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SOCIEDAD, DESARROLLO Y MOVILIDAD EN COMUNICACIÓN

Jorge Nieto Malpica (editor)


 


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La función de los medios de difusión colectivos en el desarrollo de las sociedades contemporáneas

Javier Esteinou Madrid*

La formación de la conciencia social en el siglo XXI

La comunicación no es una variable independiente o aislada del desarrollo social como tradicionalmente lo han propuesto algunas visiones instrumentalistas de la modernidad tecnológica que la entienden como la comunicación por la comunicación misma; sino que por lo contrario, es un elemento central de éste, sin el cual no se puede alcanzarse el crecimiento humano y social. En éste sentido, reflexionando sobre la relación que existe entre comunicación y desarrollo, podemos decir que el crecimiento entendido como el mejoramiento general de los niveles económicos, políticos, culturales, psíquicos y espirituales de la vida de los individuos y de las comunidades, a través de la satisfacción de sus necesidades básicas y secundarias, es producto de un conjunto de factores y procesos sociales complejos, dentro de los cuales, el detonador de todos esos elementos es la adquisición de conciencia sobre las realidades o problemas que se tienen que resolver para avanzar. Esto significa, que para que se produzca un desarrollo material de la sociedad antes de ejecutar acciones prácticas u operativas, se requiere generar un previo crecimiento mental de la misma. De lo contrario, no existen condiciones básicas para la gestación del desarrollo: el desenvolvimiento de los individuos, comunidades o de un país, parte de la evolución de su intelecto o conciencia amplia y no de la simple multiplicación de acciones materiales o administrativas externas.

Por ello, la revolución más radical de una sociedad no se da con las grandes inversiones económicas, con los cambios de poder externo, con la incorporación de nuevas técnicas, con la imposición de nuevos modelos administrativos, con los grandes pactos comerciales internacionales, con las reformas estructurales políticas, etc; sino que se alcanza a partir del momento en que los individuos que la conforman modifican su concepción del hombre, del mundo y de la vida y la llevan a la práctica. Por lo tanto, la evolución profunda de una nación o comunidad empieza con su cambio cerebral y no con la simple mutación material de su entorno.

De esta forma, existe una relación totalmente proporcional entre el grado de conciencia obtenida por los sujetos y su aplicación; y el grado de desarrollo material y social que alcanzan los grupos humanos: a mayor consolidación de la conciencia y de su puesta en práctica, mayor desarrollo social; y viceversa.

En este sentido, si la adquisición de conciencia es la base del desarrollo, es necesario saber ¿Cómo es que se forma la conciencia?. Ante ello, podemos decir que el proceso de construcción de la conciencia individual y colectiva, no se da de manera lineal, sino que atraviesa por los siguientes 7 procesos diferenciados y graduales de integración de la claridad humana.

En primer momento, la conciencia se forma por la progresiva adquisición de conocimiento, racional, afectivo, energético y espiritual, directo o indirecto, que se obtiene sobre la realidad material, económica, política, social, ecológica, psicológica y espiritual del mundo y de la sociedad que se desea conocer.

En segundo momento el conocimiento se construye por la obtención y sedimentación de los estímulos, sensaciones, datos, signos, símbolos, informaciones, textos, discursos, lenguajes y significados que se reciben y asimilan en el cuerpo y en el cerebro (hemisferio derecho y hemisferio izquierdo), vía los sentidos de los sujetos. En éste sentido, se puede decir que “el origen de las primeras nociones y principios se encuentra en la experiencia sensible. Nada hay en la mente que no haya pasado antes por los sentidos. El conocimiento de lo singular es en nosotros anterior al conocimiento de los universal, en el sentido de que el conocimiento sensible es anterior al conocimiento intelectual”.37

En este sentido, aunque la realidad existe por si misma, independientemente de la voluntad de los sujetos, solo se hace visible a los individuos a partir de la información que recibimos de ésta. Así, la realidad que observamos no es la realidad exacta que permanece en el exterior o una calca automática de lo que percibimos, sino que siempre es una reconstrucción mental que las personas hacemos a partir de las informaciones externas que recibimos de ella. Sólo a partir del momento que accedemos a los datos externos de la realidad, ésta empieza a existir en el interior de los hombres. De esta forma, lo visible es un invento subjetivo que produce el individuo que mira o siente. Sin duda, es el invento mental mas extraordinario que los seres humanos hayamos creado38.

