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IMPACTO DE UNA TRANSFERENCIA CONDICIONAL EN EFECTIVO SOBRE LAS DECISIONES LABORALES DE LOS BENEFICIADOS: UN ANÁLISIS DEL BONO DE DESARROLLO HUMANO DEL ECUADOR AÑOS 2005 - 2006

Santiago Israel Rivera Pazmiño



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CAPÍTULO V RESULTADOS, CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Una vez analizado y evaluado el impacto del BDH en las diferentes variables de interés del presente estudio, es procedente sintetizar los resultados importantes e indagar sobre las principales conclusiones a las que conduce esta investigación. Posteriormente, con esta base, se establecerá varias recomendaciones de política en torno a la incidencia de las transferencias monetarias en efectivo del BDH en el país y su repercusión en el comportamiento laboral de los individuos.

En este sentido, en el presente capítulo se desarrolla en primer lugar una síntesis de los resultados encontrados en la evaluación de impacto del BDH sobre las decisiones laborales de los individuos. En segundo lugar se establecen las conclusiones principales de este estudio y para culminar el análisis se proporciona sus respectivas recomendaciones.

5.1. Resultados

Aplicada la regresión discontinua formulada por la investigación para evaluar el impacto que generan las transferencias del BDH en las horas de trabajo de los individuos, se obtienen una serie de resultados que permiten rechazar la hipótesis planteada por la investigación, la misma que menciona: “Las Transferencias condicionadas en efectivo del Bono de Desarrollo Humano del Ecuador presentarían impactos negativos a la oferta laboral de los adultos beneficiarios del programa durante el período 2005-2009”. Para ello en primer lugar se comprueba la discontinuad existente y prioritaria para efectuar una regresión discontinua.

Los resultados demuestran en primer lugar de modo gráfico el salto o la discontinuidad misma que se vislumbra en los gráficos 01, 02, 03 y 04. Posteriormente durante el análisis paramétrico Las estimaciones realizadas muestran claramente el no rechazo de la discontinuidad al 95% de nivel de confianza en todas las distinciones evaluadas y en las formas polinomiales.

Posteriormente se efectúan las estimaciones del efecto del programa BDH en las horas de trabajo de los individuos. La estimación de MCO muestran que no existe un efecto significativo de las transferencias sobre las horas de trabajo de los individuos, pues se rechaza T=0 al 95% del nivel de confianza. Igualmente, se estima sobre las horas mensuales de trabajo de la población económicamente activa (PEA), donde en el mismo caso que el anterior a un 95% de confianza no existe impacto. Además se determina en la participación en el mercado laboral y en los ocupados que trabajaron al menos una hora la semana anterior a la encuesta, donde en ambos casos se observa que no existe un efecto significativo al 95% de confianza.

A ello se suman los resultados encontrados en el análisis con variables instrumentales, en el diseño difuso –fuzzy desing- se comprueba la existencia de una relación positiva entre la participación en el programa y las horas de trabajo, con lo cual se descarta la posibilidad de que la participación en el programa tiene un efecto negativo en las horas de trabajo. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que esta relación positiva es insignificante para todas las distinciones analizadas al 95% de confianza.

En síntesis, con los resultados obtenidos se comprueba que la hipótesis planteada por la investigación no se acepta, pues en ninguno de los casos realizados en la evaluación existen argumentos que permitan aceptar la hipótesis en cuestión. Además, las preguntas de investigación que se han planteado se resuelven en sentido negativo, pues no existe ninguna vía por la cual las transferencias del BDH afecten la participación en la fuerza laboral, ni siquiera a través de las horas de trabajo de los individuos y finalmente tampoco existe un cambio en el comportamiento y preferencias de ocio entre jefes y jefas de hogar.

