BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

Emiliano Mansilla Pizá


 


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II. EVOLUCIÓN HISTÓRICA.

Es importante señalar que la mayoría de los tratadistas al tocar el punto referente a la evolución histórica de las formas de adquirir la propiedad, parten precisamente de Roma, al señalar que corresponde a la Sociología estudiar la historia de este tipo de instituciones ya que carecen de importancia desde el punto de vista civil.

No obstante lo anterior, nosotros si haremos una breve referencia a los pueblos antiguos, toda vez que como Ahrens lo señala, “la propiedad debe reflejar todas las evoluciones de la vida humana: las concepciones de la inteligencia, las creencias religiosas, los sentimientos diversos que dominan a los hombres y transforman a vida de los pueblos, deben transparentarse en las leyes relativas a la organización de la propiedad”,

Lo anterior además de que el concepto de propiedad y su correspondiente derecho de adquisición le han sido inherentes al hombre por todos los tiempos.

A. Prehistoria

1. Pueblos nómadas.

Al desplazarse el hombre de un lugar a otro en busca de cobijo y alimento, se desconoció el concepto de propiedad sobre los inmuebles y por tanto no existían modos de adquirir este tipo de propiedad.

Las únicas pertenencias con que contaban, eran sus vestimentas y utensilios (en un principio armas, desde rocas hasta arcos, flechas y mazos; y, posteriormente otro tipo de herramientas como la coa utilizada para sembrar, piedras para devastar, etc) y respecto de estas sobre las que ya existía un régimen de propiedad, su derecho de adquirir se fundamentaba en el Ius natural de la supremacía del más fuerte respecto del más débil. Mientras aquel se hacía por medio de la fuerza de todo lo que quería aún cuando perteneciera a otros, éstos, los más débiles permitían por conveniencia y seguridad este modo de adquirir la propiedad.

Podría aseverarse que el propietario de todos los bienes del grupo social nómada, era su líder y los demás integrantes solo usufructuaban los bienes que aquél les permitía usar y poseer hasta el extremo de incluir las pieles y plantas con las que se cubrían para protegerse de la intemperie. No había mas derecho ni otro modo de adquirir la propiedad que el predominio de la voluntad del mas fuerte respecto del mas débil.

2. Pueblos sedentarios.

Cuando el individuo ve la conveniencia de establecerse junto al lecho de los ríos en donde nacen las primeras concentraciones humanas que se dedican originariamente a la agricultura, posteriormente a la ganadería y muchos siglos después al establecimiento de industrias, es cuando nace el concepto de propiedad sobre los inmuebles y da origen al desarrollo y establecimiento de nuevas formas de adquirir la propiedad.

Se dan ya, aquí, dos tipos de propiedad, la individual referente a los muebles, herramientas, armas, vestidos, caballos de guerra e incluso la inmobiliaria referente a los espacios ocupados por las familias (limitada a la voluntad del soberano) y la colectiva que es la referente a aquella que ocupaba todo un pueblo y en la que se determinan límites y linderos con respecto de otros pueblos (lo que motiva a conflictos, desavenencias e inclusive batallas por la adjudicación de la propiedad inmueble) , situación que da origen a los modos de adquirir la propiedad como mas adelante lo veremos.

“Este período de la propiedad familiar y de la colectiva de la tribu ha aparecido en todos los pueblos y ha durado siglos, pero debía darse el último paso en la senda de apropiación. El individuo debía acabar por atribuirse un derecho en la tierra primero reconociendo también a la familia, a la tribu, a la nación de que forma parte, la propiedad colectiva, el derecho soberano de concesión y recuperación, pero limitando incesantemente los derechos de esta autoridad superior, y asegurando más y más sus derechos exclusivos sobre la porción de que había tomado posesión”.

Es aquí, en esta etapa en la que el individuo reconociendo un poder superior (el del Estado o nación a la que pertenece), pretende se le reconozca el derecho de propiedad respecto de la porción de terreno que él mismo se ha adjudicado para él o para él y su familia y con ello la imposición de limitantes a dicho derecho a efecto de evitar el perderlo; y son precisamente estas limitantes las que dan origen en un principio en forma rudimentaria, a la facultad de adquirir el derecho de propiedad.

B. Antigüedad.

1. Israel.

Se señala en la Biblia, precisamente en el Levítico, uno de los cinco libros del Pentateuco, un forma clara y precisa de transmisión de la propiedad, y ello se da cuando Jehová ordena a Moisés la forma en que deben los israelíes usufructuar la tierra que el propio Jehová les entregaría y les fija las leyes que habrán de seguirse para después de cincuenta años de gozar del usufructo puedan adquirir la propiedad por heredad familiar y posteriormente por compra venta, señalando que las casas son heredad familiar pero los campos aledaños a las casas son propiedad inalienable y solo por esta característica no pueden transmitirse por compraventa. Se establece también la transmisión del derecho de propiedad sobre los esclavos mediante la celebración de contratos de compraventa.

2. India.

Los Brahmanes eran titulares del derecho de propiedad sobre la tierra, se lo transmitían entre ellos por ordenanza divina y las castas inferiores la usufructuaban trabajándola en beneficio de los propios brahmanes.

3. Egipto, Asiria y Babilonia.

Poco se sabe del derecho de adquisición de la propiedad en estos pueblos, el régimen de propiedad se identificaba con el individualismo, y por lo tanto la adquisición de este derecho se daba por compraventa y herencia fundamentalmente.

4. Grecia.

En este pueblo el individualismo había alcanzado su máximo apogeo, situación que dio origen a graves y muy profundos descontentos de los desposeídos con respecto de quienes detentaban la propiedad de los bienes, a grado de que se hacía imposible mantener un equilibrio entre poseedores y desposeídos, lo que da origen a las Leyes Niveladoras de Licurgio, con las que se buscaba la colectivización general de los bienes.

La adquisición de la propiedad operaba por compraventa, por herencia y por mandato del soberano quien a final del camino era el último y real propietario de todos los bienes como se interpreta de lo expuesto por Platón de la siguiente manera: “Yo os declaro, en mi cualidad de legislador, que os miro, ni a voz ni a vuestros bienes como pertenecientes a vosotros mismos, sino como pertenecientes a vuestra familia, y a toda vuestra familia con sus bienes como pertenecientes a estado”


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