BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

SEXUALIDAD Y PODER. TENSIONES Y TENTACIONES DESDE DIFERENTES TIEMPOS Y PERSPECTIVAS HISTÓRICAS

Ángel Christian Luna Alfaro y José Luís Montero Badillo (Editores)




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Erotismo y Sexualidad: breve exploración al problema existencial

Msc Diana Bohórquez *

Introducción

En el goce previo de El Tao del amor y del sexo, Anais Nim, 24 horas en la vida de una mujer confieso la turbación del pez en el agua, caí En los brazos de Eros seducida por su prologuista1 con sus Notas de prisa sobre erotismo, verdadero oximoron; cogida infraganti en la pausa del Diccionario panhispánico de dudas, 2005, conocí de este recurso teórico que combina dos palabras o expresiones de significado opuesto y, en la reflexión, “…quizás la prisa no sea lo más recomendable cuando se trata del erotismo hay que ir suavemente”, en consecuencia asumí la actitud de la Diana erótica no la del instante efímero en el uso del tiempo globalizado.

*Magíster Scientiarum en Antropología Social y Cultural, profesora investigadora a tiempo completo en la problemática de las identidades, adscrita al Laboratorio de Antropología Social y Cultural, Departamento de Ciencias Humanas, Programa de Maestría en Antropología, División de Estudios para Graduados, Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. Normalista, Arquitecto, Licenciada en Comunicación Social, Diplomado en Ambiente. Cursa estudios de Doctorado en Universidad de los Andes. Escritora (poetisa, narradora, cuentista). Recientes eventos vinculados a la antropología en Argentina, 2005, Costa Rica 2008, varios en Venezuela. Creadora y Presidenta del Centro de evolución biblioteca Luís Beltrán Prieto Figueroa, institución sin fines de lucro que promueve tres proyectos: Leamos, Humanicemos, Estimulemos el hacer creativo. +58-261-7913384 dianademaracaibo@hotmail.com dianademaracaibo@yahoo.com

1 Alexis Márquez Rodríguez, 1992, Prólogo En los brazos de Eros. Grijalbo S.A. Caracas. Venezuela.

En El lenguaje Analógico2, investigación sobre los orígenes de algunos vocablos restaura su significado primigenio y su sentido, Erótico3 tiene su origen en los griegos, Eros, la más grande de las invenciones creada por los forjadores de la mitología griega es al mismo tiempo la más pequeña, llamada Cupido o dios del amor; con sus flechas impregnadas de adrenalina apuntadas al corazón de los seres humanos, convirtió todo en signos inconfundibles de la exquisita locura del amor. (Velásquez, 2005: 28). Cuenta Hesiodo del poder omnipresente de Eros, él hacia temblar los miembros de dioses y mortales. Se le representa en un niñito inmortal investido con gran habilidad en el uso del arco y la flecha. (FIELDS4, 2005:10).

El Erotismo, es un término que designa el conjunto de acciones, objetos o representaciones que, en virtud de una configuración sociocultural dada, son susceptibles de provocar una respuesta de índole sexual; estas acciones o representaciones en sus últimas consecuencias ha sido un elemento motivador, entre otros; ejemplo el libro muy leído del Marques de Sade, cuya interpretación del deseo se centraba en la dominación de las pasiones ajenas a través de la violencia sexual. Sin embargo, en la exaltación de la sensualidad han prevalecido con frecuencia los elementos eróticos orientados a la pureza y a la afectividad (el beso puede ser maternal, de respeto, de saludo, reverencia y también erótico).

2 Elio Velasquéz, 2005El lenguaje analógico,.

3 Según Corominas, 2000, Erótico: ‘Perteneciente al amor’, a partir de 1580, lat. erotĬcus. Tom. Del gr. Eróticos íd., derivados de érōs, - ōtos, ‘amor’. Deriv. Erótica. Erotismo, prin. Siglo XVII. Cpt. Erotomanía; erotómano. Eros, (Del gr. Eqmc, amor). Conjunto de tendencias o impulsos sexuales de la persona humana;

