BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

COOPERACIÓN TRANSFRONTERIZA E INTEGRACIÓN EN AMÉRICA LATINA: LA EXPERIENCIA DEL PROYECTO FRONTERAS ABIERTAS

Coordinadores: José Luis Rhi-Sausi y Dario Conato



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6. Cooperación Transfronteriza en la Triple Frontera de Bolivia-Chile-Perú

Silvia Marteles Moreno

6.1 Re-escribir el territorio a partir de una cultura común

La Triple Frontera de Bolivia-Chile-Perú, entendida como un espacio territorial trinacional contiguo, tiene un legado de disputas, separaciones y anexiones entre los tres países, pero a su vez, tiene a nivel territorial, una historia de cooperación y de intercambios formales e informales y una cultura ancestral común ligada a la presencia autóctona del pueblo indígena Aymara, distribuido en las zonas de frontera de los tres países, con un fuerte y reconocible perfil cultural.

Es precisamente en esta Triple frontera de Bolivia-Chile-Perú donde se sembró la semilla de lo que más tarde se llegaría a traducir en el Proyecto Fronteras Abiertas. En el último tercio de 2006 el CeSPI (Centro Studi Politica Internazionale), en el marco de sus vínculos con la Subsecretaría de Desarrollo Regional de Chile, se acercó a este territorio fronterizo, iniciando las primeras relaciones con algunos actores subnacionales de los tres países, en particular con la Alianza Estratégica Aymaras Sin Fronteras. El carácter pionero de una plataforma política transfronteriza de carácter local activa y consolidada desde el 2001 en el territorio como la Alianza Estratégica Aymaras Sin Fronteras, fue considerado sin lugar a dudas, como un factor clave para decidir poner en marcha las actividades del proyecto en esta área de frontera. La Alianza Estratégica es una de las primeras asociaciones “de segundo piso”, conformada por asociaciones de municipios de diversos países, que han hecho uso de la frontera como recurso político y han elaborado un discurso étnico sobre el territorio transfronterizo que les permite relacionarse con instancias de la cooperación internacional y poder, de esta forma, acceder a financiamiento. Como dice Rouvière “la consolidación de este espacio de diálogo subregional, promueve el desarrollo económico del espacio transfronterizo y permite la inserción de éste en el mercado global por medio de la cooperación política” (Rouvière, 2007).

Después de realizar un estudio de factibilidad, en el que se evaluaron posibilidades y potenciales de cooperación transfronteriza territorial entre actores locales, regionales y nacionales de estos tres países, el Proyecto Fronteras Abiertas empezó a ejecutarse en julio de 2007.

6.2 Características generales de la Triple Frontera Bolivia-Chile-Perú

El territorio

El área geográfica en la que empezó a operar el Proyecto Fronteras Abiertas y en la cual ha focalizado la mayor parte de sus esfuerzos está particularmente ligada a un hito espacial: el Tripartito, que corresponde a ese punto geográfico, donde se juntan los tres países a 5.000 metros de altura, en el se celebra cada domingo una feria agrícola y ganadera. Esta zona incluye a tres departamentos occidentales de Bolivia (La Paz, Oruro y Potosí), dos regiones del norte de Chile (Tarapacá y Arica Parinacota) y un departamento del sur de Perú (Tacna). Desde enero de 2009, debido a un bagaje cultural e intereses comunes, así como a la naturaleza dinámica de las relaciones entre actores y procesos de cooperación transfronteriza, algunos municipios peruanos (departamento de Puno) y bolivianos (departamento de La Paz) de la ribera del Lago Titicaca se han sumado a algunas actividades del Proyecto Fronteras Abiertas en el territorio de la Triple Frontera de Bolivia-Chile-Perú.

