la polarización que existe entre el mundo de los incluidos y de los excluidos, y a la ampliación de las distancias sociales. Una reducida minoría concentra los recursos y, en ese sentido, el ejercicio efectivo de los derechos.

Los jóvenes marginados, desde sus áreas de confinamiento social, desde sus escasas oportunidades de participar y decidir, desde su inhabilitación y sus espacios reducidos para el desarrollo personal y comunal, aún en sus precarias condiciones de formación y subsistencia, representan la mayor fuente potencial de recursos humanos para el desarrollo integral de nuestro país.

En sociedades de mercado como la mexicana, las diferencias de ingreso determinan en un alto grado las posibilidades de alcanzar una vida plena. Para los niños y jóvenes de los sectores más excluidos esto significa verse impedidos a ingresar prematuramente al mercado de trabajo, a menudo en condiciones precarias, por pagas míseras y oportunidades limitadas de superación futura. Estas enormes deficiencias en el capital físico y en el acervo educativo son las que condicionan la futura inserción, defectuosa y trunca de los actuales niños y jóvenes en el mercado laboral, condenándoles a ingresos de subsistencia, haciéndoles más vulnerables y limitando el potencial de desarrollo del país.

La educación juega el papel más importante dentro de la marginación existente entre la diversidad cultural, es sabido que los programas educativos que impulsa el Estado no tienen la eficacia que se busca, a pesar de esto, no se puede saber a cierta forma que estos realmente busquen una cobertura especifica, siempre existen huecos donde la educación no llega, o simplemente si llega estaremos hablando de que obliga al interesado en obtener conocimiento a desplazarse varios kilómetros de su lugar de origen, si planteamos que se hace el esfuerzo requerido para desplazarse solo estaremos hablando de que se adquirida una educación básica, ya que el interesado se tiene que ver involucrado en la satisfacción de necesidades básicas y es obligado a introducirse al mundo laboral, con suerte podrá acceder a la escuela primaria, esto a comparación de una persona que radica en la zona urbana, que puede tener más oportunidades de recibir educación y, a través de diversos programas de apoyo enrolarse al mundo educativo, buscar la posibilidad de ir a la universidad.

El estado hace grandes promesas de extender la educación para todos pero sin un plan de acción, los pocos recursos que se destinan a la educación se desperdician en planes sin cimientos visionarios o son acaparados por los sindicatos y repartidos inequitativamente entre el abanico de clases sociales, yendo de clases altas a bajas, esto trae como consecuencia una deficiente preparación de mano de obra para el sector productivo y un alto índice de analfabetismo

Es por demás sabido que un individuo que no encuentra la facilidad para acceder a una escuela, para caminar varios kilómetros por día y desgastarse en sí físicamente preferirá mantener sus energías para desempeñarse en un trabajo remunerado que le permita mejorar sus condiciones sociales.

La educación se constituye como uno de los elementos principales para la superación de la pobreza y la marginación. No obstante, en nuestro país aún no se ha alcanzado siquiera la universalización en la educación primaria. Este problema se ve gravemente acentuado en las zonas rurales, las cuales, en su mayoría no cuentan con servicios educativos al alcance de las comunidades. La falta de oportunidades educativas es un factor de gran importancia. Los rezagos, inercias y desigualdades del sistema educativo nacional representan un freno a la superación de esta marginación, pero sobre todo al desarrollo nacional. Todavía son muchos los niños en edad de cursar educación básica quienes no lo hacen, y mucho menos la educación secundaria.

En México se han alcanzado diferentes niveles de desarrollo tanto a nivel regional como en cuanto a grupos sociales. Así bien, coexisten situaciones de contraste que disminuyen todos aquellos esfuerzos logrados en otros aspectos. En nuestro país persisten por un lado, el elevado progreso económico y elevados niveles de calidad de vida; y por otro lado, rezagos ancestrales en amplios sectores de la población, marginación de diversos tipos y pobreza extrema.

El reto imperante es el lograr un desarrollo equilibrado que propicie que las regiones atrasadas y más vulnerables se acerquen a los promedios nacionales. Para lograr esto, el gobierno de México creó desde hace casi una década, una secretaría especializada en promover el desarrollo social de una manera integral. Así, la principal función de la Secretaría de Desarrollo Social es el lograr un verdadero progreso económico que vaya de la mano de un auténtico desarrollo social. Esto es, mejorar las condiciones de vida de la población por medio de la implementación de políticas que entiendan y ataquen la pobreza y la marginación desde sus causas estructurales y no desde sus consecuencias.

