BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y PATRIMONIO

Alejandra López Salazar y otros




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Hacia un diálogo interactoral en los proyectos de la preservación del patrimonio vivo

Uno de los resolutivos de los investigadores del INAH, México, registrados en la “Declaratoria sobre patrimonio cultural inmaterial”, ha sido aquel que apunta a la necesidad de crear una instancia “en la que participen las instituciones así como los especialistas involucrados en el tema [del patrimonio cultural inmaterial] y también los creadores y portadores del mismo” (Morales y otros, 2008). Una de las tareas de esta instancia sería “definir los mecanismos y formas de participación de los creadores y portadores del patrimonio cultural inmaterial” (Morales y otros, 2008). Es importante que para “definir los mecanismos y formas de participación”, los expertos analicen y valoren los diversos proyectos de los actores y grupos “no expertos” que ya existen y que de una y otra manera han tenido como objeto los diversos campos del patrimonio cultual vivo y han logrado incorporar a los creadores y potadores del mismo en las tareas de la preservación.

El proyecto de “Recuperación histórica” es uno de los ejemplos cómo algunas OSC pueden facilitar los procesos de registro de la memoria de las comunidades y cómo los actores comunitarios pueden participar en los proyectos orientados a la preservación del patrimonio cultural. Al respecto debemos admitir que el trabajo de las OSC puede tener diferentes sesgos, pues no siempre se basa en los criterios “científicos”. A menudo los miembros de las OSC buscan un pasado ideal, donde suponen que existía una “pureza” cultural, parten de algunas ideas “equivocadas” sobre la cultura, la identidad, la historia y la memoria. Sin embargo, si trabajan en conjunto con académicos y con los propios actores comunitarios, los sesgos se disminuyen, en la medida en que los primeros pueden ayudar con una representación conceptual más adecuada y rigurosa. En cuanto a los actores comunitarios, por ser creadores de significados culturales, guiarán a los integrantes de las OSC hacia aquellos rubros, acontecimientos, experiencias, tradiciones, costumbres y saberes que en verdad consideran significativos y relevantes en su memoria y vida personal y comunitaria. Como resultado, surgen algunas experiencias y aprendizajes valiosos tanto en los habitantes de las comunidades como en los integrantes de las organizaciones que dialogan con ellos. Estas experiencias son importantes para la profesionalización de las OSC que no puede reducirse al aprendizaje conceptual, pues se produce necesariamente al estar en contacto con las comunidades y sus pobladores. Los proyectos, sin duda, generan experiencias personales e interpersonales que enriquecen a los participantes y los acercan unos a otros , así como propician situaciones de aprendizaje mutuo .

Ahora bien, hemos visto que algunos de los actores comunitarios se han propuesto a retomar la memoria como un recurso para reforzar la identidad propia y de la comunidad. Las OSC proporcionan un estímulo y un vehículo que permite a estos actores expresarse, pero también reflexionar –junto con los integrantes de las OSC– sobre las diversas formas en que la memoria y la historia local, que en ella se basa, como recursos comunitarios y culturales, pueden convertirse en una base para proyectos endógenos de desarrollo social, humano, comunitario, protagonizado por los actores comunitarios como sujetos históricos, creadores de la historia local. Al respecto, uno de los integrantes de la OSC, cuyo proyecto presentamos en esta ponencia, comenta: “Antes de ‘Kóokay’ yo escuché algo de la historia local, pero ahora precisamente, porque la historia no es inocente y a raíz de esta experiencia, la veo como algo muy valioso, por eso que dicen de ser sujetos históricos, ya que en la historia, la gran historia somos objetos, y sólo nos hacemos sujetos a través de la historia local a través de ella, las personas pueden sentirse agentes, son sujetos históricos y estamos en capacidad de ver al futuro.” De allí, el valor de los documentales realizados; éstos, según el mismo integrante de la OSC,

Nos permiti[eron] acceder al mundo simbólico de los entrevistados la gente mayor y adulta de pueblo, [realizar] la labor educativa con jóvenes y niños sobre la historia local, [ver] la importancia de las generaciones jóvenes y de su capacidad de sentirse sujetos a través de observar y profundizar en cada uno de los documentales y de los conflictos que ellos viven en el presente. Por último, [palpar] esa noción de saberse sujetos históricos y para eso considerar la historia local, pensarla y dialogar con la gente de las comunidades.

Debemos enfatizar también que en cuanto al propio video documental como recurso técnico y medio de comunicación, ha demostrado ser una herramienta adecuada para el registro de la memoria, pues permite preservar el carácter oral y plural de la memoria. En este sentido, son notables también los alcances de otros proyectos que han permitido a los portadores de diversas culturas apropiarse de los medios audiovisuales para ser autores de sus propios medios y productos a través de los cuales registran la memoria de las comunidades y reflejan los diversos aspectos de su vida cotidiana. El trabajo realizado por los videoastas indígenas a través de los proyectos de los Centros de Video Indígena de la CDI, uno de los cuales es vigente y activo en Yucatán, son ejemplos dignos que merecen ser analizados y considerados a la hora de pensar los mecanismos de la incorporación de los portadores y creadores del patrimonio cultural a las tareas de su preservación, en particular, en el campo de la “memoria histórica y vida cotidiana”.

Conclusión

Por último, si bien es importante facilitar que estas acciones orientadas a la preservación del patrimonio se gesten desde las comunidades, también es necesario asegurar que las voces de los actores comunitarios tengan la misma legitimidad que las opiniones de los expertos a la hora de tomar decisiones en materia de preservación del patrimonio cultural vivo. Consideramos que los portadores del patrimonio cultural vivo, así como los miembros de las OSC que dialogan con ellos, deben poder convertirse en interlocutores de los académicos, políticos y otros expertos en materia de la preservación del patrimonio cultural vivo, en la medida en que poseen el conocimiento y demuestran la voluntad real de asegurar que las comunidades, como bien lo expresa Armando de Xcunyá, “se acepten a ellas mismas”, al darse cuenta de su riqueza y diversidad cultural. “Aceptarse a sí mismas” a través del recurso de la memoria y ser aceptadas por otros actores y otras comunidades constituye una base significativa que permite a las comunidades vislumbrar caminos posibles para luchar por mejores condiciones de vida y desarrollarse de forma endógena, sin calcar modelos externos que desconocen las raíces y el carácter único de cada grupo cultural. En cuanto al patrimonio cultural, sólo si los actores comunitarios se involucran en la toma de decisiones sobre el mismo, éste dejará de ser un proyecto externo y se convertirá –en un sentido más pleno y menos metafórico– en un asunto que atañe a la humanidad, que integra y no excluye a los diversos grupos sociales y culturales, al promover un diálogo y participación a lo largo de todo el proyecto y proceso de preservación, en todas sus fases y de manera equitativa.

Bibliografía

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