BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PROCESOS INTERCULTURALES

Víctor Ortiz y otros




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Teponahuasco, un poco de historia.

El origen de Teponahuasco lo podemos perseguir hasta los tiempos prehispánicos, y se antoja que el lugar fue muy importante, puesto que para la Guerra del Mixtón (1541), se tienen registros, del cronista P. Fr. Antonio Tello, de que del pueblo salieron 400 guerreros (Orozco, 1973).

Teponahuasco, al igual que Cuacuala, Contla; Juchitlán, organizados en cacicazgos, pertenecían al Tlatoanazgo de Tlacotlán, por lo que según el cronista Tello, pertenecían a la Nación Tecuexe. (Dávila Garibi, citado en Orozco y en el Plan de Desarrollo Municipal de Cuquío, 2004).

Los Tecuexes, junto con los Cazcanes, guamares, pames, zacatecos, huachichiles pertenecían a lo que se le llamao la Gran Chichimeca. Al igual que el grupo caxcan, los tecuexes alcanzaron el sedentarismo, sobre todo los que vivían en la parte sur de los estados de Aguascalientes y Jalisco; generalmente se establecían en los márgenes de los ríos, los cuales aprovechaban para cultivar frijol, calabaza, maíz, etc. Además, eran artesanos, carpinteros, canteros y petateros. Hacían sus chozas de zacate o de hojas de palma, algunas otras eran pequeñas y de un solo piso, con muros de tepetate, o de adobe con zoquite y techos de terrado. Su dialecto era muy variado, pues los grupos del sur (tecuexes, caxcanes y guamares), debido a la influencia otomí-tarasca, hablaban un poco de tocho o rústico mexicano.(Ramírez, 2009)

La gente de Teponahuasco fue alcanzada por las grandes pestes desconocidas para ellos, y la población se redujo drásticamente al final del siglo XVI y principios del XVII, y de los mas de 400 mencionados anteriormente, para 1605, había solo 65 indios tributarios, y en 1621 Domingo Lazaro de Aregui, reportaba que seguían falleciendo mas tributarios, sin embargo el “cuidado que tienen los indios en conservar las tierras”, no había hecho desaparecer los pueblos del todo. (Orozco, 1973: 173)

Los originarios de Teponahuasco fueron evangelizados, catequizados y bautizados por los religiosos de N. P. San Francisco. Y según las sospechas de Orozco, ellos trajeron a la comunidad la escultura del Cristo llamado en toda la región “Señor de Teponahuasco”. Aun se conserva ubicada en su santuario, una cruz atrial que tiene fecha de 1760, que nos indica los tiempos en que los indígenas escuchaban la misa en el atrio. Lo que nos da cuenta de lo fundamental que ha sido la religión para la identidad del pueblo.

Actualmente el poblado de Teponahuasco, se encuentra a un par de kilómetros de la cabecera municipal, y a unos 80 kms al noreste de Guadalajara, con aproximadamente 834 habitantes (Censo 2005, INEGI). Su gente se dedica principalmente a actividades agrícolas, al comercio generado por el turismo religioso, y como empleados en el pueblo de Cuquío

La comunidad conserva aun algunos rasgos que la hacen diferente a otras de la región, sobre todo en sus tradiciones y su cultura popular:

- La alfarería: Oficio antiguo característico de la comunidad, que llego a formar parte importante de su economía, y era practicado por muchas familias. Poco a poco fue desapareciendo y hubo un periodo en que se dejo de practicar. Hasta hace 4 años en que se retomo y actualmente lo trabajan un grupo de 8 mujeres. Ellas elaboran sus piezas usando técnicas antiguas, algunas de origen prehispánico. (Williams, 1992). En Teponahuasco se le llama “Loza” y las mujeres que la elaboran son “loceras”.

- El Señor de Teponahuasco: como legado de la conquista religiosa en la comunidad, se encuentra la imagen del Cristo, que es muy venerada en toda la región, y que cada viernes es visitada por peregrinos de Cuquío y de las demás comunidades cercanas. La imagen probablemente fue traída por los religiosos de san francisco, y como dicen todos en la comunidad “es desde los tiempos de los españoles”. Fue elaborada con la técnica pureperecha de la pasta de caña de maíz. (Para mas referencia escrita consultar a Orozco, 1971 y Villegas, 2005)

- Otras manifestaciones religiosas. La historia del pueblo esta ligada a la historia del cristo, y entre las tradiciones mas emblemáticas de la comunidad se encuentra la Danza de los Matachines, que ya desapareció, y como descendientes de esta danza esta la llamada “San Salvador”. Danza realizada con un guía que toca el tambor, y las y los danzantes con sonajas, y sus trajes elaborados con terciopelo, lentejuelas, canutillos, penachos con plumas, y un arco con su flecha. Acompañados por “los morenos” quienes llevan la parte cómica haciendo travesuras entre los espectadores. En Navidad y dia de Reyes, la danza se une al festejo con “Los pastores”, una pastorela-coloquio, cantada por adultos y ancianos de la comunidad, con un estilo similar al canto Cardenche, de la zona norte del país; que van ataviados con trajes de color rosa, azul y blanco, y que portan sombreros y báculos forrados con flores de papel de china. Junto a estas manifestaciones se dan las fiestas patronales y las peregrinaciones (de las cuales profundizare mas adelante). Todo lo relacionado al templo esta organizado por un sistema que le llaman “la comisión” y es rotativo, parecido al de las mayordomías en otros pueblos indios.

Los Rancheros y su expansión

Es turno de caracterizar a los rancheros, tanto los de la cabecera municipal como los de la región, para ir mostrando cómo, con la expansión ranchera (Rueda, 2006), se fueron dando dinámicas de relación cultural en la región, que conforman la cara de la moneda más vista en la construcción de la cultura popular de la región.

