BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL: CIUDADANÍA, POLÍTICA Y DERECHO

María Teresa Ayllon Trujillo y otros




Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (94 páginas, 502 kb) pulsando aquí

 


 

La Participación Ciudadana en México ante la Marginación Económica

Dr. Carlos Eduardo Hernández Pérez

Docente de la Division de Derecho Política y Gobierno

Por el termino cultura, y haciendo alusión a la definición de Edward tylor (1900) es; ese conjunto complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, ley, costumbre y cualquier otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad.

La palabra cultura tiene sus orígenes en la palabra latina que designaba el cuidado de los campos y del ganado. A partir del siglo XVI, significará la acción de cultivar, es decir formar, acepción de la que se desprende el sentido que se le da hoy en día, a saber lo que forma y moldea el espíritu. La cultura se torna entonces ese conjunto de significaciones, de valores y de creencias que determina nuestra manera de hacer y estructura nuestros modos de pensar

Todas las personas, grupos y comunidades tienen una manera específica de ver al mundo y comprenderlo, de relacionarse con su entorno, de concebir los problemas y retos que enfrentan y de responder a ellos, así como de asignar valor a sus recursos y reglas para su disposición por sus integrantes, por lo que cada grupo social y comunidad tienen características específicas que los hacen ser diversos.

No es lo mismo hablar de diferencia que de diversidad. Si hablamos de diferencia, tenemos un punto obligado de referencia. Somos diferentes en algo específico. A menudo, este punto de referencia queda establecido para todos de acuerdo con los criterios de un grupo determinado. Así, la historia nos dice que las comunidades indígenas de México con frecuencia son evaluadas de acuerdo con las diferencias que tienen respecto a las poblaciones no indígenas.

Cuando se usa el concepto diversidad, por el contrario, cada persona, cada grupo, cada comunidad necesita hablar de lo que es, de sus haberes, sus recursos, sus historias y proyectos, en suma, de su identidad.

Todos y cada uno de los pueblos indígenas de México son diversos y esa diversidad es la que constituye una fuente de riqueza para todos: ellos tienen propuestas para relacionarse con la naturaleza con respeto; tienen maneras propias de concebir los problemas y de resolverlos, cuentan con una gran variedad de puntos de vista desde donde mirar los problemas del mundo; su vida diaria nos ofrece modelos para establecer relaciones interpersonales y sociales para vivir la reciprocidad, la solidaridad o la relación con los antepasados y los que todavía no nacen. También nos enseñan con tenacidad y persistencia cómo la identidad asumida a fondo es fuente de energía e insumo para la resistencia.

El término “diversidad cultural” ha sido utilizado en primer lugar con referencia a la diversidad en el seno de un sistema cultural dado, para designar la multiplicidad de sub - culturas y de sub - poblaciones de dimensiones variables que comparten un conjunto de valores y de ideas fundamentales. Seguidamente, ha sido utilizado en un contexto de mestizaje social, para describir la cohabitación de diferentes sistemas culturales, o por lo menos la existencia de otros grupos sociales importantes en el seno de las mismas fronteras geopolíticas. En los países del Tercer Mundo, la diversidad de las identidades culturales se convertirá rápidamente, en la época de la descolonización, en un argumento político a favor de la liberación y de la independencia de los países colonizados. Posteriormente, a partir de los años 60, impulsará una nueva visión del desarrollo, el desarrollo endógeno. Será seguido, por otra parte, por la puesta en relieve de un nuevo vínculo, el de la cultura y la democracia, que conducirá a dar prioridad a la promoción de las expresiones culturales de las minorías en el marco del pluralismo cultural.

La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana.

La diversidad cultural es comprendida en general tomando esencialmente como fundamento distinciones binarias: cultura moderna/cultura local, la realidad de la diversidad cultural no es binaria, sino que se proviene del respeto y de la aceptación de las diferencias, del diálogo y de la búsqueda de valores comunes para salir del monologismo que caracteriza a la sociedad de la información. La Declaración independiente de la sociedad civil de Ginebra en 2003 menciona por otra parte que cada cultura posee una dignidad y un valor que deben ser respetados y preservados.

