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MIGRANTES E INDÍGENAS: ACCESO A LA INFORMACIÓN EN COMUNIDADES VIRTUALES INTERCULTURALES

Eduardo Andrés Sandoval Forero y Ernesto Guerra García


 


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Eduardo Andrés Sandoval Forero

En este capítulo describimos desde perspectivas sociológicas y antropológicas las principales formas de investigar las interacciones sociales mediadas por el uso de las NTIC en el contexto de la llamada SI, particularmente aquellas que ocurren en el ciberespacio. Se exponen elaboraciones teóricas y conceptuales a partir de la emergencia de estas nuevas relaciones sociales, y se aborda el método y las técnicas que la etnografía virtual utiliza para el conocimiento de los fenómenos sociales que ocurren en el ciberespacio.

Cultura e Identidad en comunidades virtuales

Diversas disciplinas sociales han venido trabajando desde hace más de veinte años lo relacionado con el conocimiento científico; de manera particular han constituido la línea de investigación interdisciplinaria de los estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) o Estudios sobre Ciencia y Tecnología. Han sido distintos los enfoques y las metodologías empleadas en estas investigaciones, siendo relevante el denominado "relativismo epistémico", que sostiene que el conocimiento se encuentra determinado por la conjunción del tiempo y la cultura, en los cuales todas las realizaciones son productos sociales, es decir, de las dimensiones de la historia y la cultura.

Los estudios del relativismo epistémico se iniciaron y desarrollaron con la descripción etnológica de los discursos científicos, sin tener la preocupación de tener que demostrar la cientificidad de los discursos, las palabras o las ideas. En 1979, Bruno Latour y Steve Woolgar publicaron la ya famosa obra Laboratory Life, en la que describen con detalle lo que ocurre en los laboratorios de investigación, empleando el método etnográfico, tomando a los "nativos como los científicos" y llegando al análisis del discurso científico por medio de sus "inscripciones" o "representaciones". Los nativos hacen parte de la producción del conocimiento al participar no sólo en la descripción de sus entornos (etnografía clásica) sino también en el análisis y reflexión de sus contextos sociales, junto con sociólogos y antropólogos, produciendo discurso científico colectivo.

Los planteamientos del pluralismo metodológico de Javier Echeverría (1995) resultan ser de importancia para el estudio social, toda vez que su propuesta axiológica propone el desarrollo de la investigación en dos vertientes: descriptiva en el sentido de elaborarla tal y como se efectúa una actividad científica o tecnológica; y otra normativa que se vincula con el examen de los nuevos valores en sus aspectos epistémicos y prácticos, con base en el establecimiento de puentes entre la ciencia o la técnica y otras culturas humanas.

Martín Hopenhayn, en su texto Educación, comunicación y cultura en la sociedad de la información: una perspectiva latinoamericana (2003), plantea que los intercambios virtuales configuran nuevos rasgos culturales en la medida que van abarcando diversos ámbitos de la vida de las personas; uno de los cambios culturales inmediatos se pone de manifiesto en la relación entre los usuarios y la tecnología, en la que el aprendizaje en este sentido, se genera con el uso directo, desligándose de la tradicional adquisición de destrezas y conocimientos. Es partidario de "culturas virtuales", como aquellas que tienen que ver con los:

Cambios en las prácticas comunicativas, por efecto de medios interactivos a distancia, que modifican la sensibilidad de los sujetos, sus formas de comprensión del mundo, la relación con los otros, la percepción del espacio y el tiempo, y las categorías para aprehender el entorno. La profundidad y extensión de estos cambios es incierta, pero insoslayable (Hopenhayn, 2003: 17).

Manuel Castells, uno de los pioneros y líderes de los estudios sociales sobre la comunicación en la era de la información, dice que "el surgimiento de un nuevo sistema de comunicación electrónico, caracterizado por su alcance global, su integración de todos los medios de comunicación y su interactividad potencial, está cambiando nuestra cultura" (Castells, 1999: 361).

Algunas manifestaciones del cambio cultural se nos presentan con el intercambio simbólico, las redes virtuales, las nuevas formas de representar la realidad, la comunicación en tiempo real, los sentidos colectivos, el lenguaje virtual, los giros lingüísticos, y en todos aquellos entramados sociotécnicos que impone la utilización de la red.