La adquisición de éste conocimiento se puede alcanzar por vía directa, a través de la experiencia personal sensorial frente al objeto o hecho que se desea conocer; o por vía indirecta, a través de instituciones mediadoras como son la escuela, las organizaciones culturales, las tecnologías de información colectiva (telégrafo, correo, teléfono, prensa, cine, radio, televisión, satélites, cable, Internet, nuevas redes de comunicación, etc.), que generan y difunden constantes datos y versiones sobre la existencia de las diversas realidades.

En tercer momento, todo éste caudal de conocimientos adquiridos por los hombres se convierte en experiencias, sentimientos y emociones que conforman la estructura afectiva de conocimiento de las personas y de las comunidades. Es decir, el proceso del conocimiento no sólo significa la adquisición de un nivel racional sobre la realidad, sino que también significa la apropiación de un nivel emocional como forma de conocimiento de la misma que es igual o más fuerte que el intelectual para definir la manera de asimilar la realidad.

En cuarto momento, éstos in puts, racionales, emocionales, sensibles y energéticos que los sujetos reciben, dependiendo de la forma y el porcentaje como se acumulan y sistematizan, se convierten en estructuras internas profundas de naturaleza intelectual y emocional que se manifiestan vía concepciones, principios, valores, sentidos, síntesis, creencias, visiones de la vida, racionales, emocionales y espirituales de los individuos y los grupos.

En quinto momento, a mediano y largo plazo, esta masa de diversas informaciones y emocionalidades sobre la realidad se transforman en la cultura, la identidad, el espíritu y la visión de cada persona y sector, con el que valoran y definen su interacción social.

En sexto momento, según el tipo de cultura, de emocionalidad y de espíritu, con y por el que son filtrados, personal y socialmente, éstos se transforman en determinadas reacciones, conductas, hábitos, costumbres, normas, socializaciones, tradiciones, historias, imaginarios, inconscientes, bases civilizatorias y espíritu de cada época de la sociedad que determinan las conductas, la cotidianeidad, las expectativas y la vida de los hombres. El tipo de estructura y fuerza de la cultura será entonces el elemento que nos una o nos separe, que nos reconozca o nos niegue, que nos motive o nos hunda, que nos alegre o que nos deprima, etc. como seres humanos y sociedad.

Y finalmente, en séptimo momento, después de todo ese proceso global de reacciones, conductas, hábitos, costumbres, normas, socializaciones, tradiciones, historias, imaginarios, expectativas, inconscientes y bases civilizatorias que generan el espíritu de cada época de la sociedad se encarnan cotidianamente en los cuerpos físico-biológicos de los hombres. Así, la cultura y los pensamientos que se producen en la vida cotidiana y en cada fase histórica de evolución social, vía las infraestructuras de comunicación y la cultura, aterrizan en la estructura y conformación biológica de los cuerpos humanos. Así, del modelo informativo y comunicativo que se tiene en cada fase de evolución social, surge una parte muy importante del modelo biológico-social donde cada individuo y cada comunidad se convierten en los pensamientos o mentalidades que tiene o que produce.

En otras palabras, la información, la comunicación, el pensamiento, la mente y la cultura tienen una gran capacidad en el proceso de transformación de la materia. De esta manera, existe una relación directamente proporcional entre la información que se difunde y el grado de sanidad biológica que se da en la estructura física de los seres humanos: a mayor información negativa o enferma que se difunda y reciban los sujetos, mayor enfermedad física de los organismos vivos; y a mayor información positiva que se transmita y recepcionen los receptores mayor sanidad física de los cuerpos biológicos*.