Erotismo . (Del gr. Eqmc, Eqmtoc, amor, e ismo). Amor sensual; Carácter de lo que excita el amor sensual; Exaltación del amor físico o sexual en el arte. Erótica. Poesía erótica; Atracción muy intensa, semejante a la sexual, que se siente hacia el poder, el dinero, la fama, etc. Erótico, adj. Perteneciente o relativo al amor sensual; Que excita el apetito sexual; Dícese especialmente de la poesía amatoria y del poeta que la cultiva. Erótico. Sinónimos 1. Voluptuoso. Dado a los deleites sensuales. SIN: Dado al placer. 2. Libidinoso: Fuerza que rige la vida de los seres animados. Impulso inconciente e intenso. 3. Lujurioso: Aficionado a los placeres de la carne. SIN: Lascivo, sensual sádico. 4. Obsceno: Indecente. Contrario al pudor. SIN: Pornográfico. 5. Vicioso: Que tiene un defecto o vicio. SIN: Depravado, pervertido. 6. Erotismo: Amor enfermizo. Afición enfermiza y desmedida a lo que concierne al amor. Erótico. Ref. a las sensaciones sexuales o a sus estímulos. Erotismo. 1. (patol.) Desarrollo y exhibición exagerados de reacciones y sensaciones sexuales. 2. (psicoanál.) Término genérico que designa el ansia o excitación sexual, inherente a las membranas mucosas, la piel y los órganos de sensaciones especiales. Erótico. Lo relacionado con el estímulo o satisfacción de la pasión o el interés sexual. (Diccionarios de la Lengua Española, Sinónimos y Antónimos, psicología y sociología).

4 Vivian Fields. 2006. Grandes amores de la mitología griega.

Al hablar de erotismo y placer sexual5 se establece una diferencia entre la actividad sexual orientada a tener descendencia y, por otra parte, la destinada a la consecución de placer y al mantenimiento de los afectos de la pareja. Desde la biología ambos aspectos están vinculados pero la sociedad moderna adjudica con preferencia el simbolismo erótico a los afectos entre hombres y mujeres y en la pareja.

El amor… motor de la existencia

Acerca del origen de Eros dios del amor… existen varías leyendas y teorías, la más antigua considera a Eros después del Caos primitivo, nacido junto con la Tierra y el Tártaro. Eros es una de las fuerzas fundamentales del mundo pues asegura la continuidad de las especies y el orden interno del Cosmos. El dios Cupido en Roma. El nacimiento de Eros lo explica Platón con un mito en su obra el Banquete:

Eros…un genio intermediario entre los dioses y los hombres, hijo de Poro (el Recurso) y Penía (la Pobreza). Es una fuerza insatisfecha que siempre consigue aquello que persigue. En la época alejandrina Eros es representado como un niño alado que lleva una antorcha y flechas con las que inflama los corazones. (Diccionario de la mitología clásica, 1, 1986: 224,225).

Las figuras mitológicas reflejan de algún modo lo que somos, los mitos nos enseñan algo que no siempre sabemos definir; Vivian Fields, 2006, en los Grandes amores de la mitología griega, describe el mundo de los dioses; desde que el hombre vio el primer rayo él quiso explicar el mundo y explicarse a sí mismo y buscó organizar el entorno que lo atemorizaba y al mismo tiempo le producía una especial fascinación, por ello creó los dioses a su imagen y semejanza y los dotó de sus mismos atributos, se reconoció en ellos y los adoptó para siempre, con sus amores clandestinos, heroísmos, pasiones desmedidas, roces personales e iras: tal cual hombres.

5 Enciclopedia Hispánica, 1990, Volumen 6.

Esta autora descubre el universo de los dioses en el Olimpo “donde el deseo se paseaba, en la cotidianeidad, con una libertad que ahora resulta casi desconocida”. Situarse en el amor que a sus anchas ensayaban los dioses obliga a dejar a un lado las estructuras instituidas por la cultura occidental y cristiana, olvidar pautas de conducta en lo relativo a monogamia, heterosexualidad, fidelidad, para comprender una cultura que hizo del Amor un medio de vida que lo trascendía todo. Los griegos se espejaban en sus dioses: Deus – Dios – Theus – deus - dios dioses sin prejuicios; nunca Zeus sació el deseo al placer, de allí que el Señor del Olimpo tuvo tres esposas, cuantiosas amantes y de esas uniones nacen entre otras, versiones de la creación del universo, la Vía Láctea. Zeus siempre anda en encuentros amatorios y en cada uno de ellos adquiere un nuevo valor simbólico, por ejemplo, de Tetis, Temis, Hera, incorpora la astucia suprema, el poder de metamorfosis con el que desbarata los planes de sus enemigos y se constituyó en dios absoluto pleno de prudencia y sabiduría, regulador de la existencia, de la ley.

La relación entre dioses y mortales fue complementaria, nunca dogmática. Los griegos relatan las andanzas de sus divinidades y lo hacen sin ningún prejuicio porque son sus propias vidas; estas historias de los dioses narradas desde la infancia produjeron una base de creencias comunes, que recrean los poetas. Hay cuantiosos dioses y estos nacían por ejemplo en sus ciudades, Apolo y Artemis en Delos; en alguna cueva Hermes e incluso en el mar Egeo nace Afrodita, esta diosa de origen oriental, encarnará los aspectos más dinámicos y deliciosos de los dioses y los mortales: la armonía del amor, la sensualidad y el goce. De la unión de Afrodita con Ares nacieron Eros, Anteros, Demos, Fobo, y Harmonía. Y no es el caso conocer el historial de los dioses, sólo porque me atañe les refiero a Diana, una diosa romana cuyos mitos son sacados de la diosa griega Artemis, su templo estaba en un bosque por eso se la nombra Diana Nemorensis o Diana de los bosques.

