BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA EN EL PERFECCIONAMIENTO DEL PROCESO DOCENTE-EDUCATIVO

Lázara Raquel Sosa Sosa y otros


 


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9. Las Habilidades para la Comunicación y la Competencia Comunicativa

Existen diferencias en cuanto al éxito que alcanzan las diferentes personas en su comunicación con otras. En ello intervienen en gran medida ciertas cualidades de personalidad, la presencia de ciertas actitudes, que hacen del sujeto un buen o un no tan buen comunicador. Sin embargo, estimamos que también intervienen en el éxito algunas habilidades que lo hacen tener una actuación más eficaz. A ellas es que nos referiremos en el presente trabajo.

La determinación de las habilidades para la comunicación es objeto de polémicas actualmente en la Psicología. La literatura evidencia bastante incongruencia e imprecisión en el tema: no todos los autores señalan las mismas habilidades; estas, si se encuentran declaradas, no aparecen operacionalizadas; en ocasiones se trabajan como habilidades rasgos del carácter, cualidades emocionales, actitudes, etc. También la polémica se extiende hacia sus posibilidades de desarrollo o no y a través de que vías.

En particular nos hemos orientado al estudio de estas habilidades para la comunicación dentro del contexto del trabajo del maestro. Se encuentran referencias que en particular se circunscriben al estudio de las habilidades que tiene que tener el maestro como comunicador, para ser más eficiente en su profesión, y existen otras en que en general se aborda la comunicación, refiriéndose a aspectos que muy bien pueden ser transferidos a la situación pedagógica. Pudiéramos tratar de sintetizar el material consultado planteando diferentes orientaciones en el estudio de las habilidades para la comunicación pedagógica.

En la Pedagogía y Psicología del antiguo campo socialista existen estudios acerca de las capacidades y habilidades comunicativas necesarias en la actividad del profesor. Un grupo de autores como A.V.Petrovsky, N.V. Kuzminá, A.V.Mudrik, V.A. Kan Kalik y otros trabajan el tema. Hemos observado que en estos trabajos en ocasiones se utilizan indistintamente los términos de habilidad o capacidad, restando as! precisión en sus definiciones. Se señalan habilidades como por ejemplo:

- Presentar el material en forma asequible, clara y emocional

- Seleccionar lo esencial

- Propiciar intercambio en el grupo estudiantil

- Saber percibir reacciones de los alumnos

- Saber organizar la actividad de los alumnos

Existe otra tendencia en el estudio del perfeccionamiento de la competencia comunicativa del maestro en la cual no se determinan habilidades específicas para la situación docente.

En estos casos no se trabajan directamente habilidades comunicativas como las ya mencionadas, sino que se estima que a través de un programa general, dirigido al enriquecimiento y desarrollo de la personalidad, se logra mejorar las posibilidades del sujeto para la comunicación.

Estos programas se plantean objetivos de carácter cognoscitivo, donde se encuentran del desarrollo de la creatividad, de la inteligencia, del lenguaje; objetivos emocionales, donde se trabaja el desarrollo de vivencias positivas en la conducta social, el desarrollo de la autenticidad del sujeto, su sensibilización; así como objetivos dirigidos al comportamiento social y el entrenamiento en técnicas de dinámica grupal, donde se ejercita la conducta cooperativa, distintas formas de dirección de grupos, etc.

En esta línea de trabajo, como se ve, no se trata sólo de entrenar habilidades, sino más bien de desarrollar cualidades de la personalidad que hagan al sujeto potencialmente más apto para dirigir la comunicación con otros.

A partir del análisis bibliográfico y de las exigencias de la investigación en el estudio del tema, en nuestro caso hemos optado por un enfoque del asunto a partir del análisis de la propia acción comunicativa del maestro en el aula, estudiando su ejecución en los diferentes aspectos de la propia estructura del proceso: el aspecto informativo y el relacional.

Las dos primeras se centran fundamentalmente en la ejecución en cuanto al papel de emisor-receptor de cada persona que interviene en la situación de comunicación, y por tanto se refieren al componente informativo.

La tercera se refiere fundamentalmente a la ejecución en los aspectos relacionales. Por supuesto, por el necesario vínculo que existe entre lo relacional y lo informativo, cada una de ellas interviene en la situación de comunicación en su integridad, y sólo se separan de esta manera para su estudio.

Las habilidades propuestas son las siguientes:

1. Habilidad para la expresión: dada por las posibilidades del hombre para expresar, transmitir mensajes, de naturaleza verbal o extraverbal.

Los elementos que intervienen esencialmente en esta habilidad son:

• Claridad en el lenguaje. Dado por la posibilidad de presentar un mensaje en forma asequible al otro, teniendo en cuenta su nivel de comprensión.

• Fluidez verbal, lo que implica no hacer interrupciones o repeticiones innecesarias en el discurso.

• Originalidad en el lenguaje verbal, uso de expresiones no estereotipadas, vocabulario suficientemente amplio.

• Ejemplificación en diferentes situaciones, especialmente aquellas vinculadas a la experiencia del otro.

• Argumentación, dada por la posibilidad de brindar la misma información de diferentes maneras, analizar desde diferentes ángulos.

• Síntesis para poder expresar las ideas centrales de un asunto, poder resumir en breves palabras.

• Elaboración de preguntas de diferentes tipos según el propósito del intercambio comunicativo; para evaluar comprensión, para explorar juicios personales, para cambiar el curso de una conversación no deseada, etc.

