BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

IMPACTO DE LOS APOYOS FISCALES PARA LA PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DEL MAÍZ BLANCO EN EL VALLE DE GUASAVE, SINALOA

Víctor Manuel Peinado Guevara



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3.3.2. Las importaciones de maíz

La liberalización del comercio de maíz entre los EEUU y México, no es un caso simple en el que los productores de los dos países se integran a un mercado unificado de una mercancía única. En cada país, el sector agrícola se centra en la producción de un tipo de grano distinto. En México, el maíz blanco domina la producción, mientras que en los EEUU se produce prioritariamente maíz amarillo. El maíz blanco se cultiva para el consumo humano directo y tiene un valor significativo de nutrición y seguridad alimentaria para México. El maíz amarillo es la base para la producción de alimentos para la industria pecuaria, manufactura de etanol, jarabe de alta fructuosa, almidón y alimentos industrializados para consumo humano como corn flakes, cerveza, botanas, etc. (Zahniser y Coyle, 2004). Dada esta dicotomía entre los usos del maíz blanco y el corn amarillo, en el comercio entre México y los EEUU estos dos productos también se tendrían que analizar por separado.

A contracorriente de la tendencia de producción en México, como se observa en la gráfica 13; en los Estados Unidos la producción de maíz se ha incrementado en casi todo el período analizado, destacándose los años 2004 y 2005 por cosechas récord. Este incremento no obedece a los incrementos de industria alimentaria humana y animal, cuyas demandas internas son relativamente estables en los Estados Unidos, sino al incremento en la producción de Etanol, así como a un incremento en la demanda externa, fundamentalmente de México.

Gráfica 13. Comportamiento de la producción de maíz (1993-2005) en Estados Unidos de América

La comercialización de la producción nacional de maíz blanco y amarillo en el mercado interno enfrentó serias dificultades por la competencia con las importaciones procedentes de los EEUU. Estas importaciones, después de la eliminación de la CONASUPO han sido controladas en su mayoría por grandes empresas privadas, las que han sido las principales beneficiadas por los bajos precios de importación. Por su lado, las importaciones baratas han presionado a los precios domésticos a la baja, al nivel de los precios internacionales.

Como estas grandes empresas, muchas de ellas transnacionales, también son los más importantes compradores de grano en el país, finalmente también son las beneficiadas de la reducción de los precios domésticos. Los cálculos para determinar el arancel consideraban el diferencial de precios internos e internacionales y el promedio tradicional de importaciones, es decir, se pretendía mantener y aumentar gradualmente el volumen de la cuota de importación sin arancel y disminuir el diferencial de precios. Sin embargo, el gobierno mexicano, al eliminar unilateralmente la protección, colocó a los productores nacionales en el mercado abierto, eliminando prácticamente el período de transición (CEFP 2004, Nadal 2002).

Uno de los argumentos de la política mexicana para presionar los precios nacionales del maíz a la baja, fue garantizar el consumo “a bajos precios” de los hogares mexicanos. Esta tesis fue refutada por Gómez y Schwentesius (2002) con base en la observación de los precios de los alimentos y los precios al productor agropecuario. En el caso del maíz, los precios medios rurales disminuyeron en un 47% entre 1990 y 2002, mientras los precios de la tortilla en este lapso se incrementaron en un 300%.

En los años 2002 y 2003 hubo algunos cambios en la aplicación del TLCAN en México, que se reflejaron sobre todo en el maíz blanco. Hasta el año del 2002, las cuotas de importación libres de aranceles habían sido constantemente rebasadas del 4% al 18%. En los años 2004 y 2005, la Ley de Ingresos de la Federación, no contempló la autorización de sobrecupos libres de arancel para maíz blanco. Paralelamente se crearon una serie de estímulos a la producción, que fortalecieron la producción nacional, principalmente al nivel de medianos y grandes productores. De hecho, los sobrecupos libres de arancel, por ley se otorgaban preferentemente a los importadores de maíz amarillo, favoreciendo, como se mencionó, a la agroindustria transnacional. Aquí a partir del 2002, la asignación de sobrecupos libres de arancel no se eliminó, aunque se impusieron una serie de restricciones a los importadores.