Avanzaría la hipótesis de que en esas comunidades virtuales "viven" dos tipos muy distintos de poblaciones: una diminuta minoría de aldeanos electrónicos -que se han asentado en la frontera electrónica- y una multitud transeúnte para la cual las incursiones ocasionales dentro de varias redes equivale a explorar varias existencias bajo el modo de lo efímero (Castells, 1999: 395).

En otra lectura de lo sugerido por Castells, desde la política y entendiendo las desigualdades de acceso y simbólicas, surge la interrogante: ¿el ciberespacio es parte de la hegemonía cultural del capitalismo? o ¿también el ciberespacio permite la presencia, la intromisión de la cultura del otro, del no occidental?

En general, los estudios del cambio cultural se presentan con el intercambio simbólico, las redes virtuales, las nuevas formas de representar la realidad, la comunicación en tiempo real, los sentidos colectivos, el lenguaje virtual, los giros lingüísticos, y en aquellos entramados sociotécnicos que impone el empleo de la red. Las NTIC se han convertido en importantes mediaciones de la comunicación y la cultura que, sin duda, deben ser aprehendidas por todos los grupos que pretendan buscar su reconocimiento sociocultural y cosmogónico en la sociedad multicultural, fomentando prácticas de respeto a la diversidad y convivencia en la diferencia a través de la información.

Downey, Dumit y Williams, en 1993, publicaron un texto titulado "Cyborg Anthropology", en Cultural Anthropology, definiendo a esta nueva subdisciplina como la "Antropología cultural de la ciencia y la tecnología". El programa inicial de esta antropología fue definido por los tres autores desde tres parámetros o áreas de actividad:

En primer lugar, se debería ocupar de la ciencia y la tecnología contemporáneas como actividades culturales. El objetivo sería observar y analizar detenidamente cómo la gente construye el discurso científico y cómo éste se convierte en significativo en sus vidas cotidianas. En segundo lugar, se cuestionaría la posición central que ha ocupado siempre la figura del ser humano en la antropología, proponiendo una alternativa crítica a este humano-centrismo abusivo. La máquina debía entrar a formar parte del objeto de la antropología, en tanto que creadora y modificadora de "cultura". Por último, la "antropología ciborg" abordaría "de qué modo las tecnologías llegan a participar como agentes productores y reproductores de los diversos aspectos de la vida social" (Mayans, 2002: 3).

Por su parte, Mayans considera de gran valía la discusión no sólo de la nueva subdisciplina de la antropología, sino también del método y las técnicas para estudiar al ciber-otro, por ello señala que:

El primer fruto de la etnografía online es una muestra inequívoca de que estas investigaciones generarán debates metodológicos novedosos y de gran interés. Por otro lado, en la mayoría de las ocasiones, estos dilemas metodológicos son aún más importantes, por el hecho de que son dilemas compartidos con la "comunidad indígena", por los usuarios en cuestión (Mayans, 2002: 6).

Acción y reacción lógica propia de toda disciplina social, pero con mayor preocupación en sus tiempos fundacionales. ¿Acaso los sujetos de estudio, los métodos y técnicas de investigación no deben ser sometidos a constantes análisis, críticas, cuestionamientos, comprobaciones y reprobaciones en las disciplinas sociales?

Hill (1990), en su texto The Tragedy of Technology, explora las propiedades de la cultura que adquieren vida dentro de los sistemas tecnológicos cuando las personas se comprometen a utilizarlos, siendo la cultura un sistema de significados que le posibilita al grupo darle sentido al mundo.

Una investigación de relevancia en la antropología mexicana es la realizada por María Josefa Santos Corral (2000): Cien mil llamadas por el ojo de una aguja, donde analiza los cambios de las telecomunicaciones en México acompañados de las modificaciones en las estructuras simbólicas. En compilación (1997), se propone desde novedosas perspectivas antropológicas la intrincada relación entre los desarrollos tecnológicos y los procesos culturales en las sociedades complejas.

La proliferación de redes de información es otra de las características del ciberespacio, adquiriendo usos alternos y prácticas disímiles en la organización e interactividad cultural y en las elaboraciones simbólicas de nuevas identidades e identificaciones de la subjetividad social. Todos estos emergentes espacios y tiempos aludidos son producto del desarrollo tecnológico de las NTIC que impactan significativamente la vida social.


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