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INVERSION EXTRANJERA EN EL DESARROLLO DE LA REGION MINERA DE ANTOFAGASTA (CHILE): HISTORIA Y PERSPECTIVAS.

Jan José Cademartori D.



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3.6 LAS DEMANDAS LOCALES EN LAS CIUDADES.

La acción de los actores locales en las ciudades también persiguió mejores condiciones de vida. En los campamentos mineros se desarrolló un conflicto entre capital y trabajo. Aun cuando en las ciudades también hubo enfrentamientos con las compañías extranjeras (puerto y ferrocarril) las demandas se dirigieron principalmente hacia el Estado dada la situación de aislamiento geográfico y la ausencia de tierras fértiles. Estas demandas pedían servicios básicos y alimentación. Las encabezaron los comerciantes, los profesionales, los pequeños mineros, los artesanos y pequeños industriales.

En el discurso regionalista del Norte, el Estado central tenía que proteger a chilenos que estaban colonizando zonas extremas estratégicas. Además, la vida del Norte carecía de las comodidades que gozaba la rica oligarquía del Sur del País, en gran parte sostenida con el trabajo del Norte. La economía de enclave había servido para crear una infraestructura de transportes para conectar a la minería de Antofagasta con el resto del mundo, pero no servía para conectarla con el resto del país. La integración territorial de Chile debería ser obra del Estado. Esto implicaba afectar los intereses corporativos de la oligarquía agraria del Sur del país. El discurso regionalista tenía bases sólidas en el Norte pues muchos de sus habitantes provenían del Norte Chico, territorio desde donde partieron las revoluciones federalistas de 1850 y 1859 117.

El movimiento sindical, las capas medias y las luchas regionalistas convergieron en la aspiración por un mayor control social sobre la renta minera. Este ejercicio soberano pretendía mejorar las condiciones de vida de los sectores postergados y generar ideas para reemplazar una frágil base productiva sustentada en explotar recursos naturales. Esta convergencia se manifestó con mayor fuerza en los años treinta cuando los trabajadores salitre y del cobre también eran parte del Frente Popular, una alianza socio-política entre el proletariado y las clases medias. El Frente Popular creó la CORFO, cuyo objetivo era la industrialización del país y el desarrollo del Norte de Chile. Este mismo movimiento fue muy importante para promover una serie de medidas que adoptaron otros gobiernos en los decenios siguientes.

La tarea no era fácil. Chile era uno de los países con mayor centralización territorial en América Latina, superando a Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú y Venezuela. Se construyó un estado centralista heredado de la herencia jurídica española. Esta estructura se consolidó después de la independencia de España en 1810 y la derrota de las revoluciones federalistas. Para los partidarios del centralismo la eliminación de caudillos regionales explicaba la mayor estabilidad política de Chile respecto a la mayoría de los países del continente. A pesar de su extensión territorial, en 1969 el 97,9% del gasto público se decidía en Santiago, dejando apenas el 2,1% para los gobiernos municipales118. Además el Norte era un territorio frontera conquistado hace poco, probablemente su defensa militar exigía moderar su regionalismo.

A pesar de lo anterior, en la provincia de Antofagasta, las organizaciones sociales eran antiguas y fuertes, en los campamentos salitreros y en las ciudades. En la ciudad de Antofagasta, las primeras sociedades de artesanos datan de 1870. Asimismo la burguesía se congregó en el Club de la Unión a partir de 1873, y los extranjeros residentes, en el "Club Ingles" desde 1914. La vida cultural y deportiva siempre fue muy intensa. También existían varios periódicos, de todas las tendencias ideológicas. En 1906 nació "El Mercurio de Antofagasta", identificado con los intereses de los empresarios de la región. Todo esto fue construyendo una sociedad local activa y educada. Así, en 1960 la tasa de analfabetismo era de un 29,7% en Chile mientras que en la entonces provincia de Antofagasta alcanzaba un 20,3%.

Es probable que las frecuentes catástrofes naturales, en condiciones de aislamiento geográfico, contribuyeran a la unidad de los actores locales. En 1877 hubo un tsunami que borró Cobija y en 1922 un maremoto que inundó Chañaral y Antofagasta. En 1906 se incendió la Catedral, en 1912, la peste llegó a Tocopilla, en 1929 Pampa Unión enfrentó un terremoto, en 1939 la explosión en la mina de Chuquicamata dejó 57 muertos119. Además en las ciudades no existía la rígida estructura de clases de los campamentos, facilitando eventualmente la unidad de acción local.

