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INVERSION EXTRANJERA EN EL DESARROLLO DE LA REGION MINERA DE ANTOFAGASTA (CHILE): HISTORIA Y PERSPECTIVAS.

Jan José Cademartori D.



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4.2 CONCENTRACION DE CAPITAL EN CHILE.

La estrategia económica reprodujo la centralización del capital, la desigualdad social y el sistema político-institucional (Capítulo13.11). En 1993 existían aproximadamente 480.000 empresas registradas en Chile, pero apenas 2% de éstas ya controlaban un 76% de las ventas. En 1990 los haberes de los siete conglomerados económicos más fuertes representaban 58.7% del PIB de Chile; en 1996 su participación ya era de 61.1%162.

En el año 2007, los diez grupos económicos chilenos más grandes representaban cerca del 50% del PIB considerando aquella parte de sus empresas que transaba acciones en la Bolsa chilena163. Por ejemplo, el grupo Piñera, quien aparecío onceavo en ese ranking, con un patrimonio bursátil de solo US$1400 millones, indicó públicamente en el año 2008 que sus inversiones totales eran superiores a los US$ 2000 millones.Además los sectores económicos que más crecieron entre 1997 y 2007 son la base de estos grupos empresariales164

En el otro polo, entre 1994 y 2001, las ventas de las pequeñas medias, y micro empresas cayeron del 27% al 22% del mercado165. La participación global de las pequeñas y medianas empresas en Chile pasó de 12% de las ventas en 1995 a 9% en 2001 y la participación de las microempresas se redujo del 4% al 3%166.

Entre los grupos económicos más importantes en Chile, se cuentan: Angelini, Matte, Luksic, el holding de la energía y la multinacional BHP con , M.E.L. (Cuadro 4.2.1). Los tres primeros, aumentaron sus activos desde US$ 650 millones en 1978 a US$ 7.700 millones en 1993167

Uno de lo tres mayores grupos económicos de Chile lo encabeza la familia Luksic, con importantes inversiones en la Región de Antofagasta (RA). El grupo Luksic nace en la actividad minera pero se ha diversificado hacia la actividad bancaria, ferroviaria, industrial, telecomunicaciones y hotelera. Según el ranking 2003 de la revista norteamericana Forbes, Andrónico Luksic Abaroa, quien fuera el patriarca del grupo, se ubicaba como la sexta persona con mayor fortuna en América Latina, con un patrimonio público de 3.400 millones de dólares, cifra superior en 1.800 millones de dólares respecto a 2003168. A mediados de los años noventa el grupo Luksic se transforma en líder de la banca chilena gracias a su alianza con el grupo español Banco Central Hispanoamericano, con el cual también compró bancos de otros países de América Latina. Más tarde, el grupo Luksic consigue el Banco Edwards, ayudado por un préstamo del Banco del Estado durante el gobierno del Presidente Lagos.

El grupo Angelini también se presenta en la RA. El Grupo Angelini se expande durante los años del régimen militar desde el sector pesca hacia los sectores eléctrico, forestal, pesca, inversiones, finanzas, naviero, combustible, servicios y minería. Según el ranking 2003 de la revista Fortune, el accionista mayoritario de la industria pesquera, Anacleto Angelini, registró un patrimonio de US$ 2.500 millones, situándose en el lugar 205 en el mundo y en el lugar 3 de Chile, después de Luksic y Matte169.

La acumulación de estos conglomerados y su experiencia precoz en la privatización de los servicios de infraestructura, explica un fenómeno inédito en Chile, su extensión fuera del país (especialmente en Argentina y Perú). Entre 1990 y julio de 1997, el IED desde Chile hacia el exterior fue de US$ 13.565 millones, 39% en el sector energético170.

