BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROSPECTIVO PARA LA GESTIÓN DEL DESARROLLO LOCAL: ESTUDIO DE CASO MAYARÍ.

Ramona Urgellés Cardoza




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CAPITULO I. CONSIDERACIONES TEÓRICAS SOBRE EL DESARROLLO LOCAL

El Capítulo I parte análisis del concepto desarrollo y sus principales vertientes hasta desembocar en el desarrollo local. Se analizan aspectos teóricos y conceptuales que servirán de soporte a la investigación, se realizó la revisión de documentos y textos, concentrando la atención en la definición de un conjunto de términos básicos: desarrollo, lo local, desarrollo local y actores locales.

Las concepciones sobre desarrollo local transitan de modo paulatino a través de valoraciones críticas que han permitido ir poniendo en claro los verdaderos sustentos de este término.

En particular se trata de poseer sus fundamentos en la sociedad, pero no en general, sino precisar su contextualización en términos espaciales y temporales.

1.1 Evolución del concepto de desarrollo

Al término“desarrollo” se le atribuyó el significado de progreso y modernización, desde tiempos atrás, con el fin de impulsar la adaptación de la economía, las finanzas y el comercio internacionales. Como concepto aparece por vez primera en un documento público, en la primera Declaración Inter-Aliada de 1941 y en la Carta del Atlántico del mismo año. Luego volvió a reafirmarse en la Conferencia de San Francisco en 1945, que dio origen a la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Durante las décadas de los años 50 y 60 del pasado siglo el objetivo fundamental del Desarrollo Económico era el Crecimiento, y su medida estaba dada por el Producto Interno Bruto (PIB). Estas ideas eran incompletas, pues, no necesariamente todo crecimiento del Producto Nacional Bruto percápita puede ser sinónimo de desarrollo.

En la década de los 70 se reconoce que además del crecimiento económico para lograr desarrollo se debía reducir o eliminar la pobreza, la desigualdad y el desempleo logrando de esta forma equidad.

En esa misma década nace también el concepto de Ecodesarrollo, que se define como el desarrollo socialmente deseable, económicamente viable y ecológicamente prudente. Se introduce así un elemento claramente innovador en este enfoque respecto a los anteriores: la preocupación por el medio ambiente.

En el año 1975 el Banco Mundial expone una definición de desarrollo aplicada al ámbito espacial, en el que el desarrollo local es entendido como: “una estrategia diseñada para mejorar el nivel de vida, económico y social de grupos específicos de población”.

En el contexto internacional se ha hablado de desarrollo sustentable o sostenible. Existen varias definiciones acerca del mismo, un ejemplo de esto es que desde 1987, el reporte Brundtland definía “el desarrollo sostenible, como el que responde a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para que respondan a las suyas”.

Este nuevo modelo de desarrollo no se centraba solo en el progreso económico, sino también en el progreso humano y ecológico, siendo una de sus políticas principales el fomento de la cooperación entre los distintos agentes de una localidad (individuos, administración pública, organizaciones no gubernamentales, empresas, familias, entidades supralocales y demás).

Por tanto, durante los años 80 y 90, el objetivo fundamental del desarrollo económico pasa a ser la sostenibilidad. En la década de los noventa como resultado de los esfuerzos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) surge una concepción en la que se aprecia una nueva visión del concepto de desarrollo, como nuevo paradigma frente al desarrollismo, con el que se persigue condicionar y matizar las formas de producción y los actuales usos de los recursos naturales, al igual que la ocupación del espacio, el que a su vez de cierta manera converge con el manejado durante las décadas del 70 y del 80 (Cumbre de la Tierra, en 1992). Aquí, la visión del desarrollo enfocado a la producción material es sustituida por otra, centrada en las aplicaciones de las capacidades humanas. Junto a ello, surge una nueva forma de medición del desarrollo conocida como Índice de Desarrollo Humano (IDH).

Como se puede observar, el desarrollo pasa por diferentes fases, acepciones o modelos de actuación, es decir, ha estado sujeto a un constante proceso de reedición. “...perdiendo su carácter estrictamente cuantitativo para transformarse en un concepto más cualitativo, más complejo, multidimensional e intangible...” .

Si se amplía la perspectiva y se considera al desarrollo con un enfoque global, en el cual se complementan las perspectivas económicas y sociales, y donde intervienen mediante la cooperación los agentes implicados en este, se puede considerar el desarrollo en un sentido amplio como: “la transformación de carácter progresivo de los diferentes subsistemas territoriales”.

En esta concepción se favorece la interrelación economía- medioambiente- territorio, se apuesta por el desarrollo sustentable, se subraya que no hay eficacia económica sin eficacia social y se subraya el papel de los actores y de la sociedad civil.

Todo esto aporta y enriquece el desarrollo local, que puede constituir un modelo en sí mismo, con las características de los diferentes enfoques y con planteamientos basados en las sinergias de distintos conceptos.


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