BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL IDENTIDADES Y TERRITORIO

Héctor Ruíz Rueda y otros




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Transformaciones en el espacio físico

Los individuos son susceptibles de multiplicar sus pertenencias y de pasar de un espacio a otro creando anclajes y llevando consigo su identidad y al mismo tiempo que impregna el lugar con sus valores, símbolos, costumbres y tradiciones, son impregnados por los del lugar que los recibe (Lima, 2009). La identidad de los individuos no permanece estática, la identidad social aparece como construcción simbólica formulada en relación de referentes múltiple y cambiante que son el resultado de la apropiación del espacio.

Así como la identidad no permanece estática y es susceptible a cambios en función del espacio, éste tampoco es estático ya que se encuentra e íntima relación los procesos sociales de los individuos. El espacio, tal como nos sugiere García Ballesteros, es un entorno que produce identidad cultural y un conjunto de objetos significantes (Olivera, 2005).

Entonces, al referirnos al área metropolitana de Monterrey hablamos de un espacio resultado de varios procesos sociales, económicos, políticos y culturales de una sociedad determinada a través del tiempo. Tal como sugieren varios geógrafos contemporáneos, entre ellos Milton Santos, el espacio es producto de las relaciones sociales, esto es de los intereses, exigencias, carencias de los grupos que los habita y los viven.

La presencia de la población indígena, no sólo se reflejó en las cifras censales sino en los espacios físicos y sociales que gradualmente se fueron transformando y adaptando a las necesidades de éste sector de la población y al mismo tiempo reflejaban la poca experiencia de las instituciones gubernamentales para tratar con la población de habla indígena.

Varios han sido los espacios físicos que se han transformado debido a la presencia de indígenas que se han apropiado poco a poco los espacios, por ejemplo en San Pedro Garza García uno de los municipios más acomodados del la zona metropolitana, trabajan en el empleo doméstico jóvenes en su mayoría originarias de la Huasteca (Durin y Moreno, 2008) que los fines de semana pasean en la plaza Fátima ubicada en una zona residencial del municipio; además la Plaza Fátima, se ha convertido en punto de reunión de las señoras que buscan doméstica.

En otros puntos del área metropolitana, en el municipio de Monterrey específicamente en el cuadro del centro de la ciudad, la Macroplaza se convirtió en sitio de reunión dominical de las familias y jóvenes que buscan un fin de semana de entretenimiento. En la gran plaza, sobre todo los domingos, se observa la presencia de vendedores ambulantes de comida, dulces y aguas que ofrecen a los visitantes que buscan un día de esparcimiento.

Dentro del centro de Monterrey encontramos dos espacios con mayor impacto de transformación, el área circundante a la central de autobuses y la Alameda General Mariano Escobedo, empero éstos espacios se distingue de la plaza Fátima de San Pedro y la Macroplaza de Monterrey que sólo son utilizados y apropiados los fines de semana; pues la alameda y el área de la central de autobuses, han sido territorializado y con esto queremos decir que son espacios vividos, caminados y apropiados por los indígenas de la ciudad.

La Alameda Mariano Escobedo

Conectada por las principales avenidas de la ciudad, comunicada por varias rutas de autobuses urbanos, ubicada en el centro de la ciudad de Monterrey y rodeada de negocios comerciales y de servicios se encuentra la Alameda General Mariano Escobedo construida desde 1861.

Adela Díaz (2008) registró que dicho lugar paso de ser exclusivo de las clases altas y medias para después ser un espacio utilizado por la clase popular y recientemente cambió de usuarios a una población de jóvenes indígenas, provenientes de la Huasteca que encuentra en este sitió el lugar para reunirse con amigos y familiares que residen en la ciudad.

El espacio alrededor de la alameda, inició gradualmente una transformación que se debió en gran medida a la presencia recurrente de las y los jóvenes indígenas que migraban hacia el AMM en busca de empleo. Durin, Sheridan y Moreno identificaron que esta población era originaria de la Huasteca potosina y que se insertó en el sector servicios como empleados en la construcción, mozos y trabajadoras domésticas.

Los alrededores de la Alameda tímidamente se condicionaron para satisfacer los gustos y necesidades de las y los indígenas que visitaban éste lugar sobre todo los fines de semana. Hoteles, cines, discotecas, guarda maletas, stands de boletos de camión, puestos de comida típica Huasteca, centros de envío de dinero como western unión, consultorios dentales y de medicina particular son algunos de los negocios que enmarcan las transformaciones de éste espacio (anexo 3).