Para los griegos sólo importaba el deseo mismo, no se trataba de amar sino de vivir amando. Jamás los dioses fueron tan humanos, aunque para los griegos antiguos seria mejor pensar en una inversión de los términos: jamás los mortales se acercaron tanto a sus divinidades. (FIELDS, 2006:15 a 38).

Sin embargo, entre los griegos abundaban las paradojas; allí donde nacen los ideales de libertad era común ver un séquito de esclavos lo que atestigua la naturaleza social contradictoria. La armonía, el equilibrio y, por supuesto, el amor eran cuestión de los ciudadanos, los auténticos privilegiados; quienes exaltan una expresión del gozo de vivir la vida y, siempre en compañía de sus dioses; éstos junto a los mortales consagraron un mismo orden colectivo, concepto lejano del pecado judeocristiano. El amor y el deseo, entendidos como creación y fantasía, movían al mundo, y negarse a ellos era siempre una falta. El fin justificaba los medios; lo creativo erótico, lo era todo. De allí que por amor o pasión se mata o miente, expían culpas, rompen amistades y se disuelven lazos familiares: el amor es el motor de la existencia que marcaba los ciclos de la vida y la muerte, y la misma eternidad era asociado al objeto deseado. (FIELDS, 2006:11, 182,183).

En esa libertad celebrada en Grecia el erotismo prima, hay preeminencia del amor. No se amilanó el deseo erótico ante los miembros de la misma familia, ni en el Olimpo ni en los mortales, se muestran –más que en otras culturas– los entrecruzamientos afectivos y sexuales: madres con hijos, padres con hijas, hermanos entre sí, cuñados, yernos, sobrinos (…) ¡si hasta Poseidón tuvo un hijo con su propia abuela! La homosexualidad masculina y la femenina cantada en completa libertad.

Gracias a los griegos el psicoanálisis tiene arquetipos de referencia, “…toda clase de conductas clandestinas y no institucionalizadas basadas en el deseo”. La psicología moderna descubrió que el deseo puesto en práctica por los dioses del Olimpo con los mortales: no estaba lejos de nuestros anhelos. La literatura volvió a ellos para encontrar la raíz de lo que somos y nunca dejamos de ser. (FIELDS, 2006:183,184).

¿Qué nos queda de esa libertad erótica pregonada por los griegos? De observar el ámbito de la vida en las grandes ciudades y del arte, en algunos casos se podría afirmar que los dioses nos han abandonado, y estamos completamente solos, porque la vida de nuestros dioses las cuentan: El Dogma. La Autoridad. Por el contrario las idas y venidas en el dorado Olimpo las cantó: El pueblo, a través de los poetas. (FIELDS, 2006:185). Con la ayuda de Afrodita, el rapto de Helena y la consiguiente guerra de Troya: los pueblos van a la lucha por el juego de los dioses con los hombres. En la actualidad se podría pensar que la manifestación sensual del amor dejó de ser la sagrada plenitud de la caricia para acercarnos a uno de los infiernos del Dante…

¿Somos capaces de sentir que nos ha poseído un dios, y que ese enamoramiento es la mismísima entidad divina? ¿Quién creo la noción de pecado? El Occidente cristianizado asimiló el amor entre dos seres al pecado y desde esa comprensión empecé la búsqueda en la literatura y en otras disciplinas para aclarar lo que es inexpresable del amor base elemental del erotismo. (BOHÓRQUEZ, 1989: 7).

Lo que Stendhal llamaba amor-pasión, el autor Denis de Rougemont en su obra El Amor y Occidente lo intenta describir como un fenómeno histórico de origen netamente religioso, y parte de un tipo de pasión extrema, como la viven los occidentales en el mito de Tristán e Isolda, para comprender el sentido y el fin de la pasión en nuestras vidas. Se describe el necesario conflicto entre pasión y matrimonio en Occidente que justifica abordar: Si nuestra civilización debe subsistir, será preciso que opere una gran revolución, que reconozca que el matrimonio, del que depende su estructura social, es más grave que el amor que la civilización cultiva y exige fundamentos, no los de una bella fiebre. Si bien este autor se limita a sensibilizar de la presencia del mito nos pone en disposición de detectar sus radiaciones tanto en la vida como en la obra de arte. (ROUGEMONT, 1996:12).

