BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y MIGRACIÓN

Coordinadores: Ricardo Contreras Soto y Carmen Cebada Contreras




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3.1 Multiculturalismo.

Sobre el tema de multiculturalismo existen diversas opiniones y posturas al respecto, en este apartado abordaré principalmente la que Wieviorka (1998) nos permite conocer en su texto Is multiculturalism the solution? La razón por la que retomo su propuesta es porque hace una síntesis que incluye elementos fundamentales de las perspectivas que autores como Alain Touraine y Giovanni Sartori han elaborado. En su análisis Wieviorka (1998: P. 894) retoma cuatro aspectos que han sido abordados de manera general sobre el tema del multiculturalismo. El primero de ellos es el clásico que corresponde a la asimilación. Tal término lo considera de tipo universalista lo cual atenta contra los derechos individuales de los seres humanos, este hecho, según el autor, abre la posibilidad de mantener y hacer perdurar manifestaciones de discriminación, corriendo el riesgo de naturalizar lo que hoy es bien conocido como racismo. Un segundo, corresponde al planteamiento sobre la tolerancia, considerándolo como flexible, en contraste con el enfoque anterior, que puede ser muy rígido. Hablar de tolerancia puede resultar más pragmático y menos ideológico, y tiende a centrarse en realidades concretas y no en principios (Ibid, 895). Esta línea de discusión se encuentra muy argumentada por Sartori, quien supone que la tolerancia es una forma de ratificar la idea de pluralismo en el cual no sólo hay una apertura hacia la diversidad cultural, sino también existe un reconocimiento de la misma. En este sentido menciona que “la tolerancia significa el respeto por los valores ajenos”, por otra parte, “el pluralismo afirma que la diversidad y el disenso son valores que enriquecen al individuo y también a su ciudad política” por tanto el pluralismo: es un vivir juntos en la diferencia y con diferencias, pero lo es -insisto- si hay contrapartida. Entrar a una comunidad pluralista es, a la vez, un adquirir y un conceder” (Sartori, 2001:58).

La idea anterior, contraviene al tercer enfoque que menciona Wieviorka: el comunitarismo, es decir, la idea de que es posible garantizar la coexistencia de las comunidades dentro del mismo espacio político, en tanto normas muy estrictas (posiblemente impuestas, o administrados por un potencia extranjera o distantes) que regulan el juego de las relaciones entre la comunidad y el de la participación y el acceso al poder. Cabe señalar que tanto Touraine como Sartori en sus textos han dedicado una larga discusión sobre el tema del comunitarismo, considerándolo una forma antidemocrática e incluso peligrosa, de administrar la diversidad cultural.

Por último, entramos al tema de discusión de este apartado que corresponde al multiculturalismo, Wieviorka señala que es un término que “consiste en navegar entre dos peligros diametralmente opuestos, la del confinamiento de las minorías en guetos y la de su disolución por asimilación (nótese que una postura similar es la que nos muestra Wimmer, 2007). En esta postura se considera que, no es cuestión de tolerar la diferencia cultural, sino de garantizar la articulación equilibrada, que es difícil de establecer y mantener, el respeto entre el derecho a la diferencia y por los derechos y valores universales” (Ibíd: 895). Es adecuado señalar por tanto, que si bien, el multiculturalismo es una de las propuestas que podemos considerar más recientes y sensibles a la importancia de la presencia cultural, pero también económica, política y social (no únicamente a la importancia de la asimilación económica y social), cierto es que, los planteamientos que se desarrollen en torno al tema variarán de acuerdo al contexto de cada país, así como de cada tradición teórica y de una cultura a otra (Wieviorka, 1998).

Por ejemplo, Kymlicka (1995 citado en Wieviorka, 1998) distingue entre cuatro líneas de argumentativas sobre la producción de identidades que ocurren en un Estado-nación, las cuales pueden modificarse de país en país trayendo consigo una visión diferenciada de abordar la presencia de la multiculturalidad y la creación de políticas al respecto. En primera instancia se encuentran aquellas identidades originarias (conocidas como étnicas ó aborigen), tal es el caso mexicano y de otros países que, además de contar con la presencia de población inmigrante, existe también población originaria que históricamente ha ocupado el territorio que hoy conocemos como México. Una segunda forma de producción de identidades, es la que ocurre con la llegada de inmigrantes que llegan a una “nueva” sociedad. Le sigue aquella que Kymlicka tiene a bien llamar de revitalización cultural, en la cual algunos grupos ponen en marcha para recuperar tradiciones culturales de sus antecesores. Por último, una cuarta línea de la producción de identidades corresponde

“a un mundo contemporáneo el cual algunas veces se ha llamado por algunos autores como hipermoderno y otros en términos de desmodernización, donde la diferencia cultural es el resultado permanente en el cual, las identidades son transformadas y recompuestas, no hay un principio de estabilidad definitiva, incluso si las nuevas identidades en ocasiones son formadas por modelos antiguos como pueden ser las tendencias que reinventan o revitalizan al Islam” (Ibíd, 891 traducción propia).

