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EVOLUCIÓN DEL SECTOR SERVICIOS Y EL COMERCIO INTERNACIONAL DE SERVICIOS: EL CASO DE BRASIL

Genilson Valotto Patuzzo


 


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7.2. La Ronda de Doha y las Negociaciones en el GATS

En la cuarta reunión ministerial de la OMC celebrada en Doha (Qatar) en noviembre de 2001, se inició una nueva ronda de negociaciones comerciales mundiales que ha sido denominada por la propia OMC como el Programa de Doha para el Desarrollo, frecuentemente utilizando las siglas PDD o Ronda de Doha (RD). El objetivo de esta ronda de negociaciones fue proseguir la apertura del comercio, al mismo tiempo que revisar las normas comerciales vigentes, ampliar las normas a nuevos ámbitos y velar por que su conclusión refuerce la capacidad de los países en desarrollo de beneficiarse de las nuevas oportunidades comerciales así como de contribuir al desarrollo sostenible (Comisión Europea, 2004). Para conseguir que los países emergentes la apoyaran se planteó como una negociación para promover el desarrollo de los países pobres y lograr un mayor equilibrio en las relaciones económicas norte-sur (STEINBERG, 2007).154 Que en palabras del Director de la OMC expone:

El Programa de Doha nos ofrece la oportunidad de hacer del comercio una herramienta de desarrollo. Para que todos los países puedan beneficiarse plenamente del comercio global, necesitamos mejorar el acceso a los mercados para los productos agrícolas, los productos industriales y los servicios. El comercio debe expandirse no sólo entre los países desarrollados y los países en desarrollo, sino también entre los propios países en desarrollo (comercio sur-sur).155

Estaba previsto el término de las negociaciones de esta Ronda en tres años, o sea, que su conclusión fuera a finales de 2004; entre tanto, hasta el cierre de este trabajo todavía no había concluido las negociaciones. En esta nueva "Ronda de Desarrollo" se observaba un cambio de actitud ante los reclamos y reivindicaciones de los del sur, aunque como se verá más adelante esto fue más una pose retórica que realidad.

Uno de los gestos positivos de los países del norte fue retirar de la mesa la iniciativa de la cláusula social, lo cual de alguna manera propició el consenso para la nueva ronda. Pero en las negociaciones sobre los derechos de la propiedad intelectual y, sobre todo, donde se plasman las preocupaciones de los países del sur sobre el incumplimiento de los del norte, se observa el menosprecio a los asuntos de interés de los países en desarrollo y los menos adelantados por la ambigüedad con que fueron planteados ofrecimientos y promesas. En cambio, se insistía en la negociación de los llamados "Temas de Singapur" por parte de los países del norte. Esto posteriormente pesaría en el fracaso de la siguiente conferencia ministerial.

A lo anterior habría que agregar el reclamo de los países del sur respecto a la eliminación de los altos y el escalonamiento arancelario, que consisten en que los países del norte desarrollado elevan los aranceles a la importación de productos o servicios que tienen un mayor valor añadido provenientes de los países del sur, productos que generalmente utilizan como materia prima productos agrícolas.

En la Ronda inicial se mencionaron varios tópicos, viniendo uno de ellos desde la Roda Uruguay, que es nuestro objeto principal, el sector servicios, "se trata de un rompecabezas". Donde cada sector y modo de oferta de servicios que fueron mencionados por sus países, en relación a la liberalización156 total (bound) o ninguna (unbound), y las restricciones en término del acceso al mercado y tratamiento nacional.

Estas restricciones se refieren al número posible de prestadores de servicios, al valor de los activos o de las transacciones, al número total de operaciones y también las medida que restrinjan tipos específicos de personas jurídicas o las joint ventures, pudiendo existir la discriminación o tratamiento menos favorable a empresas provenientes de otros países (MARCONINI, 2003)157. Es decir, ello ha permitido descubrir las ventajas e inconvenientes previstos como consecuencia de la liberalización de los mercados de servicios, de la que supuestamente resultarán países ganadores y países menos beneficiados.

Este ha sido uno de los tópicos prioritarios, pues Brasil tiene asumido un papel relevante en el debate, especialmente sobre la reglamentación doméstica. Este es un tema por el cual los países pueden estipular normas técnicas, dejando a los países desarrollados en situaciones poco favorables, pues no hay un acuerdo especifico para la reglamentación doméstica (SOUTH CENTRE, 2005)158, resguardándose con patrones de calidad, requisitos mínimos de atención y licencias exigidas a los prestadores de servicios. Pues no existe reglamentación en el GATS que impida la libertad de actuación de los gobiernos (MARCONINI, 2003)159.

Después de la lista de compromisos asumidos en el GATS-1995, se realizaron reuniones adicionales por la presión de los países desarrollados para incluir anexos sectoriales específicos para los servicios financieros, telecomunicaciones y transporte aéreo y marítimo. En 2000 se abren nuevamente las negociaciones para la liberalización progresiva, principalmente presionados por la Comunidad Europea y los Estados Unidos, y se retoman las negociaciones sobre el tema de los servicios, para ampliar las ofertas de los países en desarrollo.