Entre los grupos importantes también destacan ENDESA y ENERSIS (Cuadro 4.2.1). Estas empresas fueran creadas por el Estado de Chile para electrificar al país e integrar el territorio. Posteriormente fueron privatizadas por ex ejecutivos del gobierno militar quienes las compraron para construir uno de los holdings más poderosos de América latina. Antes de pasar a manos de los españoles, en 1994, el grupo ENDESA-ENERSIS contaba con una capacidad productiva en el exterior que duplicaba su capacidad en Chile. Otro grupo chileno, Chilgener, fue su gran competidor en varios procesos de privatización en América Latina. Para ello contaron con préstamos y emisión de acciones en los mercados financieros internacionales. En los años noventa, el grupo ENDESA mantuvo un violento conflicto ambiental a raíz de la construcción de su central hidroeléctrica Ralco, en terrenos del sur de Chile que pertenecían a los pueblos originarios. Actualmente, emerge un nuevo conflicto ambiental por sus proyectos de construcción de nuevas centrales en el extremo sur.

Se sabe que la centralización y acumulación del capital requieren el control del sector financiero para disponer de los ahorros de toda la sociedad. A pesar de la multiplicación por dos del tamaño de la economía chilena, en febrero de 2005, quedaban 25 bancos mientras que en 1990 había 40. En 1990 los tres principales bancos concentran un 31% de los préstamos; un 55% en octubre de 2002 (aunque el Banco del Estado se incorpora a este grupo)171. De la misma forma, en 1993, había 20 sociedades AFP del sistema privado de pensiones. En 1998 había 13 AFP. Sus accionistas mayoritarios eran el grupo Saieh-Castro, los empresarios de la Cámara de la Construcción, la transnacional AETNA, y el grupo PENTA. En 2005 existían solamente 7 AFP que controlaban 45.000 millones de dólares172.

Esta acumulación financiera ha facilitado las inversiones chilenas rentistas en el exterior. Por ejemplo, de las inversiones del año 2003, US$ 1.924 millones fueron destinados a establecimientos financieros, seguros, bienes, inmuebles y servicios. Además, US$ 170 millones se orientaron al comercio y sólo US$ 56 millones a la industria manufacturera y US$ 125 millones a la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca. Otros US$ 35 millones se invirtieron en la construcción y US$ 10 millones en energía, gas y agua173.

En la esfera comercial existe una centralización similar. Tres grandes cadenas (Paris, Falabella, Ripley) y dos cadenas de supermercados (Jumbo y Líder) dominan el mercado La concentración progresa. Las dos principales cadenas, Jumbo y Líder (D&S), en 2004 concentraban cerca de 55% de participación y la seguían aumentando; en el año 2002, D&S había comprado los 7 hipermercados de la cadena Carrefour en Chile174 mientras Jumbo duplicó su participación con lo cual alcanzó el 23% del total175. Asimismo, tres cadenas de farmacias (Cruz Verde, Ahumada y Salco-Brand) controlan un sector donde abundan las acusaciones de concertación de precios y las farmacias de barrio desaparecen.

Parte importante del beneficio de las cadenas comerciales proviene de sus tarjetas de crédito. Estas cadenas entablan una guerra entre ellas y con los bancos por el control del crédito de consumo, una actividad más rentable que la venta de sus productos: 6 millones de tarjetas contra 3 millones de los bancos, para la población de 15 millones de chilenos. Por ejemplo, en Falabella, los ingresos por intereses representan cerca del 8% de los ingresos totales, pero en términos de resultado operacional, éstos aportan cerca del 40% del total176. Más adelante, estas empresas aprovecharon sus extensas bases de datos comerciales para lanzarse en la actividad bancaria177. Las tarjetas de las tiendas por departamentos también comenzaban a ser usadas en Santiago para pagar hospitalizaciones en las clínicas privadas. Las ganancias de las cadenas han sido tan relevantes que los Solari -accionistas mayoritarios de Falabella- ganaron las licitaciones de las empresas sanitarias de las I, IX y XII Regiones de Chile178.

De acuerdo a la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, en los últimos años aumentaron los niveles de endeudamiento de las familias chilenas. Ellas destinaban a pagar deudas 32,0 % del ingreso líquido en 1999; 49,5% en el 2005. Según otra fuente, la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Antofagasta, los consumidores locales deben en promedio un stock seis veces su ingreso mensual 179.