Este último factor de “producción de identidades” me parece muy adecuado y acorde con lo que intento plantear en la parte final del presente ensayo, pues nos ubica en un espacio histórico mundial en el que diversos países tienen una producción cultural constante y sin descanso. Actualmente con el “achicamiento” del mundo y la posibilidad de movilidad (del cambio en la economía global, principalmente), en nuestro planeta acontece una movilidad cultural sin precedentes. Es por esto que Wieviorka se hace una pregunta de gran alcance: “¿Cómo abordar el tema de las diferencias culturales en éste momento histórico?” donde cada vez las identidades están en movimiento, circulando, donde se retoma la identidad propia y se adquieren nuevas como un principio de adaptación, de renegociación y rearticulación con nuevas sociedades receptoras. Como ocurre con el caso del flujo migratorio de los indígenas mexicanos hacia Estados Unidos, quienes han tenido que adaptarse primero, a las “reglas culturales” impuestas por el Estado-nación quien define lo que es, y lo que no es mexicano. Segundo, su incorporación como migrantes internos a espacios de migración, ya sea en el espacio urbano (ciudades) ó el rural (campos de cultivo de agricultura de exportación). Y por último, su incorporación a espacios marcados por la migración internacional, donde la convivencia no sólo ocurre con connacionales, sino con otras nacionalidades y orígenes étnicos.

Desde esta perspectiva, Wieviorka realiza su propuesta de definición de multiculturalismo y nos la presenta de la siguiente manera:

“Lo concibo como la existencia de identidades culturales en tención en una sociedad democrática las cuales tienen la posibilidad de contribuir o destruir” pero esto no es tanto el problema, argumenta Wieviorka, el multiculturalismo aparece como una respuesta para la moderna producción de identidades con una propuesta con un político e instrumental proceso para tratar con tal producción” (1998:892, traducción propia).

Pero esta propuesta a pesar de tener elementos de sumo interés para nuestro análisis, tiene algunas críticas que el mismo Wieviorka tiene para su propia definición. De hecho, pareciera ser, que cada autor tiene su propia definición para lo que conciben como multiculturalismo, misma que se encuentra acompañada, a la vez de su respectiva crítica. Esta característica no es fortuita, la propuesta encierra recovecos que deben ser considerados para cuidar los peligros que ya han sido mencionados en el desarrollo de la presente exposición. Uno de estos éstos, está estrechamente vinculados a las ideas de universalidad e individualidad de los derechos culturales, entre otros.

Así, resulta importante, presentar algunos puntos críticos que tanto Wieviorka como otros autores que han tratado el tema del multiculturalismo hacen a propósito. Sartori (2001) por ejemplo, lo considera como una forma de tribalizar a la cultura, y advierte que tal propuesta no es posible si antes no existe la condición de tolerancia y reconocimiento, pero también habla de una necesidad de “adquirir y reconocer”. Touraine (1997) apuesta por el multiculturalismo pero con un Sujeto definido en términos de la combinación de una actividad racional y una identidad cultural personal, es decir, un Sujeto con capacidad de acción o agencia. Respalda la necesidad de un multiculturalismo que sea universal y al mismo tiempo respete las diferencias. Por último, Wieviorka, menciona que el multiculturalismo debe responder a una cuestión que incluye muchos aspectos y dimensiones que no pueden estar separadas. Primeramente habla sobre la necesidad de una democracia que tome en consideración las diferencias culturales. El reconocimiento debe ser puesto en la agenda para aplicarse o ser debatido en el marco de la discusión sobre los valores universales e individuales (Wieviorka, 1998:905). Menciona también que la legitimidad y relevancia de la política multicultural deberá ser juzgada desde el punto de vista del sujeto individual pero esto también depende de la medida en que la gente pueda constituirse como Sujetos autónomos (es parecido al planteamiento de Touraine) quienes tendrán que aprender sobre sus propias opciones para comunicarse cotidianamente con los otros. Por último, debe considerarse que se está hablando tanto de la dimensión cultural como de la social las cuales deben ser combinadas para evitar una exclusión social así como inequidades sociales, para ello es necesario el reconocimiento cultural (Wieviorka, 1998:905-906).

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Hasta aquí he tratado de mostrar los principales debates que se han dado sobre el tema de las diferencias culturales y su convivencia, el cual surge como un elemento de discusión ante los movimientos migratorios que hemos experimentado en las últimas décadas a nivel planetario. Desde luego cada una de las propuestas aquí presentadas, tiene sus propios puntos de debate y de vista que nos permiten una mayor la comprensión sobre éste campo de estudio. Sin embargo, en mi opinión, creo que es necesario repensar algunos conceptos y sobre todo, formas de acercamiento al tema de la integración de los inmigrantes, esto es, desde un nivel micro social, que nos permita ver, más allá de los grandes planteamientos teóricos, para dar cuenta de lo que sucede en regiones de migración circular, comunidades y actividades cotidianas de los sujetos así, como los intersticios que se trazan en su proceso de incorporación a los nuevos espacios de migración.


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