BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

IMPACTO DE LOS APOYOS FISCALES PARA LA PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DEL MAÍZ BLANCO EN EL VALLE DE GUASAVE, SINALOA

Víctor Manuel Peinado Guevara



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3.4.2. Algunas comparaciones entre México y EEUU

Tanto México como EEUU apoyan y subsidian a sus productores a niveles relativamente altos. De acuerdo a las cifras oficiales de la OCDE, en el período 1994-2003, el nivel de PSE para México fue de 30.7% y el de los EEUU sólo de 22.8%. Estas cifras han servido a los EEUU para argumentar que el gobierno mexicano protege a sus productores con altos niveles de apoyo, que compensan eventuales asimetrías del mercado. Sin embargo, esta comparación no refleja la realidad que hay detrás de los apoyos, como se verá a continuación.

Los EEUU, siendo los lideres del mercado mundial de granos y quienes determinan su precio de referencia, en consecuencia para este producto tienen un apoyo a los precios de mercado igual a cero (OCDE, 2004a), por lo que su estimación del apoyo a la producción, en este caso se compone enteramente de subsidios.

Si para el caso de México se recalcula el PSE, eliminando el MPS, es decir considerando sólo la fracción de subsidios dentro del PSE, se obtiene un valor promedio de 20.7% para el lapso de 1994-2003, ligeramente inferior al subsidio que otorgan los EEUU. (Gráfica 14)

Este resultado por un lado invalida el argumento de los EEUU sobre la supuesta sobreprotección que se da a los productores mexicanos, pero a la vez lleva a otra consideración importante: ¿Son los subsidios realmente el factor principal que distorsiona el comercio del maíz entre ambos países y pone en tan evidente desventaja a los productores mexicanos? Los datos anteriores reflejan que no es así, por lo que el análisis de las disparidades debe considerar una serie de otros factores importantes.

Gráfica 14. Subsidios de México y EUA a la producción de maíz (%)

3.4.3. El efecto del dumping sobre el MPS y PSE

La política mexicana, bajo el TLCAN, ha estado encaminada a reducir significativamente los apoyos al mercado del maíz, MPS. Sin embargo, en la gráfica 15, se observa que aparentemente el MPS sigue formando una proporción significativa del PSE, incluso después del desmantelamiento de CONASUPO y de la eliminación de los precios de garantía en 1999. La brecha entre el MPS y PSE, es decir, lo que corresponde a los subsidios se ha abierto sólo paulatinamente. Antes que preguntarse ¿qué más tendrá que hacer México para reducir su MPS?, cabe analizar, por qué a pesar de las medidas señaladas, y a pesar de que los campesinos mexicanos reportan números rojos en sus rendimientos de maíz, el MPS sigue siendo, en apariencia muy elevado (gráfica 15).

Gráfica 15. MPS y PSE de México -1993-2003 (en millones de pesos)

La respuesta a ello, siguiendo la línea argumentativa de Wise, 2004, se encuentra en la distorsión de los apoyos al mercado, MPS en México, que tienen su origen en los precios dumping del maíz estadounidense. Este dumping ha sido demostrado y calculado por Ritchie et. Al. (2004) y publicado por el Instituto de Política Agrícola y Comercial (IATP). Es decir, en los últimos años el precio de exportación (US gulf export price) de los EEUU han estado por debajo del precio de producción en este país.

De ahí que para calcular el MPS se debería de considerar como base el precio real de producción de maíz en los EEUU, no el precio dumping. Aquí se observa que entre 1994 y 2003 el MPS para México resulta negativo, y expresa exactamente el sentir de los productores mexicanos, que consideran que los precios oficiales no cubren sus gastos de producción. De acuerdo a Wise (2004), la OCDE ha admitido la posibilidad de valores negativos de MPS. En los años 2002 y 2003 estas tendencias se revirtieron ligeramente, el MPS ajustado es mayor, debido al menor nivel de dumping registrado en estos años.

3.5. La evolución del México rural y la necesidad de repensar el maíz

Si bien la superficie sembrada con maíz de temporal marca un moderado descenso después de 1994, sus cifras no revelan aún la dramática descomposición de la situación rural mexicana.

De 1994 a 2005 la participación de la agricultura, ganadería y pesca en el Producto Interno Bruto de México disminuyó del 6.0 al 5.3%, de acuerdo al sistema de cuentas nacionales, INEGI. El porcentaje de población empleada en la agricultura con respecto al total de población empleada, se redujo del 24.7% al 15.1%, aunque la población rural en términos absolutos creció ligeramente de 24.4 millones a 25.3 millones de habitantes, en localidades menores a 2500 habitantes, (INEGI, Encuesta nacional de empleo).

El número de jornaleros agrícolas entre 1999 y 2003 se redujo en 588,949, mas de medio millón de personas, y el número de personas empleadas en el trabajo familiar no remunerado en la agricultura en el mismo lapso se redujo casi a la mitad, a 1,6 millones de personas. Estos datos coinciden con el notable incremento en la emigración de población rural, principalmente a los Estados Unidos, la reducción de mano de obra para las labores del campo, y finalmente redundan en el proceso de feminización y envejecimiento de las comunidades rurales actuales.

Estos datos indican que la brecha entre la agricultura campesina y la industrial se ha profundizado notablemente durante la última década, ya que los beneficios de la integración a los mercados mundiales han podido ser capitalizado sólo por un sector muy reducido. De acuerdo a estadísticas de la CEPAL, el nivel de pobreza rural se redujo de 56.5% a 44.1% entre 1994 y 2004. Aunque los pagos del programa Oportunidades deben haber contribuido a esta reducción estadística de la pobreza, las remesas de los migrantes, que entre los años 2004 y 2005 también llegaron a cifras récord de 16 mil y 20 mil millones de dólares, respectivamente, representaron una contribución aún mucho más significativa. De acuerdo al USDA (2006), la duplicación del precio doméstico actual del maíz no contribuiría a una reducción significativa de la pobreza. Esta aseveración puede sustentarse en la aplicación de modelos económicos, pero se contradice por evidencias empíricas.

Los campesinos consideran que un incremento en el precio del maíz significaría un estímulo fundamental para volver a producir el grano, así como la continuidad de un programa de subsidios similar al PROCAMPO actual. Independientemente de los argumentos a favor del maíz por la recuperación de la soberanía alimentaria de México y el rescate cultural del maíz criollo, que de suyo son argumentos más que suficientes a favor de la reestructuración del sector maicero tradicional.

La renegociación del maíz en el TLCAN, considerando sus variedades, usos y valores culturales, significa un reto importante para el gobierno federal que debe de afrontar: optar por el desarrollo rural de México desde una perspectiva ligada a un concepto de desarrollo agrícola del país, entendiendo a la agricultura, no sólo como la producción de mercancías, sino como un conjunto de elementos estratégicos para el futuro del país, tanto culturales, sociales como productivos. O bien, optar por el desarrollo rural regido por la estrecha perspectiva del desarrollo económico como el único rector del futuro del país.


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