De aquí, la importancia extremadamente central que ocupa en la estructuración biológica y espiritual el tipo de cultura racional y emocional que se produce socialmente, pues del tipo de estructura mental y afectiva que existe en cada fase de desenvolvimiento de la evolución comunitaria, se deriva el tipo de ser humano mental, social y biológico que existe en cada etapa de evolución de la historia del Homo Sapiens. (Cuadro No. 1).

De ésta forma, el progreso humano surge del conocimiento (racional, afectivo y espiritual) que nuestros sentidos adquieren de la realidad y esto depende del grado de información veraz, amplia y oportuna que se recibe de ésta y de la manera como se procesa y asimila en nuestro interior. Por lo tanto, en última instancia existe una relación directamente proporcional entre el tipo de información que se genera y distribuye, individual y socialmente, y la formación del tipo de conciencia, de cultura y de espíritu de cada persona y comunidad en cada ciclo histórico por el que atraviesa la evolución social.

Bajo ésta perspectiva, observamos que “las representaciones mentales que el individuo se hace de su vida, de la existencia de los demás, del acontecer social y material, son producto de datos que se han obtenido de experiencias personales e intransferibles. En éste proceso juegan un papel preponderante los datos obtenidos través de las redes de comunicaciones en las que él participa. A diferencia de las representaciones individuales, las representaciones sociales son imposibles sin comunicación, es decir se integran y constituyen por la vía de la mediación comunicativa. La reproducción de representaciones a que contribuye la comunicación, es la que provoca cambios de identidad en los sujetos y en los objetos de conocimiento. La dialéctica establecida por sujetos y objetos se construye a través de la Historia, por lo que el conocimiento verdadero es el resultado de la propia actividad por la que sujetos y objetos se transforman a medida que los modelos de representación ordenan la práctica por la que los sujetos someten a los objetos a sus fines”.39

El ser vivo se adapta a su medio cuando es capaz de controlar sus acciones interponiéndolas entre él y su entorno para garantizar su supervivencia. Esta adaptación le permite anticipar los cambios que pueda sufrir el entorno. La actividad de mediación entre el cambio del entorno y la conciencia del sujeto, puede establecerse no sólo por su actividad escrutadora, sino también por el concurso de otros sujetos reconocibles que le proveen información acerca de ese cambio. La comunicación como actividad mediadora conoce aquí su origen: por la intervención de procesos de comunicación, o de intercambio de información entre actores de la comunicación, mediando entre el acontecer del entorno y los humanos. Si la comunicación se produce en entornos sociales -ajustándose a normas de procedimiento institucionalmente legitimadas - proporciona un sentido social a la mediación: los agentes sociales (sean grupos o instituciones) que procuran información sobre los acontecimientos del entorno, se terminan institucionalizando para la producción social de comunicación. Las representaciones sociales son entonces producto social de la comunicación.40

Al respecto Manuel Martín Serrano señala sobre la misión de los profesionales y de los medios de comunicación, que "el proceso social de comunicación se realiza en última instancia para intercalar un repertorio de datos entre el cambio del entorno y la conciencia del cambio. Este esfuerzo tiene una justificación institucional: la comunidad trata de conseguir, con el recurso de la mediación comunicativa, un cierto consenso en las representaciones del mundo que elaboran los distintos miembros del grupo".41 La actividad mediadora, si se realiza desde los medios de comunicación de masas y/o desde las profesiones de la comunicación al servicio de grupos y organizaciones, procura la integración y el consenso, en su sentido etimológico de "acuerdo de sentido".42

Ahora bien, los datos, las ideas, las concepciones, los mapas mentales, etc. que transmiten los medios de información colectivos para conocer colectivamente la realidad no se quedan en simples conocimientos difundidos, sino que una vez que estos son asimilados, se convierten en pensamientos y valores, que a su vez, se transforman en sentimientos y estos se transmutan en actitudes, las cuales se cristalizan en el cuerpo de cada receptor. Esto sucede a tal extremo que se puede decir que de cada información que se recibe se produce y descargue en la persona o en los individuos diversas reacciones químicas específicas para cada información. En consecuencia se puede decir que la información, se convierte en biografía y la “biografía se transforma en biología”43 .