Las organizaciones ciudadanas consiguieron la construcción del Ferrocarril de Antofagasta a la ciudad de Salta en el norte de Argentina, desde la cual se podrían importar productos agrícolas que el desierto no podía producir. El alcalde Maximiliano Poblete convocó al primer cabildo abierto (asamblea de los vecinos) el 5 de Abril de 1920, el cual se transformó en un desfile que pretendía vencer la resistencia de las provincias del sur, inquietas ante la posibilidad de perder el mercado de consumo agrícola del norte de Chile 120.

La fuerza de la sociedad civil antofagastina quedó de manifiesto en 1932. Una delegación de destacados líderes locales, impidieron en el aeropuerto de Antofagasta el arresto del General Pedro Vignola, comandante de la división. Antofagasta formó un gobierno paralelo con el apoyo de todos los partidos políticos (desde el Conservador al Comunista), de diversos gremios y sindicatos antofagastinos, para exigir la devolución del mando de la nación a un civil, libertad electoral y retiro de las Fuerzas Armadas de la política activa. Este alzamiento cívico-militar fue seguido en todo el Norte y en otras partes del país, logrando acabar con un período de cuartelazos militares que colocó 7 presidentes de Chile en menos de dos años 121. El mismo Dr. Gonzalo Castro quien participó en el Comité Cívico de 1932, lanzó en 1946 los Cabildos del Norte para exigir agua, caminos, salud, alimentos y participación sobre los ingresos del cobre 122.

Después de la 2ª Guerra Mundial las ciudades de Antofagasta y Calama se van poblando. Se intensifica la lucha de las organizaciones locales para conseguir el abastecimiento de los servicios básicos. Además en el período 1952-1960 la provincia de Antofagasta estaba estancada económicamente. El 66% de la fuerza de trabajo estaba vinculado a la actividad salitrera en crisis 123. El efecto de la crisis del salitre fue compensado por la minería del cobre que provocó un aumento del empleo industrial, comercial y de servicios. Una parte de la población llegó desde las salitreras que habían cerrado y esto generó nuevas demandas de infraestructura urbana.

Existía la necesidad de iluminar la ciudad, de contar con agua suficiente y de abastecimiento continuo de alimentos básicos. La iluminación se hacia por algunas horas. En 1956 los alumnos del Liceo Nocturno recibían sus clases en la Plaza principal de la ciudad cuando había luz 124. Los alimentos eran caros y con un abastecimiento irregular que provenía de otras partes del país.

En los años cincuenta comienzan políticas regionales para las zonas extremas del país. En 1953 el gobierno legisló un Estatuto especial para el departamento de Arica en el extremo Norte y en 1958 creo una Corporación para el Desarrollo (la Junta de Adelanto de Arica)125 . En 1956 se otorgaron privilegios especiales de importación para Chiloé, Aysén y Magallanes en el extremo sur seguido por la creación de una Corporación para el Desarrollo de Magallanes. Estas corporaciones tenían desde sus inicios una amplia gama de atribuciones: prospección de recursos, estudio de proyectos, ejecución de obras, otorgamiento de créditos, formación de empresas, contratación de préstamos, asistencia técnica, intervención en las inversiones de otros organismos del Estado 126. En ellas participaban representantes del gobierno, de los empresarios y de los trabajadores. Todas estas corporaciones fueron eliminadas en 1973 con el golpe militar.

En el Norte destacaron los Centros para el Progreso (CP) de los años cincuenta. Existieron CP en: Iquique, Antofagasta, Calama, Tocopilla, incluso en ciudades menudas como Mejillones. Su líder era José Papic (1909-1983), un pequeño empresario, de origen croata, como buena parte de los inmigrados. Papic no era un empresario cualquiera; no obstante su identificación política, él convocaba a todos los sectores políticos 127. El carácter interclasista de los CP se explica porque los problemas de abastecimiento de alimentos, de agua, de energía, de caminos, eran comunes para todas las clases sociales. Esto queda de manifiesto en la composición de la directiva del CP de Mejillones formado en 1949 128.

Los escenarios de acción del CP de Antofagasta fueron versátiles. Se coordinó con otros CP para configurar un Gran Comando de Defensa de todo el Norte de Chile. Convocó a asambleas y a marchas, con paralización de actividades. La del 9 de Mayo de 1956 fue encabezada por el mismo Obispo de Antofagasta, M. Hernán Frías. Llamó a no participar de los festejos nacionales del 21 de Mayo pues la región estaba en duelo. A veces la reacción de las autoridades fue amenazante: El Presidente Ibáñez (1952-1958) respondió un telegrama de Papic amenazando con expulsarlo del país. Pero el CP no se limitó a denunciar carencias, pues propone soluciones técnicas gracias a la contribución de los profesionales. No se volvería a ver esa mística regionalista en las décadas siguientes129. El CP consiguió dos leyes que fueron especiales para el desarrollo de la provincia de Antofagasta: La "ley del cobre" y la Ley de Frontera Libre Alimenticia.