De esa mágica relación entre lo divino y lo terrenal en Grecia queda la nostalgia de un tiempo donde la humanidad fue feliz, pero no se atreve a volver a ese estado. Un atisbo de liberación sucedió a partir de la década de 1960.

Todo cambia en tanto el hombre, como la mujer, continúa dando a conocer la forma en que ven el mundo, a dios y la esencia de la vida. El amor y el odio son dos fuerzas que mueven la vida, pero aún no se comprende el significado del amor llámesele sensual, erótico o pasión.

Amor, erotismo, sexualidad: mitos en la sociedad de consumo

Mucho se ha hablado, se ha pensado y muchos libros se han escrito del fenómeno del amor y de los diferentes tipos: principal problema de los seres humanos; quizás, porque es difícil precisar su campo: ¿sentimiento afectivo, altruista, pasión sexual o amorosa, amor espiritual y del otro…? Se ignora lo que es el amor a pesar de su importancia en la vida humana, el mismo Freud, quien dedicara gran parte de su obra al tema sexual, llegó a confesar Realmente sabemos muy poco del amor y no aceptó dar su opinión del amor más allá del sexo a la petición de una revista francesa, hecho curioso referido en Erotismo y sociedad de consumo, obra del Dr. Enrique Salgado,1972, que nos acerca a las paradojas del amor, erotismo y sexualidad.

Hacer el amor… cuyo significado comprende el mundo entero es una frase inadecuada y, sin embargo, el amor forma parte de la vida sexual. ¿Será el amor una ondulación continua de la vida, la libertad, la igualdad, la realización de lo irrealizable? Lo complejo -según Salgado- arranca de la diferencia entre el amor y el sexo. Con rigor metodológico, el sexo corresponde al dominio de la fisiología y la bioquímica; el amor, a la psicología de las emociones, de las pasiones; así que para precisar esta problemática, se la considera incluida en la amplia denominación de erotismo.

Para definir las bases elementales del erotismo hay que partir de la vida y ésta empieza con la célula, según Teilhard de Chardin, la realidad de la célula es uno de los postulados a tener presente al analizar el amor. El otro, vinculado a la célula, la función biológica del amor que es la reproducción. A nivel celular se halla el primitivo sostén del amor que persigue denodadamente la pervivencia, la duración, la continuidad. Siempre ansía no extinguirse, asegurar el porvenir. Sin recurrir al principio del ser y el estar, lo sabe perfectamente quien haya amado alguna vez, porque obedece a leyes e impulsos grabados en sus tejidos. (SALGADO, 1972:9).

A quienes sostienen que el amor es sobre todo una atracción se esgrime el argumento incontrovertible genético, en sus aspectos absorbentes y posesivos; esa lucha del amor contra la lógica, su ímpetu arrollador, creador o destructivo, tiene, en lo profundo, un origen muy biológico, muy material. La célula debe dividirse en dos para seguir existiendo, y debe transformarse, que en parte, es morir para lograr nueva vida; la reproducción promueve la multiplicación y en ese crucial momento, la imposibilidad de separar la vida y la muerte. El fenómeno de la reproducción, fisioquímicamente hablando, constituye la base ancestral del amor, división celular que ocurre mediante mitosis o carioquineses. De alguna forma, la sustancia viva más elemental se asegura la pervivencia gracias a una fuerza simbolizada en el Eros de los griegos, en el élan vital, de Bergson, en el impulso creador. Sin este fenómeno biológico descrito y propio de los seres humanos no existiría el fenómeno más complejo del amor, trampa que asegura la conservación de la especie:

…ante la proximidad de la vida y de la muerte, la primera raíz del amor, raíz metabólica, insinúa todo lo que de diverso y contradictorio existirá en el desarrollo del mismo. Su impulso creador le lleva a aumentar en razón directa de los obstáculos o resistencias que se le oponen, como la misma energía llevó a escindirse en dos a la célula primitiva. La conducta sexual entraña a la vez una posesión y una cesión, un recíproco intercambio de energías que alteran el habitual tono existencial del individuo. (SALGADO, 1972: 9 - 12).

En consecuencia se llega a lo central del amor: es un gran problema existencial… pertenece a las emociones hedonistas6, placenteras o afectivas y en que el placer incorpora al individuo a su objeto gracias a una completa fusión. Y es en las reacciones hedonistas de donde surgen las formas del amor, el objeto y el individuo forman una nueva unidad sujeto-objeto.

Al mitigar el placer del amor, el individuo libre de ese estado queda relajado y entra en un sentimiento confortador de serenidad, lo cual ocurre tras el logro del amor o del sexo. La emoción hedonista se reduce a dos modalidades, una corresponde a los placeres y la otra a los afectos.