Cabe notar que el impacto estimado en una regresión discontinua es local, en el sentido de que aplica para las personas que están en la discontinuidad y en el diseño difuso sólo para las personas que debiendo recibir el BDH lo recibieron efectivamente. No obstante, esta evidencia es causal pues se basa en un método cuasi experimental riguroso y es la primera evidencia contrafactual para la oferta laboral y BDH en el Ecuador.

5.2. Conclusiones

En el proceso de estudio se indaga sobre el efecto que producen las Transferencias Condicionas en Efectivo (TCE) sobre diferente aspectos de los beneficiarios, entre ellos se destacan la inversión que a causa de éstas realizan los beneficiarios en capital humano, especialmente en educación y servicios de salud. Respecto a la primera se concluye que existe amplia evidencia de que las TCE incrementan la matricula escolar de los beneficiario en una gran mayoría de los países que aplican este tipo de programas, cosa similar ocurre con los servicios de salud.

La inversión en capital humano ha sido especialmente favorecida por un aumento de aproximadamente 10 puntos porcentuales en la matrícula escolar de los niños Schady & Araujo (2007). El impacto que en materia de salud ha generado el BDH, según Paxson & Schady (2007) encuentran que en las zonas las transferencias del BDH han mejorado relativamente la nutrición de los niños en especial mediante el uso de medicación para la eliminación de parásitos, aunque no mediante el uso de prevención de salud.

Además, se hace un recorrido literario donde se muestra evidencia de que las TCE tienen efectos positivos en la reducción de la prevalencia e intensidad de la pobreza en el corto plazo (Bourguinon, Leite y Ferreira, 2002: Morley y Coady, 2003: Skoufias y McClafferty, 2001, citado en: (Villatoro, 2007) ). Las TCE ayudaron a disminuir la desigualdad en la distribución del ingreso en Brasil, México y Chile. No obstante el peso de las transferencias entregadas por los programas es muy pequeño en relación a los ingresos totales (Villatoro, 2007).

Sin embargo, es importante destacar que estos resultados no se deben interpretarse como indicadores de efectos sostenibles de reducción de pobreza y de mejoramiento de la distribución del ingreso en el mediano plazo, sino como un efecto de alivio de la pobreza en el corto plazo, circunstancias que son probables si los procesos de focalización de los programas son adecuados.

Por otro lado, las TCE deben apuntar a maximizar sus efectos de protección social y minimizar los efectos no deseados -trampas de pobreza-, como los desincentivos al empleo y la “compra” de tiempo libre (Tabor, 2003; citado en: (Villatoro, 2007)). Por ello, también se indaga sobre aspectos importantes como el empleo. La oferta laboral de los beneficiarios se toma como variable principal de la presente investigación, esta se la comprende como las horas que los beneficiarios emplean para dedicarlo a actividades laborales, sin embargo no se distingue ni se toma como horas de trabajo a las actividades domesticas que en su mayoría emplean las madres de familia y en algunos casos los niños y niñas.

Para efectos de evaluación se considera un método cuasi-experimental de regresión discontinua donde se crea un grupo de control con los hogares o personas que están cercanas al punto de discontinuidad o corte y que no reciben tratamiento. El grupo de tratamiento son los hogares o personas cercanas al punto de corte que reciben tratamiento. Al limitar la muestra a los que están cerca del corte, se pueden obtener estimaciones objetivas de la repercusión del programa en la variable resultado. La Encuesta de Condiciones de Vida 2006 y el índice Selben son los datos que se han procesado para realizar las estimaciones y efectuar las evaluaciones presentadas en el modelo.

Como se mencionó anteriormente, la evidencia que se manifiesta en el estudio sugiere en términos generales que las transferencias monetarias del Bono de Desarrollo Humano no tienen grandes efectos que desincentiven a la oferta de trabajo. Sin embargo, los resultados producen la necesidad de ampliar la investigación, tomando en consideración la siguiente ronda de encuesta de condiciones de vida -programada para el 2010-. Donde, se apreciaría el comportamiento de los individuos en un período de tiempo más amplio, en el cuál podría haberse ajustado el comportamiento de los beneficiados y se tomaría en consideración los incrementos acontecidos en los montos del BDH durante el año 2009.