Inicialmente, la Ley 10.255, dictada por el Gobierno de González Videla en 1952, destinó un porcentaje de los fondos fiscales para el procesamiento y manufacturación del cobre. Más importante fue la Ley 18. 828, llamada Ley del Nuevo Trato al Cobre (1955-1977) o simplemente "ley del cobre" en el Norte. En su artículo 27, ésta deja el 10% de los ingresos fiscales de las ventas de cobre en las zonas productoras. De aquellos recursos, un 50% debía destinarse a la creación de nuevas industrias, al desarrollo pesquero, a impulsar la pequeña minería a través de CORFO; 25% debía servir para construir fundiciones de concentrados de cobre130. Con esta ley también se crearon escuelas técnicas, se apoyó a las universidades y se construyó la Carretera de asfalto que unió al Norte con Santiago.

De acuerdo al ex senador del Partido Radical, Jonás Gómez (2003), uno de sus promotores, quien 50 años mas tarde sería sostenedor del Comando de Rescate de los Fondos del Cobre de Antofagasta, la " ley del cobre", sentó el principio que los ingresos de la minería son extraordinarios, luego, éstos no deben financiar los gastos ordinarios.

También se consiguió en 1958 la Ley 12.858 de Frontera Libre Alimenticia para las provincias de Tarapacá, Antofagasta y el departamento de Chañaral. Esta norma exceptuó a las provincias del Norte Grande de aranceles a la importación de una lista de artículos básicos para el consumo de la población que no eran producidos en la región. Esta ley fue ampliada en 1958 con la Ley 12.937, que favoreció a Pisagua, Iquique, Tocopilla, Taltal y Chañaral, incorporando nuevos alimentos y una lista de bienes de capital. La aplicación de toda esta legislación no fue fácil. En la Comisión que establecía el volumen de las cuotas, los representantes de Antofagasta debían prodigarse para vencer la resistencia de los delegados de las zonas agrícolas del Sur de Chile 131.

Estas leyes tuvieron un impacto positivo en el consumo de la población y en la producción manufacturera regional 132. De acuerdo a datos del Censo Industrial, en 1957 había 2.642 (1,3% del total nacional) trabajadores manufactureros mientras que en 1967 este número aumentó a 6.723 (2,0%). El valor agregado manufacturero aumentó de un 1,4% al 7,5% del país 133.

Aun cuando el abastecimiento continuo del agua se lograra recién en 1992 134 , en los años sesenta se alcanzan algunos objetivos básicos. La carretera asfaltada entre Arica y Santiago facilitó el abastecimiento de alimentos. Se resolvió el tema de la luz. Durante los años sesenta se expandió el sistema educacional con la creación de dos sedes universitarias, las primeras en la Región. El Centro para el Progreso fue perdiendo importancia. En cambio se fortalecen los trabajadores a través de la acción de la CTC y de la CUT. Al mismo tiempo la revolución cubana y la guerra de Vietnam habían estimulado el antiimperialismo norteamericano y el deseo de cambios estructurales en toda América Latina. El movimiento sindical y la izquierda se movilizaban por una política de control de los recursos naturales por parte del país para sus excedentes modernizar al país. Esta alianza también apoyaba al campesinado para conseguir una Reforma Agraria, a los universitarios por la democratización de la enseñanza superior, a una parte de los pequeños empresarios artesanos por el acceso al crédito bancario y en general a muchos sectores que aspiraban a construir otra sociedad.

Así en los años sesenta, el eje del debate se desplazó desde el tema de los servicios básicos hacia la política industrial y hacia la política respecto al cobre. Este había pasado a ser la principal riqueza de la región y del país pues el salitre continuaba declinando. La Confederación de Trabajadores del Cobre y los trabajadores del salitre y de las ciudades jugaron un papel importante a través de su movilización.

Los detalles de este debate se presentaron en una sección anterior. Una prueba de la importancia de estos temas en el Norte, se haya en el Seminario sobre Problemas Regionales organizado por la Universidad de Chile en la Antofagasta de 1957. Una de las exposiciones, a cargo de un representante de los pequeños mineros, denuncia que las grandes empresas norteamericanas habían integrado verticalmente esta industria adquiriendo en 1937 los establecimientos chilenos, en circunstancias que los estudios recomendaban elaborar el mineral hasta producir láminas de cobre industrial 135.