Entre el placer y el afecto existe la misma diferencia que entre el dolor y la pena; ese disturbio incumbe al plano físico y al plano moral. Así, también el sexo y el amor7. Los placeres y afectos sexuales se presentan más intensos y absorbentes que los demás, siendo imposible discernir nítidamente lo sexual de lo amoroso, quede constancia del afán de permanencia de ambos, lo que da lugar a una de las antinomias de la vida erótica, lo que quiere perpetuarse en el tiempo es el amor, no el sexo. (SALGADO, 1972:13).

Ah!!! el amor… hay reflexiones profundas de la relación del amor y de la muerte, las angustias de los que pasan por el amor tiene honda repercusión emocional; porque esa tristeza muy biológica, emana desde muy atrás en el espacio y en el tiempo.

Stendhal afirma brotan de él mismo, según la imagen que él desearía tener. Definió varios tipos de amor. Conviene hablar de amor humano y amor erótico, éste implica una intensificación de la vida. Lo peculiar del amor erótico es la exaltación, el entusiasmo. El afectado percibe como nueva cada aparición del amado. Su ausencia intensifica el amor; la culminación de la satisfacción sexual es el éxtasis; la del amor es la felicidad.

6 Hedonista. adj. Perteneciente o relativo a Hedonismo: Doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida.

7 Para Freud, el afecto es una sublimación del placer no localizado como éste en una determinada zona corporal; en la emoción sexual pueden coexistir el placer y el afecto (SALGADO, 1972:13).

Ahhhh!!! el amor, que de suspiros, miradas a la luna; los ataques de amor van seguidos de pérdida del apetito, desinterés por la realidad y el trabajo, de una curiosa e indefinible sensación afectiva de dulce anulación, que remeda una constante evasión de la realidad, una crónica tristeza, a veces hay el deseo dar la vida por el ser amado. Esos estados de morencia se describen como un sueño, representa un puente que nos aleja de la vida. Pluma de plomo, humo resplandeciente, fuego helado, robustez enferma, sueño en perpetua vigilia, que no es lo que es. ¡Tal es el amor que siento, sin sentir en tal amor amor alguno! Romeo en palabras de Shakespeare. (SALGADO, 1972:14,15). No todo es tristeza, inhibición y muerte, en lugar de auto anulación hay dominación y conquista de la persona amada; hay la alegría de estarse en el amado.

Lo genital, lo natural, el placer orgánico conocido como “orgasmo” no constituye ni la finalidad ni la esencia del amor; es mucho más que eso aunque no existe sin eso. En la fusión corporal de los sexos la mujer busca recibir y el hombre dar, ella quiere ser poseída y él poseer. La fisiología no rige lo moral en la especie humana y el deseo sexual depende de factores no articulados con la fisiología. Es a nivel psíquico donde hay que buscar las resonancias de la vida sexual. Sobre las bases biológicas y psicológicas veamos la diferencia entre los animales y los seres humanos:

los instintos8 son oscuros y débiles en cuanto a la orientación precisa y el comportamiento. Pero las necesidades básicas son las mismas: el deseo del individuo de asegurar y defender su existencia, y el de participar en la existencia de la especie. Uno y otro están unidos… el amor busca un tú, percibido como Idea, con el cual participar y crear algo nuevo.

8 Instintos de agresividad las formas que aseguran el deseo de ser, instintos de sexualidad las fuerzas que impelenal ente a participar en el deseo de ser de la especie, los instintos de agresividad son coercitivos, mientras que los segundos, a pesar de su intensidad periódica, no lo son. (SALGADO: 1972:22,23).

La temática del amor erótico se explica en la dualidad de lo masculino y lo femenino, determina que únicamente en el diálogo de los sexos se realice la unidad de lo humano. “El amor pertenece a las emociones del ser-para-otro. Por tener lo amado el valor de una Idea de la realidad corresponde a una relación existencial entre el yo y el tú: hecho óntico”. (SALGADO, 1972:15 - 25).

Uno de los grandes problemas del amor es saber si proviene de nuestro yo o del exterior. La realidad no es percibida por nuestros sentidos; lo que es y está lo crea nuestra subjetividad. El amor arranca al ser de su soledad de su vacío. Según Sastre: sólo contamos con nosotros mismos. Y no lo soportamos.

Unamuno, Henry Miller, Sartre, Freud nos hablan de ambivalencias y de las paradojas que del amor se desprenden. Son tabúes variados y diversos. La ambivalencia de la agresividad del sexo y el sentimiento cariñoso brotó a la vez; no sólo lo erótico sino también el amor humano.