En síntesis, el hombre y la sociedad somos de lo que estamos informados y de lo que conocemos; y por lo tanto, el punto de partida del desarrollo o del subdesarrollo está en la mente y no en otra esfera de la sociedad. Así, los medios se convierten en instituciones básicas para la generación del conocimiento y para la participación ciudadana sobre los asuntos públicos del país. De ésta forma, el manejo de la información se convierte en poder, pues de la adquisición de esta se deriva la administración del conocimiento y de éste emana el tipo de control y la naturaleza de participación de los hombres y de la sociedad sobre su realidad.

Tecnologías de difusión colectivas y transformación cerebral del ser humano

En las sociedades de masas contemporáneas hoy día el conocimiento colectivo ya no se produce de forma aislada o personal, sino cada vez más, se genera de manera integrada y uniformada a partir del funcionamiento cultural que ejercen las redes informativas de las tecnologías de difusión en nuestro país. Dicho proceso social de creación y reproducción de la conciencia individual y colectiva no ha sido lineal u homogéneo a lo largo de la historia nacional, sino que ha atravesado por diversas fases de evolución, donde, en cada una de ellas, existe una institución dominante que ocupa el lugar central en la creación y recreación de la conciencia colectiva, sin desaparecer las instituciones secundarias. Con ésta evolución, a principio del siglo XXI constatamos que el pensamiento personal y grupal, cada vez más, se construye y depende del funcionamiento de los medios de información colectivos, especialmente electrónicos, como los grandes sistemas nerviosos que reconstruyen, para bien o para mal, cotidianamente el conocimiento de la realidad.

De ésta manera, a diferencia de los siglos anteriores, las nuevas características con que los medios de difusión transformaron los procesos para producir, difundir e inculcar la información en los públicos y la presencia de la revolución informática que produjo la sociedad de la información; el siglo XX se convirtió en un siglo corto, pues se redujeron los tiempos de conocimiento de la realidad, las distancias y velocidades de interacción entre los hombres. Cada vez más, se reforzó la instantaneidad y la virtualidad como forma de vida, particularmente urbana.

Así, independientemente de los fuertes desequilibrios sociales que existieron a principios del siglo XX, donde porcentualmente las comunidades mexicanas eran más lectoras, nucleares y racionales; cien años después, a principios del siglo XXI, con la presencia de las industrias culturales, especialmente de los canales electrónicos, la sociedad se transformó en más visual, hedonista y virtual. Así, lo oral se cambió por lo visual; lo lento por lo instantáneo; lo frío por lo cálido; lo formal por lo espectacular o llamativo lo reflexivo por lo placentero; lo nuclear por lo atomizado, lo argumentativo por lo sintético, hasta llegar al extremo light; lo racional por lo iconoclasta; la anemia informativa por la abundancia informática; la experiencia directa por la constatación indirecta, vía tele realidad o la video vida; lo concreto por lo imaginario; la memoria social por la agenda setting, hasta el nivel de producir la memoria autista; lo aislado por lo simultaneo; lo nacional por lo global, etc.

