BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y PATRIMONIO

Alejandra López Salazar y otros




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La transformación de la vivienda

Para comprender el caso de la transformación de la vivienda tradicional en Michoacán, se precisa de entender que la dimensión de la dinámica migratoria ha permeado todos los aspectos culturales, económicos y políticas de la sociedad, razón por la cual resulta ser un factor de análisis ineludible.

Para el caso de la vivienda, se identifican algunos aspectos propios de la dinámica migratoria que impactan de forma significativa a la vivienda (García, Ettinger, 2004).

La diversificación del origen de los migrantes es un aspecto característico de la migración actual, no sólo porque la intensidad migratoria ha ido sumando prácticamente a todas las entidades del país, sino que a nivel regional, se ha contribuido al fortalecimiento de redes solidarias a partir de las cuales se logran incorporar localidades cercanas a las que inicialmente se caracterizaron por contener migrantes.

Para el caso particular de Michoacán, las estadísticas demuestran una creciente participación de otros municipios distintos a los del nor-occidente, que tradicionalmente habían sido las de mayor intensidad migratoria (García, 2008). Esta dispersión espacial de la dinámica migratoria, permite explicar la simultaneidad del proceso de transformación, en contextos geográficos tan distintos como localidades de la Costa, la Sierra o el Bajío michoacano.

Los migrantes mexicanos se insertan prioritariamente en los sectores terciario y secundario y, en menor escala, a diferencia de lo que acontecía hacia mediados del siglo pasado, cuando el primario era el de mayor concentración de empleo. Esto propicia que la incursión del migrante -documentado e indocumentado- se vea remunerada con un aumento en su ingreso promedio, lo que le permitirá incrementar el monto de sus remesas, de las cuales una parte significativa se aplica a la mejora de la vivienda.

Los costos a enfrentar por el migrante se han ido incrementando en relación directa con las políticas de restricción y control que instrumenta Estados Unidos. Además de lo anterior, los indocumentados tiene que enfrentar costos relacionados con su manutención durante el tiempo que lograrán insertarse en el mercado laboral, así como el envió de dinero a sus familiares. Esto solo es posible gracias a un amplia red solidaria conformada por familiares y amigos, tanto en el lugar de origen, como en el país destino. Esto obliga a conceptuar la migración no como una aventura aislada o individual; sino como un fenómeno colectivo, cuyas normas socialmente establecidas conlleva derechos y obligaciones, expectativas y sanciones para el migrante. (Durand 1988: 42).

Gracias a este proceso colectivo, es que se comprende la presencia de familias extensas, donde varias hijas o nueras habitan en la vivienda del padre o suegro, mientras el marido permanece en el extranjero. Así como también la subdivisión de predios, para edificar nuevas viviendas, una vez que “regresa” aunque sea de forma temporal.

El principal aspecto de incidencia de la dinámica migratoria es sin duda el económico, a través de las remesas, que hacen posible la mejora material de la vivienda, así como la construcción de nuevas viviendas. Al respecto, las investigaciones realizadas sobre casos específicos coinciden que el propósitos principal es el sustento familiar (Torres; 2002) y en porcentajes muy inferiores, el financiamiento de vivienda (Gamboa; 2001); así como inversiones productivas y educación; aunque a últimas fechas el rubro de financiamiento de obra pública de interés social parece ir en aumenta. (López; 2003) (Figura 1).

Estudios realizados sobre localidades específicas demuestran que los datos obtenidos indican que la distribución del gasto de las remesas en lo concerniente a lo destinados a la vivienda, dependerá de una variable temporal. Toda vez que si bien puede considerarse que el sustento básico de la familia representa una prioridad, la satisfacción de la mejora material de la vivienda a corto plazo, permite que se canalicen recursos a otros rubros como educación, transporte o negocio (Figura 2).

La explicación principal a lo anterior, es de orden sicológico, al asignarle a la vivienda el carácter de escenario de autorrealización que representa para los inmigrantes, toda vez que les es prioritario manifestar su progreso económico en su entorno social, ya que pese a mejorar su situación económica durante su permanencia en Estados Unidos, la mayoría de las veces no pueden acceder a satisfactores como una mejor vivienda (Tienda y Neideit, 1980).

Un aspecto que permite explicar, no sólo la variación de los recursos destinados a la vivienda, sino el carácter fundamental de la vivienda como expresión social y escenario de autorrealización para sus habitantes es el hecho de que existe una relación inversamente proporcional entre la antigüedad de los migrantes y el monto destinado a la vivienda. Esto significa que la prioridad de inversión lo constituye la casa y una vez que esta se transforma, es factible que se destinen recursos a rubros como educación para los hijos o el emprendimiento de un negocio.

Transformación de la vivienda.

De forma independiente a los porcentajes de remesas destinados a la vivienda, se diferencian tres modalidades distintas de aplicación de los recursos a la vivienda (García, Ettinger y Arroyo, 2004):

La principal transformación se presenta a través de la mejora material, entendida como aquellas acciones de mantenimiento tendientes a garantizar la estabilidad y funcionamiento de la vivienda, aquí se presenta la sustitución de materiales tradicionales por otros contemporáneos, tal es el caso de tejamanil por lámina ó loseta en firme de concreto, etc. (Figura 3).

Hay que señalar que en este proceso de mejora material, la sustitución de materiales, se enfrenta al factor económico, en donde algunos procesos como la reparación de un terrado en techos, resulta sumamente caro, frente a materiales industrializados contemporáneos como el acero o el cemento, además de la pérdida de tradición constructiva, debido a la emigración de jóvenes, del uso de materiales y sistemas tradicionales.