A pesar de ello, los resultados hasta la fecha de análisis, muestran que la opinión popular en torno a que las transferencias monetarias del BDH fomentan la desidia laboral no está respaldada por la evidencia. Es decir, los hogares que reciben transferencias del BDH no disminuyen su oferta laboral a causa de este nuevo ingreso. Con ello, nace la interrogante: ¿Por qué las transferencias del BDH no dan lugar a reducciones en la mano de obra de los adultos, como había sido la preocupación de políticos y académicos y como menciona la opinión popular?

Se pueden exponer varias explicaciones al respecto. Como se mencionó en capítulos anteriores, los beneficiarios del BDH son muy pobres -su índice SELBEN es inferior a 50.65- y la elasticidad ingreso-ocio es baja para este tipo de hogares. En otras palabras, cuando un beneficiario del BDH determine las horas de su tiempo disponible que destinará al trabajo, al mismo tiempo está determinando las horas que destinará al ocio, con base a su costo de oportunidad. En este dilema la valoración que los beneficiarios del BDH dan al ocio es baja, pues un aumento de ocio –o una disminución de horas de trabajo- representa una elevada repercusión para su ingreso desde el punto de vista de su valoración. Esta inelasticidad provocaría que a pesar de tener un nuevo ingreso a causa del BDH que el beneficiario no necesariamente cambie su comportamiento en cuanto a horas de trabajo.

Otra de las causas que justificarían los resultados del estudio radica en los objetivos cumplidos del BDH. En el recorrido del estudio hemos mencionado los alcances positivos que han tenido las transferencias del BDH en cuanto a matrícula escolar, trabajo infantil y utilización de servicios de salud. La disminución de trabajo infantil alcanzada, implica una disminución del ingreso del hogar y el incremento de la matrícula escolar involucra un aumento del gasto al interior de los hogares, esto básicamente por útiles escolares, uniformes, transporte –en algunos casos- y otras características necesarias para la asistencia escolar.

Este fenómeno produce que la transferencia monetaria del BDH se compense con los nuevos gastos y la disminución del ingreso al interior del hogar. Motivo por el cual, el nuevo ingreso no tendría razón para alterar el comportamiento laboral de los beneficiarios. Por otro lado, si las transferencias no compensarían los nuevos gastos y la disminución del ingreso; y por el contrario incrementaran los gastos en el hogar, las familias tenderían a incrementar su oferta laboral, fenómeno que tampoco se comprueba en el presente estudio.

Entre otra de las razones por las cuales se explica por qué las transferencias monetarias del BDH no causan desincentivos a la oferta laboral se refiere a la percepción de la duración en el tiempo de las transferencias. Así, si las familias beneficiarias consideran que las transferencias son temporales y no permanentes, -ya sea por desconfianza en la estabilidad de las políticas de gobierno o por el cambio de gobiernos- es de esperarse que no exista variaciones en su oferta laboral, ya que al percibir a las transferencias como “temporales” las familias considerarán a las transferencias como momentáneas y no tendrán razón para cambiar su comportamiento a menos que su percepción de las transferencias sea “permanente”. Además, las constantes revisiones que se realizan a los beneficiarios del BDH no garantizan que las familias puedan recibir las transferencias permanentemente.

A sí mismo, otro argumento que gira en torno a esto, se basa en el monto de las transferencias. Morley & Coady (2003) han señalado que las trampas de pobreza son poco plausibles en las TCE de la región, por los bajos montos de las transferencias y por los ingresos perdidos por el abandono del trabajo infantil. El monto del BDH no es diferenciado, las familias beneficiarias independientemente de sus circunstancias reciben una cantidad fija. Este ha tenido varios cambios desde su inicio, en principio el monto que se asignaba era de $15.10 (equivalente en sucres) para las madres y $7.6 a personas de la tercera edad y discapacitados: Sin embargo, después de la dolarización este monto se redujo en un 24% y 8% respectivamente, ya que no estaban indexados a la inflación (las madres recibían US $11.5 y los ancianos $7) (Younger, Ponce, & Hidalgo, 2009).

