BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

SISTEMA DE ACTIVIDADES PARA DESARROLLAR UNA SEXUALIDAD RESPONSABLE EN LOS ESTUDIANTES DE BIBLIOTECOLOGÍA DEL IPS-IPU “MARIO DOMÍNGUEZ REGALADO”

Miguel Angel Miranda Martín


 

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1.2 Adolescencia y sexualidad en la sociedad de hoy.

La adolescencia se define como “una etapa de transición desde la niñez hasta la edad adulta. Constituye un proceso universal y varía de persona a persona y de una cultura a otra.” (10)

Esta transición va a implicar cambios biológicos, psicológicos, cognoscitivos y sociales que provocan que sea cada vez más necesario dedicarle atención.

Es por ello que en esta etapa es tan importante luchar e informar a nuestros adolescentes acerca de la sexualidad, enfermedades de transmisión sexual y prevención.

La escuela es uno de los espacios más importantes en la adolescencia para la educación de la sexualidad.

En Cuba, la política educacional y de salud incluye programas de educación sexual en todos los niveles desde la enseñanza primaria. En estos programas se hace énfasis en los riesgos del embarazo en la adolescencia y en el uso de anticonceptivos para evitarlo, así como el conocimiento de las infecciones de transmisión sexual. La educación de la sexualidad va más allá de lo académico y toma como referencia los problemas reales de la vida cotidiana para conocerla, reflexionar y enriquecerla, innegablemente se está ejerciendo un efecto positivo sobre la calidad de vida de la población.

La adolescencia es una etapa de la vida que trae consigo crecimiento, cambios, oportunidades y con bastante frecuencia, riesgos para la salud sexual y reproductiva.

El embarazo precoz, el aborto y las infecciones de transmisión sexual, incluyendo VIH/SIDA, son resultados de conductas de riesgo, que en los adolescentes limitan sus oportunidades para el desarrollo de un proyecto de vida adecuado y proporcionan afectaciones a su salud, que en ocasiones varían según el enfoque de género.

Investigaciones realizadas en Cuba han demostrado que estos riesgos son desconocidos por la mayoría de los adolescentes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) informan que hay más de 1 000 millones de adolescentes en todo el mundo, y de estos, aproximadamente el 83.0% corresponde a países subdesarrollados. El fenómeno no excluye a los países industrializados, como por ejemplo Estados Unidos, donde el 70.0 % de los adolescentes que tienen un hijo afirma no haberlo deseado, las mujeres adolescentes han tenido relaciones sexuales en el 56.0% de esta población, mientras en los varones la cifra corresponde a un 73.0%, ocupando el primer lugar en embarazos en la adolescencia, dentro de los países desarrollados, a pesar de que en los países europeos la actividad sexual comienza en edades más tempranas. De ellos Inglaterra tiene la más alta incidencia de embarazo en la adolescencia.

En 1997 más de 9 000 adolescentes se embarazaron, de las cuales 8 000 eran menores de 16 años y 2 200 menores de 14.

El embarazo es más vulnerable a mayor cercanía de la menarquia y los riesgos en estas edades elevan la morbilidad y mortalidad materno-infantil, se comprende, por tanto, la gran necesidad que hay de brindar una atención diferenciada a los adolescentes en relación con la educación sexual.

El embarazo en la adolescencia se ha considerado como un problema de salud en el mundo y cada vez aumenta más en esta etapa de la vida, tanto en países desarrollados como subdesarrollados. A pesar de los progresos, las tasas de utilización de métodos anticonceptivos permanecen bajas en África Subsahariana, África del Norte y Medio Oriente; incluso en países como Kenia o Ghana se multiplicaron por 5 en el curso de los últimos 20 años.

En cuanto a las enfermedades relacionadas con el embarazo las más frecuentes son: la toxemia, la eclampsia y las anemias, las adolescentes sufren más complicaciones que la mujer adulta, incluso son más proclives a los partos pretérminos, que pueden llevar a la muerte, o a recién nacidos de bajo peso, prematuridad, traumas obstétricos y un riesgo elevado de muerte postnatal en el transcurso del primer año de vida.

Además, en la embarazada adolescente se suma el riesgo nutricional, pues se añaden a las necesidades normales de su crecimiento y las del feto que engendra.

Algunos autores plantean que hay un incremento del 10.0% anual de mujeres con relaciones sexuales a partir de los 12 años hasta los 19 años, el 25.0% de los adolescentes con experiencia se embarazan, y el 60.0% de los embarazos ocurren dentro de los 6 meses iniciales de las primeras relaciones sexuales. Los resultados muestran que en Cuba hay un comienzo temprano de la actividad sexual, entre las edades de 14 y 15 años y la mayoría lo hacen sin protección.

Hay diferencias de género en la percepción de riesgo, las mujeres consideran que el embarazo no deseado es algo que sólo les incumbe a ellas.

Para lograr cambios de conducta en estos grupos, es necesario, en primer lugar, identificar sus necesidades de aprendizaje sobre el tema y así conocer sus prácticas, costumbres y conocimientos.

