BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL: CIUDADANÍA, POLÍTICA Y DERECHO

María Teresa Ayllon Trujillo y otros




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El reconocimiento Indígena y la reivindicación étnico-cultural: del clientelismo a la autodeterminación

Reiterando que el Estado ampliado necesitó para la legitimación de su discurso la inclusión de sectores societales tan olvidados como el indígena, cabe señalar que fue a través de las políticas públicas indigenista como se atendió, según éste, el conflicto étnico relegado y omitido por más de quinientos años.

Estas políticas estuvieron sujetas a la dominación y subordinación del propio Estado y los intereses de éste, por lo que no escaparon al ejercicio clientelar en cual se funda dicho Estado. Sin embargo, con ello también comenzó la concientización política del indio en sus diversas manifestaciones, políticas, sociales y culturales, que conforme maduro como sociedad civil y política fue adquiriendo los elementos que lo llevarían a una lucha por el cumplimiento de sus exigencias.

En algunos casos las peticiones fueron el reconocimiento no sólo cultural, sino el de su capacidad a la autodeterminación, que culminaría en la autonomía de la comunidad, como lo fue en ciertos municipios en Chiapas, donde después de años de lucha política que inició en el 94 y que hoy, en 2007, esas exigencias son una realidad .

Otro caso interesante de nuestramérica actual, con prospectivas esperanzadoras, es lo acontecido en la Bolivia de Evo Morales, cuyas connotaciones es bien sabido dependen de gran cantidad de variables, contextos e influencias internacional y nacional, pero que una de las tesis por la que se logró la realidad que vive ese país, es que fue a partir del Estado ampliado que se generaron las condiciones para la inclusión de un gran sector de la población boliviana como lo es el sector indígena lo que los llevo a luchar y obtener la presidencia de ese país, arrebatando el poder de manos los mestizos, quienes además son los menos, empoderando así al indio vivo, al sujeto político, histórico, social y cultural que hacen de Bolivia una nación multicultural. Este caso merece un profundo estudio, pero que para efectos del presente trabajo sólo referimos.

En el caso de México, el EZLN es el único con tal grado de conciencia política reflejada en una acción colectiva que concluyó en la autonomía y la autodeterminación, en empoderamiento del indígena, ya que en el resto del país las condiciones paupérrimas de vida de los grupos originarios siguen siendo únicamente materia de campañas políticas y asunto electoral en el marco de la legitimación del Estado ampliado.

Pero ello no indica que el indígena en casi todo el continente Americano haya sido cooptado en su totalidad por la dinámica del Estado, o que los niveles de enajenación y alienación generados por el capitalismo denominado hoy día neoliberalismo sean tales que podamos considerarlos sociedades fragmentadas sin resistencia alguna.

Por el contrario, una muestra de que los indígenas son capaces de romper con el clientelismo de forma, y hasta cierto punto, pacífica y de luchar por su reconocimiento y su reivindicación desde la institución, con toda la legalidad que el Estado ampliado a otorgado en sus prácticas serviles y de legitimidad, son los casos como el de Evo Morales en Bolivia, el de los Nasa del Valle de Cauca en Colombia, el de algunos indígenas quiches de Totonicapan en Guatemala y de algunos otros indígenas –puntualizaría, los grupos étnicos del Estado de México- en México.

En el Estado de México el Estado ampliado es el ejercicio político sobre el cual, valga la redundancia, los políticos han ejercido su gobernabilidad. Bajo la lógica clientelar se realizan políticas indigenistas estatales ‘multiculturales’; hay una búsqueda identitarias en las raíces originarias del estado y un realce se las cinco étnicas existentes en dicho territorio; se crea el CEDIPIEM y con él los Centros Ceremoniales y los Consejos Supremos, sin embargo, estos son creados y al principio dirigidos por mestizos.

Estas situaciones, quizá obligaron o quizá por el proceso natural de evolución y aprendizaje socia, hicieron que los indígenas mexiquenses reclamaran estos espacios, sus espacios, inyectándoles elementos más cercanos a su realidad, más propios de sus culturas. Y no conformes con ello se visualiza que comiencen a exigir también otros tantos que no les han sido otorgados pero que demandan como su derecho.

Es así como la conciencia política a partir de la revalorización simbólica del Estado ampliado ha promovido la valorización comunitaria de los grupos indígenas mexiquenses ante sus condiciones de vida, culturales y políticas, dando pauta a la noción de derechos, lo que en un futuro no muy lejano se espera vuelque en una manifestación de reclamo, ya no sólo por el reconocimiento cultural sino por la reivindicación étnica y que a su vez devenga en exigencia y logro de la autodeterminación y la autonomía de los municipios propios de los grupos indígenas.

Conclusión

Si bien es cierto que en camino del empoderamiento del indio de su espacio y tiempo las comunidades indígenas mexiquenses comienzan a dar sus primeros pasos, también lo es que en ellas la potencialidad de la acción colectiva dada por el sentimiento de pertenencia y los lazos sociales comunitarios que les son intrínsecos, es parte viva de su realidad, así como que la conciencia política ha sido generada a través de la práctica clientelar de legitimación del Estado ampliado.

Sin embargo, las transformaciones que han experimentado grupos como el otomí o el mazahua en tanto la concepción, la acción y la recepción de las políticas del Estado así como la participación de sí mismos en ellas hoy en día, dejan entre ver que el clientelismo está sujeto a ellos por una delgada hebra de oscuridad en el juego político, principalmente partidista, pero que al comenzar a ser clara la situación, las posturas y el poder, así como la dominación a la que siguen siendo sometidos, la convergencia de desacuerdos, de injusticias, de coraje y resentimiento guardados por siglos y siglos saldrán a luz y el Estado no podrá contenerlo, como no lo ha hecho en algunos otros casos, no podrá detener la emergencia producida por las ausencias que han vivido estos pueblos por siglos y que están acumuladas en lo más profundo de su esencia, de su ser individual y de su consiente colectivo.

Bibliografía

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