• Contacto visual con el interlocutor mientras se habla.

• Expresión de sentimientos coherentes con aquello de lo que se expresa en el mensaje a partir de la palabra y/o gesto.

• Uso de recursos gestuales de apoyo a lo que se expresa verbalmente o en su sustitución, dado por movimientos de manos, posturas, mímica facial, etc.

2. Habilidad para la observación: dada por la posibilidad de orientarse en la situación de comunicación a través de cualquier indicador conductual del interlocutor, actuando como receptor.

Los elementos esenciales aquí serían:

 Escucha atenta, que implica una percepción lo más exacta posible de lo que el otro dice o hace durante la situación de comunicación y asumirlo como mensaje.

 Percepción de los estados de ánimo y sentimientos del otro, pudiendo ser capaz de captar su disposición o no a la comunicación, actitudes favorables o rechazantes, estados emocionales, índices de cansancio, aburrimiento, interés, etc. A partir de signos no verbales fundamentalmente.

3. Habilidad para la relación empática: dada por la posibilidad de lograr un verdadero acercamiento humano al otro.

Los elementos esenciales serían en este caso los siguientes:

• Personalización en la relación, lo que se evidencia en el nivel de conocimiento que se tiene del otro, la información que se utiliza durante la comunicación y el tipo de reglas que se emplean durante el intercambio.

• Participación del otro, dada por el brindar estimulación y retroalimentación adecuadas, mantener un comportamiento democrático y no impositivo, aceptación de ideas, no interrupción del discurso del otro, promover la creatividad, etc.

• Acercamiento afectivo que puede manifestarse en la expresión de una actitud de aceptación, de apoyo y dar posibilidad de expresión de vivencias al otro.

Las habilidades de observación y expresión, por su naturaleza informativa, son más fáciles de operacionalizar. No sucede lo mismo con aquella que se refiere a la relación empática,donde interviene en gran medida lo emocional y el lenguaje extraverbal. Sin embargo, este es uno de los elementos más carenciales y más complejos en las relaciones humanas, como ya hemos hecho referencia.

Aunque actualmente no existe una respuesta definitiva en cuanto al desarrollo de las habilidades empáticas en las personas, hay autores que la definen como el proceso a través del cual se llega a las expectativas, a las anticipaciones de los estados psicológicos del interlocutor Berlo, 1990. Esto implica habilidades especiales y complejas que muestran como la comunicación es algo más que un accionar y reaccionar.

Al igual que en un juego, no esperamos en ocasiones la reacción del otro, sino que nos comportamos en la situación de comunicación de acuerdo a cómo esperamos que el otro actúe o piense. Hemos considerado que para lograr este acercamiento empático es necesario establecer una relación verdaderamente interpersonal, partiendo de un conocimiento explicativo del otro, que posibilita la anticipación, y también el establecer un intercambio aceptante, dando la posibilidad de expresiones emocionales que clarifiquen la intencionalidad de los mensajes intercambiados.

Estas habilidades son susceptibles de ser instrumentadas con vistas a su entrenamiento a partir de ejercicios. Por supuesto, para lograr una competencia comunicativa se necesita también de la sensibilización emocional respecto a la relación interpersonal, el desarrollo de actitudes favorables, la formación de cualidades morales, la estimulación de un pensamiento flexible, de la creatividad, etc.

En la situación de comunicación el hombre interviene como personalidad y la eficiencia en su actuación está dada por elementos ejecutores, instrumentales, motivacionales, caracterológicos y personológicos en general. Muchos factores intervienen en este caso. Cualquier experiencia que enriquece la personalidad potencialmente favorece sus posibilidades para la comunicación. Sin embargo, deben delimitarse aquellos elementos que al nivel de la acción pueden ser entrenados en algunas esferas como es la del magisterio y contribuir as! a un mayor grado de profesionalismo, sin descartar otras influencias educativas. Estos elementos son precisamente las habilidades.

Existen en el tema de la eficiencia o competencia comunicativa dos términos muy utilizados que son la asertividad y la facilitación. En algunas ocasiones son manejados como habilidades, aunque a nuestro juicio se trata más bien de estilos de actuación en la situación comunicativa, ya que en los mismos se incluyen muchas de las ya citadas habilidades y otras, así Como actitudes, rasgos caracterológicos, etc. Para citar un ejemplo, como componente del comportamiento asertivo está el ser honesto, la seguridad, etc. ambos con una naturaleza diferente a otros componentes de carácter más ejecutor como puede ser el ser directo o saber escuchar.

Por otra parte, para la facilitación no se determinan habilidades sino un sistema de actitudes que son la base de una relación interpersonal exitosa, donde se destacan la congruencia, la empatía, la identificación emocional con el otro, la aceptación.

Se propone en estos casos el trabajo con grupos que promuevan el desarrollo de estas actitudes, dirigidos por un facilitador que recurre, más que a un conjunto de técnicas, a propiciar el autoanálisis, la reflexión y la discusión grupal y se vale fundamentalmente de sus propias cualidades como comunicador para promoverlas en otros. En conclusión, pensamos que el tema puede ser abordado desde diferentes ángulos y que cualquier aproximación al mismo lo enriquece, ya que por lo general no son elementos excluyentes.

No obstante es necesario, en aras de la propia comunicación, delimitar términos, y cuanto en la comunicación haya de habilidad llamarle como tal, mientras que todo aquello que en ella interviene, favorece, potencializa su efectividad, pero no lo es, abordarlo sin desvirtuar su naturaleza.


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