El erotismo entendido en su doble sentido de pasión fuerte del amor y exaltación del instinto carnal constituye uno de los aspectos de la vida interior del hombre, y nos equivocamos al respecto porque el erotismo casi siempre busca afuera el objeto del deseo. Y esa espiritualidad es la que lo diferencia de los animales. El erotismo es la actividad sexual del hombre en la medida que difiera de la de los animales.

Para Octavio Paz9 los actos eróticos son instintivos y al realizarlos el hombre se cumple como naturaleza. El erotismo es deseo sexual y algo más. La sexualidad sin dejar de servir a los fines de la reproducción de la especie, sufre una suerte de socialización. ¿Qué distingue a un acto sexual de uno erótico? En el primero la naturaleza se sirve de la especie y en el segundo, la especie, la sociedad humana, se sirve de la naturaleza.

9 El más allá Erótico Revista Sur, 1961: 29 - 35.

El erotismo tiene una doble faz: freno (prohibiciones) y espuela (estímulo) de la sexualidad, su finalidad es doble: irrigar el cuerpo social sin exponerlo a los riesgos destructores de las inundaciones. El erotismo no es una categoría específica de la sexualidad: es una función social. Es una experiencia total que jamás se realiza del todo porque su esencia consiste en ser siempre más allá. Acota: El cuerpo ajeno es un obstáculo o un puente; en uno y otro caso hay que traspasarlo; se logra a través del deseo, la imaginación erótica, la videncia erótica. Queremos ver algo y ese algo es la fascinación erótica, sale de mí y me hace ir más allá de ti. No sabemos lo que es: es algo más.

Denis de Rougemont, 1996, en El amor y Occidente refiere que la mitad de las desgracias humanas se resumen en la palabra adulterio. ¿De dónde puede venir una contradicción tal? En un sentido estricto, los mitos traducen las reglas de conducta de un grupo social o religioso. Proceden del elemento sagrado alrededor del cual se constituyó el grupo. El carácter más profundo del mito es el poder que ejerce sobre nosotros, generalmente sin que lo sepamos. El enunciado del mito, desarma toda crítica, reduce al silencio a la razón; o al menos, la priva de eficacia.

Rougemont considera el mito de Tristán e Isolda prototipo de las relaciones entre hombre y mujer dentro de un grupo histórico dado: la sociedad cortesana y caballeresca de los siglos XII y XIII; las leyes de este grupo, sin embargo, de una manera secreta y difusa, son aún las nuestras. Profanadas y negadas por los códigos oficiales, han llegado a ser tanto más coactivas cuanto que sólo tienen poder sobre nuestros sueños.

El mito aparece cuando resulta peligroso o imposible reconocer claramente cierto número de hechos sociales o religiosos o de relaciones afectivas, que se insiste sin embargo en conservar o que es imposible destruir. Se necesita del mito para expresar el hecho oscuro e inconfesable de que la pasión está vinculada con la muerte y que supone la destrucción para quienes abandonan a ella todas sus fuerzas. Salvamos la pasión y amamos esa desgracia disfrazada y se goza con la imaginación, sin tomar conciencia para que estalle la contradicción. (ROUGEMONT, 1996:18 - 21).

Se distingue el sentido secreto e inquietante del mito: el peligro que expresa y vela, esa pasión que se asemeja al vértigo… Pero ya pasó el momento de echarse atrás. Nos ha alcanzado, sufrimos el encanto, co-nacemos al <<tormento delicioso>>. Tristán e Isolda no se aman. Ellos mismos lo han dicho y todo lo confirma. Lo que aman es el amor. Y actúan como si hubiesen comprendido que todo lo que se opone al amor lo preserva y lo consagra en su corazón, para exaltarlo hasta el infinito en el instante del obstáculo absoluto que es la muerte (…) se necesitan uno a otro para arder: ¡Y no La presencia del otro, sino más bien su ausencia!

En la medida que el amor-pasión renueva el mito en nuestras vidas ya no podremos ignorar, la condena radical que representa para el matrimonio. La concordancia entre amor y muerte despierta las más profundas resonancias en el ser humano. Se prefiere a cualquier otro relato, el de un amor imposible, el amor a la muerte: porque amamos la quemadura y la conciencia de lo que se quema en nosotros. Vínculo profundo del sufrimiento y del saber. (ROUGEMONT, 1996: 38, 43, 53). <<Señores, os gustaría oír un bello cuento de amor y de muerte>>. Nada podría gustarnos más; este comienzo de la novela de Tristán de Bédier establece la concordancia entre amor y muerte, de dónde proviene el encanto.

María Calcaño10: erotismo y sexualidad en Suramérica

El erotismo es la materia esencial en la poesía de María Calcaño, poetisa de vanguardia, publica en 1935 su primer libro Alas Fatales; a propósito de la publicación José Ramón Pocaterra expresó: “… cayó como explosivo en un polvorín de burgueses, curas y filisteos, y lo tildaron de `inmoral´, `crudo´ y otras barbaridades más”.