En la actualidad, nuestro país pasa por momentos inéditos en los que la sociedad civil empieza a despertar del letargo y la represión que la caracterizó por años y comienza a participar de la vida política, económica y social del país. Las asociaciones de la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales han comenzado a jugar un papel cada vez más relevante dentro de la promoción de los derechos humanos y de la eliminación de la marginación.

Los excluidos enfrentan limitaciones en su desarrollo individual y colectivo, como resultado de los obstáculos al ejercicio de su ciudadanía; producto característico de la falta de preparación educativa que les permita manifestar su libertad política y cultural e identificar las causas de sus condiciones de vida, dando lugar a la construcción de alternativas que fomenten el progreso de su localidad. Esto último es posible al ser el individuo afectado, el agente más adecuado para señalar las prioridades de su entorno, una vez que aprecie la necesidad de tomar el rol de sujeto activo mediante la participación en acciones que den lugar a la generación de un ambiente que propicie erradicar sus necesidades.

Para tal efecto, el individuo debe ser capaz de ejercer plenamente la ciudadanía, es decir, asumir su significado a través de la mediación de demandas democráticas efectivas, relacionadas con los derechos propios del ser humano y los adquiridos por pertenecer a una sociedad en la cual se han dictado una serie de normas que intentan, además de hacer eficientes las relaciones sociales y económicas, proteger a los desfavorecidos.

La dualización de la economía y el empobrecimiento de amplias capas de la población, ha traído consigo una acentuación de indiferencia y la negligencia de la sociedad. La desigualdad y las extremas distancias sociales se asientan en una sociedad en la que el igualitarismo como valor carece de arraigo social, lo cual dificulta la exigencia de respeto generalizado a los derechos individuales.

Por otra parte, la escasa importancia social de la figura de individuo frente a la de las organizaciones, que caracteriza a la cultura cívica mexicana, así como la menguada capacidad regulatoria del derecho que se ve influido por intervención de otros ámbitos, dejan a los sectores más vulnerables al margen del disfrute de derechos en distintos planos, y sin mecanismos para reclamarlos. Así, medidas inicialmente orientadas a incluir, trajeron consigo exclusión. Esta modalidad estuvo en la base del privilegio de sectores sociales encuadrados en organizaciones corporativas, y la consiguiente exclusión de vastas mayorías del acceso a bienes distribuidos públicamente, como la salud.

En las regiones en las que prevalecen las actividades primarias y el mercado se encuentra poco desarrollado, vuelven a predominar los cacicazgos que perpetúan condiciones de exclusión de la población más vulnerable. Aunque, en muchas zonas, el lugar del Estado ha sido ocupado por organizaciones autónomas, en otras, los caciques hacen prevalecer sus intereses particulares. Por ello, en esas zonas las medidas de descentralización corren el peligro de reforzar lo que se ha llamado un proceso de refeudalización, en la medida en que se refuerzan poderosos intereses locales, a costa de políticas dirigidas a integrar a la población más vulnerable, trayendo consigo una mayor segregación social.

Parte importante de la gravedad de los fenómenos de exclusión consiste en los obstáculos a la reinserción de los expulsados. Este problema es experimentado frecuentemente en los sectores vulnerables, el cual se agudiza porque la heterogeneidad del país obstaculiza el éxito de medidas generales de observancia para todos los estados y las regiones.

Referencias Bibliográficas

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Páginas de Internet

Pobreza, discriminación y marginación social y política en

http://www.comunicacion.amc.edu.mx/comunicados/persiste-pobreza-discriminacion-y-marginacion-social-y-politica-en-los-pueblos-indigenas-r-stavenhagen/

Marginación Económica, Política y Social en México en http://www.aaleader.tcu.edu/Mexico%202002.pdf

Participación ciudadana y marginación social en

http://www.eumed.net/rev/rucc/17-18/gmm.htm

Pobreza y Patrones de exclusión en México en http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/inst/papers/1997/dp92/

Inequidad Económica en México http://www.scribd.com/doc/8273091/Inequidad-Economica-en-Mexico-Tabla-de-Contenido

Revistas y artículos

Diversidad cultural: una oportunidad y un desafío para la convivencia en

Revista electrónica www.psicologíacientifica.com


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