PROLOGO

¿MÁS ALLÁ DE LA ADMINISTRACIÓN?

Administración es un término digno de ser utilizado en muchos contextos, no sólo públicos, como se entiende cotidianamente, sino también privados. Sin embargo, en ambos casos la administración se escenifica en el mundo de la percepción y de la práctica como los actos, las acciones, las actualizaciones y las actividades que ponen en movimiento una realidad que le imprime al hacer humano un orden nuevo o tradicional, a una situación específica en un contexto determinado. Quizá de aquí la importancia de la etimología misma de la palabra ya que el prefijo latino ad indica “tender hacia o dirección”, es decir, es la acción que muestra un camino o mejor que lo alumbra para que los caminantes del mundo puedan tener claridad en su caminar y en su finalidad; de la palabra misma también tenemos el término latino ministrare, que traducimos como suministrar algo o servir, en otras palabras, es brindar al alguien algo que no posee o por lo menos no sabe que lo posee. De esta forma, ad-ministrare nos evoca una realidad donde alguien contribuye a direccionar unas situaciones con unas estrategias y unos fines claros, de ahí que la administración como ejercicio en la vida cotidiana trascienda el significado que en la actualidad tiene.

Bajo este panorama, cuando nos referimos a administración aparecen una cantidad de áreas de aplicación que van mucho más allá de liderar, planificar y organizar unas actividades, o de distribuir la fuerza de trabajo en coherencia con el tiempo y el espacio. La administración implica necesariamente a la humanidad, a las personas como sujetos autónomos, independientes y participantes de las mismas decisiones. Cuando evocamos la palabra ad-ministrare, necesariamente tenemos que invocar la existencia de los hombres y de las mujeres libres, de tal forma que sólo es posible exteriorizar estrategias de dirección en la medida en que los seres humanos mismos sean consientes que previo a lo externo a ellos mismos está su propia direccionalidad, es decir, antes de tener la competencia de saber qué se hace con el mundo práctico se tiene que saber qué se hace uno mismo, pues nuestra posesión es la primera y más legitima forma de auto-administrarnos. De tal manera que se es un buen administrador cuando el sujeto en cuestión se administra a sí mismo de una forma óptima. En este sentido podemos afirmar que sólo se administra en la medida en que nos administremos o, dicho en coherencia con la reflexión anterior, sólo conducimos una realidad en la medida en que conducimos nuestra propia realidad.

De aquí podemos inferir que la administración, en sentido ontológico, juega en la dinámica entre lo privado y lo público, en la medida en que las personas administran su propia subjetividad, su propio tiempo y su propio espacio, su propio ser, por esto podemos hablar de la administración del oikos, es decir, de nuestro hogar, aquello en lo que moramos, o lo que habitamos. Pero también podemos hablar de la administración de lo público, de las organizaciones, en general: administración pública, administración política, administración empresarial, entre otras, escenarios en donde se constituye la dirección, planificación y organización del sujeto colectivo. Ahora bien, estas dos esferas (privado y público) no son independientes, ellas siempre intentan penetrarse, por ello la buena administración pretende hacer de los espacios públicos espacios de morada para quienes se desempeñan allí, por ello aparecen expresiones como ¡hagamos de la empresa una familia!, ¡tenemos que apropiarnos de nuestra empresa!, ¡hay que tener sentido de pertenencia!. Pero esta relación también se da a la inversa: en actualidad la casa, el escenario de la intimidad, también se convierte en un lugar de despacho, hasta allí nos acompaña nuestra labor en la empresa.

A partir de estas tematizaciones sobre la importancia de la administración es digno celebrar el surgimiento de esta publicación que, como todo lo que se hace público, se hace para todos, pasa a se un acontecimiento que surge de la intimidad académica y trasciende lo colectivo, ya sea como autor o actor de las reflexiones, como crítico o contradictor científico. Todo publicación significa el tránsito de los pensamientos que habitaban en la oscuridad a la claridad que sólo brinda la luz de lo publico. Es importante recordar que la única manera que tiene el conocimiento de evolucionar es cuando se expone, cuando se fija en significados y se lanza a los decires de los estudiosos del tema en cuestión. El circuito el conocimiento sólo se dinamiza con la publicación y este es el paso que la Universidad Autónoma de Manizales y el Departamento de Administración en particular dan en este momento hacia la construcción, validación y crítica del conocimiento de la administración.

Los tres temas que se presentan en este volumen son de mucha relevancia para el saber administrativo: empresarismo, gestión humana y finanzas. El empresarismo o emprenderismo, como también se le denomina, constituye el motor o la base que los seres humanos inmersos en un contexto de consumo deben desarrollar, ésta es la fortaleza de las raíces empresariales que han de habitar en las personas que quieren intervenir en el mundo de la empresa, en el mundo de los negocios. Las acciones emprendedoras se fundamentan en la actitud de los sujetos que propenden por triunfar económicamente, esta propensión nos conduce a varios interrogantes que se constituyen en puntos neurálgicos de reflexión:

¿es el emprenderismo connatural al ser humano? ¿Se puede formar en la academia el espíritu empresarial? ¿Qué labor desempeña el conocimiento de conceptos y estrategias empresariales en el desarrollo de los líderes empresariales? Estas y otras muchas peguntas subyacen en la tematización del empresarismo, que de alguna forma se develan en el material que se presenta en este volumen.

Ahora bien, pensar en la facultad de liderazgo de los seres humanos nos conduce a pensar en el segundo punto que hemos denominado gestión humana, ya que quien emprende, quien lidera, no es más que un ser humano, como humanizado también es su campo de trabajo, quien emprende sólo puede existir si existe en aquello con quienes se puede emprender, de tal forma que todo este proceso no es más que una labor que empieza, acontece y finaliza en la condición humana. De esta manera la gestión humana implica mirar a las personas y a las organizaciones desde su condición de seres vivos, racionales y sujetos de dignidad, esto es, como semejantes en una comunidad de intereses plurales; lo cual debe conducir al desarrollo, a la búsqueda de mejores condiciones de vida.

En esta dinámica, la reflexión sobre las finanzas constituye un punto nodal que es necesario repensar en la actualidad administrativa, ya que esta área del saber implica abordar temas tan crudos como el valor de los productos en coherencia con el balance del trabajo, y temas tan amistosos como la liquidez y las ganancias en término de bienes y servicios. De esta manera, las finanzas dan cuanta de la dinámica de las tenencias en términos económicos, y todos los elementos que ello acarrea, movimientos económicos de los productos, movimientos internacionales, la dinámica en la bolsa de valores. Así, este tema, siempre actual y des-actual, por la fluidez de de sus productos, siempre lejano y la vez cercano por su incorporación inmediata en el mundo de la vida económica de cualquier ser humano, es el tercer y último tema del trabajo que presentamos a continuación.

La capacidad de poner en marcha una nueva realidad en general, pero empresarial, para nuestro caso; el despliegue, las expresiones y el ser de la humanidad en sus múltiples formas del tener, y como consecuencia, la forma de cuantificar los productos que brotan de la existencia de las personas (emprenderismo, gestión humana y las finanzas), constituyen los pilares sobre los cuales se edifica esta reflexión, que los autores y la UAM pretenden que contribuyan a la construcción y constitución del saber administrativo puesto que el hacer público los pensamientos de forma argumentada, crítica y objetivita es la forma más veraz de contribuir al crecimiento del conocimiento de las áreas del saber en general, pero de la administración, para nuestro caso en particular.

JOSÉ HOOVER VANEGAS GARCÍA