En un nuevo contexto, la diversidad se convierte en una manera de abordar el mejoramiento de nuestra vida en común, cuyo fundamento es la aceptación de una visión plural del mundo. Se nota entonces que la diversidad cultural se percibe aquí como una integración y no como superposición o yuxtaposición de culturas, y que la sociedad de la información en la cual ella se expresa es ante todo una sociedad de saber compartido.

La noción de diversidad cultural nos remite a dos realidades bastantes distintas. Existe una primera concepción centrada en las artes y en las letras, que remite a su vez a la expresión cultural de una comunidad o de un grupo y que engloba la creación cultural bajo todas sus formas. Seguidamente están los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias que remiten a una perspectiva más sociológica o antropológica de la cultura. Pero adhiriendo a una u otra concepción, se puede convenir en que el contexto social dominado por las tecnologías de la información y de la comunicación, necesita la implementación de medidas que sean a la vez incitativas y limitativas, que prevaleciendo sobre los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio. De esta manera los debates actuales llegan hasta pedir, por ejemplo, que los países desarrollados se comprometan a aumentar la parte de mercado que destinan a los profesionales, artistas y otros creadores de los países en desarrollo. Pero esta propuesta, que recuerda fuertemente los debates sobre el Nuevo Orden Mundial de la Información y de la Comunicación a propósito del reequilibrio de los flujos, suscita por supuesto la oposición de los Estados que poseen las industrias culturales más grandes. Sin embargo, la pregunta que planteamos aquí se encuentra en la base misma de la edificación de una sociedad de la información accesible para todos.

La protección de la diversidad cultural desde un punto de vista político y económico se vuelve en efecto urgente con el proceso de mundialización, que se caracteriza por la liberalización en gran escala de los intercambios económicos y comerciales, y en consecuencia, lo que se ha llamado la mercantilización de la cultura. Se puede notar por ejemplo que en el curso de las dos últimas décadas, el comercio de los bienes culturales se ha cuadriplicado y las nuevas reglas internacionales en materia de comercio suprimen cada vez más, en nombre de la libertad del mercado y del libre comercio, las intervenciones de apoyo o de protección de los Estados a favor de los bienes y servicios nacionales. La declaración independiente de la sociedad civil señala la urgencia de la situación en estos términos.

La diversidad es a menudo percibida como una disparidad, una variación, una pluralidad, es decir, lo contrario de la uniformidad y de la homogeneidad. En su sentido original y literal, la diversidad cultural se referiría entonces simplemente a la multiplicidad de las culturas o de las identidades culturales. Pero hoy en día esta visión está superada, ya que para numerosos expertos, la “diversidad” se define no tanto por oposición a “homogeneidad” sino por oposición a “disparidad”. Es sinónimo de diálogo y de valores compartidos. En efecto, el concepto de diversidad cultural, así como el de biodiversidad, va más lejos en el sentido de que considera la multiplicidad de las culturas en una perspectiva sistémica donde cada cultura se desarrolla y evoluciona en contacto con las otras culturas.

Los grupos indígenas son los que mas caracterizan la inequidad económica en el país, ya que se encuentran al final del espectro, ya que se encuentran realmente marginados. El indígena se aferra a la vida y lucha contra la hegemonía imperialista que pretende de alguna manera desvanecer estos grupos étnicos.

Es indispensable el reconocimiento de la diversidad cultural, y los derechos de los pueblos indígenas como base de la reestructuración política del estado.

Entre los avances de toda una nación debe destacar el hecho de que la esfera pública se encuentre abierta a la participación, representación y toma de decisión de los pueblos indígenas.

