BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

MODELO ECONÓMICO MUNDIAL Y LA CONSERVACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE

Marco Antonio Muñoz Guzman


 


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1.5. CONTAMINACIÓN, NIVELES ÓPTIMOS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD, EN LA ECONOMÍA AMBIENTAL

Se puede considerar un adelanto en el pensamiento económico incluir los costos ambientales, sin embargo, habrá que entender ¿En qué momento se produce un tipo de contaminación?, para los conceptos de la biología y de la físico-química, es cuando una sustancia extraña aparece en un sistema (por ende, no propio, es decir, un factor exógeno), siendo objeto de estudio para la economía ambiental la contaminación cuando repercute o muestra síntomas en la salud humana, pero sólo es calculable cuando rebasa los estándares permitidos o certificados por el gobierno o por la misma iniciativa privada, a ello existe todo un teorema llamado “Óptimo de Pareto”, éste considera calcular adecuadamente los costos de producción (incluyendo externalidades) y ser congruente con los costos del mercado, en otro sentido, el beneficio económico obtenido no repercute en perjuicio de otro hombre o sociedad, de ser así, utópicamente el bienestar social se alcanza .

Desde hace algunos años a las mediciones nacionales se incorporan parámetros de calidad de vida, los costos sociales y referencias de salud pública, principalmente por opiniones emitidas por la Organización Mundial de la Salud, a lo cual se incluyen como variantes económicas del bienestar social, siendo conscientes que difícilmente el beneficio económico de un sector social no cause un perjuicio a futuro a otro grupo social, y recordando que, para la economía ambiental la contaminación es un costo externo, sólo si, un hombre o grupo de estos puede demostrar su nexo causal de pérdida de bienestar por dicha polución.

La economía ambiental expone una serie de medidas que tienen una manifestación monetaria cuantificable, lo anterior para tratar de ser congruente con las llamadas externalidades, en estos casos, se habla de impuestos, subvenciones, derechos de propiedad, algunos métodos de valoración económica-ambiental, e incluso de permisos negociables.

El primero en proponer ajustes en el mercado por costo de externalidades fue Arthur C. Pigou (1920), esto mediante impuestos cobrados por los gobiernos, lo anterior con la intención que se internalicen al precio mercado, dando vigencia al principio quien contamina paga, empleando una metodología donde distingue dos tipos de costos, esto frente a una acción del agente económico que contamina y de quien recibe el perjuicio de ser contaminado :

1. Costos sociales, soportados por la comunidad y los agentes económicos.

2. Costos privados, solamente afectan al agente económico.

Sin embargo Pigou mencionaba que a los efectos negativos de las externalidades debía recaer un impuesto, y a la externalidad positiva una subvención, existiendo una crítica fuerte por parte de los economistas neoliberales, principalmente por Ronald Harry Coase (Premio Nobel de Economía 1991), donde dicho estudioso de la economía, basa la solución de los problemas ambientales en la seguridad jurídica de la propiedad privada, es decir, la naturaleza y los objetos de ésta debiesen tener un propietario y el Estado únicamente debe garantizar mediante normatividad, esto de igual manera propone la desaparición de esos impuestos verdes o subvenciones ambientales, sin embargo ello se configura en un Teorema de Coase, donde se funda en la competencia perfecta de la economía , los problemas radican en ¿Quién sería el dueño del aire u oxigeno, del agua potable, etc.? Y en otro sentido monetario ¿Qué precio tiene el aire o el agua?, podemos encontrar muchas debilidades teóricas y prácticas a las ideas de Coase, sin embargo, sus contribuciones a entender de otra manera las externalidades y retomar este concepto y ponerlo en análisis mundial antes de la Cumbre de la Tierra “Rio 1992”, da pauta a nuevas corrientes económicas ambientales.

Para Ronald Harry Coase la intervención del Estado debe ser mínima en la contaminación, que debiese eliminar esos impuestos o subvenciones ambientales, que la solución a estas externalidades, dentro de los procesos de producción pueden convenirse entre el perjudicado y el propietario del bien, es decir, que todo bien de la naturaleza, tenga un propietario y éste se encargue de tutelarlo o vender el uso a los demás, ya sea agua, oxigeno, bosques, cobrando una cantidad por su uso y disfrute.

Este economista considera que toda externalidad es bidireccional, lo que implica que, tanto causa daño como beneficios y que ahí reside su complejidad de cálculo, exponiendo ejemplos absurdos como la fábrica que llega a un lugar apartado de las ciudades origina infraestructura que no le es pagada a esta industria (minimizando los daños ambientales por sus residuos); las ideas expuestas por Coase son controvertidas y le otorgaron un Premio Nobel de Economía, sin embargo aplicarlas resulta difícil ya que sería imposible designar el dueño del oxigeno, mares, recursos naturales, etc., ya que estos bienes han sido declarados patrimonio común de la humanidad, lo que conlleva a una solidaridad transgeneracional y que todos participen en su cuidado, gobiernos, empresas, organismos internacionales y demás, pero hay que recordar que estas ideas de privatización de la naturaleza cobraron mucha fuerza en los años ochenta y principios de los noventas (del siglo XX), donde el liberalismo exponía su derrotero de mercados abiertos, hoy algunos años después nos damos cuenta que son problemas globales y bienes naturales, que no son susceptibles de apropiación por ningún país, frontera, persona moral empresarial, etc.


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