10 María José Francisca del Carmen Calcaño Ortega, nombre de pila, nació en la Maracaibo el 12 de diciembre de 1906, murió el 23 de diciembre de 1956. Casó con Juan Roncayolo, seis hijos del matrimonio. En segundas nupcias casó con Hector Araujo Ortega.

Cósimo Mandrillo11acota el erotismo está presente de manera preponderante sólo en su primer libro Alas fatales, éste contiene un juvenil desparpajo y una clara intención de escandalizar al auditorio. Además, refiere su obra poética fue silenciada por más de medio siglo porque tocaba fibras sensibles de la moral en uso y desafía a la sociedad de la época con la materia escabrosa del erotismo; catalogada de inmoral fue por tanto rechazada. Su segundo libro Canciones que oyeron mis últimas muñecas se publica en 1956, el año de su muerte. Posteriormente Hector Araujo recopiló y publica en 1961 Entre la luna y los hombres, donde se evidencia la madurez que había alcanzado su poesía.

María Calcaño muestra una necesidad expresiva impostergable que sólo se puede construir con el lenguaje erótico, leamos algunos poemas de la Antología Poética.

NADA

¡Si no sumo nada!, sólo un amasijo

de palabras locas.

Perdida

de deseos anchos, hechos miel en la boca.

Perpetua

ansia de florecimiento

Pero rama fácil para el nido

y el canto.

Toda pensamiento…

¡Si no sumo nada! (59)

11 Elabora en 1983: María Calcaño. Antología Poética. Selección y prólogo de Cósimo Madrillo.

COSMOS

Una gran desnudez:

mi cuerpo

y la noche…

¡Pero sueño en el alba! Alba:

abertura de sangre y de alas.

Y el pájaro,

dueño del bosque con un trino…

¡La vida

es este montón de tierra fértil!

El hombre y yo somos la quimera.

Dios

es su grave verdad.

Y sobre nosotros, como una maldición,

esta sombra monstruosa

(Alas Fatales, 1983:61,62)

Respecto a la lectura Cósimo Mandrillo revela: “existe un contenido de importancia capital para el ser humano, como lo es la vivencia amoroso-sexual, no es menos cierto que en estos poemas hay un evidente placer por la trasgresión: el ir más allá de lo permitido y por encima de los códigos morales de un determinado grupo social.

EL DESEO

Revélate gigante, Que en mi vida

tú cabes.

A golpes de latido

quítame cien años de codicia.

Ábreme la vena, abundante…

¡que la tengo estrecha!

Déjame una brecha, deja que me dure

el goce

del hombre delante.

De un golpe,

a cuerpo desplomado, dame la delicia…

(Alas fatales, 1983: 73)

El erotismo abierto y desafiante se mantiene a través del código alusivo a lo sexual, vocabulario donde abundan los sustantivos como: pecado, deseo, carne y verbos muy explícitos al estilo de abrir, lamer, chupar, sembrar…

SEMBRADOR

No te pediré más

Cuando me siembres

¡Ya seré para ti

El retazo de tierra fértil

Carne florida

Al chupar tu raíz!

En los dos está el nudo fácil de la vida;

engendra, hombre que posees tronco fuerte y amplias venas.

No te pediré más cuando me tomes, me repiques adentro y me calles

las bocas impacientes…,

que el retoño más bello

levantarán mis brazos seguros y salvajes cuando la siembra cuaje

sangre de los dos.

(Alas Fatales, 1983:69)

AMA

¡Mujer!,

ábrete el corazón,

que es una flor de llamas, una sola canción…

¡Da tu vida a cien hombres!

¡Que te duela la herida!

Que seas como un vaso levantado en un brazo…

Que vientos de placer te preñen los ojos,

¡mujer!

Ama…

Tuya es la alegría.

¡Con un golpe de hombre en la honda sangría!

(Alas Fatales, 1983:93)

María Calcaño reivindica la cotidianidad como materia poética; además retoma el tema del amor y de la muerte. Del poemario titulado De canciones que oyeron mis ultimas muñecas, se escogió un sólo poema el cual revela amor- pasión, sufrimiento.

Su camisa es de tela corriente.

Pero cuando se acerca es como una llama

que se abraza a mi cuello.

Porque me olvido de todo. No sé si grito de amor

o es el trance

de la quemadura

que mi sangre mantiene como una flor de llama… y no conozco su nombre. Ni recuerdo su cara.

Pero pasa por mi lado y yo vuelvo a morir.

