BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PROCEDIMIENTO PARA OBTENER INFORMACIÓN Y CARACTERIZAR COMPORTAMIENTOS Y DETERMINANTES INDIVIDUALES DE ELECCIÓN DE OPCIONALES TURÍSTICAS.

Yamisleydis Pérez Martínez y otros



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1.2.1 Producto turístico como oferta: perspectiva del cliente

Independientemente de la concepción del producto turístico que se elija, los turoperadores son considerados como intermediario entre la oferta y la demanda. La oferta transita de la homogenización fordista hacia la singularidad y especificidad que conlleva a la diferenciación social postfordista. En la tabla 2, se resumen la tipología de la oferta fordista y postfordista en las que se debate hoy el turismo.

Desde la visión del producto turístico como «viaje» la oferta pareciera ser menos complicada, al compartir terreno con otros múltiples servicios, en forma de paquetes turístico simples o complejos dirigido a grupos, familias o a individuos. Pero la tendencia postfordista exige a los turoperadores y agencias de viajes que esos planes sean singulares y diferenciados, conllevando a una diversidad de configuraciones de viajes que requieren de coordinar múltiples y variadas empresas de servicios para que sirvan a flujos turísticos no necesariamente voluminosos, incidiendo en sus resultados económicos. Entonces, la complejidad operativa se mantiene.

González Ferrer (2007), discute como el turista realiza el traslado de los atributos del producto turístico a beneficios deseados, considerando tres dimensiones valorativas: vivenciales, simbólicos y funcionales (figura Nro. 2). El éxito del producto será mayor en cuanto sus gestores sean capaces de entender los beneficios que buscan sus clientes y dispongan de todas las alternativas posibles de atributos que al conjugarse el turista obtenga lo que necesita o desea.

Vivenciales / Cognitivos Simbólicos / Afectivos Funcionales / Volutivos

Los relacionados con los cinco sentidos del ser humano, es decir, experiencias y vivencias resultantes de la actividad turística. Ej.: ofrecer experiencias únicas, especiales, poco comunes, que la experiencia sea segura, etc... Responden a emociones, status y realización personal. Ej. utilizar servicios “exclusivos”, que el guía del tour o anfitrión sea una personalidad reconocida, visitar lugares que confieren status, etc. Aquellos que:

• satisfacen necesidades elementales como alojamiento o comida

• ofrecen ventajas en términos de comodidad y facilidad (cercanía, transporte cómodo, etc.)

CLIENTE EN BUSCA DE PERFECCIONAMIENTO Y REFINAMIENTO HUMANO

Fuente: Dr.C. Jorge Ramón González Ferrer, 2007 a partir de Morales (2003).

La polémica entre la «diversión y placer pasajero y efímero» y el «enriquecimiento intelectual y/o espiritual que se instale en lo más profundo de su conciencia» centran las valoraciones del beneficio que busca el turista. La primera, nos remite al puro hedonismo lúdico propio del significado vulgar que se le asigna al turismo, sobre el cual se ha construido el insostenible y débil corpus teórico (Muñoz de Escalona, 1991). La segunda, está en correspondencia con la evolución histórica de la conciencia humana, donde la necesidad es la del perfeccionamiento y refinamiento humano.

Así, los «bienes y servicios» que se articulan en «el plan de viaje» deben traducirse en un imaginario del espacio turístico, como «una manera de mirar» con el significado que le atribuye Urry, lo que debe ser la oferta turística. Ese es el gran reto de los gestores del producto turístico. En fin, los turistas pagan por los servicios que necesitan para disfrutar de su tiempo libre (transporte, actividades, visitas, etc.) y para sobrevivir (comer, dormir...) en ambientes diferentes y extraños, pero quieren que se le oferte vivencias, experiencias y aprendizajes. (González Ferrer, 2007)

1.2.2 Producto turístico como demanda: perspectiva comercial

Al abordar el producto turístico desde la perspectiva de la demanda emerge la discusión sobre su elasticidad. Si bien la demanda turística puede ser elástica con relación a la variable precio o ingreso, no parece serlo si se considera la oferta de infraestructura y servicios complementarios que demanda el turista, luego la demanda está sujeta a una oferta totalmente inelástica. Por este motivo, es discutible si puede considerarse o no al turismo como un bien elástico.