Las cadenas no solamente estimulan el endeudamiento. Introducen un estilo de vida importado, crean consumo simbólico, generan nuevos espacios recreativos, modifican la distribución del suelo urbano, acupan nuevos proletarios pero destruyen empleos en el pequeño comercio, imponen condiciones arbitrarias a sus proveedores.

Los grupos económicos chilenos cuentan con alianzas importantes con las EMN, lo que les permite ampliar su influencia sobre la sociedad. Por ejemplo, en el sector forestal, en asociación con EMN, el grupo Matte poseía 289.000 hectáreas, y el grupo Angelini, 636.000 hectáreas180. En 1995, ENDESA formó una alianza con la transnacional norteamericana Energy Corporation para controlar la privatizada Empresa de Generación Eléctrica de Lima, es decir, 24% de la generación eléctrica del Perú181. El grupo Luksic comparte su mina Los Pelambres con un grupo japonés y examina participar en sociedad en nuevas minas del exterior182.

De esta forma, tampoco en Chile hubo freno a la trasnacionalización de su economía. Entre 1991 y 2000, la participación de las EMN en las ventas de las 500 más grandes empresas de Chile pasó de 15% a 35%. En 1990-1996, las existencias acumuladas de IED aumentan desde US$ 10.067 millones a US$ 18.687 millones, alcanzando US$ 45.000 millones en 2003183. En 2000, las compañías extranjeras dominaban la producción de cobre, litio, metanol y eran significativas en la producción de oro y salitre, en los servicios básicos (electricidad, agua, telecomunicaciones), las pensiones privadas, las exportaciones de frutas, peaje de autopistas, en los servicios bancarios y de seguro, el comercio y las cadenas de la alimentación rápida, la industria de la cultura, los servicios de ingeniería, los grandes proyectos de infraestructura, el transporte de gas natural, las exportaciones forestales, sin contar su tradicional presencia en la deuda privada exterior, los medios de comunicación, la industria manufacturera y las importaciones de bienes de capital, tecnología y productos químicos y farmacéuticos184.

Aunque la inversión en capital fijo, absoluto y relativo al PIB, se acelera en los años noventa, los grupos económicos y las EMN instaladas en Chile no compiten produciendo nuevas tecnologías desde Chile. Si bien, entre 1990 y 2003 aumentó el presupuesto asignado a inversión en ciencia y tecnología; partiendo desde 0,5% del PIB, éste apenas alcanza al 0,7% en el año 2007 185. Estos porcentajes difieren significativamente en los países capitalistas desarrollados (2-3% del PIB) donde dos tercios provienen del sector privado, exactamente al contrario de lo que ocurre en Chile 186

Este precario contexto productivo y distributivo obliga a los grandes capitales a actuar en el plano político y social. En primer lugar, perdura su control directo (propiedad) e indirecto (publicidad) sobre los principales medios de comunicación (Capítulo 13). En segundo lugar, sobresalen campañas políticas de alto costo, imposible de sostener sin las empresas privadas. Después de 1989 los candidatos comenzaron a pagar a los propagandistas, creándose una verdadera industria electoral, de marketing político y de encuestas de opinión. Posteriormente se expande la influencia económica sobre la educación a través de universidades privadas, colegios subvencionados, becas, institutos de estudios, donaciones y fondos para investigación.

En cuarto lugar, se mantiene la permuta observada durante el régimen militar. Como se observa en el Cuadro 4.2.2, hay una carrera que se inicia en prestigiosas universidades estadounidenses, atraviesa cargos políticos del actual Gobierno, docencia universitaria, consultorías internacionales, directorio de grandes empresas, agencias de lobby. En algunos casos, los ex funcionarios asumen la representación privada de los mismos sectores productivos que debieron supervisar. Los medios de comunicación erijen a estos profesionales en líderes de opinión pública.

Este denso tejido facilita controlar la sociedad desigual para su reproducción. En el Cuadro 4.2.3, 222 personas representativas de las elites de Chile respondieron al PNUD: ¿Quién posee el poder real en Chile? Los medios de comunicación (controlados por grandes capitales), los ministerios económicos (aplicando políticas neoliberales) y los grupos económicos encabezan las instituciones mas influyentes de Chile. Los sindicatos se encuentran en los últimos lugares.


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