BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

IMPACTO DE LOS APOYOS FISCALES PARA LA PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DEL MAÍZ BLANCO EN EL VALLE DE GUASAVE, SINALOA

Víctor Manuel Peinado Guevara



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CAPÍTULO 2.- PROGRAMAS DE APOYO AL CAMPO MEXICANO

2.1 Antecedentes del campo mexicano

Los desplomes bursátiles en el mundo van acercando una recesión planetaria de incalculables consecuencias. En México el desplome del peso frente al dólar, parece oscurecer la obligada visión de largo plazo del sector rural, es uno de los más golpeados por dicha crisis financiera, influye también, la política retomada ante la crisis global de alimentos que acecha constantemente a los productores del campo mexicano. Ante la magnitud de la crisis, se han generado respuestas de los diversos grupos sociales con alternativas y opciones propias y autónomas para la solución de los problemas rurales (PIISECAM, 2000). El modelo que se ha venido aplicando en el campo mexicano en los últimos años tiene los siguientes rasgos centrales:

1. La reestructuración agraria y productiva;

2. El desmontaje de la reforma agraria;

3. La modificación del artículo 27 constitucional;

4. La reducción de la participación estatal, que incluye la transferencia de la comercialización y producción de insumos y servicios al mercado;

5. La eliminación de subsidios a la producción;

6. La apertura comercial, expresada principalmente en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en el acuerdo firmado con la Unión Europea y acuerdos bilaterales;

7. Una política social de sobrevivencia, para los más pobres, que fue primero parcialmente la lógica del Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) y luego ya totalmente la del Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA), posteriormente OPORTUNIDADES y por último Alianza Para el Campo.

Es visible la situación, de que la población rural ha sido una de las más afectadas por estos procesos de globalización, inflación, devaluación y de otros factores, que han impactado profundamente las condiciones de producción, las tecnologías, las condiciones del trabajo agrícola, y la calidad de vida de la población, se ha incrementado la inseguridad alimentaria, degradación ambiental, que va deteriorando las condiciones de vida de amplios sectores, y se ha desarrollado una grave polarización social, generándose fuertes conflictos, especialmente en los sectores más afectados por el empobrecimiento. El Proyecto de Investigación Interinstitucional sobre el Campo Mexicano, (PIISECAM) 2002, presenta datos, que reflejan la situación dramática de esta realidad:

• El promedio de ingreso en zonas rurales es inferior al salario mínimo.

• 8.8 millones de personas viven en pobreza extrema.

• 10 millones de personas se consideran en pobreza moderada

• La escolaridad promedio es de 3.3 años escolares

• Los recursos totales para el combate a la pobreza fueron de 12,750 millones de pesos, que son equivalentes a 1500 millones de dólares, que representan el 6.5% de lo que se paga por deuda externa.

• La participación en el PIB sólo creció 1.5 % en el periodo 82-88, en el período 94-98 ya con la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, decreció 1.96 %, en 1997 decreció 1.7% y en el segundo trimestre de 1998 decreció 4.5 %.

• Hay una gran diferenciación en el desarrollo productivo por sectores y regiones

• Se registra la disminución del empleo agrícola y del salario.

• Se ha generado una migración generalizada hacia zonas de agroproducción para la exportación, ciudades grandes y los EE.UU. de Norteamérica.

• Existe un proceso de desintegración de la unidad familiar campesina.

• Se ha creado una nueva ruralidad y una nueva relación ciudad-campo

Este panorama permite visualizar la situación del “campo mexicano”, que analizado en su conjunto, se relaciona directa o indirectamente con la falta de recursos económicos. Ante la falta de oportunidades de empleo, el campesino generalmente emigra a los estados Unidos; si la producción baja, es por que no es suficiente lo que se siembra o porque la tecnología no es la apropiada, y desde luego si se siembra poco, es por la falta de recursos económicos.

