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DUENDES, APOSTILLAS Y COMENTARIOS. LOS PERFILES DE MARX, Vol. III

Edgardo Adrián López




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I.2. Los momentos de la producción-totalidad

Según los economistas, la esfera orientada a la génesis de tesoro se vincula con la distribución, el consumo y la circulación (Marx, 1971 b: 9). Por la producción, los elementos(1) que ofrece la naturaleza acaban idóneos para las necesidades humanas; la distribución determina la escala en la que los individuos y sectores sociales participan del consumo; el cambio(2) aporta los objetos por los que los agentes anhelan efectivizar la cuota que la distribución dispuso para cada cual. El consumo realiza los productos en valores adecuados al disfrute(3), a través de una apropiación individual. En otras palabras, la producción crea los objetos que responderán a las necesidades; la distribución, los que reparte acorde a leyes sociales; la circulación disemina lo ya destinado a los agentes; por el consumo los productos se convierten en servidores del goce. La producción asoma a modo del "punto inicial" (i); distribución (ii) y cambio (iii) como los enlaces, y el consumo aflora a manera del "punto terminal" (iv). Distribución y circulación están a su vez, doblemente determinados: la primera es de índole colectiva y la segunda es de carácter más individual. En la producción, los agentes(4) se objetivan; en el consumo, las cosas se subjetivan. En la distribución, la sociedad es una mediación entre la génesis de riqueza y el consumo; asume ese rol por medio de condicionamientos generales y rectores(5). En el intercambio, la mediación acontece por lo fortuito de las acciones individuales(6). Sin embargo, de todos los instantes del proceso vital de la comuna el que tiene la oportunidad de desviarse, alejarse, curvarse, de estar fuera(7) de la economía es el momento del consumo (excepto cuando se trata del consumo productivo, que es imprescindible para la continuidad del ciclo perpetuo de la génesis de objetos -1971 b: 10). Acto seguido, el suegro de Longuet efectúa una advertencia cuya trascendencia se destaca en nota, en la que se estipula que los adversarios(8) de la Economía Política, que critican que desmiembre la unidad de lo social, se colocan en idéntico terreno(9) o por debajo de ella. En primer lugar, la organicidad de los momentos fundamentales de la vida social no se encuentra desgarrada sólo en el campo de las apuestas teóricas, sino en los procesos mismos. En segundo término, no se trata de hacer meras objeciones dialécticas y de conjugar dialécticamente(10) ideas, sino de aprehender las relaciones reales.

I.2.1. Consumo y producción

A partir de esa instancia, Marx procura demostrar que la génesis de valores de uso es el momento/totalidad que absorbe en su seno a los otros. Comienza con el consumo y dice que la

"... producción es inmediatamente consumo ... (Subjetivo) y objetivo: el individuo que al producir desarrolla sus capacidades, las gasta también ... En segundo lugar: consumo de los medios ... que se emplean ..." (ibíd.). Aunque se puede separar entre consumo productivo, que es el que succiona los medios aludidos, y el consumo que destruye sin más los valores de disfrute, el "filósofo" glosado opina que incluso éste es creador. V. g., la nutrición (op. cit.: 11) es una forma en la que el hombre reproduce su propio cuerpo (au fond, todo consumo parece ser una pausa en la que los individuos son producidos(11)). Pero el consumo suscita la producción también en tanto le da imágenes(12), necesidades, impulsos y propósitos (loc. cit.: 12). Y si el consumo gesta los "estilos" peculiares de producción de acuerdo a esos factores, la producción crea a su vez los modos de consumo, modos que tendrían que ser progresivamente más refinados, exquisitos(13).

Retrasarse, estancarse, demorarse en un estadio de la génesis de riqueza en que el consumo fuese violento, embrutecedor, indicaría que el colectivo no superó la tosquedad natural(14) en que nuestros ancestros se hallaron envilecidos. Si el "objeto de arte -(al) igual ... que cualquier otro producto- crea un público sensible al arte, capaz de goce estético"(15) (ibíd.), es porque la percepción del valor de disfrute acicatea la necesidad y el consumo. En paralelo, éste gesta la disposición(16) del productor para que retroalimente la creación del objeto, del impulso y de los modos de consumo (loc. cit.: 13). En consecuencia, las influencias entre producción y consumo aparecen bajo un triple aspecto:

1) Cuando la producción es consumo, es producción consumidora. Su análisis se vincula con el estudio de la reproducción simple y con el análisis de la que se da en escala ampliada. También se enlaza con la labor productiva y la tarea improductiva(17). A la inversa, cuando el consumo es producción resulta consumo productivo. Su presentación lo diferencia del consumo no productivo. 2) Cada uno de los momentos del proceso vital(18) aflora como medio del otro y es mediado por él; son recíprocamente indispensables. 3) Cada uno de los términos no se constriñe a ser el mediador del otro, sino que lo crea y se gesta a sí mismo en cuanto otro. La producción induce modos de consumo, hace de éstos una necesidad o "atractivo" y el consumo coadyuva a que el productor devenga productor (op. cit.: 14). La "ciencia" económica y los economistas interpretan el fenómeno de desiguales maneras: bajo las categorías de "oferta" y "demanda"(19), necesidades artificiales o naturales, etc.

Dado lo anterior, nada sería más simple para un hegeliano(20) que identificar directamente producción y consumo. Incluso, fácil sería igualar la sociedad con un único sujeto(21) en el que se dieran ambas instancias. Empero, la producción es la "marca" que tiene primacía(22) y por eso el consumo es un momento de ella. Por lo demás, no es viable la identidad hegeliano/metafísica entre producción y consumo en virtud de que entre ellos se intercala la distribución.

I.2.2. Producción y distribución

En los tratados comunes de economía, el capital y la tierra son agentes objetivos en el proceso creador de tesoro y factores de distribución(23). Interés y ganancia son formas abstractas por las que el capital crece y se reproduce(24) (loc. cit.: 15). Pero esas formas irreales demuestran que la distribución es producto de la producción; está condicionada por su dinámica. La génesis de riqueza determina el modo con que los agentes subjetivos participan en el reparto de los bienes(25) (op. cit.: 16). Aparece entonces, en tanto que una ley-destino para los individuos y como un hecho que es anterior a la producción, un acontecimiento pre/económico(26). Hasta ahora caracterizamos la distribución a manera de un movimiento que disemina valores de disfrute; sin embargo, es también atribución de los medios creativos principales, y designación de los agentes o de grupos de ellos a ramas de producción y a relaciones sociales de producción (loc. cit.: 16-17). Observadas de esa suerte las cosas, la distribución acaba por ser una cadencia de la génesis de tesoro (op. cit.: 17). Mas los economistas, entre ellos el mismo Ricardo, se confunden y optan por historiar sólo la distribución, conservando el instante de la producción con rasgos inmutables. Con esa artimaña, tornan ahistórica la producción capitalista (la incongruencia salta a la vista, porque el otro polo se mantiene con los "pies" hundidos en el tiempo). Pero si la distribución es premisa, punto de partida de la producción, se infiere que ésta detenta sus propias condiciones, id est, que el reparto es subsumido por el devenir de la creación de valores de consumo. Lo que revela el curso de los acontecimientos es que, a medida que la producción se hace más potente, las premisas, los axiomas, las condiciones, los supuestos de la génesis de riqueza dejan de ser naturales e incontrolados y poco a poco se convierten en humanizados, regidos por el consenso (acerca de ese lexema, ver Greimas, 1986: 116). El vaivén perpetuo de la producción modifica incesantemente, al interior de ella, los puntos naturales, naturalizados y socializados con gran constancia y lucha, sobre los que se basa para despegar. El apartado finaliza con una advertencia, redactada con el estilo de algo para agendar: cuando aparecen las leyes y los planos de organización jurídica éstos pueden influir en el reparto de la tierra y en consecuencia, en la producción (Marx 1971 b: 19). Pero "... la influencia de las leyes sobre la conservación de las relaciones de distribución y ... (sus efectos) sobre la producción" no está elucidada todavía(27) (ibíd.).

I.2.3. Cambio y producción

Queda pues, considerar el último momento. De él, Marx sostiene sin titubear que la circulación es un instante del cambio(28). Pero el intercambio en sí, al ser un enlace entre producción y distribución, y entre producción y consumo, se encuentra incluido en la génesis de valores de disfrute como una de sus escansiones. ¿Cuáles son los tipos de cambio? F. e., palpita un intercambio que es el de actividades y capacidades. Hay otro que hace llegar el producto al consumo inmediato. En tercer lugar, existe otro entablado entre los comerciantes. Sin embargo, para que emerja el cambio tiene que haber alguna división desarrollada del trabajo (1971 b: 20). Su intensidad y extensión dependen del modo creador de tesoro. Por ello es que en definitiva, cambio, distribución y consumo son articulaciones de la producción/totalidad. Una producción con rasgos específicos condiciona un cambio, un reparto y estilos de consumo; a su vez, modela los nexos recíprocos entre esos instantes. Las tres "pausas" en juego, retro-actúan sobre la producción/producción, esto es, en la producción enfocada unilateralmente(29).

NOTAS

(1) Esos "factores" de la biosfera son sus fuerzas, partículas, energías y los diversos materiales. Como es sabido, el compañero de Engels no incluye las materias primas vivas y no vivas en los elementos que nos dona la naturaleza puesto que, por mínima que sea (e. g., en los casos de las bacterias utilizadas por la bioagricultura o en los minerales), la injerencia de la labor humana, social es innegable. [continuamos en el segmento de las apreciaciones científicas] Existen tres grandes tipos de valores de uso brutos o de materias-basis para materias primas: a- el que es independiente de la industriosidad humana; b- el que puede incrementarse según los ritmos de la demanda; c- el que se acrecienta por una influencia social débil, insegura e incierta. El primer tipo incluye peces, aves raras, etc.; su necesidad aumenta con la riqueza y el lujo (Marx, 1975 a: 315). Algunos "empresarios" romanos con mentalidad comercial, invirtieron en la cría artificial de peces (1975 a: 450). El segundo abarca los productos que la naturaleza modela en forma abundante y consiste en los artículos que el obrero colectivo puede inducir (1975 a: 315). El tercero absorbe valores de uso como la lana, los cueros crudos, etc. (1975 a: 316/317). Dentro de las materias primas, el "economista" discutido diferencia entre las vegetativas (como la madera, el lino, el cáñamo, las simientes, etc.) y las no vegetativas (del estilo de las piedras, los metales, etc. -1974: 207). En los materiales auxiliares, hay que deslindar entre los que:

a. exigen materias primas para su génesis (1974: 199); b. son la base para suscitar materias primas (por ejemplo, los fertilizantes -loc. cit.); c. están integrados por nueva labor agregada y que son medios de producción (como los recipientes -ibíd.); d. ingresan en el producto terminado (colorantes -1974: 200); e. son medios de consumo para las máquinas (combustibles, lubricantes, etc. -op. cit.); f. son medios de consumo para edificios (cemento, ladrillos, etc. -ibíd.) o para darle continuidad al proceso de producción (iluminación -loc. cit.).

(2) El pensador en estudio está glosando el parecer de los economistas a los que luego matizará; todavía no lleva adelante las importantes distinciones entre intercambio, comercio y circulación que estipulará después en ese mismo texto. Según lo que relevamos en el semanálisis/muestra de "Formas que preceden a la producción capitalista" y de las otras partes del volumen II de la Tesis Doctoral (López, 2007 a), y acorde a lo puntuado en diversos "locus" hay comunas sin intercambio* (1), con intercambio de valores de uso "puros" o de "dones" (2), con intercambio de artículos de cambio marginales (3), con comercio (4), y por último, con circulación (5). En efecto, encontramos que cualquier tipo de cambio de mercancías no es todavía circulación (1971 c: 120). El suegro de Aveling es incluso más severo en las condiciones que impone para hablar de circulación: cuando la ponderación de las mercancías se hace a través de los precios. Empero, el sintagma precedente puede servir para argumentar que en el trueque por ejemplo, que supone la conversión de los valores de disfrute en mercancías por el sólo hecho de que se comparan tareas concretas que insumen desiguales cantidades de tiempo, aun cuando implica intercambio, no existe circulación. De ahí que haya que distinguir entre ésta y el intercambio en general. A su vez, el intercambio marginal de mercancías tiene que contraponerse, de modo analítico, al intercambio de valores de uso sin interferencia alguna de la mercancía. Pero al conceptuar esta fase, nos encontramos con asociaciones previas a la emergencia de la troca, es decir, acaso pertenecientes al Paleolítico Medio temprano o a tiempos anteriores. Cuando el expulsado de Bélgica sostiene que hay asociaciones sin intercambio, no sólo se refiere al comunismo sino también a sociedades en las que el pasarse unos a otros los valores de uso arduamente conseguidos en lucha contra la biosfera, es tan insignificante que no podría nombrarse con dicho lexema. Esas colectividades pre-comunistas se ubicarían quizá en el Paleolítico Inferior. En el vol. I de Teorías sobre la plusvalía, constatamos que en las sociedades mercantiles (del trueque en adelante) no existe "... una producción independiente del intercambio" (1974: 49). Por lo tanto, y tal cual lo anunciamos, antes del trueque hubo una génesis de tesoro sin intercambio. Las "fases" del intercambio serían entonces (y ello sin perjuicio de que las indagaciones puntuales alteren lo sugerido -cuadro 2):

ai- formaciones humanas sin intercambio, anteriores al socialismo (Ecotipo I);

aii- conjuntos con intercambio y sin circulación (Ecotipo II):

aiia. comunidades del don (acerca del concepto de "don", ir a 1974: 46, 291, 306/307; Sahlins, 1983); aiib. sociedades del trueque; aiic. colectividades con cierto nivel de comercio (escaso rol de los precios medios);

bi- formas con intercambio y circulación (Ecotipo III):

bia. asociaciones mercantiles desarrolladas pre/clasistas (relevancia de los precios medios); bib. comunidades partidas en grupos antagónicos (en el capitalismo, constitución de los precios de producción).

ci- sociedades sin intercambio y/o sin circulación (Ecotipo IV):

cia. el socialismo es la atenuación del proceso circulatorio puesto que desaparece (relativamente) la mercancía y no hay dinero (Marx, 1983 b: 329); cib. el comunismo es la suspensión de la circulación y la eliminación del intercambio, ya que se disuelve el valor (1983 b: 291). Por otra parte, los contactos intersubjetivos son multiplicadores no economomificados de la diversidad**; cic. las formaciones post/comunistas pueden imaginarse como conjuntos en los que lo alcanzado en cib es enriquecido todavía más. Eso habrá de suponerse si es que acordamos con Rubio Llorente que luego de esta fase inédita, la Historia sigue su curso (1985 b: 29).

De cualquier manera, a lo largo de la investigación se irá fundamentando cada una de las etapas consignadas.

* La mala fe con la que se aborda al pobre Marx, conduce a que se le haga decir cualquier cosa, con tal de socavarlo, transformarlo en un imbécil, etc. Es la actitud que nos sale al encuentro en el estimulante libro de autoría del entrevistado por Claire Parnet, cuando expresa que el padre de Laura prioriza el intercambio en sus enfoques (Deleuze, 2005: 238, 258). En simultáneo y como si no se diera cuenta de la palmaria contradicción, delinea que el nacido en Tréveris subraya la producción por encima de los otros momentos. Acto seguido y "argumentando" que es el consumo lo que en realidad, debiera haber sido destacado, releva la idea de que es una producción pura, sin correlato de consumo (al estilo del trabajo de los metales) lo que tendría que ser el instante sustancial (Deleuze, 2005: 379). ¡Que otro Deleuze entienda las zonceras de un Deleuze idiota! ¿De qué infiere el colaborador de Guattari que la metalurgia sería una producción "pura" producción, sin consumo? ¡En que no podemos deglutir metales! Pero el estupidizado ideológicamente por el capitalismo "de los flujos", olvida que existe un consumo productivo y que el consumo no se agosta a diluir los entes de disfrute como si fueran alimento. Segundo, no es el maltratado por esa clase de intelectuales quien otorga o quita centralidad a un fenómeno social, sino que constata la dinámica de la Historia y diagnostica que ni la producción, ni el trabajo, ni la circulación, ni la economía, etc. debieran ser elementos de influencia en la vida de los agentes. Tercero, desmadeja las colectividades que se endurecieron progresivamente con el intercambio, el comercio y la circulación, por lo que anhela una sociedadchorro y de libre diseminación de flujos, conclusiones a las que arribé independientemente del anarquista galo y que, en un análisis exhaustivo de lo proferido por Marx, me llevó a deducciones opuestas a las de Deleuze (habría que agregar... "y a Negri, Hardt, entre otros"). ** El día 15 de marzo de 2010, de 10, 15 a 12, 00 hs., en una conferencia en redor a las Pedagogías de las diferencias, impartida por el Dr. Carlos Skliar en el Salón Auditórium de la Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Salta -provincia de Salta, Argentina- se aclaró que, a través de alguna lectura sobre Derrida, habría que distinguir entre la "diversidad" y las "diferencias", porque ambos asuntos pueden asemejar ser iguales, pero no lo son -sin asumir la argumentación en bloque, adoptamos la advertencia, salvo que aclaramos que empleamos el lexema por razones de estilo...

(3) Conviene llamar la atención acerca de que los artículos de uso están del lado del disfrute, de las necesidades, de lo satisfactorio, y de lo concreto que no psicotiza, que no alimenta alucinaciones destructivas. Baudrillard exclama que el elogio de los productos no mercantilizados, delata en Marx una postura conservadora. Al contrario de lo que el judío-alemán opina, el valor de uso ancla las energías rebeldes a una mera gestión/administración de lo social (1985: 12-14). Sin embargo, el deconstructor muriente en Inglaterra señala que así como la mercancía y lo económico cercan el valor de disfrute, así éste es el límite de la economía y del valor de cambio (1972 a: nota de p. 273, 451), por ende, de lo lineal, autoritario, delirante, reaccionario, pobre, que habita en ellos. De cualquier forma, el pos/moderno galo apunta respecto del valor de uso ideas que son disparadores: para el marxismo, existen aspectos "intangibles" (la Historia, la sociedad, las constelaciones de subalternos, la política) que poseen valor de disfrute (1985: 12, 14 -por supuesto, lo dice en el sentido de que la izquierda utiliza a las masas, etc.). Los elementos citados son valores extracualitativos (cf. infra nota 25, p. 68). [plano de la crítica] Por lo demás, y acorde a lo que hemos afirmado en López, 2008 a: nota 29, el "filósofo" alemán no descarta la dimensión de valor que habita en los valores de uso ni su registro pulsional. En efecto, ya en los Manuscritos de París encontramos la sentencia que asevera que al compás del incremento de la producción, "... aumentan también las necesidades, deseos y pretensiones ..." (Marx, 1985 d: 60; lo subrayado es nuestro -es el grado de desconocimiento y ocultamiento académico, institucional, político de Marx lo que nos lleva a una práctica obsoleta, tediosa de la cita y no la referencia talmúdica a la palabra sacra). El valor de cambio de un objeto depende también de las valoraciones sociales que f. i., sopesan cuánto tiempo perdurará como artículo que potencialmente podría volver a convertirse en mercancía (1974: 255). Cuando deconstruye a un economista que, al realizar un compendio de la Economía Política de entonces, resume su pensamiento, el admirado por Engels se refiere explícitamente a que no sólo las mercancías sino los valores de uso son entes sociales que tienen determinados valores para los que los emplean y consumen:

"... se entiende perfectamente que: 1) los valores de uso son 'estimados' ...; 2) ... diferentes tipos de mercancías pueden (tener una u otra utilidad y la elección puede ser una cuestión de) preferencia ..." (Marx, 1982 d: 52; lo destacado es ajeno al corpus). [universo de la ciencia]

(4) Bourdieu se hace eco de las críticas post/estructuralistas y pos-modernas respecto de la noción "sujeto" y decide articular la idea de "agente". Aunque nos parece una motivación superflua para alterar una categoría que es pertinente en más de una circunstancia, rescatamos otra razón de peso en la diferenciación aludida: mientras el categorema "subjectum" es del plano de las apreciaciones epistemológicas, el término "agente" se aplica en las descripciones y análisis de los procesos (Gutiérrez, 1999 b: 10, 13). Adoptamos el concepto en liza y salvo exigencias de estilo, que impulsan a esquivar las reiteraciones poco elegantes, lo distanciamos además de la idea de "individuo", que es poco precisa, contradictoria y de un sentido común no reconstruido (buen sentido que para Marx, no era simple -1983 b: 375).

(5) Si por un instante de inocencia, tomásemos la expresión como una de las definiciones más cercanas al espíritu con que el distanciado de Hess habría anhelado pronunciarse sobre las leyes en el seno de lo humano, justo sería concluir que éstas son condicionamientos rectores y difusos (ver un planteo más rígido en Nikitin, 1962: 14/15). Se imponen a la voluntad de los agentes (tal como lo anticipamos en otros lugares de la investigación), porque hasta hoy los hombres fueron incapaces de vincularse unos con otros en contextos libres de dominio, y de controlar la vida colectiva acodándose en decisiones racionales, democráticas, no avasallantes y de libertad creciente (ir a López, 2010 a: 2-3, 9; Jameson, 1999: 122). [espacio "intermedio" inatribuible con claridad a la ciencia o a la crítica]

(6) Bourdieu intenta diluir las falsas e improductivas dicotomías que rasgaron la sociología desde sus inicios; sin embargo, no ha sido el único en el empeño (mas, confía en que el conocimiento que pertrecha es una ciencia, cuando es una mitoideología* -de ahí que enarbolemos que la "Sociología" sea "mitosociología"**...; no lo pudimos articular con esos giros en López, 2007 a, porque sospechábamos de la idiotez de una parte de quienes tabularían la investigación). Descontando que en esa empresa de análisis holístico, complejo y no reduccionista hay que contar al esposo de Jenny, éste soluciona el binarismo "sociedad vs. individuo", no sólo mostrando que en lo más particular insiste lo colectivo (que es el camino de Durkheim y del estudioso galo), sino postulando que: a. tanto lo social como lo individual son mediaciones de lo uno en lo otro, y de lo uno y lo otro, apreciables en los fenómenos tematizados; b. existe una objetivación intrincada de bienes internos, fuerzas objetivas, percepciones, intereses, entes materiales, etc.; c. hay una subjetivación, internalización de múltiples valencias de todos los elementos citados en b.; d. insiste una objetivación de lo que se subjetiva, manifiesta en las acciones puesto que su "lógica práctica" (Bourdieu, 1991) puede ser adoptada como índice de lo objetivo que se introyectó; e. se constata una subjetivación de lo objetivado, por cuanto las estructuras "externas" son "estados de pasiones" transmutados en "objetividades" (en otras palabras, se externaliza lo que se "trae dentro"). Todo lo cual es resumido por Marx cuando sostiene que el capitalismo es un "estado de cosas capitalista" (1975 b: 96), que se asocia con un "doy para que des, doy para que hagas; hago para que des, hago para hagas" (1974: 341-de igual manera, sería factible predicar un "estado feudal de cosas artificiales", etc.). [estrato de lo científico]