De tal modo que las negociaciones logran hacerse a partir de cambios bilaterales que involucran el método de las demandas y ofertas, el mismo adoptado en la Ronda Uruguay. En el transcurso de la Ronda de Doha se llegó a defender la idea de la adopción de disciplinas en la reglamentación doméstica para el sector de servicios que sean lo menos restrictivas posibles para los proveedores de los servicios. Esto fue una tentativa por parte de los países desarrollados para disminuir los criterios rígidos impuestos por los menos favorecidos, y esto ya lo utilizaron ellos en acuerdos bilaterales, como el acuerdo de servicios en el NAFTA, donde todos los sectores forman parte de las negociaciones.

Pero no todo son derrotas: como alternativa, surge una modalidad de negociaciones de carácter sectorial, pero no menos comprometedora. Las reuniones plurilaterales por sectores, a pesar de mostrar un carácter amistoso, funcionan como espacio de presión de los países desarrollados, que focalizan los intereses concretos de los grandes grupos económicos. Aunque, como las demandas y ofertas son colectivas, se puede, en teoría, proteger a los países menos favorecidos en términos económicos. Los principales países defensores del enfoque plurilateral son países altamente competitivos en algunos segmentos del sector servicios - Canadá, Australia, Noruega, Japón, Chile y México - que prefieren apostar por la lógica de avanzar en algunos consensos, incluso limitados, que continuar siguiendo la estrategia de los Estados Unidos y Comunidad Europea de presionar a los países en vías de desarrollo por medio de todo tipo de maniobras.

En las negociaciones de la Ronda de Doha se situaran en tres columnas en el sector servicios las discusiones del movimiento de personas, la regulación domestica y las negociaciones plurilaterales sectoriales (BARBOSA y JAKOBSEN, 2006)160. La presión para liberalizar el movimiento de personas vienen principalmente de India, que cuenta con el apoyo de Brasil, y encuentra la resistencia de los países desarrollados, los cuales han adoptado medidas cada vez más restrictivas para la entrada de inmigrantes en sus territorios. Al mismo tiempo, están las multinacionales interesadas en promover la libre circulación de mano de obra entre sus subsidiarias extranjeras. Pero los países europeos y Estados Unidos se muestran contrarios a esta negociación, en la medida que rebajan los sueldos y beneficios sociales de la mano de obra cualificada de los países desarrollados, y aún más, porque es justamente en este momento cuando adoptan medidas restrictivas en relación con la entrada de inmigrantes en sus territorios.

Al respecto de la reglamentación doméstica, Brasil y Filipinas presentaron un documento que defiende el derecho de regular, e inclusive introducir, requisitos jurídicos que establezcan la prestación universal de servicios. Pero los representantes de los países desarrollados en el comité rechazaron este documento, afirmando que desequilibraría las negociaciones (KHOR, 2006a)161.

A medida que avanzaban las negociaciones relacionadas especialmente con los servicios financieros, telecomunicación, profesionales, construcción y distribución, los países desarrollados se mostraron optimistas, pero a Tailandia, África del Sur y Brasil no les interesaron mucho las negociaciones. Se trata, en definitiva, de que los países desarrollados se muestran más ofensivos en bienes industriales y servicios, defendiendo su rápida apertura, aunque protegen al máximo el mercado agrícola; y los países en desarrollo, especialmente los grandes productores agrícolas, como Brasil, se muestran ofensivos en este sector, y más defensivos en industrias y servicios.

No obstante, la situación es un poco más compleja, pues algunos países en vías de desarrollo son grandes proveedores de servicios para Europa y Estados Unidos, como India en los servicios de telecomunicación y software, y poseen una postura más ofensiva en este sector. Pero los países agrícolas temen la apertura agrícola, pues temen que empeore la condición de sus pequeños productores rurales, y más allá, perder espacio en la preferencia en los mercados de los países desarrollados. Dos ejemplos serian Brasil y África del Sur, pues en cuanto China gana con la apertura industrial e India con la posible apertura del sector de servicios, Brasil, en todo caso, se beneficiaría con su agricultura, pero no se sabe cuánto. México es otro ejemplo, pues teme la apertura agrícola, pero defiende la apertura del sector de servicios en algunas áreas en que se beneficiaría la actuación de varias de sus empresas, bastante internacionalizadas en Latinoamérica.

Sobre todas estas negociaciones en la Ronda de Doha probablemente se llegará a acuerdos futuros. Pero, en el caso de que haya un acuerdo final, éste puede incluir la liberalización de segmentos sensibles del sector servicios, como los sectores de medio ambiente, telecomunicaciones, electricidad, financieros, educación y salud, pues los países desarrollados imponen cada vez más su poder económico y comercial sobre los países en vías de desarrollo. Para conseguir que los países emergentes apoyaran la Ronda, se planteó como una negociación para promover el desarrollo de los países pobres y lograr un mayor equilibrio en las relaciones económicas norte-sur.


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