Este monto se lo incrementa nuevamente a $15.00 y posteriormente en el 2007 se lo duplicó a $30 tanto para las madres como para las personas de la tercera edad y discapacitados, para finalmente en el 2009 terminar en $35.00. Cabe manifestar que los datos que se utilizan en el estudio son del 2006 por lo que los últimos incrementos no se vislumbran.

Entonces, al ser bajos los montos del BDH, las familias no ven incentivos suficientes en sus ingresos para alterar su comportamiento laboral. Además, es probable que este ingreso no permita satisfacer el consumo mínimo que las familias consideran deben tener, por tal motivo su oferta laboral no disminuirá. Desincentivos a la oferta de trabajo de adultos se encuentran sólo para el programa Red de Protección Social en Nicaragua donde se realizaron transferencias más generosas.

5.3. Recomendaciones

Las transferencias monetarias del BDH juegan un rol fundamental para la política social de los últimos gobiernos, y en esta línea difícilmente la lógica cambiará. Por lo tanto, es fundamental realizar varias recomendaciones al respecto, basadas justamente en el rol que este tipo de políticas tiene para los aspectos sociales, económicos y políticos del país, fundamentadas con los resultados encontrados en esta investigación y en los hallazgos localizados por otros investigadores.

En este sentido, el estudio que se desarrolla en la disertación se encuentra aspectos interesantes en cuanto al impacto del BDH en el comportamiento laboral de los beneficiarios, especialmente se observa dicho impacto en los adultos. Fundamentalmente no se acepta la hipótesis planteada por el estudio, pues no se comprueba que las transferencias del BDH hayan ocasionado disminución en las horas de tiempo que los individuos destinan hacia actividades laborales.

Con estos resultados y con todo el recorrido investigativo que se presenta en la disertación es necesario entonces abordar algunas recomendaciones, tanto para futuras investigaciones que de este tipo se realicen como para los hacedores de este modelo de políticas. Es así que, esta subsección presenta una discusión breve sobre el debate académico de este tipo de políticas, luego se especifica las implicaciones que conllevan los resultados obtenidos, básicamente se aborda cuestionamientos en cuanto al hecho temporal de la investigación, donde se determina que queda pendiéndote una investigación que vislumbre los últimos acontecimientos ocurridos en las transferencias del BDH, que pueden haber originado cambios conductuales en los beneficiario. Posteriormente, se enfatiza la importancia del monitoreo constante de las transferencias para finalmente dejar claros cuestionamiento que continúan flotando respecto al impacto de las transferencias del BDH.

Desde el establecimiento de programas que implican transferencias condicionas en efectivo se origina un amplio debate académico entre economistas del desarrollo, expertos en salud pública y estudiosos de la educación, sobre los méritos y logros de este nuevo mecanismo de realizar política social. La escasa discusión política ha reflejado varias divisiones partidistas en épocas electorales, impidiendo un cuidadoso estudio de la transformación política detrás de la adopción de estos programas, una comparación respecto a otros programas de combate de la pobreza, o una evaluación cuidadosa de las consecuencias que implica la aplicación de la política.

Con ello, el debate político se ha limitado a realizar acusaciones infundadas y manipulación clientelar en la selección de beneficiarios, o se asimila a los programas como una estrategia de “compra” del voto. Ya en el ejercicio de poder, las transferencias permiten el mantenimiento o credibilidad de los gobiernos de turno, transformándose este tipo de política en inamovible -a la baja- e incluso interminable.