Figura 3. La sustitución de materiales tradicionales por contemporáneos, es una de las principales transformaciones de la vivienda. Fuente: Fotos del autor

Otra dimensión de transformación, refiere a la ampliación de vivienda, donde es característico la edificación de un segundo nivel en las viviendas, aún y cuando exista la disponibilidad de terreno, razón por la cual, se considera que la ampliación vertical de la casa obedece más a un imaginario de la vivienda moderna, que a la necesidad espacial de más habitaciones (Figura 4).

Figura 4. La ampliación de la vivienda se presenta fundamentalmente de forma vertical, aún y cuando exista terreno disponible. Fuente: Fotos del autor

En el rubro de la edificación de nuevas vivienda, es donde se muestran más evidencias del cambio cultural, o bien, menos resistencias de lo edificado para mostrar libertad en las aspiraciones espaciales.

Escenarios de desencuentros

La transformación de las estructuras sociales acontece por aspectos de diversa naturaleza, de entre los que destacan las variaciones en las relaciones económicas, ambientales y demográficas, mientras que la transformación de la estructura espacial de la vivienda, se asume que será resultado de nuevas necesidades funcionales, así como la modificación en el sistema constructivo.

En este contexto, debe señalarse que la presencia de características formales tradicionales, presentes desde hace siglo, es evidencia de una decreciente congruencia entre la situación espacial y la forma social (Abu-Lughod, 1882). Sin embargo, El proceso dialéctico espacio-sociedad que, hoy en día se observa, permite afirmar que la disponibilidad de recursos, así como el deseo de modificar el modo de vida, ha llevado al extremo de que las transformaciones espaciales y formales de la vivienda constituyen más una moda que una necesidad funcional. Es decir, que la inserción de nuevas prácticas culturales se incentiva a partir de una imposición espacial.

Ejemplo de lo anterior, es la adquisición de aparatos electrodomésticos, lo que acontece de manera recurrente con la periódica visita de familiares migrantes, que buscan a partir de incorporar una lavadora, un horno de microondas, una antena parabólica o un televisor, “incorporar” a sus familiares a un nuevo modo de vida (Figura 5).

Figura 5. Algunos aparatos electrodomésticos no encuentran cabida en los esquemas tradicionales de la vivienda y su proceso de asimilación cultural demandan además de tiempo, recursos para adecuar el espacio construido. Fuente: tomada por el autor

El impacto de los aparatos mencionados, como el caso del televisor, resulta significativo en un contexto donde no se tenían, incluso provoca la adecuación de un espacio ex professo dentro del hogar. Al respecto de los medios de comunicación Apadurai (2005), propone una teoría de ruptura que los ubica, junto con la migración, como directrices e interconectores de un proceso de imaginación como rasgo constitutivo de subjetividad moderna. En otras palabras, los medios de comunicación actuales, debido a su multiplicidad y frecuencia, transforman el campo de intermediación entre sociedades y hacen posible la re-imaginación de otros modos de vida como proyecto social cotidiano.

Se registraron casos de construcción de “cocinas integrales” en viviendas donde no se cuenta con gas, ni agua entubada y cuyos habitantes siguen cocinando en la cocina de leña. Se pueden considerar como extremos, en el sentido de que la asimilación del espacio dentro de las prácticas cotidianas demanda un horizonte temporal más amplio, debido a factores como ya mencionados de disponibilidad de infraestructura, así como culturales para modificar la manera de preparar alimentos e incluso el tipo de comida (Figura 6).

Figura 6. La cocina es uno de los espacios de mayor impacto en la trasformación, debido a las implicaciones que tiene en la forma de preparar los alimentos y el tipo de éstos. Fuente: Fotos del autor

El automóvil, es sin duda uno de los aspectos más emblemáticos de la transformación social que se refleja en lo edificado, su incorporación propicia tanto impactos urbanos en términos de la demanda de recubrimientos en las vialidades, cómo en la vivienda, no sólo por generar un espacio de cochera, sino porque se hace necesario un nuevo acceso a la vivienda, que “muestre” la disponibilidad del automóvil, razones por las que se puede mencionar que su impacto trasciende a la vivienda y se manifiesta en la imagen urbana (Figura 7).

Otra de las modificaciones más significativas se lleva a cabo en el patio de la vivienda, donde de forma tradicional se llevan a cabo actividades relacionadas con la agricultura y la artesanía, pero ante la emigración y abandono de dichas actividades, el patio ahora funciona como bodega para almacenar los productos de la tienda familiar, el automóvil o incluso nuevas viviendas.

Figura 7. La incorporación del automóvil a la vivienda tradicional propicia transformaciones espaciales que son evidencia de un nuevo modo de vida. Fuente: Fotos del autor.

Las muestras más evidentes del la incorporación de nuevas prácticas culturales, se observa en la incorporación a la vivienda de balcones y terrazas, de áreas ajardinadas al frente de la vivienda, así como elementos formales como frontones, falsos plafones, balaustradas, pilares y columnas en la fachada. El análisis formal realizado en las localidades en estudio, permite afirmar que la transformación de la vivienda tradicional, más que orientarse hacia un “estilo californiano”, responde a un efecto de demostración de lo observado por sus habitantes en las principales ciudades del estado como Morelia, Uruapan o Zamora y, en menor medida en otras del extranjero (Figura 8).

Figura 8. Es notoria la incorporación a la vivienda de elementos contemporáneos ajenos a la dinámica social tradicional, como es el caso de balcones y terrazas.

Las características materiales y formales de las nuevas viviendas, aunque son similares a las casas que predominan en otras ciudades, al ser insertas en contextos vernáculos, contrastan en forma significativa por la homogeneidad edificada que caracteriza al entorno tradicional.

Todos estos cambios arquitectónicos resultado de la globalización de la dinámica social, se propone calificarlos a partir del concepto de hibridación, entendido como un “…procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas…” (García, 1989).


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