APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROSPECTIVO PARA LA GESTIÓN DEL DESARROLLO LOCAL: ESTUDIO DE CASO MAYARÍ.
Ramona Urgellés Cardoza
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El futuro siempre ha capturado la atención, el interés y la curiosidad humana. Desde la antigüedad hasta nuestros días, la percepción humana sobre el porvenir ha transitado por diferentes formas de comprenderlo y enfrentarlo. Para muchas sociedades ha significado miedo y resignación, para otras, la oportunidad de construir caminos diferentes hacia visiones compartidas del porvenir.
La reflexión sobre el futuro en el campo científico ha sido constante. En las
ciencias exactas, la astronomía, la física, la agronomía, la biología, la
demografía y la economía se comenzaron a desarrollar métodos cuantitativos y
cualitativos que permitieran, sobre la base de hechos presentes y pasados,
estimar las probabilidades de ocurrencia de determinados fenómenos. Los estudios
sobre el futuro -basados en la extrapolación- se dirigieron a analizar las
tendencias del pasado y del presente que les permitieran deducir una idea del
porvenir.
No obstante, no sería hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el
estudio del futuro se constituye como disciplina académica, desarrollándose casi
contemporáneamente en los Estados Unidos y en Francia, con objetivos y
motivaciones diversas.
En 1945, se crea la Fundación RAND (Research and Development) en los Estados Unidos , naciendo los estudios prospectivos como la investigación de posibles futuros de tecnología de distinto tipo, entre las cuales se destacan las armas y la industria aeroespacial.
En Francia el movimiento prospectivo estuvo encabezado por Gastón Berger quien
reivindicó el término “prospectiva”, en el cual se incluía el análisis del
presente, la visión del futuro y las acciones para poder conectar el futuro al
presente, a través de decisiones tomadas desde la base de sus posibles
consecuencias; que culmina con la fundación del Centro Internacional en
Prospectiva 1957, capturaron el interés de múltiples especialistas en diversos
campos del saber humano, por explorar el porvenir y alertar a la sociedad de los
peligros y oportunidades que ahí se esconden. Precisamente, durante estos años
Ossip Flechtheim acuñó el término “futurología” para referirse a la
interrogación sistemática y organizada del devenir.
Durante las décadas del 60 y 70 se comenzaron a ocupar de problemas sociales,
económicos y ambientales, en tanto estos estudios se expandían en Asia y en
América Latina. Hoy en día existen varias escuelas al interior de los estudios
prospectivos. Pero su sello característico es que no tratan de predecir eventos
específicos, sino caminos alternativos hacia el futuro.
La prospectiva es una disciplina con visión global, sistémica, dinámica y
abierta que explica los posibles futuros, no sólo por los datos del pasado, sino
fundamentalmente teniendo en cuenta las evoluciones futuras de las variables o
factores de desarrollo, así como los comportamientos de los actores implicados,
de manera que reduce la incertidumbre, ilumina la acción presente y aporta
mecanismos que conducen al futuro aceptable, conveniente o deseado.
Describir las metodologías de la prospectiva requiere de mucho tiempo, porque
son variadas y con utilizaciones diversas en los distintos países, cambian en el
tiempo según la necesidad que se opera. Estos estudios tienen hoy un notable
desarrollo, debido a los cambios cada vez más rápidos que comprometen todos los
aspectos de la vida social en los distintos países del mundo. Las reflexiones
sobre el futuro pueden considerarse como una necesidad, y esta aparece porque
vivimos en una época de cambios extremadamente rápidos e interdependientes, por
lo que cada sociedad e individuo de esta debe pensar en las consecuencias de sus
acciones en el futuro.
El desarrollo del pensamiento prospectivo, produce una orientación innovadora
para construir el futuro; la prospectiva sirve para orientar la toma de
decisiones de las organizaciones públicas y/o privadas, bajo condiciones de
incertidumbre y complejidad.
Actualmente, muchas sociedades y sus gobiernos son cada vez más conscientes de la necesidad y conveniencia de conocer y estudiar el futuro. Un creciente número de países admiten que los retos para este siglo son más importantes –o más preocupantes- que los planteados al inicio de la era presente. Este consenso se extiende hacia la comprensión del futuro.
La única certeza que se tiene sobre el futuro, es que mientras no se hagan intentos por estudiarlo seguirá siendo incierto y, con ello, se cancelarán todas las posibilidades por evitar las tendencias catastróficas que se vienen perfilando. En este sentido, la prospectiva estratégica aparece –dentro del campo de los estudios del futuro-como una herramienta singular por su naturaleza y concepción.
La prospectiva estratégica, parte de la premisa de que el futuro es un horizonte
amplio y abierto a la construcción de nuestros ideales y esperanzas, con un
número infinito de posibilidades. Parte del diagnóstico frente al entorno, el
análisis estratégico, el diagnóstico estratégico, la identificación del análisis
estructural y el análisis de las estrategias de actores; a partir de ahí trazar
estrategias o crear los posibles escenarios.
El interés de examinar el futuro abre la posibilidad de influir sobre él. Bajo
la idea de que el futuro no puede reducirse a una sola opción determinada,
asumir una posición activa frente a él nos obliga a explorar entre futuros
múltiples y alternativos entre sí, ligados a las posibles decisiones y a la
ocurrencia de diversos eventos.
La prospectiva puede facilitar la gestión de proyectos que conciban el
desarrollo local a mediano y largo plazo, permitiendo hacer una reflexión de los
futuros posibles que permitan mejorar las problemáticas que enfrentan los
territorios y sus habitantes, favoreciendo así el desarrollo local de los
territorios.
En palabras de Capote (2005) el derrumbe del socialismo en la URSS y en la
Europa del Este, fue el factor externo de mayor impacto sobre Cuba en la década
de los noventa, lo que implicó un replanteo de los procederes y mecanismos para
el planeamiento estratégico del desarrollo de la sociedad cubana, y un fuerte
énfasis en el enfoque del análisis prospectivo.
En Cuba, el territorio se ha ido arribando a la convicción final de que la actividad en el dominio de la prospectiva es algo eminentemente social, esencialmente político y no puede sino partir de los grandes ideales, de los principios que conforman la visión del futuro deseado y es por lo mismo que en esta investigación utilizamos el método Análisis Estructural de la prospectiva estratégica.
La utilización de paneles de expertos, técnicas Delphi y el enfoque de escenarios, constituyen hoy técnicas favoritas en el campo de la prospectiva en Cuba. Estas técnicas junto con el mapeo contextual, herramientas perfectamente aplicables para llegar a la materia prima de los escenarios. La estimulación de la creatividad de los expertos, se dispone de un conjunto considerable de herramientas específicas bien probadas en varias esferas, en particular, de las técnicas de brainstorming (método para potenciar la creatividad, utilizado en talleres de futuro).
En general, es frecuente en el país la tendencia a la utilización del enfoque
elaborado y sucesivamente perfeccionado por Michel Godet, pero, “acriolladas” o
“cubanizadas” en la medida necesaria.
En los próximos años en la esfera de la actividad de prospectiva en Cuba, se
aspira a enfatizar los siguientes objetivos:
Fortalecer el aspecto institucional de los trabajos de prospectiva, convirtiéndolos cada vez más en un recurso útil para los decisores nacionales, globales, territoriales y comunitarios.
Precisar, a estos fines, los proyectos que respondan a cuestiones estratégicas del desarrollo de la sociedad cubana.
Buscar las vías para propiciar la captación de los criterios de los actores de base, que construirán directamente los futuros deseados y estimular la participación de los mismos en los correspondientes ejercicios.