La demanda también ha ido transitando del turismo fordista al postforista. Los productos fordista están concebidos para consumidores de productos masivos con una notable rigidez de la oferta y alta concentración espacial y temporal. Mientras que el turismo postfordista parte de que la satisfacción no está directamente vinculada al uso de los bienes y servicios, sino a la anticipación y a la imaginación del espacio geográfico como espacio turístico heterogéneo y menos estandarizado, empleando pequeños proveedores más que grandes operadores con el fin de atender a un consumidor más perspicaz y sofisticado que se desplaza más atomizadamente en el tiempo y en el espacio.

Donaire (1998), plantea que no existe un consenso unánime en la precisión de las características del turismo postfordista, pero que se pueden identificar los siguientes conceptos claves:

1. La crisis de la estandarización

2. La intromisión del turismo en nuevas esferas sociales

3. La redefinición de la autenticidad en el turismo

4. La renovación tecnológica

5. La universalización de la mirada turística

Así, se incrementa el peso de la demanda de los productos turísticos con singularidades que diferencien socialmente al turista, que le otorguen competitividad. La competitividad hay que entenderla en su evolución desde un enfoque tradicional, asociado a la ventaja comparativa como consecuencia de una buena dotación de recursos, hacia la ventaja competitiva asociada a la capacidad de añadir valor a esos recursos. Luego, se pasa de productos turísticos estáticos a dinámicos donde lo más importante ya no es la dotación de recursos existentes, sino la habilidad de añadir valor y sacarle rentabilidad a los mismos, a partir de la innovación.

COMPETITIVIDAD A PARTIR DE AGREGAR VALORES A LOS RECURSOS TURÍSTICOS

• Recurso + capacidades

• Diseño organizativo

• Marco institucional

• Diseño estratégico • Rivalidad entre competidores instalados

• Amenazas de nuevos competidores

• Amenazas de productos sustitutivos

• Poder negociador de los proveedores

• Poder negociador de los clientes • Dotaciones factoriales (naturales + infraestructura)

• Demanda interior

• Industrias auxiliares

• Localización y economía de aglomeración

• Eficacia del apoyo gubernamental

CLIENTE QUE VIVE UNA EXPERIENCIA ÚNICA E IRREPETIBLE

Fuente: Dr.C. Jorge Ramón González Ferrer, 2007 a partir de Camisón (1996)

La competitividad del producto turístico es la capacidad de competir en el globalizado mercado turístico, conceptualmente puede ser analizado desde tres ángulos diferentes: el empresarial, el de la industria y el del país (figura Nro 3) (González Ferrer, 2007). La competitividad desde el ángulo empresarial viene dada por la capacidad que tiene la empresa para producir y suministrar bienes y servicios a los mercados locales, regionales o internacionales, en forma más eficiente y eficaz que sus competidores o en todo caso igualar a estos. Por otro lado, la competitividad de una industria consiste en la capacidad que tienen las empresas de un sector particular para alcanzar un éxito sostenido contra las empresas competidores del exterior, sin contar con protecciones gubernamentales. Finalmente, la competitividad desde el ángulo regional abarca la capacidad de atraer e incubar nuevos emprendimientos y proporcionar el medio para el crecimiento de las empresas existentes, lo que a su vez se traduce en la posibilidad que tienen sus ciudadanos de alcanzar un alto estándar de vida.

De entender el producto turístico como «el plan de viaje de ida y vuelta», entonces el asunto se centraría en la «diferenciación turística»: Cómo hacer que el turista «mire y viva» la singularidad del producto viaje que lo hace único e irrepetible en el globalizado mercado turístico, a partir del valor añadido a los recursos turísticos que los turoperadores y agencias de viajes no tienen forma -al menos explícita- de mejorar, pues pertenecen al espacio de llegada y no al emisor.


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