BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CATARSIS POR BARRÍOS

Mario Antonio Turcios Flores


 


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Prologo

“Tal vez un día tu hijo te pregunte: ¿Qué son estos preceptos, mandamientos y normas que Yavé, nuestro Dios, les ha ordenado? Tu responderás a tu hijo: Nosotros éramos esclavos de Faraón en Egipto, y Yavé nos hizo salir de Egipto con mano firme. . . y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos a la tierra que prometió a nuestros padres.”Éxodo.

¿Qué significa la memoria?, ¿Por qué, sí importa la memoria para las personas cristianas y otras que creemos que Dios nos da los dones de la memoria, la razón y los talentos personales? La memoria es una patrona dura. Demanda siempre la verdad clara y transparente. Cuando la olvidamos o la abandonamos, llegamos a ser seres humanos más pobres. Por eso debemos agradecer y dar honor a Mario Turcios por ayudarnos a recordar una época tan cruel que vivió El Salvador en las décadas de los 80, s y parte de los años 90´s del siglo pasado. En particular, la historia del Caserío Barríos es una historia difícil, triste y muy amarga.

Catarsis por Barríos es un recorrido por la vivencia de Mario Turcios, un sobreviviente de una masacre que marcó su vida y la de los suyos para siempre. Sin duda la historia de Mario no es única, pero se vuelve peculiar cuando introduce en su narrativa, el lujo de descripción de la campiña salvadoreña, la traída a la escena de personajes muy propios de la idiosincrasia de este país centroamericano. Es interesante como a través de la narración de su triste experiencia esta el color del humor y la presencia del ecumenismo, ese rol de las iglesias en la búsqueda de un mundo más humano, aun a costa del derramamiento de sangre de sus mártires.

Catarsis por Barríos es un reclamo literario de verdad, de justicia, de reconciliación y de paz. La memoria cobra vida en este documento. Da vida no solo para las personas de manera individual sino para los pueblos de la tierra, que han vivido situaciones parecidas.

Entonces Turcios nos invita a pasar por el tiempo, caminando por los senderos del cantón Dulce Nombre de Jesús, sus cantones aledaños y sus caseríos en este caso Barríos, en los años amargos. En esta manera, caminando con memorias resucitadas, podemos celebrar y dar honor a los que han sido asesinados y desaparecidos: inocentes y luchadores por un futuro justo y pacifico.

La historia relatada por Turcios derrota el muro de protección e inmunidad de las personas que han violentado los derechos humanos de los pueblos. Catarsis por Barríos desarma a los militares de la época. Las personas traicionadas y la guerrilla son parte de la historia. No puede esconderse nada más, bajo la sombra del olvido. A veces tener memoria es peligroso. A veces contar la historia es subversivo porque eso destruye los planes, secretos e impunidad de los asesinos y opresores.

Catarsis por Barríos es un camino a la luz del día, un camino por un futuro de esperanza. Como dice el autor: “No debemos olvidar el pasado y deberíamos siempre tenerlo presente, no para vivir hundidos en sus efectos tristes, sino para que esas historias no se repitan”. Estamos muy agradecidos a Mario Turcios por invitarnos, con él, a caminar por los senderos de la historia. Por compartir la “Catarsis por Barríos.”

Que esta historia de coraje a otras personas a compartir sus historias. Las autoridades no quieren “comisiones de la verdad”. Por esa responsabilidad popular del pueblo entregarnos sus testimonios como hoy lo hace Turcios.

Turcios describe: “Fue increíble todo lo que pasó ahí e indescriptible, de Barríos, aquel caserío alegre, trabajador de las minas y la tierra, de aquellos campesinos y campesinas amantes del campo no quedo nada. Se habían matado hermano con hermano, salvadoreño contra salvadoreño, prójimo contra prójimo. La lucha por ser libres continuaba, aunque el ejército nunca entendió de nuestros derechos y legitimas ansias de libertad. Ellos creyendo ser libres ignoraban que eran esclavos del sistema y obedecían a los caprichos de los dueños del capital, ambos bandos pertenecíamos a la misma clase social”.

El mártir, Monseñor Romero, una vez nos dijo…… “Yo tengo fe. . . que un día saldrán a la luz todas esas tinieblas, y que tantos desaparecidos y tantos asesinados, y tantos cadáveres sin identificar, tantos secuestros que no se supo quien los hizo, tendrán que salir a la luz, y entonces tal vez nos quedemos atónitos sabiendo quienes fueron sus autores.” (Homilía 16 de junio de 1979).

La esperanza, el sueño de Turcios, tal como de nosotros, es que podamos conocer la verdad y que la verdad nos transformará.

El Muy Rvdo. Richard A. Bower

Director Ejecutivo de la Fundación Cristosal

Dedicatoria

Estas palabras van dedicadas a todas aquellas niñas, niños, mujeres, ancianos y jóvenes que a manos de la fuerza armada fueron salvajemente torturados y brutalmente asesinados.

A aquellos inocentes campesinas y campesinos que fueron despiadadamente asesinados; en el centro de aquel pequeño y humilde caserío: Barríos, donde morábamos mis sobrinos y mi padre Virgilio Flores a quien con nostalgia y lágrimas en mis ojos, dedico el más grande esfuerzo en mi compromiso de lucha en contra de la impunidad.

Llorando la partida de mi madre María Dolores Turcios, que murió el 23 de noviembre del 2008, la Niña Lola como le llamaban, desinteresadamente y sin esperar nada a cambio, dio lo mejor de sí a la comunidad y a la causa por encontrar la solución al conflicto por la vía del diálogo y alcanzar así la paz; a ella debo mi vida, formación y conciencia y mi decisión de compromiso solidario con mi pueblo.

De manera especial dedico estas palabras a Gladis, no porque sea mi esposa, sino por qué decidió ser la madre de mis hijos e hija y quien decidió recorrer conmigo este camino lleno de adversidad, amenazas y con un futuro incierto, juntos nos aventuramos a luchar por un sueño que por mas difícil que parezca tenemos la plena convicción que un día no muy lejano lograremos un ambiente de justicia para las generaciones futuras.

A mis hijos: Rudy Arnold y Denis Steven y a mi hija: Ingrid Yamilet, quienes con paciencia han sufrido mi ausencia.


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