Otro indicador que hace suponer que el micro y pequeño productor agrícola, en ocasiones no tiene acceso a las fuentes del financiamiento, es por no estar legalmente en posesión de sus tierras, lo anterior es derivado del rezago existente en la Secretaría de la Reforma Agraria. Otras variables que generan desequilibrio en la economía, es la inflación y la devaluación de la moneda, esta situación, afecta severamente al campo y al productor agrícola, cuando se contratan créditos agropecuarios, como medida de apoyo para reactivar su producción. Ante esta problemática y ante la falta de un modelo de financiamiento eficaz que modernice y haga productivo el campo mexicano, resulta necesario promover investigaciones más realistas e interinstitucionales sobre estrategias y planes de trabajo que coadyuven al saneamiento de las finanzas rurales. (PIISECAM, 2002)

2.2. Plan Nacional de Desarrollo, sector rural

El sector agropecuario y pesquero es estratégico y prioritario para el desarrollo del país, porque, además de ofrecer los alimentos que consumen las familias mexicanas y proveer materias primas para las industrias manufactureras y de transformación, se ha convertido en un importante generador de divisas al mantener un gran dinamismo exportador. En éste vive la cuarta parte de los mexicanos, y a pesar de los avances en la reducción de la pobreza alimentaria durante los años recientes, persiste aún esta condición en un segmento relevante de la población rural (PND, 2007 – 2012).

El PIB agroalimentario aumentó durante el periodo 2000-2006, a un ritmo anual del 2.4 %, lo que duplica el crecimiento de la población a 1.2 % durante el mismo lapso. La producción agroalimentaria de esos años fue 16.6% mayor a la observada entre 1994 y el año 2000 y 31.8% a la de 1989 y 1994. Mientras que el PIB agropecuario y pesquero aumentó a una tasa anual de 2.5% superior a las alcanzadas en los dos sexenios previos, para colocarse 13.7% y 24.7% por encima del valor generado en esos periodos (PND, 2007 – 2012).

En 2006, el comercio agroalimentario y pesquero de México con el mundo, alcanzó 29 mil millones de dólares, cifra 2.5 veces superior a la registrada en 1994. Con ello, el déficit en la balanza agroalimentaria y pesquera pasó de 60.9% en 1994, a 15.3% en el 2006 (PND, 2007 – 2012).

Aun así, el sector agropecuario y pesquero, en lo general, continúa siendo el de menor productividad, ya que éste representa, sólo una cuarta parte del sector industrial y menos de una quinta parte del sector servicios.

La pobreza rural, así como la cantidad de familias que continúan ligadas a la producción primaria, hace que sea necesario, continuar con apoyos al sector, para que mejore su productividad y promueva su sustentabilidad. Adicionalmente, se presentan otros problemas como la migración, el envejecimiento de los titulares de derechos agrarios y la falta de incentivos económicos, para permanecer en sus comunidades de origen, provocan la pérdida de capital humano y social, debilitando el tejido social en el campo (PND, 2007 – 2012).

La compleja problemática descrita implica, que resolver la situación en la producción primaria requiere de medidas estructurales importantes y de procesos que permitan focalizar los recursos que llegan al campo, entre los que destacan:

1. Elevar el nivel de desarrollo humano y patrimonial de los mexicanos que viven en las zonas rurales y costeras.

2. Mejorar los ingresos de los productores, incrementando la presencia del producto mexicano en los mercados globales, vinculándolos con los procesos de agregación de valor y vinculándolo con la producción de bioenergéticos.

3. Promover el financiamiento y la capitalización en el medio rural. Se requiere diseñar esquemas de financiamiento diferenciados, tomando en consideración el nivel de desarrollo y capitalización de los productores con plazos, tasas y tipos de garantía preferenciales y flexibles.

4. Continuar el PROCAMPO hasta el fin de la administración del Presidente de México, Felipe Calderón, mejorando su operación y eficiencia.


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