CARACTERÍSTICAS DEL FUNCIONAMIENTO SOCIAL A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX CARACTERÍSTICAS DEL FUNCIONAMIENTO SOCIAL A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI Sociedad oral-lectora Sociedad visual Atmósfera racional Ambiente hedonista Generación de escuchar-pensar Generación de ver-sentir Tradición oral Prácticas Virtuales y sensitivas Vínculos de calidez humana Vínculos humanos más fríos y virtuales Comunidades nucleares Comunidades fragmentadas Dinámica cultural lenta Dinámica cultural vertiginosa e instantánea Reglas de la lógica Reglas de lo dramático Predomina la argumentación Domina la síntesis Anemia informativa Abundancia informativa Experiencia directa Conocimiento indirecto: Tele realidad o videovida Contextualización concreta-material de la realidad Ubicación imaginaria de la realidad Fuerte memoria social Débil memoria colectiva y autista Estructuras de información lentas y aisladas Estructuras de comunicación rápidas, simultáneas y en redes Local y regional Nacional, multinacional y global Incluso, profundizando sobre la tarea histórica de socialización que realizan los canales de difusión electrónicos podemos decir que debido a su capacidad altamente educativa y persuasiva sobre los campos de conciencia de los individuos, al final del milenio los medios de difusión no sólo son el centro del poder político contemporáneo; sino que además son, cada vez más, instituciones muy importantes de conformación del sistema nervioso y del cerebro social. Dicha conformación es diferenciada según es el caso de presencia y acción de cada tecnología escrita o audiovisual que impacta sobre el cerebro individual o social de las comunidades.

De ésta forma, los medios se han convertido en herramientas fundamentales para construir un determinado tipo de ser humano u otro y para humanizarlo o deshumanizarlo según cada período histórico por el que se atraviesa

En este sentido, los medios, cada vez más, son elementos medulares del proceso de construcción y reproducción social del cerebro humano colectivo, y por lo tanto, de conformación de la humanidad. De esta forma, desde el punto de vista físico, el desarrollo tecnológico-institucional que han alcanzado las industrias culturales, es equivalente al desarrollo neuronal del nuevo cerebro social colectivo. Por lo tanto, el acelerado desarrollo tecnológico de los medios equivale al rápido desarrollo del infra tejido tecnológico-neuronal de la sociedad contemporánea.

Aunque el proceso de asimilación cerebral que se recibe de la realidad es sumamente complejo y neurológicamente insuficientemente conocido, se puede decir, en principio, que la información que llega a la corteza cerebral es procesada de forma especializada y diferenciada por el hemisferio derecho y por el hemisferio izquierdo generando funciones y reacciones humanas distintas. En el hemisferio izquierdo se concentran las operaciones del orden jerárquico; el conocimiento cuantitativo, racional, detallado, deductivo; la lógica deductiva, formal, secuencial; la inteligencia crítica, previsora, calculadora, la visión de profundidad; el comportamiento activo; el lenguaje, la comunicación verbal; el carácter controlado, dominante, la iniciativa; la relación mundana con el mundo; la experiencia de vida en el presente, etc. En cambio en el hemisferio derecho se concentran las funciones de la percepción abstracta; el conocimiento cualitativo, sensorial, acústico, artístico, simbólico; la lógica holística, sintética, creativa, intuitiva; el gozo, el disfrute, el hedonismo; la comunicación gestual; la expresividad espacial y musical; el carácter receptivo, emocional, tranquilo; la relación espiritual con el mundo, la experiencia de vida astral, etc.

Notas:

(*) Recientemente científicos suizos del hospital Universitario de Ginebra descubrieron que al estimular la circunvolución angular del lado derecho de la corteza cerebral de una mujer epiléptica, se activaba la cognición espacial que genera las experiencias extracorporales denominadas viajes astrales. Dichas experiencias están relacionadas con la forma como se visualiza el cuerpo, con las sensaciones del tacto, y del equilibrio para crear la representación mental del cuerpo. Este fenómeno permitió que la paciente Olaf Blanke” sintiera por segundos que su cuerpo flotaba tan ligero sobre su cama más de dos metros y mirara desde esa altura sus piernas acortarse y sentir que se golpearía la cabeza si doblaba el brazo un poquito”. Descubren zona astral del cerebro, Periódico Crónica, México, D.F, 20 de septiembre del 2002, pagina 26.