Además, la Alameda como punto de reunión y de llegada de los indígenas, ha sido un espacio estratégico por parte de grupos encaminados a apoyar a éste sector de la población. Por ejemplo, dos asociaciones pro indígenas han instalado sus oficinas en los alrededores, como medio para llegar a la población.

Grupos e instituciones de salud pública, han elegido éste espacio como centro de campañas para difundir programas de salud o información de educación sexual dirigidos a la población indígena. Por otro lado, también es un lugar apto para los empleadores y personas que buscan trabajo, pues se han instalado kioscos de información en donde colocan anuncios.

La central de autobuses

En otra zona de la ciudad, en los alrededores de la central camionera, ubicada en el centro de Monterrey tienen lugar restaurantes de comida corrida, casas y cuartos que se rentan por día, semana o mes. La central, es el primer punto que se pisa cuando se llega a la ciudad, algunos informante apuntaban que en la central y sus alrededores coincidían con sus paisanos e intercambiaban información.

Zonas como la antigua estación del ferrocarril, se convirtieron en espacios de alojamiento temporal para los indígenas que llegaban y que por lo general no conocían la ciudad; la cercanía con el punto de llegada, hizo que las colonias cercanas se acondicionaran para rentar cuartos o casas. Este proceso fue temporal, mientras los indígenas se conectaban con amigos o familiares o bien tenían el recurso para rentar en otro lugar (anexo 4).

Otro aspecto interesante, se observa en las líneas particulares de camiones, que incrementaron sus salidas y destino hacia el área de la Huasteca, sobre todo la potosina; se instalaron módulos de venta de boletos en la Alameda y fuera de la central camionera, así como las áreas más transitadas en el centro de la ciudad .

Los espacios vividos cotidianamente, como las colonias y zonas habitacionales, también experimentaron transformaciones. Por ejemplo, los mazahuas y mixtecos han territorializado su espacio creando líneas imaginarias entre sus vecinos mestizos; construyeron capillas para sus santos, tiendas de abarrotes y centros de reunión. Estos espacios privados también dejan ver en el paisaje y su constitución la apropiación simbólica e identitaria que han hecho del espacio.

Transformaciones en el espacio social

Los espacios sociales fueron trastocados por el creciente número de migrantes indígenas; las transformaciones sociales se vivieron desde distintas arenas como la institucional, educativa; la iniciada por la sociedad civil, estudiantes, academia, medios de comunicación, entre otros. En los últimos diez años la sociedad nuevoleonesa, experimentó varias cambios y transformaciones sociales, a continuación se presentan algunos de estos cambios(anexo 5) .

Institucionales

La primera política que se trabajó en relación con la presencia de indígenas en la ciudad, fue en la arena educativa. Se creó, en 1998, el Departamento de Educación Indígena (DEI), dependiente de la Secretaría de Educación en el Estado; a raíz de la identificación, en más de 70 escuelas primarias, de presencia de niños y niñas indígenas.

Por otro lado en el 2004, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), abrió sus puertas con la subdelegación en el Estado. La CDI, ha intervenido de diferentes maneras con la población indígena a través de una gama de proyectos productivos que los mismos grupos elaboran; apoyan a la población estudiantil universitaria con becas mensuales; talleres y platicas sobre temas relacionados con los grupos indígenas, organización de eventos, canalización institucional, entre otros.

En el 2003, el Estado interviene para atender a la población indígena través del entonces Consejo de Desarrollo Social a través del departamento de “marginación rural y urbana” que inició labores con los grupos indígenas radicados en el AMM con la construcción de centros comunitarios interculturales; el primero en la colonia Arboledas de los Naranjos donde habían identificado a un grupo congregado de nahuas del estado de Veracruz y el segundo en la colonia Héctor Caballero, con población mixteca.

De igual forma se iniciaron los festejos del “Día internacional de la Lengua Materna”, “El día de los pueblos Indígenas”; estos eventos permitieron la participación conjunta de las comunidades indígenas, oportunidad que brindo que entre miembros de comunidad se conocieran. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), eligió al AMM, como sede del taller anual en el 2007; se trabajó conjuntamente con otras instancias municipales y estatales. El DEI, también inicio jornadas de educación multicultural que pretendía sensibilizar e informar a los maestros y directores de escuelas primarias, la presencia de indígenas en las escuelas.


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