Respecto a la política industrial, la CORFO jugó un rol clave, especialmente desde fines de 1950s hasta 1973. El Instituto CORFO del Norte (INCONOR) elaboró estrategias de desarrollo para cada una de las provincias del Norte de Chile, después de efectuar un diagnostico exhaustivo de cada sector productivo. En sus trabajos se efectuaron investigaciones mineras, asistencia financiera a empresas, inversiones directas

Así en 1956 la CORFO formo FASSA (Fabrica de ácido sulfúrico S.A.), con el propósito de satisfacer las necesidades del país en este rubro; la producción pasó de 50.000 toneladas en 1957 a 200.000 toneladas en 1967. En 1963 la CORFO inició un programa en un área del desierto en el que nace de forma natural un árbol llamado tamarugo cuyo fruto y hojas sirven de alimento al ganado caprino y ovino de la región. En 1968, CORFO reorganizó, aportó capital y traspasó a la industria del salitre 15 proyectos estudiados por la institución 136. Consecuencia del accionar de INCONOR surgieron el Barrio Industrial de Antofagasta, la Planta de aguas servidas para las necesidades de agua industrial, la Sociedad Industrial Nacional de Cemento, las industrias F y H (pilas secas), Recauchajes Bailac, Hilanderías Iquitex y CORESA en Iquique; Planta Olivarera de Huasco y Central vitivinícola de Copiapó, en Atacama. La capacidad de energía de ENDESA se duplicó en Antofagasta e Iquique.

El gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva (1964-70) utilizó la construcción de barrios industriales (Arica, Antofagasta, Serena, Coquimbo, El Belloto, Concepción), las franquicias especiales para la importación de equipos (Decreto 2195 y Decreto 100) y el otorgamiento de créditos por la CORFO y el Banco del Estado. La aplicación de estos instrumentos favoreció especialmente a Concepción, Arica, Valparaíso y otros centros urbanos de la zona central como Rancagua y San Felipe- Los Andes 137.

Se propuso crear un espacio de planificación económica y de administración pública, mayor que el de las 25 provincias: el espacio región. Este concepto sería usado para descentralizar al gobierno central. Algunas reparticiones públicas comenzaron a organizarse según el concepto de región. En 1965 se creó ODEPLAN, la Oficina de Planificación Económica Nacional y su Departamento de Planificación Regional. Además las leyes de Participación Popular (Juntas de Vecinos y Centros de Madres) y la sindicalización campesina acercaron el poder local a las personas. Asimismo, la Reforma Agraria iniciada por Frei y acelerada con Allende, ayudó a la desconcentración traspasando tierras ociosas a campesinos sin tierra, lo cual disminuyó la inmigración desde el campo a la ciudad 138.

El Gobierno del Presidente Allende (1970-1973) extendió el rol del Estado para desconcentrar mediante la industrialización. Entre 1970 y 1973 la industria manufacturera de la RA creció a un 14,3% anual. En 1970 y 1971 se crearon en Iquique, Valdivia y Osorno, Comités para la Programación de las inversiones del sector público con representantes de los empresarios y de la Central Única de Trabajadores 139. Se inauguró en Antofagasta INACESA, una empresa de cemento con la mejor tecnología de la época. En 1971 se confeccionó un Plan Sexenal de Desarrollo Industrial para la Zona Norte del país. Según este plan la provincia de Antofagasta tendría una industria metal-mecánica proveedora para el sector minero y de la construcción, con posibilidades de exportación. Aquella industria habría servido para la minería de Chile, de Perú y de Bolivia, gracias al acuerdo de complementación entre los países del Pacto Andino. También se desarrollarían las manufacturas de cobre, la industria química ligada al salitre y la de bienes consumo para los sectores populares 140.

Estos programas estaban conectados a la nacionalización del cobre y de la banca. La nacionalización del cobre y del salitre facilitaría los encadenamientos productivos en la región, trasladaría las ganancias hacia el interior e integraba a los trabajadores a la gestión de la empresa. La nacionalización de la banca permitiría que el crédito llegara a las pequeñas y medianas empresas de todo el país en lugar de quedar concentrado en los grandes grupos monopólicos de la capital.

Todos estos esfuerzos iniciados en los años cincuenta atacaron el bajo desarrollo industrial provocado por i) la ausencia de políticas de desarrollo local de las empresas extranjeras y de los gobiernos anteriores ii) las dificultades de provisión de energía y agua iii) la fuga de talentos y capitales hacia la gran minería y el centro del país iv) el reducido tamaño del mercado interno local v) el aislamiento geográfico.


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