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EL LIBRO Y EL BIOS: ALGUNOS MOMENTOS EN SU HISTORIOGRAFÍA. LECTURA DESDE EL PARADIGMA ECOLÓGICO

Germán López Noreña




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CAPÍTULO II DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURA Y LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL LIBRO

Sabemos que todo empezó en algún momento en que la figura de lo humano tuvo una transformación el lenguaje aparece a tiempo que la conciencia, que la religión, todo aquello que entendemos como humanidad. Y desde un principio tuvo la expresión como vehiculo primigenio. El cuerpo y los objetos a su alcance fueron portadores de sentido, pero el signo maduró y alcanzó a la voz, a la palabra articulada, y entonces emergió al mundo virtual de la representación en toda su plenitud. Todo fue nombrado, inventado, hecho presente en su ausencia, creado, construido por la genealogía de la palabra, y lo humano empató su evolución a su competencia oral, a la magia del lenguaje vivo de la voz y sus órdenes de lo posible.

(Jesús Galindo Cáceres: 2001)

2.1 EL LIBRO HISTÓRICO Y LA CULTURA ORAL

Entre el libro histórico y el libro oral, media una etapa Protohistórica, en la que el hombre tiende a liberarse de las limitaciones de la comunicación oral, en aras de lograr para el mensaje cierto nivel de permanencia en el tiempo; pretensión representada y significada en la impresión de objetos y dibujos en las rocas por el hombre prehistórico11.

El origen más antiguo, de la anterior actividad del hombre nos remonta al paleolítico en el que aparecen los primeros mensajes con altas probabilidades de haber sido sus causas más allá de lo mágico. Pero el arte como lenguaje elemental y limitado, no es equiparable en comparación con el lenguaje hablado, del que el dibujo y las pinturas prehistóricas, es una incipiente forma de transcripción de lo que se habla.

En un principio el conjunto de símbolos, dibujos y grabados constituidos como meros pictogramas, movilizando cierto nivel de equivalencia de los dibujos con las palabras con que se denominaban a los objetos representados, Esta posibilidad, deja entrever, una segunda instancia evolutiva de este proceso: el ideograma12. Concebido como el empleo del dibujo para tratar de lograr representar palabras con la connotación de ideas abstractas, por ejemplo, un ojo, significar, la idea de tratar de abarcar la puesta del sol en la transición del día a la noche.

Lo anterior, sin duda alguna, debió propiciar una mayor riqueza expresiva lo que exigió de un elevado numero de signos, distintos entre ellos, generando una situación babelica, a la par de de una gran confusión, incrementándose por ende las dificultades, al tratarse de lograr buenos niveles interpretativos, como producto de originarse diversos significados.

La consecutiva esquematización de los ideogramas, propició la aparición del fonograma, consistente en la asignación de un valor fonético al dibujo. Muy probablemente como el resultado de la trascripción de los nombre propios, y las partes de la oración. De manera constante y más bien lento lo fue este proceso, aspecto evidenciado en la evolución de la escritura cuneiforme: en la que resultó altamente eficaz al reducir un gran número de ideogramas.

De esta forma en la historia del libro, se registran los primeros de ellos fijados en un soporte material, en Egipto y Mesopotamia, con las primeras tabletas de arcilla de escritura cuneiforme. Perfeccionado más tarde en un periodo de más o menos de tres mil años con el alifato, gestado por los cananeos y en el que se transcribe solamente mediante las consonantes. Más tarde la cultura griega adopta el alifato a su lengua y crea el alfabeto, asignando letras también a las vocales.

De las últimas conjeturas de los estudiosos sobre el nacimiento de la escritura, se diversifican en una serie de posturas teóricas, planteando la necesidad de darles cierta fijación en el tiempo en aras de lograr instancias de exactitud en lo que a los datos corresponde. Al respecto se ventilan varias hipótesis acerca de la posible naturaleza de los datos y de qué los impulsaron a ser fijados con una probable confluencia de todos ellos; pudiendo ser probablemente de tipo religioso, político, literario y administrativo.

Siendo uno de los casos de oralidad manifiesta en la antigua Grecia en las personas de Pitágoras y Sócrates de los que se conocen su legado y su pensamiento, gracias a los textos escritos por los pitagóricos para el primero, y de Platón y Aristóteles para el gestor de la mayéutica.

2.2 LA CULTURA ORAL EN LA GRECIA ANTIGUA

Realicemos entonces, un breve recorrido por la cultura oral en la antigua Grecia, la que en simbiosis con la aparición del libro, propició la aparición consolidación, y una evolución de la literatura griega13. Acorde a esta evolución lingüística, y en rigor a la historia de la literatura griega, nos es permitido afirmar, el haber sido ella, inicialmente oral en la poseía y la lírica, para luego ser escrita. La actividad creadora y la necesidad de expresar pensamientos abstractos sobre el mundo y la descripción de hechos y lugares diferenciándolos de la reflexión mítica, ya evidenciada en el siglo VI a. de C.,14 dinamiza el reinado de la prosa en el siglo IV y da inicio al desplome de la cultura oracular.

En esta perspectiva, he aquí una gran revolución, el paso de la oralidad a la escritura, no menos importante y comparable con la de la imprenta, o en los tiempos actuales a la digitalización y la de la Internet. Amplia y efectiva apertura a la abstracción, lo que el critico literario George Steiner (1981)15 sintetiza en su obra Después de Babel: "el lenguaje es el instrumento gracias al cual el hombre se niega a aceptar el mundo tal y como es".

Oralidad que desde el pensamiento mítico griego, es representado en las nueve musas del Olimpo, y las que en el conjunto de sus funciones significan la bella voz, la música, la danza, la alegría, el deseo, la variedad, la elevación, la fama; siendo estos elementos atributos de la poesía al servicio de la memoria, fundamento de la tradición oral.

La historiografía griega16 y muy especialmente la historia de la literatura griega nos determina algunos aspectos característicos de su oralidad en lo que a lo narrativo corresponde, siendo entre ellos: 1) el devenir más que el ser; 2) lo múltiple o plural y no lo uno; 3) lo visualizable más que lo invisible o lo pensable. Lo primero, hace referencia a como en el saber oral no hay cabida en él a generalizaciones o universalizaciones, es decir, en la cultura oral todo esta condicionado al paso del tiempo.

De lo segundo, el orden verbal se sustenta únicamente en lo temporal, no permitiendo organizarse en cadenas causales o de abstracción, pero si adoptando meramente formas asociativas Goody (1996). Y de lo tercero, los sucesos se suceden en una continua linealidad, imposibilitando la abstracción17.

Las culturas orales presentan características en lo que concierne al pensamiento, generalmente ellas son: acumulativas antes que analíticas; conservadoras y tradicionalistas, en razón de aglutinar sus energías en mantener más que en innovar, es decir, próximas al mundo vital inmediato, por ello, volcadas sobre lo situacional y operativo; con matices agonísticos prevaleciendo la acción, -y por ende el conflicto- en vez de la reflexión; la educación se promueve por empatía o identificación, en vez del distanciamiento, lejanía y objetividad que la escritura depara en cuanto técnica de separación entre sujeto y objeto.


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