(1983:111)

Denis de Rougemont refiere que en el amor sin reveses: no hay <<romance>>. Pues es el <<romance>> lo que se ama, es decir la conciencia, la intensidad, las variaciones y los retrasos de la pasión, su crescendo hasta la catástrofe; y en modo alguno su rápida llamarada. Conocer a través del dolor es el secreto del mito de Tristán e Isolda, el amor-pasión a la vez compartido y combatido, ansioso de una felicidad que rechaza, magnificado por su catástrofe: el amor recíproco desgraciado, es el aguijón de la sensualidad.

A manera de conclusión

Kant dijo: Quien ama puede seguir viviendo; pero el que se enamora queda inevitablemente ciego para las faltas del objeto amado. Lersh expone las

diferencias básicas entre el amor y el enamoramiento: “podemos enamorarnos del mismo modo diferentes veces… de las mismas cualidades en diferentes personas. Pero un amor verdadero no se repite, es único (…) el primero es parcial y el amor es total, no precisa motivación psicológica. Platón, interpretó metafísicamente el amor, el Eros, como la búsqueda del ser verdadero, a su mito de la preexistencia del alma. (Salgado, 1972:26).

En El Tao del Amor y del Sexo, escrito por Jolan Chang,1972, Joseph Needham, prologuista de esta obra, refiere: en la convicción china de que ni siquiera hay una línea de diferencia entre el amor sagrado y el profano.

Denis de Rougemont precisa Eros o el deseo sin fin (platonismo, druidismo, maniqueísmo). El platonismo tiene orígenes iranís y órficos:

<<delirio divino>>, transporte del alma, locura y suprema razón. Y el amante está junto al ser amado <<como en el cielo>>, pues el amor es la vía que sube por grados de éxtasis hacia el origen mismo de todo lo que existe, lejos de los cuerpos y la materia, lejos de lo que divide y distingue, más allá de la desgracia de ser uno mismo y de ser dos en el amor mismo. El Eros es el Deseo total, es la Aspiración luminosa, el impulso religioso natural llevado a su más alta potencia, que es la extrema exigencia de Unidad. Eros introduce en la vida algo totalmente extraño a los ritmos del atractivo sexual: un deseo que no decae, que nada puede satisfacer, que rechaza incluso y huye de la tentación de colmarse en nuestro mundo, porque no quiere abrazar sino al Todo. Es la superación infinita, la ascensión del hombre hacia su dios. Y ese movimiento es un movimiento sin retorno. (Rougemont, 1996:61)

Pero más cerca que Platón y los druidas, si se considera lo geográfico e histórico que va desde la India a Bretaña, se constata una religión que se extendió a partir del siglo III por esa zona de una forma subterránea, que sincretiza el conjunto de los mitos del Día y de la Noche tal como se habían elaborado en Persia en primer lugar, y luego en las sectas gnósticas y órficas: la fe maniquea, perseguida por doquier pues se creyó ver en ella la peor amenaza social. Luego la doctrina de Manes (originaria del Irán) tomó formas diversas, unas veces cristianas, otras budistas o musulmanas. Religión como negación y dique del instinto sexual y el erotismo para alcanzar la virtud.

Jesús Medina Fuenmayor12 refiere que hasta la primera mitad del siglo XX se mantienen en la novelística venezolana tres concepciones de amor, las dos primeras, amor cortes (rechaza al cuerpo por ser generador de pecado) y amor feudal (cuerpo, sensualidad, matrimonio) tienen más carácter social que afectivo) son heredadas del imaginario medieval europeo. La tercera noción, amor sensual, nace con el positivismo que incorpora la modernidad. Tales nociones escenifican la moral que caracterizó a la sociedad.

Sin lugar a dudas, las creencias religiosas determinaron un espacio para la formación de esas nociones de amor caracterizadas por un rechazo natural hacia el cuerpo en el código del cristianismo, como religión más reconocida.

Con las corrientes de la modernidad el cuestionamiento de las creencias religiosas13, del pasado; se asume una nueva moral influenciada por el movimiento de personas, mercancías e ideas impulsadas por el auge del petróleo en la región marabina, que sin duda influyó a la sociedad y a la poetisa María Calcaño en la necesidad de expresión/trasgresión. Poesía y erotismo son dos vías por las cuales María Calcaño accede a la verdad y, a través de ellas a la vida.

12 Imaginarios del amor en la novelística fundacional venezolana. 2004. Universidad Católica Cecilio Acosta. Colección Mario Briceño Irragorry. Maracaibo, Venezuela.

13 El libro de los dos principios, 1939, encendió la discusión sobre la cultura de la Iglesia de Amor, definía a los cátaros, quienes diferenciaban el dios del bien y el dios del mal; surge actitud de rechazo hacia todo lo físico, incluyendo la sexualidad

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