En síntesis, podemos decir que a lo largo de los últimos 100 años de historia, el tránsito del siglo XX al siglo XXI, del paso de la tradición a la modernidad y posmodernidad; la sociedad mexicana y la humanidad, evolucionaron del uso dominante del sentido racional, al empleo del sentido visual; de la activación predominante del hemisferio derecho del cerebro, al uso del hemisferio izquierdo de la masa cerebral; de las estructuras lógicas de funcionamiento, a los sistemas hedonistas de placer. Ante esta mutación biológica, propiciada por el funcionamiento dominante de los medios audiovisuales sobre los impresos, debemos preguntarnos ¿Qué significa que hoy exista un ser humano con la activación neuronal más desarrollada de su hemisferio derecho que de su hemisferio izquierdo, por la influencia cultural del aparato mediático? Con la vertiginosa y acelerada revolución de las tecnologías de la información que se experimenta durante el siglo XXI, ¿Cuál será el sentido y el área física biológica del ser humano que se desarrollará más en las próximas décadas y qué representará esto en términos de comportamiento humano global? ¿Cuál es el tipo de ser humano biológico-material-emocional-espiritual que se están construyendo los medios de información colectivos en el nuevo milenio?

Esta asombrosa expansión tecnológica material de los medios de información creó a principios del siglo XXI una sociedad mexicana altamente mediatizada en sus procesos colectivos de interacción que cambió radicalmente las formas tradicionales de convivencia, organización, participación e inserción comunitarias. Así, los medios como mediaciones tecnológicas se convirtieron en grandes excitadores y alimentadores de nuestros cerebros y emotividades, y por lo tanto, de nuestras conciencias. Por ello, la difusión sistemática de realidades y afectividades sobre nuestros principales problemas nacionales a través de los medios de información colectivos, puede provocar un avance o retroceso cualitativo del proceso de desarrollo de nuestra sociedad.

Sin embargo, a partir del desarrollo de las diversas generaciones de tecnologías de información en el país no sólo se dio la irradiación a gran escala de modernas máquinas eficientes para resolver los quehaceres de la cotidianidad de la vida, sino fundamentalmente lo que se generó, en última instancia, fue la incorporación de nuevas mediaciones físicas que provocaron una reconstrucción y reorganización global del Estado, de las instituciones, de la sociedad y de la vida cotidiana en su conjunto. En ese sentido, se puede afirmar que se ha conformado un tipo de estructura de la sociedad, del sistema de poder y de la cotidianeidad antes y después de la penetración del nuevo tejido informativo virtual en la República mexicana.

De aquí, la importancia central que encierra el ubicar conceptual, política e históricamente a los medios de difusión colectivos dentro del marco y la dinámica cultural estratégica que se ejerce cotidianamente para la conformación de la sociedad contemporánea en México a principios del siglo XXI.

Bibliografía

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MENDEZ, E., “La función social de los medios de comunicación”, Programa de televisión, Instituto Mexicano de Comunicación (INMEDIA), México, D.F, 8 de febrero del 2008.

MYSS, C., Anatomía del espíritu, Editorial Zeta, Barcelona, España, 2006.

SERRANO M, M., La producción social de comunicación, Editorial Alianza Universal, Madrid, España, 1986.

ZALDÍVAR B, I. L., “La construcción de la identidad nacional a través de la televisión en México. Estudio realizado con niños de sexto año de primaria en la ciudad de Morelia, Michoacán”, XII Encuentro Nacional de Investigadores de la Comunicación: “El Beneficio Social de los Estudios de Comunicación en América Latina”, Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) y Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Mérida, Yucatán, México, 19 al 21 de mayo del 2005.


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