BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

IMPACTO DE UNA TRANSFERENCIA CONDICIONAL EN EFECTIVO SOBRE LAS DECISIONES LABORALES DE LOS BENEFICIADOS: UN ANÁLISIS DEL BONO DE DESARROLLO HUMANO DEL ECUADOR AÑOS 2005 - 2006

Santiago Israel Rivera Pazmiño



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CAPÍTULO II MARCO TEÓRICO

2.1. Escuela Neoclásica

La línea de pensamiento a utilizarse es la escuela neoclásica. El estudio se enmarca dentro de la visión liberal de la oferta de trabajo, con un análisis microeconométrico y un enfoque microeconómico se utiliza el modelo neoclásico de la elección ocio-trabajo.

2.1.1. El enfoque neoclásico del mercado de trabajo

En la teoría neoclásica u ortodoxa, el empleo se analiza como un mercado donde influyen las fuerzas de la oferta y la demanda de mano de obra. Este análisis es exclusivamente microeconómico. Se considera el mercado del factor trabajo en la misma forma que al resto de los mercados de factores, bienes y servicios. Oferentes y demandantes de mano de obra son racionales, buscan constantemente la mayor utilidad posible, el precio del trabajo es el salario (W) y la cantidad son las horas que se destinan a trabajar. Cuanto mayores sean los salarios, menor será la cantidad demandada y mayor la cantidad ofrecida. El análisis neoclásico se basa en el supuesto de la flexibilidad de los salarios. Los desplazamientos que se puedan producir en las funciones de demanda y oferta de trabajo provocarán reajustes salariales que en cualquier caso quedarán determinados en el punto en que se igualen la oferta y la demanda.

En relación al desempleo, la teoría neoclásica, si bien asimila al mercado laboral como cualquier otro mercado en la economía, asume que el comportamiento de este mercado es distinto, pues los excesos de oferta no se comportan del mismo modo que en los otros mercados, debido a diferentes acontecimientos especiales, como su rigidez. Ésta se explica por la presencia de elementos extraños en el funcionamiento de este mercado. En síntesis se puede decir que estos elementos que alteran el mercado son los sindicatos y el Estado. El primero, impide que el trabajador llegue a un acuerdo voluntario -guiado por su comportamiento “racional”- con el empresario, generando así fallos en este mercado. Por otro lado, el Estado dentro de esta línea de pensamiento actúa como una fuerza intervencionista que distorsiona el mercado por medio de sus leyes, regulaciones y programas (D. Guerrero & M. Guerrero, 2003).

La intervención del Estado en la economía impide que el mercado laboral actúe libremente. Las leyes emitidas, los subsidios y los programas de transferencias de dinero que aumentan la renta de los trabajadores provocan incrementos “artificiales” en el precio del mercado de trabajo (W), El pensamiento neoclásico considera que estos factores pueden actuar negativamente, juntos y por separado. Esta influencia negativa se enmarca en el “Estado de Bienestar”, que es criticado duramente y se considera la causa principal de la generación de desequilibrios en el mercado laboral y por ende de la generación de desempleo.

En el pensamiento neoclásico, los sindicatos influyen en la fijación de los salarios superiores a los de equilibrio y a la fijación de salarios mínimos. Estructuralmente, hace referencia al desempleo friccional y estructural (Bilder, Díaz, & Giuliani, 2003). Básicamente, el desempleo friccional hace referencia al tiempo que utilizan los trabajadores en encontrar el trabajo que se adapta de mejor manera a sus preferencias cuando están cubiertos por un seguro de desempleo. En cuanto al desempleo estructural se considera a la dificultad de los buscadores de trabajo de adaptarse a nuevas actividades económicas y por la entrada de nuevos oferentes de trabajo, quienes por la inexperiencia son imposibilitados de acceder al mercado laboral (Bilder et al., 2003)

Las explicaciones neoclásicas a los desequilibrios cuantitativos se basan en los supuestos generales del modelo neoclásico, entre los cuales se considera que todos los mercados -incluido el de trabajo- se encuentran bajo condiciones de competencia perfecta, de modo que todos los desequilibrios se ajustan inmediatamente, en el caso del mercado de trabajo bajo la flexibilidad de precios -salarios-. También se supone la existencia de perfecta información y movilidad, y que el trabajo se trata como una mercancía homogénea, pues los trabajadores presentan cualidades similares.(Boada & Pulido, 2008).

En este sentido, el enfoque neoclásico asume que la economía se encuentra en equilibrio cuando utiliza plenamente todos los factores productivos. De este modo, la flexibilidad del precio (W) se reajusta rápidamente, teniendo desequilibrios momentáneos. Es la rigidez en los precios del factor trabajo (W) lo que imposibilita que se determinen libremente por las fuerzas de la oferta y la demanda e impide que se vacíen los mercados en el pleno empleo (Boada & Pulido, 2008).