La ONU reconoce que hay dos niveles de derechos para que se respete a los pueblos indígenas: los derechos de los individuos que comparten con todas las demás personas, indígenas o no, y los derechos propios de los pueblos como colectividades a su cultura, a sus territorios, a sus formas de organización, así como a ser consultados y a dar su consentimiento con respecto a cualquier decisión que afecte sus bienes o su territorio, debemos recordar siempre, que los pueblos indígenas son parte integrante y esencial de nuestra nación.

Si comparamos a México con otros países de América Latina, que han vivido un proceso similar, que tienen una historia de colonialismo, de discriminación y exclusión, nuestro país se ha quedado atrás en materia de reconocimiento y también de implementación de los derechos.

El principal derecho por el que luchan los pueblos indígenas, y por el que siempre han luchado, es por su autonomía, el cual debe ir acompañado de políticas consecuentes que realmente reconozcan a los pueblos indígenas como sujetos de derecho que pueden tomar decisiones con base en su cultura y formas de organización social.

Una de las principales formas de discriminación que padecen los pueblos indígenas es la socioeconómica ya que la mayor parte de las personas que se consideran indígenas no tienen recursos económicos, y se encuentran en la franja de población más pobre en general dentro del país

Hoy en día el tema de la diversidad cultural ha cobrado enorme relevancia a nivel mundial debido a los procesos de reconocimiento que han impulsado los pueblos indígenas, a fenómenos sociales como la migración interna y externa que se vive y al desarrollo de las tecnologías de la información, así como a fenómenos derivados del proceso de globalización.

La promoción del respeto y reconocimiento de la diversidad cultural y el diálogo es una de las prioridades para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura que con el fin de asegurar la preservación y promoción de dicha diversidad, el 2 de noviembre de 2001, en la trigésima primera reunión de la Conferencia General aprobó la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural y proclamó el 21 de Mayo como “Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo”.

Hoy en día la información y el saber son transformados cada vez más en recursos privados susceptibles de ser controlados, vendidos o comprados, como si fueran simples mercaderías y no componentes indispensables para la organización y el desarrollo social. Así, reconocemos que es urgente encontrar soluciones a estos problemas, a los cuales las sociedades de la información y de la comunicación se confrontan en primer lugar.

En búsqueda de una participación generalizada

Si se admite que la posibilidad de que la sociedad se autogobierne requiere de un estado democrático, ntonces se revela como objetivo privilegiado la propia publicación del Estado y, en particular, de los mecanismos a través de los cuales se delimitan los contenidos específicos de la agenda pública y se formulan formalmente las políticas públicas.

Por otra parte, se acepta que la esfera de satisfacción de necesidades públicas que no está sujeta a las reglas del estado ni del mercado, constituye también otra dimensión de la institucionalidad publica, su preservación y fortalecimiento deberán constituirse en objetos expresos de atención. Mas aún si puede tener una incidencia sobre la propia posibilidad de conformar un estado y una sociedad democráticos.

Las políticas que favorecen la inclusión y la participación de todos los ciudadanos garantizan la cohesión social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz. Definido de esta manera, el pluralismo cultural constituye la respuesta política al hecho de la diversidad cultural. Inseparable de un contexto democrático, el pluralismo cultural es propicio a los intercambios culturales y al desarrollo de las capacidades creadoras que alimentan la vida pública.

Desde una perspectiva integral, la ciudadanía implica un compromiso recíproco entre el poder público y las personas. El primero debe respetar la autonomía individual, permitir y promover la participación ciudadana y brindar posibilidades de bienestar social. La segunda es que debe contribuir con su participación a enriquecer el ámbito público. En este sentido, la ciudadanía entraña una ampliación de la esfera pública frente a la fuerza que tiene actualmente la esfera privada, como una manera de crear más sociedad, generar una conciencia más difundida sobre las responsabilidades de los individuos y los grupos e impulsar su participación directa en la generación y pueda disfrutar de bienes públicos y bienes de valor social.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles