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Lectura 2: INFLACIÓN, EMISIÓN MONETARIA Y TASA DE REFERENCIA

Por Adrián Armas. Economista*BCR

El 2007 fue un año de alta inflación en el mundo, con muchos países registrando tasas no vistas en los últimos diez años, fundamentalmente por efectos del aumento internacional de los precios de algunos alimentos como el maíz y el trigo, además del petróleo. La inflación es un proceso de crecimiento generalizado y sostenido de los precios, lo que ocurre solo si la política monetaria no reacciona consistentemente. Es decir, la inflación es un fenómeno monetario en el largo plazo.

Las primeras escuelas de la teoría monetaria de comienzos del siglo pasado relacionaron la inflación con el crecimiento de la cantidad de dinero. Esta relación se resume en la famosa ecuación cuantitativa de Fisher (1911) que toma en cuenta, entre otras variables, la velocidad de circulación del dinero. Si la velocidad es relativamente estable, el banco central puede establecer una meta de crecimiento de la cantidad de dinero para controlar la inflación. Si la meta de inflación es 2% y la economía crece a 5% al año, entonces la demanda por dinero crecerá aproximadamente en 7%. Por tanto, el banco central buscará que la cantidad de dinero crezca a 7%. Si emite a una tasa mayor (menor), se generará un exceso de oferta --demanda-- de dinero que traerá mayor (menor) inflación, aunque en el corto plazo puede crear un sobrecalentamiento (recesión) a la economía.

Los bancos centrales, hasta los años ochenta, utilizaron como meta la cantidad de dinero para controlar la inflación. Sin embargo, desde entonces han pasado mayoritariamente a regular la oferta monetaria tomando como referencia la tasa de interés. Hoy en día la tasa de referencia es usada por la Reserva Federal de EE.UU. (3,0%), el Banco Central Europeo (4,0%), el Banco de Inglaterra (5,5%), el Banco de Japón (0,5%) y los bancos centrales de Chile (6,25%) y Perú (5,25%), entre otros. La inflación promedio anual en esta década ha sido aproximadamente de 3% en EE.UU. y Chile, y alrededor de 2% en la zona del euro, Inglaterra y Perú, pese a que la tasa de crecimiento del dinero fue mayor al crecimiento de la inflación y el producto bruto interno (PBI) en la mayoría de estos países. En el caso de Japón, la base monetaria ha crecido 37% desde el 2000 y el dinero lo ha hecho en 69%, mientras que los precios han acumulado una caída de 1,6%.

¿Pero por qué la cantidad de dinero creció por encima de las transacciones nominales de la economía y no produjo mayor inflación en estos últimos siete años? La clave es la velocidad del dinero. Si los agentes económicos mantienen el dinero un mayor tiempo, entonces se reduce dicha velocidad. La gente demanda más dinero y no se genera presiones inflacionarias.

La meta monetaria es factible si la velocidad de circulación del dinero es estable o al menos predecible. Sin embargo, esto no ocurrió en las últimas tres décadas debido al desarrollo de los mercados financieros y las innovaciones tecnológicas que conllevaron la creación de activos sustitutos al dinero. Actualmente hay un uso extendido de tarjetas de crédito y débito, pagos vía Internet, facilidad para mover depósitos hacia fondos mutuos, etc. Además, se puede pasar fácilmente de una moneda a otra. Todo esto determina que la velocidad de circulación del dinero sea altamente volátil.

Por ello, el ex gobernador del Banco Central de Canadá Gerald Bouey dijo en 1983: "Los bancos centrales no abandonamos a los agregados monetarios; fueron estos los que nos abandonaron".

Las autoridades monetarias pasaron a controlar la inflación de manera explícita (como en el Perú) o implícita (como la FED) utilizando una tasa de interés de referencia y no los agregados monetarios; pues al modificar dicha tasa, y regular la emisión monetaria en base a ella, guía las condiciones financieras de acuerdo con la evolución de la economía para que la inflación esté controlada. Si las expectativas de inflación se elevan en niveles incompatibles con la meta, el banco central elevará la tasa de referencia y ajustará la emisión monetaria.

La reputación ganada en el control de la inflación y la modificación sistemática de la tasa de referencia para cumplir las metas de inflación permiten que el público tenga expectativas inflacionarias iguales o similares a esta meta. Dadas esas expectativas y las tasas prevalecientes, los agentes demandan una determinada cantidad de dinero. En otras palabras, la oferta monetaria se acomoda a la demanda monetaria. Si la gente demanda más soles por la desdolarización, entonces la oferta de dinero se expande pero sin generar inflación.

Lo que genera inflación es el desequilibrio entre la oferta y demanda en la cantidad de dinero y eso no ocurre con una política monetaria con metas de inflación que usa la tasa de interés de referencia como meta operativa. Por ello, en muchos países del mundo --incluyendo el nuestro-- hubo un aumento de la masa monetaria sin que ocurra inflaciones como las de décadas pasadas.

Los bancos centrales evolucionaron. Optaron por usar un esquema más eficiente para controlar la inflación. Incluso el premio Nobel Milton Friedman, uno de los más prominentes economistas que abogó por el uso de los agregados monetarios, dijo al "Financial Times" (junio del 2003): "El uso de la cantidad de dinero como meta no ha sido exitoso... No estoy seguro de que hoy insistiría tanto en ello como lo hice anteriormente".

* GERENTE DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL BANCO CENTRAL DE RESERVA - El Comercio 2/02/08


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