* A pesar que el atento lector francés de Derrida, repele con ahínco la noción de "ideología", no hace sino ofrecer nuevas posibilidades para su empleo sutil. Establece que existe un "real dominante", un significado como Ícono y una enmarañada formación de los aglomerados de significantes (fonemas y morfemas), que aquitinan la realidad (Deleuze, 2005: 206/207). Las tres operatorias son lo que hace una ideología, precisamente. Más tarde, concibe que los individuos transitan por "puntos de subjetivación" que en un proletario, son la "empresa", el "sindicato" y la "familia". Tales nodos de subjetivación, contribuyen a endurecer lo real hegemónico, el significadoÍcono y los significantes de una enciclopedia cultural mínima; por ende, los puntos de subjetivación funcionan como una ideología. En suma, la ideología es la constitución de un real dominante, de significados aquitinados, de significantes cristalizados y de "nodos de subjetivación" que cortan el nomadismo de los hombres. ** Un sociólogo de la Historia consagrado, es del parecer que la Economía, la Sociología, la Política y la Historia son productos plus ou moins, directos del capitalismo (Wallerstein, 2006: 62).

(7) Aún no se presentaron los cuatro momentos de la vida social (de los que el intercambio es de una presencia menos continua en los colectivos que existieron hasta ahora) bajo el aspecto de la producción/totalidad, de forma que lo que se enuncia para el consumo no puede ser matizado. Empero, el aserto resulta esencial porque:

a) el materialismo histórico sopesa que hay aspectos de lo humano, fundamentales para el movimiento de la sociedad en el tiempo, que no son miembros de la economía; b) lo económico no injerta en su seno todo lo que es condicionante y rector en los procesos; c) en consecuencia, la economía (tal como lo hemos repetido en ocasiones) no es un "primer motor" de la historia, ni causa determinante en última instancia, ni clave de bóveda, ni la lógica secreta, implícita de los acontecimientos. Y sin embargo, lo económico tiene cierta primacía, acorde a lo que hemos destacado en innumerables pasajes, en virtud de que el materialismo que hilvanó los procesos de las comunas existentes hasta ahora, fue rudo, vulgar y simplificador; d) insiste una fuga, un devenir en los fenómenos sociales que los conduce a liberarse del atractorfractal o "anómalo" (Prigogine y Stengers, 1991 f: 80) de la economía, que se esparce con la lógica de las manchas de aceite; e) ese escape ocurre según una dialéctica del clinamen: por la gestación de un "ángulo de curvatura" infinitesimal que se amplía sin cesar, pero con velocidades y ritmos desiguales.

(8) Los que se oponen a la disciplina en juego provienen de su interior o de su exterior. Para caracterizar el pensamiento de Marx (no el de Engels, bastante ambiguo al respecto), es determinante decidir cómo se sitúa y qué carácter adoptan sus procedimientos. [ingresamos al ámbito de la crítica]

(9) No había que aguardar a Althusser para saber que escapar de una "sintomática" (1973: 49, 55, 59, nota 35 de p. 59) no es una operación sencilla y que el hecho de declararse opositor de un campo problemático, no garantiza en absoluto que se haya fugado de él y que se planteen nuevas cuestiones con términos inéditos. De paso, remarcamos que una de las pretensiones de la fuerza menor de la crítica es inventar los recursos necesarios para que lo impensado en una época sea pensable con asombro. [hojaldre de lo deconstructivo]

(10) El sintagma destacado es importante, en virtud de que nos enfoca un Marx que es capaz de desprenderse de la exigencia de aplicar por doquier una dialéctica igual a sí misma. Por el contrario, un pensador materialista es alguien que es tan hábil en su empleo que puede dejarla en suspenso (aunque dialécticamente) (1); decidir en qué circunstancias traerla a colación (2), etc. Por añadidura, la dialéctica que escenifica es una interacción desigual, capaz de curvarse respecto a sí, de apartarse y alejarse de sus categoremas persistentes. Formulando de otra manera esas apreciaciones, Althusser vislumbra que en el olvidado por las academias hay una alteración radical de las estructuras de la dialéctica hegeliana (1973: 75, 164, 166, nota 50 de p. 181), detectable en su escritura antes que en lo que efectivamente dice. Incluso, lexemas tales como "negación", "identidad de los contrarios", "conversión de la cantidad en cualidad", "negación de la negación" en tanto "superación", etc., que el enojado con Bakunin no emplea siempre, poseen otra estructura en él que los rasgos adoptados en Hegel (1973: 75, 178, nota 50 de p. 181). [apreciaciones científicas] En otro orden de acotaciones, el "auctor" (Bourdieu, 1999 ñ: 198) francés contempla la posibilidad de que en cierto tipo de dialéctica haya una no/dialecticidad: según él, el amigo de Wolff demostró que la dialéctica de la conciencia no es suficiente para liberar la conciencia desde ella misma. Por ende, la interacción de la conciencia no es completamente dialéctica (Althusser, 1973: 115, 118). Así, no estamos aislados en la idea respecto a que existen dialécticas que no son absolutamente dialécticas y que ello no es una "herejía", sino para marxismos endurecidos.