Frente a ello, a pesar de que las transferencias han logrado varios avances en salud, educación y que el estudio no comprueba que el BDH genere impacto en la oferta de trabajo es necesario reformular algunas características de esta política social, pues no se puede descarta que con el pasar del tiempo se originen cambios conductuales en los beneficiarios. No se debe olvidar que después de la fecha de análisis han existido grandes incrementos en el monto de las transferencias y además anuncios de más aumentos, razón por la cual, los individuos podrían haber ajustado su comportamiento y es más considerar a las transferencias como permanentes.

Este hecho implica que los hacedores de política deberían repensar la orientación que está tomando para la política social las transferencias del BDH, pues el mantener los incrementos en los montos sostenidamente podría empezar a generar un efecto búmeran para la política económica, y en lugar de apoyar al sector vulnerable se generarían incentivo a la desidia laboral. Esto involucra cambios “internos” del programa, es decir, del propio diseño, y cambios “externos” del programa, es decir, de articulación con otras políticas sociales, laborales y productivas. La principal decisión radica en darle a los incentivos que genera el programa la misma o mayor importancia que se tiene con los objetivos del mismo.

Es decir, el programa de transferencias monetarias del BDH a más de tener definido claramente su objetivos, también debe considerar sus limitaciones, pues existe un punto de equilibrio entre los alcances o logros que se obtiene por las transferencias y los efectos que éstas generarían en el comportamiento de los individuos, motivo por el cual se debe tener claro hasta qué punto se debe incrementar el monto de las transferencias y además quienes deben recibir las mismas, es decir, que tan bien focalizadas están. Esto implica, un constante estudio del impacto que generan las transferencias en los beneficiarios pero no sólo en cuanto a los objetivos que éstas tienen, sino también en los efectos colaterales que podrían causar, lo que compensaría los logros obtenidos.

Entonces, es fundamental mejorar los actuales sistemas de monitoreo y evaluación de resultados como base para una gestión eficaz del BDH y realizar evaluaciones comparativas que permitan explorar la eficiencia relativa de distintos programas y políticas. Lo que se obtiene con estos programas representa especial importancia para toda la región, por ello se debe considerar las evaluaciones como un bien público. Pues, la experiencia de los programas de TCE demuestra el papel crucial de las evaluaciones en dar cuenta de los éxitos y fracasos en la lucha contra la pobreza.

Entonces, aún después de contar con las evaluaciones de impacto realizadas referente a los efectos del BDH, es necesario realizar evaluaciones a cuestionamientos que continúan flotando. Pues, seguirán sin respuesta preguntas fundamentales referentes a la efectividad del programa, dentro de ello aquellas relacionadas con la sostenibilidad a largo plazo de los cambios conductuales, en especial si los montos continúan con incrementos sostenidos, los efectos de largo plazo sobre el bienestar, las sinergias entre los diversos componentes del programa y el balance entre tamaño de la transferencia y cantidad de beneficiarios (Rawlings & Rubio, 2003).

Además, queda latente la necesidad de evaluar la efectividad de las transferencias en dos situaciones distintas: como una institución permanente dedicada a enfrentar la pobreza crónica y como un instrumento temporal enfocado a reducir la vulnerabilidad (Rawlings & Rubio, 2003). El horizonte a corto plazo de los análisis actuales podrían no ser suficientes para observar un impacto a lo largo de estas dimensiones. En principio, el empleo puede no verse afectado, pero en el mediano y largo plazo los cambios conductuales pueden reportar otros resultados. Además la evaluación de impacto sobre el universo total de los participantes podrían ocultar importantes efectos en subgrupos específicos, o dependiendo de las características del programa.

Entonces, los resultados positivos no necesariamente implican que el programa evaluado represente la mejor alternativa para lograr un resultado en particular. Es necesario que las evaluaciones comparen el efecto de diversas intervenciones en el logro de un mismo objetivo y así determinar cuál es el mecanismo más acertado y con menores efectos colaterales.


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