La superficie ocupada por los territorios que configuran el área fronteriza es muy amplia y variada. En la zona rural alto-andina, nos encontramos con extensiones muy amplias con una densidad poblacional relativamente baja, con características ambientales difíciles y una escasa presencia de centros urbanos. Por otro lado, las capitales administrativas regionales de Tacna y Arica son ciudades medias con clima temperado, fundamentalmente abocadas al sector terciario. En cambio, La Paz, con clima continental, es una población de casi 1.500.000 de habitantes si se le suma la población de la vecina ciudad de El Alto. Cabe destacar, por tanto, que el área fronteriza que cubre el Proyecto Fronteras Abiertas es para Chile y Perú una zona periférica y sumamente alejada de sus capitales y centros neurálgicos comerciales y políticos. Sobre todo ese es el caso de la región peruana de Tacna. La situación de la región de Puno es algo diferente, debido a la complejidad de algunas temáticas ligadas a reivindicaciones territoriales del mundo indígena, que hacen que a nivel político haya mucho interés en torno a los procesos de cooperación e integración transfronteriza en la zona. En cambio, para Bolivia la zona que cubre el programa es considerada como estratégica, ya que en ella se encuentra su capital comercial y sede de gobierno , hay mayor densidad poblacional y homogeneidad étnica (Aymara), además de poseer los principales recursos turísticos del país.

A pesar de que la población total del área fronteriza supera los 5.000.000 de habitantes, observamos que existe una asimetría demográfica importante entre los tres países.

Una historia de desencuentros

Para entender la complejidad de muchos de los procesos en curso en la Triple frontera de Bolivia-Chile- Perú, vale la pena revisar brevemente algunos hitos históricos que han marcado una serie de desencuentros entre estos tres países que se remontan a la Guerra del Pacífico (1879-1884). Actualmente, todavía se buscan, sin encontrar un éxito rotundo, soluciones políticas a dos conflictos fundamentales que están altamente relacionados: el primero de ellos, es la demanda marítima de Bolivia, enmarcada dentro de las negociaciones entre Bolivia y Chile y el segundo, está ligado a la controversia del límite marítimo entre Chile y Perú (Orias, 2007). De hecho, según Rouvière (2007), “los acontecimientos bélicos de finales del siglo XIX pueden ser considerados como un evento fundador de las tres naciones” y esto ha influido directamente en que después de una “determinación conflictiva de las fronteras, haya habido una persistente percepción del Otro como enemigo, alimentada por la chilenización (…) de los espacios conquistados y dejando abierto el trauma boliviano por la pérdida del acceso al Océano Pacífico”.

Por tanto, el conflicto internacional en esta zona es precisamente de carácter fronterizo, lo cual tiene consecuencias adicionales explícitas en el territorio: a pesar de que existen un diálogo político y acuerdos bilaterales entre los países en temas comerciales, las cancillerías de los tres países tienen posiciones de divergencia explícitas que impiden avanzar en un verdadero proceso de integración entre los tres países. Sergio González utiliza la metáfora de la llave y el candado para describir la responsabilidad que tienen Chile y Perú de cara a una posible solución del conflicto fronterizo, especialmente desde el punto de vista de los intereses de Bolivia, en su aspiración de contar con una salida al mar. La reciente denuncia por parte de Perú a Chile ante el Tribunal de la Haya respecto al contencioso de cómo entender el sistema de líneas de base del litoral, entorpece y ralentiza un posible avance en las negociaciones entre Chile y Bolivia, y una posible salida al mar por la región de Arica Parinacota, ya que según el Art. 1 del Tratado de Paz y Amistad de 1929 “tanto Chile como Perú no pueden, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de estos territorios”.

Una de las posibles razones por las que no hay una verdadera política internacional de integración entre estos tres países, es el hecho de que los gobiernos centrales, sobre todo de Chile y Perú, consideren los espacios territoriales de la Triple Frontera como periféricos. Pero está claro que existen esfuerzos diplomáticos y paradiplomáticos para la integración territorial. En particular cabe señalar que la “mirada a la triple-frontera como espacio de integración ha venido principalmente desde Bolivia” (González, 2007). Un buen ejemplo de esto es la reciente firma entre los viceministros de Asuntos Exteriores de un acuerdo entre Bolivia y Chile, sobre el uso de las aguas del río fronterizo Silala, además de acordar la próxima habilitación del puerto de Iquique para el libre flujo del comercio de Bolivia. Sin lugar a dudas, estos hitos no resuelven el tema de fondo de la mediterraneidad de Bolivia, pero demuestran el avance de acuerdos y del proceso de integración.