(11) El aserto es significativo por el peso de la publicidad comercial; ella misma ha sido convertida en una empresa capitalista clave a fines del siglo XX, posibilidad que Marx no ignoraba (de nuevo hay que subrayarlo -1971 b: 12). Antes de seguir, querríamos detenernos en un eje del cual hacen "escuela" los teóricos bizarros de la "economía política" de la publicidad y del marketing. Tal cual lo hemos sostenido en López, 2009 a: 82, el "problema" de establecer el precio de la marca que se vuelve mercancía, puede encararse plus ou moins, así: cuando la marca es parte de los costos de publicidad de una mercancía para instalarla, re instalarla o conservarla en el mercado, la marca ingresa con el tono de un elemento de los gastos valor, es decir, a manera de un componente de capital constante (c k). En cuanto tal, la marca se igualará a una determinada cantidad de tiempo y trabajo, que lo estipulará el mercado, o sea, lo que se pague a un diseñador, un especialista en "marketing", etc., para la génesis del logo de una marca y lo que se gaste en material en ese mismo logo. Si la marca se comercia con el carácter de un fetichemercancía (Lacoste, Armani, etc.), lo que se invierte para crearla vendrá condicionado por lo que se consuma en c k y en capital variable (c v). Puede que el material que se gaste sea relativamente insignificante; entonces, un gran porcentaje del precio estará integrado por el salario de los diseñadores y por la ganancia media que se adjudica a la marcamercancía por ser un icono de status. En definitiva, si la marca compone la mercancía que promociona, integra sus costos de producción, en el ítem "c k", en el área del "capital fijo circulante". Por el contrario, si se hace circular en cuanto mercancía en sí, sus gastos se tabulan según la manera "tradicional". No hay pues, ningún misterio insondable. Atendiendo únicamente a los costos de publicidad, es factible decir que tales gastos son un elemento de los costos de circulación de la mercancía, por lo que no componen los insumos valor de producción. Dejando de lado esa pseudo barrera contra la hipótesis del valor, resaltemos que lo que a nosotros nos impacta, es que para el nacido en 1818 no se detecta ninguna esencia o naturaleza humana ahistórica, sino que lo que "es" el hombre acaba por ser resultado de un movimiento total, intrincado, polifacético, multidimensional, en que el análisis sólo puede atinar a efectuar "cortes" que resultan menos complejos que lo estudiado. Además, no existe "el" hombre (Marx, 1982 d: 40/41).

(12) La breve, fulgurante alusión al rol de las imágenes que induce el consumo para que la producción continúe, nos sirve a los fines de resaltar que:

a- en los encadenamientos entre los cuatro instantes del proceso vital, son insoslayables las imágenes; b- por generalización, en lo semiótico juegan un papel destacado. Por inducción, en esos rasgos supraestructurales de la base y de sus fracciones, fenómenos como el de las imágenes que circulan (por ende, las valoraciones, legitimaciones, clasificaciones, divisiones, etc., que Bourdieu, entre otros, enfoca) son capitales en el funcionamiento de lo humano; c- en última instancia, lo subjetivo, interiorizado, asumido, sostenido, etc. por los agentes es igual de importante que lo objetivo, exteriorizado, objetivado, etc.

Lo que habría que adaptar a nuestra terminología es que se trata de tópicos, es decir, de "eidolas" devaluadas, erosionadas por los poderes en escena.

(13) El aserto no implica que se introyecten sin crítica las taxonomías que generan efectos de distinción, buen gusto, etc. entre los diferentes sectores de las comunas. Se vincula con la idea de Engels respecto a que en el comunismo habrátendría que haber relaciones elevadas de trato entre los individuos (1971 b: 165), lo que supone que los seres humanos "deben" crear contextos sociales en los que esos vínculos sean cada vez más delicados. Modos de consumo que sean placenteros, no ascéticos, vivificantes, etc., ayudan en ese proceso de "estilización" de la existencia. Quizá es por eso que Marx contrapone las formas de consumo de la Prehistoria sin fuego, a las que son accesibles en asociaciones como la capitalista (1971 b: 12). Por lo demás, se tendrían que acicatear las necesidades latentes (1975 a: 473) para respaldar al hombre como primera riqueza (1975 b: 220). [coordenadas crítico/emancipatorias]

(14) Las imperfecciones del lenguaje, nuestras limitaciones, los rigores de la escritura, las normas de la academia, la interferencia sibilina de las "camarillas", la resistencia de los militantes tradicionales, la Nomenklatura universitaria, el tener cuidado con la posible "mala fe" en la lectura de lo que sugerimos, la escasa o nula transparencia en los concursos, el "tráfico de influencias" a los que da lugar, las dificultades para expresar un pensamiento marginado que aflore inédito, la censura de los referatos, la mediocridad y pésima disposición de los colegas, el hostigamiento laboral, la defensa autoritaria e irracional de ciertas tradiciones teóricas (Bourdieu, Durkheim, Weber, Elias) y un largo y penoso "etc.", introducen desajustes. Sin embargo, podemos convertir la noción de que la tosquedad natural en el consumo es atribuible a sociedades pobres, en un concepto que marca época: la gran fase de la economía parasitaria de la biosfera (desde hace millones de años al presente), es un período de un consumo no adaptado a lo que los hombres merecerían para enriquecer sus sentidos (el gusto, el tacto, la vista, la inteligencia, etc.). Esto da por comparación, una idea de lo que debiera ser una agrupación libertaria o anarcomunista (para no citar siempre las palabras del judío alemán que desmembramos, traeremos a colación las frases de un economista que él invoca): al efectuar un racconto de lo que suscita un conjunto agresivo como el burgués, William Thompson postula que es factible imaginar

"... lo que se podría producir con las disposiciones razonables de (cierta) seguridad, (en especial,) trabajando en cooperación ...". Pero en la sociedad actual no se tiene en cuenta que "... el gran torrente de las tendencias humanas fluye en búsqueda del goce ...". Por el contrario, el despliegue creciente, ilimitado, alegre de las fuerzas productivas estuvo subordinado en los modos de producción que advinieron al presente, a la perpetuación de la forma de distribución hegemónica (1983 b: 299). Se agiganta la miseria y se eternizan "... las consecuencias de la violencia, el engaño, el azar ... (A) la conservación de (todo eso) ... se han sacrificado ... las fuerzas productivas (de la especie)" (1983 b: 300; comprobemos que los lexemas que Marx utiliza en la dialéctica "ortodoxa" no los acuñó él).

