BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

IMPACTO DE LOS APOYOS FISCALES PARA LA PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DEL MAÍZ BLANCO EN EL VALLE DE GUASAVE, SINALOA

Víctor Manuel Peinado Guevara



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3.3. Análisis de la producción campesina de maíz de frente al TLCAN

A partir del año 2008, quince años después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, México elimina las últimas barreras comerciales a la importación de maíz, ello ocurrirá en un contexto internacional, en el que el maíz, no sólo se ha colocado como el grano con el mayor volumen de producción a nivel mundial, sino que sus usos en la industria no-alimentaria han cobrado tal importancia, que la Asociación de Productores de Grano (Corn Growers Association) de los Estados Unidos considera imperativo repensar el maíz, para pasar a un segundo plano su milenaria historia como alimento básico de los pueblos mesoamericanos, y consolidarlo como en una fuente de energía para el futuro inmediato. Frente a ello se encuentran las comunidades campesinas de México, para las que, a pesar de décadas de una política oficial encaminada a la desestructuración de la producción campesina, el cultivo de maíz sigue siendo un producto de consumo y elemento identitario fundamental. (Keilbach, 2008).

Uno de los problemas que subyacen en el análisis de la producción y los mercados internacionales de maíz, es que dos productos muy distintos, el maíz blanco y el amarillo, se negocian sumariamente como cereal. Los efectos del TLCAN sobre la economía campesina en este estudio se interpretan partiendo de estadísticas oficiales. Pero las estadísticas nacionales reflejan sólo de manera parcial la realidad en la producción de maíz campesino. A la vez, el gobierno mexicano justifica crecientes importaciones de grano, con una producción nacional insuficiente y las ventajas comparativas dadas por los precios del mercado internacional. Este mercado, dominado por los Estados Unidos y empresas agroalimentarias transnacionales, es distorsionado por los mismos Estados Unidos a través de precios dumping y elevados subsidios a la producción.

Se discute el panorama que enfrentará la producción nacional de maíz y las consecuencias sociales, ambientales y económicas de la apertura total a la importación de este grano, en el caso de que no se logre renegociar el capítulo correspondiente del TLCAN. (Keilbach, 2008).

3.3.1. Antecedentes de las negociaciones del maíz en el TLCAN

Desde su gestión el capítulo agropecuario del TLCAN, fue uno de los más debatidos y numerosas fueron las voces de académicos, políticos de oposición y de organizaciones campesinas que abogaron por la total exclusión de los productos básicos, el maíz y el frijol, del tratado, argumentando con las asimetrías del sector agrícola entre los futuros socios comerciales, así como con las especificidades socioeconómicas del sector agropecuario de México.

Uno de los dictados para la integración de México al TLCAN fue la importante reducción en apoyos y subsidios dirigidos a la agricultura campesina. En este contexto es importante recordar que la agricultura mexicana se sigue distinguiendo por una estructura bimodal, en la que coexisten un sector agroindustrial, caracterizado por altos niveles de capitalización, infraestructura y tecnología, y un sector campesino, ligado a las comunidades rurales y la estructura ejidal, que generalmente trabaja sobre tierras de temporal de mala o regular calidad, con limitado o nulo acceso a tecnología y crédito, produciendo en lo fundamental, aunque no exclusivamente, granos básicos como el maíz y frijol. (Cámara de Diputados, 2004).

Reconociendo las particularidades de la producción de estos granos en México, en el TLCAN finalmente se negoció una paulatina liberación del comercio de maíz y frijol por parte de México, determinando cuotas de importación crecientes, libres de aranceles, hasta la total liberación a partir del 2008. En el camino México ha tenido que ir eliminando una serie subsidios importantes en precios de garantía para maíz y frijol en 1999, desmantelamiento de la Conasupo y creando nuevos instrumentos de apoyo acordes con las reglas del TLCAN como son PROCAMPO, ASERCA y Alianza para el Campo.

Como uno de los objetivos generales de la liberalización comercial, se ha manejado la reducción de la pobreza mundial, a lo que se añade para el caso específico de la liberalización de la agricultura mexicana en el marco del TLCAN, la modernización y capitalización del sector. Al cumplirse 10 años de la entrada en vigor del TLCAN, abundaron los análisis referentes a los efectos directos e indirectos que este tuvo sobre los diferentes sectores y productos involucrados en la agricultura mexicana.

Los resultados de esta evaluación son heterogéneos, tanto debido a la diversidad de fuentes de datos como a los marcos teóricos en que se mueven los analistas e investigadores. Sin embargo, los datos de los años 2004 y 2005 referentes a la pobreza, el empleo y los cambios demográficos del país obligan al menos a un análisis crítico y cuidadoso de los efectos del TLCAN sobre la agricultura campesina de México.

Para el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos la situación actual del agro mexicano puede ser caracterizada como ejemplar de lo que ocurre cuando una economía en desarrollo, con recursos naturales agrícolas relativamente limitados, abre sus fronteras a una mayor competencia externa y a la vez, logra mejores accesos al mercado (USDA, 2006). Tal es el tamaño del experimento TLCAN al que se sometieron los agricultores mexicanos en 1994.


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