BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL LENGUAJE Y ENTENDIMIENTO

Antolin Celote Preciado y otros




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Asincronías en la lengua

Al decir de Sandoval la lengua

Se constituye en el símbolo más próximo a la identidad sociocultural y de diferenciación entre los indígenas y con otros grupos étnicos (Sandoval, 2002:222).

Sin embargo, este símbolo se ve alterado ya que se observa que la tendencia es hacia el decremento del monolingüismo nativo y el incremento del bilingüismo con el español e incluso del abandono de la lengua madre (Sandoval, 2002:231).

…ante el agobio y el desplazamiento que producen las lenguas y culturas políticamente dominantes sobre las lenguas y culturas indígenas (Muñoz, 2002:3),

Lo cual explica, en parte la diversidad de recursos lingüísticos que se presentan en las poblaciones indígenas.

Por ejemplo la población yoreme mayo del norte de Sinaloa es predominantemente bilingüe. Ya no se encuentran ancianos que hablen solamente la lengua mayo y los jóvenes prefieren hablar el español.

Esto último es debido a la pobre reputación de la lengua mayo en el norte de Sinaloa. En las generaciones de hace más de dos décadas; para conseguir trabajo era necesario no hacer evidente el origen étnico, de lo contrario la discriminación se hacía sentir.

“Yo le decía a mi hijo que no hablara la lengua, ni en la casa, porque así aprendería más rápido el español y podía encontrar mejor trabajo” (Yoreme, Mochicahui, 27 de abril de 2009)

La lengua de los yolem´mem se había visto desplazada por el idioma español, dominante en la región. Pero aun cuando muchos de ellos hablaban las dos lenguas, el peligro de la muerte de la lengua mayo es inminente (Moctezuma, 2001:18-20).

La continuidad, el abandono o la pérdida de la lengua materna ha dependido en gran medida de la ubicación espacial y temporal del ámbito receptor (Sandoval, 2002:232). También tienen que ver las políticas oficiales educativas que se implementan en las regiones étnicas.

A pesar de la importancia de este hecho local, que tiene eco en la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos de la UNESCO y de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas recientemente creada, las acciones para revertir las tendencias de exterminio sociocultural de los pueblos han sido mínimas y en muchos casos desorientadas.

La situación actual de deterioro se refleja en la diglosia y la gran diversidad de recursos lingüísticos de los indígenas, que cuestiona la ética de las políticas públicas que ponen en evidencia el dominio del español sobre las demás lenguas.

El mayor problema es la simplificación y el espíritu reduccionista con el que se ha querido ver el fenómeno:

Las diversidades culturales y sociolingüísticas se simplifican exageradamente y se interpretan a través de unas oposiciones con un inequívoco sentido reduccionista, tales como mundo urbano vs. mundo rural; comunidad hispánica vs. comunidad india. Las ópticas institucionales, sobre todo, buscan parámetros generalizables al mayor espectro posible de casos (Muñoz, 2002:4).

Por esto no es de extrañar que uno de los principales retos aun sin resolver en las políticas públicas es el tratamiento de las lenguas y las culturas.

Las lenguas indígenas han sido predominantemente ágrafas y después de cinco siglos de alteraciones y modificaciones ante la dominación del español (Sandoval, 2002:34) no cuentan con suficientes soportes escritos, libros ni materiales adecuados para promover su aprendizaje ya que su conocimiento no presenta aún los suficientes consensos políticos al interior de los grupos étnicos en cuestión.

Además se piensa que una etnia se caracteriza por poseer una lengua y una cultura distintivas, pero esto no necesariamente es así, en una cultura podemos encontrar –más ahora- diversas identidades étnicas, del mismo modo que una misma lengua puede ser compartida por varios grupos étnicos (Fernández, 2005:15).

En el estudio exploratorio realizado en la UAIM, se encontró que varios jóvenes no solamente hablaban nahuatl sino que con el tiempo habían aprendido algo de mixteco; algunos ch’ol , y otros entendían perfectamente el tzotzil.

Esta poliglotía debe ser considerada como una ventaja, como menciona Daffunchio:

La reiterada actividad mental de pasar los mensajes recibidos y transmitidos de un código a otro (cada uno con sus reglas y su mundo, tan distinto, para el caso uno de otro) es una práctica que tiene consecuencias plásticas para el ejercicio de las funciones intelectuales, independientemente de qué tan bien o mal se hable cada una de las lenguas en cuestión y los grados de mejoramiento que requieran, o de las influencias e interferencias que ocurren entre ambas. Con esta actividad, casi constante, el acervo lingüístico de los sujetos enriquece, pero también ocurre que se trastocan términos o sentidos, o se dan ciertas inconveniencias gramaticales o de expresiones que no reciben el uso estándar, sobre todo el uso de la segunda lengua (Daffunchio, 2000:127).

Sin embargo, a pesar de la anterior ventaja, la realidad es que en todas las historias el contacto con el Español ha sido conflictivo (Moctezuma, 2001:23), puesto que al presentarse siempre a través de esquemas asimétricos de dominio, trae como consecuencia signos claros de diglosia.

La pérdida de lengua nativa – frecuentemente fomentada por un sistema escolar que impone la castellanización compulsiva y la interiorización concomitante de las lenguas indígenas – suele ser uno de los primeros signos de erosión de la identidad étnica y de la cultura (Jiménez, 2000:62).

La diglosia no es más que

El producto del desequilibrio resultante del conflicto social y político existente en una sociedad determinada (Fernández, 2005: 11).