(15) Si bien el alegre anarquista cuidado por Engels no lo enuncia de modo explícito, conocemos que en los Manuscritos de 1844 sostendrá que la producción tendría que crear según las leyes de la Belleza (1985 d: 112). Algo de esa temprana idea se halla en el palimpsesto comentado: el consumo, los productos inducen una sensibilidad in crescendo de modo análogo a como el arte aclimata los bienes internos del "espíritu". Por lo tanto, la producción-totalidad, el colectivo-devenir que se autointerconecta debiera asemejarse al arte, al "extremo" de dar nacimiento a una sociedad estetizante y estética.

(16) A riesgo de enlodarnos en un anacronismo sospechoso, no dejaremos pasar la ocasión de resaltar el lexema que será clave en Bourdieu. La disposición es un conjunto de posibilidades inscritas en la "matriz" de acción de los agentes y una "tendencia" a efectuar determinados "recorridos" en lugar de otros: la dialéctica producciónconsumo lo demuestra. El francés precisará que la estructura aludida engendra las tomas de posición, las visiones "desde un punto" que atraviesan a los agentes y las divisiones o sistemas taxonómicos con los que valoran el mundo, entre otros aspectos. [patrón científico]

(17) Ése es uno de los innumerables pasajes que permiten ampliar la escala de aplicación de los significantes "faena productiva", "trabajo no productivo", "obreros productivos", "laborantes improductivos" a otros modos genéticos de riqueza, puesto que en la mayoría de ellos es factible plantear la existencia de la producción consumidora en tanto reproducción.

(18) Habría que llevar a cabo un semanálisis detallado de los usos que le dan Marx y Hegel a "proceso vital".

(19) A pesar que el "filósofo" desdoblado apela a las nociones escenificadas en más de una ocasión (y por ello sus detractores se mofan de su teoría del valor/trabajo y de su explicación del tránsito de los costos-valor de producción, a los precios de producción, al precio de mercado y al precio final de venta), en el fondo las sopesa poco complejas. No obstante, economistas contemporáneos transpiran confianza respecto al fetichismo de las fórmulas matemáticas en el ámbito del saber económico. V. g., Leontief propala que la teoría moderna de los precios no le debe nada a la teoría del valor de Marx (1980: 103). Afirma que sus apreciaciones son inoperantes desde el punto de vista de la labor científica (op. cit.: 111) y que gran parte de las hipótesis que llevan su seña, carecen de base (loc. cit.: 116). Por ende, es un mero profeta (op. cit.: 106). Refutaciones del tono de las precedentes, muestran que los cultores de un conocimiento ideologizado que aspira a figurar en los anales de la ciencia, sin conseguirlo (excepto a causa del consenso impuesto por los enormes centros liberales del planeta -Harvard, entre otros), son ignorantes de lo que elucubrara el "político" germano: acaso sea atinado decir que todos los conceptos de la Economía Política son sencillos en demasía, para aprehender lo intrincado de procesos multidimensionales.

(20) Por ende, el co fundador del Partido Comunista no se autoaprecia como un hegeliano en general ni como un hegeliano más, en particular. Todavía acusa a economistas como Say de ser hegelianos, especulativos, metafísicos sin percatarse del idealismo, de la sintomática no materialista que los ventrílocua.

(21) Por una parte, deducimos que si bien el desterrado en Londres emplea el categorema "sujeto" (1974: 244), también lo desarma. No cree que sea útil en cualquier nivel de abstracción; f. e., no lo es en el registro de la sociedad/totalidad ya que ésta es algo más que un sujeto o que una sumatoria de agentes. Por la otra, los marxismos que abusaron de dicho concepto (e. g., Althusser) son los que dieron ocasión para que los post estructuralistas, los nietzscheanos, los pos-modernos, etc. observaran que el Materialismo Histórico está anclado en las filosofías de la conciencia, del sujeto, de la verdad, entre otras. Pero hay que reconocer que su discípulo también critica el lexema en lid: "... Los verdaderos sujetos ... no son ... los 'individuos concretos', los 'hombres reales', sino ... (los enlaces técnicos) de producción ..." (que el francés diferencia de los nexos sociales políticos e ideológicos -Balibar, 1998 h: nota 52 de p. 268), en la medida en que son funciones, distribuidoras y definidoras de los lugares que ocupan las clases. Sin embargo, "... como son 'relaciones', no se debieran pensar (con) la categoría sujeto" (Althusser, 1998 f: 194/195 -disentimos de la resistencia a enfocar los vínculos "socio/técnicos" de producción como contactos intersubjetivos, dado que ello no implica empozarse necesariamente en ninguna antropología; cf. Althusser, 1998 f: 188, 195 y Balibar, 1998 h: 248). Pero si hace poco Foucault re-definió su proyecto a manera de una apuesta por reconstruir los elaborados mecanismos por los que se fuerzan a los "individuos" a funcionar en tanto sujetos (1996 b: 93, 108/109), Marx operó de forma análoga: por ejemplo, la potencia de labor es un poder-estructura que remite a un sujeto/estructura que es el obrero; ambos empobrecen la multiplicidad de los bienes internos y la "humanidad" de mujeres y varones. El atareado "... se ve rebajado en lo espiritual y corporal a la condición de máquina, y de hombre queda reducido ... a ... un vientre" (1985 d: 54). El salario es lo suficiente como para que el individuo "... exista no como hombre, sino como obrero ..." (1985 d: 57); no en tanto polifonía subjetivante, sino en cuanto sujeto.

(22) La dialéctica infra-supraestructura no tiene nexos causales, según Gómez (1995 b: 96/98). A esa desacreditada idea de prolongada vigencia, contrapone el concepto de "primacía": existe una dominancia de la totalidad-"contexto" sobre los vínculos "internos" que la integran y que subordina, y se puede encontrar un predominio de algunos "niveles" respecto a los otros (op. cit.: 97/98). Hay entonces una primacía ("sobredeterminación" diría Althusser) de la base y de las relaciones sociales creadoras de tesoro. Recientemente, el marxólogo Amin (epíteto que él desprecia para sí -2009 b: 11/12) propuso que los hojaldres de la supraestructura cuenta con su "sub" o auto determinación, lo que nos surge disparador (Amin, 2009 b: 15, 18, 58).