Características socio culturales

Según Carlo Tullio-Altan, las características socioculturales de un territorio son la expresión de los sentimientos y valores de su formación identitaria, en un momento y lugar específico. Dicha singularidad comunitaria o Ethnos, a juicio del autor, se constituiría en cinco dispositivos discursivos: El primero, el Epos o memoria histórica, se produce y transmite en forma de relato histórico en clave positiva para proteger el sentido de pertenencia de cada uno de los miembros del grupo, representando el pasado como un valor más que como un hecho. El segundo elemento, es el Logos o la unidad lingüística que permite los flujos discursivos al interior del clan. El tercero, es el Topos o lugar que unifica y genera sentimiento de hermandad y que exige ser defendido. El cuarto elemento es el Genos o la constelación de relaciones familiares y linajes que se dan al interior de la comunidad. Y finalmente, el quinto es el Ethos, que es la expresión de la suma de reglas, normas, deberes y derechos que reglamentan cada una de las prácticas cotidianas que se suceden en el interior del territorio, sean formales o informales (Tullio-Altan, 1995).

En el caso de la Triple Frontera de Bolivia-Chile-Perú se observa que cada uno de estos cinco dispositivos se modifica contínuamente, debido a los flujos migratorios, los intercambios comerciales, las redes familiares transculturales, las fiestas religiosas transfronterizas y los relatos históricos comunes y antagónicos que formalmente cada país transmite a sus ciudadanos. Todo ello genera que a nivel territorial se entrelacen, por un lado, los discursos que apelan al Ethnos político- administrativo de cada uno de los países, pero por otro también al Ethnos del territorio trifronterizo. De esta manera, emerge y se consolida una cultura propia, ligada a la identidad Aymara, que va más allá de las características culturales de cada uno de los países que configuran el territorio (González, 2005).

El Logos territorial en la Triple Frontera mantiene una autonomía con respecto al idioma oficial que los tres países mantienen. En toda esta zona se mantiene vivo el uso de dos lenguas, el castellano, heredado de la época colonial española y que es el idioma oficial de Bolivia, Chile y Perú, y el Aymará, que es la lengua que ancestralmente se hablaba en la meseta andina del Lago Titicaca desde tiempos precolombinos. Esto presupone que la Triple Frontera comparte un basamento cultural desde tiempos previos a la colonización, que prevalece hasta el día de hoy. Se estima que actualmente en Bolivia hay 1.600.000 personas que son Aymará-hablantes, la mayoría concentrados en la ribera sur del lago Titicaca (departamento de La Paz) y en el departamento de Oruro. Entre 300.000 y 500.000 peruanos utilizan la lengua en las regiones de Puno, Tacna, Moquegua y Arequipa. En Chile hay 48.000 aymaras en las áreas de Arica, Iquique y Antofagasta, mientras que un grupo menor se halla en las provincias argentinas de Salta y Jujuy .

En el caso del Epos, o memoria histórica que cada comunidad produce y transmite a sus miembros, se da cierto antagonismo entre los discursos elaborados por los tres países debido a los conflictos limítrofes que han tenido entre ellos durante los últimos doscientos años. Conflictos fronterizos que históricamente han afectado las distintas soberanías que configuran esta región natural supranacional y que han impactado ideológicamente en las comunidades de la Triple Frontera. Estos procesos se han materializado tanto en el discurso o acciones nacionalistas de determinados grupos, como en los dispositivos de reproducción cultural (Althusser, 2003), como es el caso de la formación escolar que reciben los jóvenes de cada uno de estos tres países, en donde la narración de los procesos históricos, incluidos los conflictos territoriales, son introyectados con cierta carga simbólica que refuerza el Epos nacional de cada país, y con ello la distinción amigo – enemigo (Schmitt, 1989).