De esta manera explicamos, en parte, porqué en los yoremes se observa una dispersión considerable respecto de los recursos lingüísticos.

Como menciona Sandoval (1997:26), en el caso de la población indígena, las variaciones al interior de la comunidad son más acentuadas en comparación con el resto de la población, debido a una serie de factores tales como la marginación, el exterminio y globalización económica y cultural.

Pensando en estas y otras circunstancias, entendemos entonces que los asuntos de la lengua materna tendrían que partir de esquemas etnopolíticos de construcción, reelaboración y adjudicación de identidades étnicas (Fernández, 2005:15), y no precisamente del designio cultural de las autoridades mestizas sobre los grupos indígenas, como normalmente se practica en las instituciones gubernamentales.

Estas reflexiones son de vital importancia en el planteamiento de políticas públicas ya que al querer revitalizar a los grupos originarios, aún sin quererlo se pudiera estar contribuyendo indeseablemente a la muerte de alguno de ellos.

Por lo anterior, las instituciones educativas como la UAIM han tardado en implementar algún programa formal al respecto. Aún cuando existe toda la intención de las autoridades, debido a que se observa una rica diversidad de recursos sociolingüísticos, existen muchos fenómenos aun por analizar formalmente. Una de las dificultades es que la sociedad mestiza no está preparada o se niega a hacer cumplir, las políticas públicas orientadas a la inclusión.

El otro problema insalvable en la mayoría de los casos, es que el rescate y la revalorización de las culturas requiere de un esfuerzo conjunto, entre las comunidades indígenas, la sociedad predominantemente mestiza y todas las instituciones públicas.

Pero las anteriores dificultades se encuentran inmersas en un marco de tendencias que ya han sido expresadas en la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos (UNESCO, 1996), que en su preámbulo mencionan:

• La situación de cada lengua, vistas las consideraciones previas, es el resultado de la confluencia y de la interacción de multiplicidad de factores diferentes: político-jurídicos; ideológicos e históricos; demográficos y territoriales; económicos y sociales; culturales; lingüísticos y sociolingüísticos; interlingüísticos; y finalmente subjetivos. En concreto, la situación actual se caracteriza por:

o La secular tendencia unificadora de la mayoría de Estados a reducir la diversidad y a favorecer actitudes adversas a la pluralidad cultural y al pluralismo lingüístico.

o El proceso de mundialización de la economía y, en consecuencia, del mercado de la información, la comunicación y la cultura, que afecta los ámbitos de relación y las formas de interacción que garantizan la cohesión interna de cada comunidad lingüística.

o El modelo economicista de crecimiento propugnado por los grupos económicos transnacionales, que pretende identificar la desregulación con el progreso y el individualismo competitivo con la libertad, cosa que genera graves y crecientes desigualdades económicas, sociales, culturales y lingüísticas.

o Las amenazas que, en el momento actual, presionan a las comunidades lingüísticas sea por la falta de autogobierno, por una demografía limitada o bien parcialmente o enteramente dispersa, por una economía precaria, por una lengua no codificada o por un modelo cultural opuesto al predominante, hacen que muchas lenguas no puedan sobrevivir y desarrollarse si no se tienen en cuenta estos ejes fundamentales:

 En la perspectiva política, concebir una organización de la diversidad lingüística que permita la participación efectiva de las comunidades lingüísticas en este nuevo modelo de crecimiento.

 En la perspectiva cultural, hacer plenamente compatible el espacio comunicativo mundial con la participación equitativa de todos los pueblos, de todas las comunidades lingüísticas y de todas las personas en el proceso de desarrollo.

 En la perspectiva económica, fundamentar un desarrollo sostenible basado en la participación de todos y en el respeto por el equilibrio ecológico de las sociedades y por unas relaciones equitativas entre todas las lenguas y culturas.

Por todo ello, esta declaración parte de las comunidades lingüísticas y no de los Estados, y se inscribe en el marco de refuerzo de las instituciones internacionales capaces de garantizar un desarrollo sostenible y equitativo para toda la humanidad y tiene como finalidad propiciar un marco de organización política de la diversidad lingüística basado en el respeto, la convivencia y el beneficio recíprocos.

Esta declaración muestra la importancia que han adquirido los derechos lingüísticos para el respeto, la legitimación y el mantenimiento de las lenguas de los pueblos indígenas de América Latina. Para el caso de México, este esfuerzo se ha concretado a la creación de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas y la Reforma a la Fracción IV, del Artículo 7o. de la Ley General de Educación.

Estas tendencias sociolingüísticas según Muñoz se pueden reducir a los siguientes tres aspectos:

Primero, cambios en la funcionalidad y la reproducción en la comunicación y en la continuidad cultural; segundo, focalización más intensa de la racionalidad o reflexividad en torno a modelos lingüísticos y culturales dominantes, y tercero, profundización de los procesos de diversificación y especialización de las capacidades socioculturales de los sujetos en torno a las necesidades de los proyectos globales (Muñoz, 2002:1).

Por otro lado, la preocupación dominante sobre la pérdida de los idiomas, requiere, de manera urgente una prioritaria orientación ética a favor de una auténtica vocación pluralista para entender el papel de la diversidad que ya es reconocido en todas las latitudes del planeta (Muñoz, 2002:6).

Lo que sí es evidente, a pesar de estas tendencias y dificultades, es que las instituciones públicas no deben desligarse en ningún momento de la intención seria y con responsabilidad de promover el rescate y la revalorización de las etnias que participan en la sociedad mexicana.


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