2.1.1.1. Oferta y demanda de trabajo en el modelo neoclásico

Considerando al mercado de trabajo como cualquier otro mercado, los supuestos que forman básicamente parte del modelo neoclásico son: Salario y precios plenamente flexibles, no existen costes para los trabajadores en la búsqueda de trabajo ni para las empresas al aumentar o reducir sus plantillas y las empresas actúan competitivamente y confían en vender toda su producción al precio vigente en el mercado para sus bienes. Con estos supuestos se puede analizar el modelo neoclásico partiendo del análisis de la función de producción, la demanda y la oferta.

En cuanto a la función de producción neoclásica, se supone la existencia de rendimientos decrecientes del trabajo.

Donde: Y= Producción; L= Trabajo; K= Capital

Se considera al capital como fijo en el corto plazo, por lo que únicamente es posible incrementar la cantidad producida del bien incrementado la utilización del factor L. Por lo tanto se tiene rendimientos laborales decrecientes.

Por otro lado, está la demanda neoclásica del factor trabajo. Tomando en consideración que la demanda del factor de producción trabajo es una demanda derivada de las propias necesidades del proceso productivo (Boada & Pulido, 2008), la demanda se reduce a tres consideraciones: las empresas maximizan sus beneficios, actúan en mercados de competencia perfecta, y cumplen la ley de productividad marginal decreciente del trabajo. Tomando en consideración el primer supuesto, se concluye que las empresas se hallan dispuestas a pagar como máximo a sus trabajadores un salario real equivalente a su productividad marginal:

Donde: U= utilidades de la empresa; P= precio; Q=la producción total; W= salarios nominales; L=trabajo y w = salario real

Entonces, una empresa contratará un trabajador adicional mientras la productividad marginal del trabajo (PML) sea igual al salario real (w). Por ello, la curva de demanda del trabajo es negativa. Si baja el salario, producirá incrementos en el empleo en una proporción dada por la elasticidad de la curva de demanda de trabajo. La PML depende de la técnica concreta utilizada que, según la teoría neoclásica, es un factor exógeno al modelo. Según Ruesga (2002) En el largo plazo, la productividad marginal del trabajo se corresponde con el salario o precio del factor trabajo.

Sin embargo, se debe considerar que en el largo plazo, la elasticidad de sustitución entre los factores productivos capital y trabajo se hace mayor. Además, los determinantes de la demanda de trabajo son la demanda del propio producto y la tecnología o la relación entre capital y trabajo. Pero también influyen las instituciones del mercado de trabajo, las regulaciones y los programas de incremento de renta que, según los neoclásicos, introducen rigideces en el mercado de trabajo que impiden su libre y correcto funcionamiento (Boada & Pulido, 2008). Por otro lado, con relación al corto plazo, la demanda de trabajo depende del precio del trabajo, es decir del salario. Las variaciones relativas se deberán entonces a los cambios exógenos y a las diversas combinaciones de capital y trabajo (Boada & Pulido, 2008)

Ahora, con relación a la oferta laboral del modelo neoclásico, es decir, la relación establecida entre los salarios reales y la cantidad de trabajo ofrecida, según Branson (1979) se utilizan tres supuestos: primero el ser humano valora el ocio; el trabajo significa un sacrificio de dicho ocio y, en consecuencia, tiene que ser remunerado, el segundo supuesto implica que esto produce al individuo una disyuntiva según la cual tiene que escoger entre horas de ocio y el poder de compra de la renta que genera la compensación por su trabajo y por último los seres humano son optimizadores y tratan de maximizar su función de bienestar individual (López, 1982). Es decir, al ser el salario una remuneración del trabajo, que para el trabajador resulta una renta que puede dedicar al consumo –que implica actividades de ocio- un aumento del salario o de la renta por parte de un programa de transferencias del estado implica que el trabajador debe decidir si prefiere aumentar el tiempo que dedica al trabajo o el que dedica al ocio. Entonces el resultado final dependerá de la intensidad de los efectos renta y sustitución que actúan simultáneamente.

En este sentido, un incremento de la renta de los trabajadores para una misma cantidad de trabajo prestado, hará que sientan preferencia a consumir una mayor cantidad de bienes, entre los cuales se encuentra el ocio. Es decir un incremento de la renta de los trabajadores a causa de una transferencia del Estado podría conducir a más ocio y de este modo a ofertar menos trabajo; esto se conoce como “efecto renta”. Por otro lado el “efecto sustitución” implica que un incremento del salario real genere incrementos en el tiempo dedicado al trabajo, es decir, incremente la oferta de trabajo pues un aumento del salario convierte al ocio relativamente más caro, de modo que el coste de oportunidad de cada hora dedicada al ocio resulta más caro. Además, incrementos del salario real, produciría incentivos al que ingresen nuevos oferentes de trabajo (Pérez Boada & Pulido, 2008).

Ahora, el equilibrio en el mercado laboral se da en la representación simultánea de las curvas tanto de demanda como de oferta laboral. En caso de desequilibrios, el enfoque neoclásico menciona que son las fuerzas de oferta y demanda las que producirán un rápido restablecimiento, esto gracias a la flexibilidad del salario y a la perfecta movilidad de los trabajadores. Es decir se descarta la existencia de desempleo involuntario. En consecuencia, el mercado de trabajo neoclásico tenderá de modo natural a una situación de equilibrio.


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