(23) Una explicación plausible de porqué el amado por "Lenchen" no diferenció entre "individuo", como agente, de "sujeto", consiste en que reservó el término para aludir a los elementos activos e inertes de la producción. Nosotros denominamos "agentes subjetivos" a lo que antes se incluía en el filosofema-ideologema "individuo" o "persona". En otro plano de claroscuros, lo especificado para el capital y el suelo puede ser generalizado para todas las agrupaciones sociales: los regímenes de propiedad y el estatuto de los principales medios para la génesis de valores de consumo, son condicionantes de la "lógica" de la distribución.

(24) La plusvalía es la fuente del beneficio, del interés y, por una serie de mediaciones, de la renta de la tierra y de la ganancia comercial. Se puntúa que beneficio e interés son desvíos, estrategias economicistas, formas inmateriales por las que el capital se autoincrementa. Al capital irreal, ficticio, abstracto, fantasmal, espectral, fantástico, ilusorio, le corresponde un proceso igual de artificial, imposible, inaudito, metafísico, no concreto, por el que se "alimenta". El proceso de valorización supone en cierta escala, una dialéctica (imposible) entre dos registros que, por ser tan alucinantes como unicornios, no podrían ser dialectizados (el capital/dinero que se acumula -"tesis"- mediante las formas puramente económicas del interés y el beneficio -"antítesis"; entre dichos términos no hay "síntesis" o dialéctica, salvo la que fuerza a acontecer la irracionalidad de la economía). [sugerencias críticas]

(25) Para no incurrir en desprolijidades, es que se acuña "bien" por "valor de uso". No obstante, el nacido en 1818 sentencia que existen ciertos valores de consumo que son tan finos, delicados y complejos que son extracualitativos o "supervalores". F. i., una clase de tesoro superlativo son las necesidades cada vez más amplias, humanizadas, y el despliegue sin fronteras de las capacidades (1971 e: 447/448, 455, 479; 1975 b: 450, 452). Otro tipo de valor extracualitativo es lo estructurado en cada caso bajo el formato del tiempo "en sí"; en efecto, la reflexión surge de que los fisiócratas examinaban "... el valor de uso del trabajo, no del tiempo de trabajo ..." (1974: 73; lo destacado nos pertenece). Se colige que debieran haber estimado el valor de disfrute del tiempo de faena y por extensión, de lo temporal sin más. Incluso, es viable detectar "ultra supervalores" que estarían más allá de la categoría "valor de uso" y serían "bienes puros"*: v. g., la salud es un bien (1982 d: 50). En López, 2008 a: 12, hemos explanado los diversos tipos de artículos de disfrute que provienen de un materialismo al que tenemos que reconstruir, a causa de las innumerables capas de semiotización impuestas. [nota científica]

* No nos hemos enterado en profundidad de lo que esparce el co equiper de Guattari, pero desde 1970 en adelante y en literatura especializada, se impugnan las nociones de "valor de uso" y "valor de cambio", operatorias que afloran con claridad en Baudrillard (1995). Deleuze asimila el gesto como muestra de una conducta rebelde (Deleuze, 2005: 236, 258), cuando el abandono de la idea de "objeto de goce" y correlativamente, de "súper valor de uso" y de "bien", no nos permite elaborar la hipótesis de una comuna más allá de la mercancía, del intercambio, del comercio, de la circulación, de la economía y de lo económico**. ** Lo que esculpimos es tan así, que Negri sentencia que el comunismo que se abre paso entre las miserias del caosmos burgués, en las infinitas creaciones de lo común y comunitario por parte de los subalternos, es un nuevo y necesario valor de uso (2010 b: 166). En nuestra "esquemática", el comunismo que emerge con las figuras de lo común y comunitario, es un bien. Sea como fuere, nos topamos con un neo marxista que oscila entre las filas ordenadas por Lyotard o Vattimo, y las columnas regidas por Gramsci, "marxista" en quien se aprecia un empleo de la categoría "objeto de goce" que, como en nosotros, no se limita al ámbito de la producción estrechamente asimilada.

(26) Marx postula que el trabajo esclavo puede ser en condiciones históricas precisas, base de la producción (1971 b: 16, 19). Una y mil veces, habrá que remarcar que, aparte de lo económico, otros elementos son basis.

(27) Prolongando el razonamiento, si adoptamos en calidad de caso acotado las repercusiones de lo jurídico en el nivel de la producción, tampoco la dialécticainfluencia estructura/superestructura está deshilvanada en sus resquicios y en sus grandes nodos. De ahí las interpretaciones reduccionistas, polémicas, etc. de aquélla. Las imágenes que se habrían interiorizado, desde Engels en adelante, tendrían el valor de orientaciones para ser discutidas (of course, las que perfiló el desarmado por Derrida guardan idéntico estatuto).

(28) Habíamos anticipado que el analista judío distinguía con rigor entre intercambio, comercio y circulación (ver lo tallado en nota 2, pp. 56-57). Ahora vemos confirmada la diferencia entre intercambio y circulación (retomaremos en otros puntos, las especulaciones vertidas para quitarles su "apriorismo").

(29) Aun en la perspectiva de una dialéctica materialista en cuanto coordenada para engarzar un Paradigma de la Complejidad, habita un núcleo en que se tornan inaplazables los "veredictos" unilaterales, a los fines de resaltar luego lo intrincado. El acercamiento a lo manierista es "simple" en tanto recurso que evite su erosión. Sin embargo, eso no debe conducir a las "malas costumbres" metodológicas, epistemológicas, expositivas, etc. [aforismos deconstructores]


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