Características económicas generales y de la Triple Frontera de Bolivia, Chile y Perú

A nivel macroeconómico, los índices generales de los países que conforman la Triple Frontera de Bolivia, Chile y Perú, presentan indicadores positivos, a nivel de crecimiento de sus respectivos PIB (Producto Interior Bruto). Es así como desde el año 2001 el PIB de Bolivia ha venido aumentando de 20,9 miles de millones de US$ para alcanzar en el año 2008 39,75 miles de millones de US$, sin decrecer un solo año. En el caso de Chile, el crecimiento sostenido de su PIB comenzó un poco más tarde, el año 2003, con 151 miles de millones de US$ para llegar el año 2008 a 232,8 miles de millones de US$. Muy parecida a Bolivia es la situación de Perú, que desde al año 2000 viene aumentando su PIB, desde 116 miles de millones de US$, para llegar a 219,6 miles de millones de US$ el año 2008 .

Con respecto a la tasa de desempleo, los datos también son alentadores. Bolivia viene reduciendo su índice de desempleo desde el año 2004, desde un 11,7% para llegar a un 7,5% el 2008. En el caso chileno este descenso comenzó el año 2002, cuando el país tenía un 10,1% de fuerza laboral sin empleo, para llegar a un 7% el año 2008. Para el territorio peruano, la caída de su desempleo comenzó al igual que para Bolivia, el año 2004, cuando el país alcanzaba un 9,7% de desempleo, reduciendo este porcentaje a un 6,9% el año 2008.

En el caso de la inflación (precio al consumidor), la situación de los tres países no es tan homogénea como en las dos variables analizadas anteriormente. La economía boliviana, que desde el 2000 al año 2004 logró mantener la tasa de inflación controlada en torno al 2 y el 3%, comenzó a sentir el aumento de esta variable desde el año 2005, cuando la inflación se alzó en torno al 4,9% para llegar a un 8,7% el 2008. En el caso de Chile la inflación se ha mantenido controlada en torno al 2 y el 3% hasta el año 2008, cuando aumentó significativamente a un 4,4%. En Perú, la inflación durante los últimos años se ha mantenido estable entre el 1 y el 2%, llegando incluso a niveles del 0,2% durante el año 2003 para elevarse a un 3,8% el año 2005, y desde ahí comenzar un descenso que se traduce en un 1,8% el año 2008.

Por último, con respecto al Índice de Desarrollo Humano (IDH) , se constatan diferencias entre los tres países analizados. Durante el año 2007, Chile se ubica en la posición 44 (0,878) y Perú en el lugar 78 (0,806), ambas posiciones son consideradas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como altas. En cambio Bolivia se sitúa en la posición 113 (0,729), que según la misma clasificación la convierte en un país con desarrollo humano medio, aunque se sitúa más cerca de los países con desarrollo humano bajo.

Si nos ubicamos en el territorio de la Triple Frontera de Bolivia-Chile-Perú, observamos que los índices macroeconómicos de los países no reflejan la realidad económica de los territorios fronterizos, los cuales se encuentran bastante alejados de los centros económicos nacionales y poseen índices de desarrollo humano inferiores respecto a la media de sus respectivos países.

Los departamentos y regiones que configuran la Triple Frontera, tienen una serie de vocaciones productivas específicas que caracterizan una variopinta área de frontera, en la que si trazamos una línea recta, en menos de 100 km pasamos de un paisaje urbano situado a nivel del mar, a un paisaje andino rural a 5.000 metros de altura.

En el territorio fronterizo boliviano, la actividad económica del departamento de Oruro se basa prevalentemente en la cría de camélidos andinos (llamas y alpacas) y la agricultura (particularmente el cultivo de quínoa y cebada). Las principales actividades productivas del departamento de Potosí son la producción de derivados de la cría de camélidos (lana, carne), la extracción de plata y el turismo. En cambio, la economía del departamento de La Paz se basa, sobre todo, en la carpintería y la industria, aunque en la zona norte del departamento de La Paz, en la ribera del Lago Titicaca, el sector turismo es también una fuente relevante de ingresos para el territorio.

La principal fuente económica de las regiones fronterizas chilenas de Tarapacá y Arica Parinacota (antiguas provincias de la Primera Región de Chile hasta 2007) es la minería: extracción de cobre, cloruro de sodio y azufre. La pesca es una de las actividades productivas relevantes, además del turismo y el comercio ligado a la Zona Franca de Iquique.