En resumen, las presiones políticas obligaron transitoriamente al gobierno mexicano revisar su política de importación de maíz. Ello no significa que se haya podido incidir en un factor que afecta de manera particular a la producción y a los productores nacionales de maíz: los elevados subsidios a la producción que asignan los EEUU a sus productores y los precios dumping a los que exporta el grano.

3.4. Subsidios, apoyos y dumping: entre la guerra de cifras y las percepciones de los productores

El tema de los subsidios, desde hace décadas ha constituido el foco rojo en las negociaciones sobre el comercio agrícola al nivel mundial. En septiembre del 2003 fracasó la reunión de la OMC en Cancún, debido a la imposibilidad de alcanzar acuerdos entre las los EEUU, la Unión Europea y los países en desarrollo, con respecto a los subsidios en la agricultura. Antes de analizar y comparar los niveles de subsidio que los EEUU y México destinan a la producción de maíz, es importante definir con precisión algunos conceptos, como son: apoyos a la agricultura, subsidios y dumping. Estas precisiones son importantes, no sólo con referencia a los procesos de análisis de los datos correspondientes, sino por las propuestas de reformas que de los análisis se derivan. Como referencia se toman las publicaciones de la OCDE (2004), del Instituto para la Política Agrícola y Comercial (IATP, Institute for Agriculture and Trade Policy) y las propuestas de T. Wise (2004) para analizar los apoyos y el dumping de productos agrícolas.

Es evidente que ante la disparidad en conceptos y datos, no existe un tipo de cálculo y análisis perfecto. No se trata de elaborar datos sensacionalistas, sino llegar a cálculos que encuentren su correspondencia en la realidad empírica que viven los campesinos de maíz en México y permitan señalar de manera diferenciada algunas medidas que se tendrían que defender e implementar para reducir y finalmente eliminar las disparidades entre los EEUU y México en el comercio bilateral de granos básicos.

3.4.1. La estimación de los apoyos a la agricultura

La estimación de los subsidios y apoyos a nivel internacional ha estado dictada fundamentalmente por la OCDE, la que desarrolló una serie de definiciones y medidas con fines comparativos. Es importante señalar que los datos que frecuentemente se mencionan como subsidios, en realidad son apoyos. La medida de estimación del apoyo a la producción (PSE), a pesar de ser una de las referencias más importantes para medir apoyos y subsidios en la actualidad, requiere de algunas aclaraciones y el señalamiento de una serie de problemas derivados de su aplicación; (Wise, 2004) lo señala enseguida:

1. El precio de referencia no es igual al precio de mercado, el uso de precios de referencia muy bajos, incrementa la brecha con los precios domésticos, elevando al MPS y PSE, como se verá en el caso del maíz para México.

2. El cálculo del PSE asume que existe una competencia perfecta. Por un lado, esto implica considerar que no hay ningún país que por su tamaño y nivel de producción pueda afectar directamente a los precios, lo que no se cumple para el caso de la producción de maíz, donde los EEUU dominan la producción mundial. Además implica pensar que no existen empresas oligopólicas capaces de presionar a los precios de productos agrícolas a la baja. Esto no se cumple para el maíz, y la dominancia de algunas empresas transnacionales de capital mayoritariamente estadounidense como Cargill, Archer Daniels Midland, Zen Noh, etc. ha sido ampliamente documentada y analizada. (Rubio, 2004)

3. El PSE no toma en cuenta diferencias de productividad, ya que expresa el apoyo como un porcentaje del ingreso de las unidades de producción. Esto lleva a una sobreestimación de los apoyos en países con menor productividad.


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