Es oportuno analizar conducta sexual, embarazo y aborto por la interrelación que existe entre estos tres fenómenos, pues si bien el aborto constituye el acto que puede afectar física y psicológicamente a la adolescente, este es generalmente consecuencia de un embarazo no deseado y de una conducta sexual inadecuada. Se considera que las causas de este problema apuntan hacia la influencia de factores económicos, sociales, psicológicos y culturales, incluyendo las políticas y acciones que se encuentran establecidas al respecto.

El aborto es aceptado legalmente desde el punto de vista moral y social por una parte considerable de la población, y resulta poco frecuente que la mujer o la adolescente, vinculada al estudio y sin pareja estable, que es la que con mayor frecuencia recurre al aborto, opte por esta decisión con síntomas conscientes de depresión o angustia.

A esto se añade que en la adolescencia la posibilidad de fecundar es sobrevalorada. Puede considerarse que el aborto es un recurso que no tiene sanción social, religiosa, cultural o de otro tipo.

“El aborto inducido es una práctica legal, amparado por el sistema jurídico, que se realiza en instituciones hospitalarias, por manos especializadas sin fines de lucro y bajo consentimiento de la embarazada. La violación de estas normas constituye un delito”. (11)

En Cuba, donde el aborto está despenalizado, en 1996-1997 el 25.0% de estos fueron practicados en adolescentes y, entre los factores riesgo, el primero fue ser estudiante y el segundo fue tener menos de 18 años. En EE.UU. en 1994-1995, el 14,5% de los abortos despenalizados fueron practicados en menores de 19 años, lo que marca la diferencia entre países.

Un enfoque integral de este problema implica tener en cuenta los factores generales, particulares y singulares que inciden en él y sus posibles interrelaciones.

En la adolescencia la necesidad de información y comunicación es enorme, y entre ella la relacionada con la sexualidad, esta contribuirá sin dudas a disminuir los obstáculos que afrontan los jóvenes para lograr una sexualidad plena y responsable.

“Para lograr buenos resultados se deben conocer desde la perspectiva del adolescente, las percepciones sobre su vida sexual y reproductiva, así como educarlos para que asuman comportamientos responsables, sustentados en fuertes vínculos con la pareja, con su familia y la comunidad”. (12)

Existe en el mundo una tendencia muy generalizada a realizar investigaciones con adolescentes que presentan dificultades en su conducta sexual, es poca la información sobre indicadores positivos de sexualidad en la adolescencia o de lo que se considera como adolescentes sexualmente sanos.

Los programas de atención al adolescente, fundamentalmente en América Latina, se centran en gran medida en conductas problemáticas específicas e intervienen cuando los comportamientos ya están arraigados o causan un problema de salud.

Cuba no está exenta de estos problemas, aunque en la actualidad se va a la búsqueda de percepciones y comportamientos sobre la sexualidad en adolescentes que no han manifestado problemas en este sentido.

En los adolescentes los cambios profundos en su vida, como su acercamiento a otras personas para establecer amistad y el inicio de relaciones amorosas, los hacen verse a sí mismos como seres sexuales capaces de adaptarse a las emociones sexuales y establecer una relación amorosa, cuestiones estas que se valoran como elementos importantes para el logro de la identidad sexual.

Por otra parte, con relación al comportamiento que asumen en la práctica de su sexualidad y la protección durante la relación sexual para evitar un embarazo o una enfermedad, se identifica como muy ligado a la conducta sexual el contexto social donde se han formado, desarrollado o conviven. Es necesario incrementar las actividades educativas en salud sexual y reproductiva, pues los sentimientos y las decisiones están relacionados con un comportamiento responsable o no.

“Las adolescentes son las primeras víctimas de las enfermedades sexualmente transmisibles, cuya cantidad de casos se estima en 300 millones cada año, al tiempo que en los países en desarrollo, entre 1 y 2/3 de las jóvenes reciben menos de 7 años de educación escolar.” (13)

En muchos países este problema en el adolescente está presente, las estrategias educativas, en gran medida, están dirigidas a medicalizar la atención a los adolescentes y no a tratarlos con un enfoque social, los resultados de esta labor educativa, cuando más, logran un individuo informado, pero esto no indica que esta información se traduzca en una conducta sexualmente responsable.

Los hallazgos encontrados en los trabajos revisados permiten hacer algunas reflexiones, en primer lugar puede señalarse que los adolescentes piensan y actúan en su vida sexual condicionados por el contexto social, aunque el proceso de iniciación y mantenimiento de las relaciones sexuales se ven influenciadas por sus características personales, el ambiente familiar y las relaciones de pareja.

“La sexualidad es mucho más que sexo, su reducción a los genitales, tan frecuente en la cultura del adolescente cubano, atenta contra el enriquecimiento espiritual y el disfrute de la vida, porque limitan algo que tiene infinitas posibilidades de expresión”. (14)


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