En Perú, observamos que la región de Tacna basa su economía en la industria primaria: olivos, maíz, papas y trigo, además de la cría de ganado ovino. Además, juega un papel importante la industria extractiva, especialmente la minería de cobre, elemento presente en todo el territorio. La economía de la región de Puno está basada en la agricultura, particularmente, el cultivo de quínoa, papas, cebada y trigo, y la cría de camélidos andinos. También ocupa un lugar importante la industria de extracción: especialmente de oro y plata.

Flujos y ejes de integración económica

Las características socio-económicas de los territorios del área de frontera de Bolivia-Chile-Perú que cubre el Proyecto Fronteras Abiertas son variadas y dependen, principalmente, del flujo de relaciones de integración económicas en el que se hallan insertos:

En el territorio trifronterizo alto-andino, zonas rurales de los tres países por encima de los 2.500 metros de altura, las principales actividades económicas son la producción de alimentos agrícolas y la ganadería camélida. Se cultivan sobre todo tubérculos como la quínoa y la patata, así como legumbres, verduras y forraje para los animales. Las duras condiciones climáticas del territorio, que alternan períodos de inundaciones, sequías y heladas, sumadas al uso limitado de semillas, fertilizantes y maquinaria, hacen que la producción sea prácticamente de subsistencia. Las dificultades de los municipios de la Triple Frontera son muy similares en lo que se refiere a las necesidades primarias insatisfechas y a la ausencia de incentivos de producción, pero se observa que las condiciones de pobreza de los municipios de los tres países que participan del Proyecto Fronteras Abiertas oscilan desde un 97% en el área boliviana del Lago Titicaca (Municipio de Puerto Carabuco) hasta un 35% en la Comuna de Camiña (Chile). La pobreza rural, provoca que muchos jóvenes migren hacia las grandes ciudades y al exterior, abandonando sus comunidades alto-andinas de origen, que a su vez tienden a descomponerse y a perder su identidad cultural ancestral. Las necesidades comunes y las dinámicas socio económicas de las comunidades Aymaras de la Triple Frontera han dado un sentido al territorio y la consecuencia directa ha sido el aumento de las relaciones transfronterizas a nivel local y supralocal al organizarse los municipios en redes internacionales de carácter étnico: Ferias Comerciales, Alianza Estratégica Aymaras Sin Fronteras, etc. (González, 2007).

A nivel del mar, a una distancia aproximada de 50 Km y separadas por un paso fronterizo, se encuentran las ciudades de Arica y Tacna, conocidas históricamente como “las cautivas” y configuran la Línea de la Concordia. Estos núcleos urbanos comparten, actualmente, un elevado flujo cotidiano de bienes, servicios y personas, que ha aumentado paulatinamente en los últimos años. En 2001, según la Policía de Investigaciones de Chile 2.374.285 personas cruzaban anualmente el Paso de Chacalluta, en 2008 en cambio, la cifra era de 4.006.579 . Estas cifras, reflejan únicamente el número de personas que cruzan la frontera: muchas personas cruzan casi diariamente la frontera para comprar o vender productos en Perú y/o Chile, otras personas han migrado, sobre todo de Perú a Chile, de forma más permanente. Pero no existen datos exhaustivos sobre las migraciones, ya que la Ley de Extranjería de Chile, principal país receptor, fue promulgada en 1975 y está basada fundamentalmente en el concepto de seguridad nacional. La Ley de Extranjería de Chile sólo permite la libre entrada de extranjeros en calidad de turistas, lo cual indica que hasta la fecha, a pesar de algunas modificaciones hechas a esta ley , no existe en Chile una política migratoria sólida, que incluya aspectos sociales y humanitarios (Aranda, Morande, 2007).

El Corredor Bioceánico Santos-Iquique es también uno de los flujos socio-económicos en los cuales se hallan insertos los territorios de Bolivia y Chile, proponiéndose para convertirse en una plataforma de servicios que pueda unificar el comercio de la ZICOSUR (Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur) .


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