Aunque se habla de un origen indígena de Cuquío, (Plan de Desarrollo Municipal, 2004), para fines de este estudio se considerara más bien su parte ranchera, ya que es visible, sobre todo en el centro del pueblo, que los rancheros tomaron el corazón del lugar y le dieron sus características. Aunque lo descrito aquí, también da cuenta en alguna medida de los rancheros de comunidades más pequeñas, de los municipios Ixtlahuacán del Rio y Cuquío.

Según Andrés Fábregas en esta región la estrategia de colonización consistió en la fundación de villas que terminaban rodeadas por ranchos, en tanto que asentamientos o unidades de producción, (1986:79 y 132,), y durante los siglos XVII y XVIII las pequeñas explotaciones agrícolas, es decir, los ranchos, son una realidad consolidada en la Nueva España. (Ávila y Velázquez, 2006: 86). François Chevalier cita que eran las familias de labradores españoles que aparecen en la Nueva Galicia hacia el siglo XVII, en calidad de colonos modestos (Chevalier, 1985:265; citado en Rueda, 2006).

Aunque no era condición de todos los rancheros vivir en pueblos, tener descendencia española ni buenas condiciones económicas cabe señalar que la presencia de los ranchos cuyos propietarios eran españoles y criollos, significaba la posesión de medianas y pequeñas extensiones de tierra dedicadas a la labranza y a la ganadería, cuyo trabajo y economía estaban bajo una organización familiar. Tal situación produjo formas distintas de convivencia humana esencialmente segregacionistas con diferenciación en el trato. (Rueda, 2006).

Durante el periodo colonial, el estatus étnico –racial, para ser más preciso– de los propietarios de ranchos debió jugar un papel importante respecto de las condiciones de éxito, fracaso o mediocridad de sus propiedades, aunque, sin duda, con la relatividad que siempre imponen las condiciones concretas (99) La sociedad del México postcolonial, pero sobre todo la de la segunda mitad del siglo XIX, terminó por reconocerse mestiza,(100)

Shadow (1994:172-173), habla de los rasgos económicos, políticos, sociales e ideológicos que permiten hablar de los rancheros como portadores de una cultura regional:

I. Una identificación cultural y étnica con lo español.

II. Un ethos económico fundamentado en la propiedad privada de la tierra, la explitacion agroganadera de medio y la producción para el mercado.

III. Una estructura social claramente estratificada en clases sociales basada en el acceso desigual a la tierra y al poder político.

IV. Una organización política de carácter oligárquico controlada por los principales terratenientes y comerciantes.

V. Una organización social basada en al unidad domestica nuclear y la integración de estas familia extensas con características corporativas.

VI. Una cosmovicion y praxis religiosa católica relativamente ortodoxa y formal, poco sincrética y menos autónoma que la religión popular que se practica en las comunidades indígenas.

Relaciones entre indígenas y rancheros

Como menciona Rueda (2006) “Las sociedades indígenas originadas en Mesoamérica poseían un fuerte vínculo con la tierra a causa de su cosmogonía. En cambio, los naturales de la jurisdicción de Cuquío no mostraron el mismo afecto a la tierra, lo que propició la pérdida paulatina de su fundo” y con esto la acumulación de tierras, vía la compra injusta o el despojo, en manos de los rancheros. Aun las mujeres de la comunidad hacen referencia al “rico” que se fue adueñando de sus tierras, porque “Teponahuasco era grande”, como lo indican las mojoneras (límites marcados por piedras esculpidas).

Es de suponer que los enfrentamientos a causa de las tierras eran frecuentes y por la representación social tanto de los indígenas como de los rancheros, les toco a los indios ser los conflictivos, los tercos, los peleoneros. Pero Rueda (2006:25) lo dice muy bien “Y es que cómo no iban a tener dificultades los indígenas, si en su colindancia estaban los ranchos más opulentos, y los rancheros más voraces.” Y al parecer Cuquío entra dentro de esta descripción, pues no es casual que justo Teponahuasco, a pesar de tener una buena ubicaion geográfica, siga siendo de las comunidades más pobres en el municipio.

Acudiendo a los estudios históricos, y abusando del recurso de las citas, copio casi íntegramente las palabras de Rueda, que me permiten dar cuenta del devenir histórico de esta región. “La última fase de la expansión ranchera se presentó en el lapso de 1770 a 1809, y correspondió a la etapa más recia de la crisis de los pueblos de indios de la jurisdicción de Cuquío” (p. 28). “En la última mitad del siglo XVIII los pueblos de indios de la jurisdicción de Cuquío lucharon contra las agresiones de los españoles, con el propósito de mantener el dominio sobre sus tierras, y quizá su integridad cultural indígena. Sin embargo, las sociedades indígena y ranchera comprendieron los recovecos del derecho indiano, y aprovecharon la ausencia de control político y de poder de la Real Audiencia de la Nueva Galicia, usurpándoles las tierras realengas de forma clandestina hasta topar sus fronteras, chocando así sus intereses en una lucha violenta y sin cese.” (Rueda, 2006:34)

“Lo cierto es que uno de los golpes más duros para los indígenas de San Felipe de Cuquío se llevó a cabo durante el periodo independiente, siendo su último detonante las Leyes de Reforma. En la actualidad las comunidades indígenas en la región desafortunadamente tienen poca presencia material; es más, con el paso del tiempo desapareció, puesto que la cultura dominante que es la criolla dejó sólo algunos atisbos de su existencia. La sociedad ranchera entró en sobreposición con la indígena, inclusive su predominio se observa hasta en las características antropofísicas de los lugareños, pues estos migrantes españoles no avalaron el mestizaje biológico.” (p.34)


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