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DODECAFONISMO: UNA “ESTÉTICA” DEL “CONCEPTO”. BIFURCACIONES AFORÍSTICAS

Edgardo Adrián López




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SECCIÓN III. Posfacio 2 o “Samba das benções”

En analogía con los aforismos destinados a Chasin, evaluaremos el corto artículo periodístico de Mészáros, con ponderaciones moderadas o positivas al comienzo, para luego apuntar las críticas (en el fondo, las evaluaciones positivas también son deconstructivas, al menos, en nuestra práctica ). Diremos entonces, que acaso todo asemeje “[...] estar como en espera [...]” (Rulfo 1968: 9).

1- Así, lo primero a rescatar es el análisis de las cifras y la ocurrencia original de comparar los números en danza fatal, con la edad presunta del universo (2008: 191), lo cual acentúa la irracionalidad del régimen que nos oprime , en contra de los enfoques weberianos que dan vueltas y vueltas en derredor de la alucinada “racionalidad” del capitalismo, en términos “relativos” y en comparación con sistemas no burgueses.

2- Lo segundo, es la habilitación misma del amado por “Lenchen”, en una época en la que se tiene por “superadas” sus impactantes hipótesis , que son de actualidad candente .

3- Lo tercero, es la idea de que el Estado no desapareció, como vaticinaron en su momento intelectuales a lo Habermas, sino que con crisis como la que arrancó a mediados de 2007, se fortaleció con un “jungla de leyes” que dan “seguridad” a las operaciones bursátiles, especulativas, inescrupulosas y a los grandes centros bancarios y de crédito, que se comportan con absoluta “irresponsabilidad”, a sabiendas que ese Estado irá a respaldarlos, a cuenta de que, si no los salvara, la comuna burguesa en su globalidad, se hundiría.

4- Lo cuarto, es que su calidad de refugiado lo llevó a enfrentarse con el dogmatismo stalinista y con el anquilosamiento teórico y práctico, adjudicable a los países del Este.

5- Previo a concretar la transición a las objeciones, destacaremos que los antecedentes intelectuales del autor son predominantemente, Lukács y pensadores al estilo de Lucien Goldmann, tal cual lo explicita Mészáros (2008: 187).

6- El asunto es que dichos intelectuales son leninistas y por ende, mutilan al amigo de Engels en más de un sentido.

La estrechez de perspectiva que induce Lenin , el sovietismo, los leninistas, el leninismo, el marxismo , los partidos leninistas y el “marxismo”/leninismo es de tal proporción, que el co fundador de la Internacional acaba simplificado.

7- Una de tales “jibarizaciones”, es la de homologar “modo de producción” con “forma socioeconómica” de organización colectiva (2008: 190).

8- Otro espantoso aplanamiento consiste en hablar de “economía viable” en tanto sinónimo de “socialismo” (2008: 195), cuando ese sistema, si llegara a asomar en el futuro (NADA asegura que sea así), debiera ser el principio del fin del reino de la economía y el ocaso del trabajo.

No faltarán quienes recuerden las oraciones de las “Glosas críticas marginales al Programa de Gotha”, donde se enuncia que la labor tiene que convertirse en la primera necesidad vital... A eso respondo lo que adelanté respecto a idéntico eje, en Chasin: se olvida que con conocimiento de su suegro, Lafargue tipeó un palimpsesto donde elogia el “Derecho a la vagancia”. Marx no es entonces, un teórico del trabajo sino el primer pensador del FIN de las tareas, y del ocaso del imperio de la economía y de lo económico. NO HAY economía “socialista” en el socialismo.

9- Otro reduccionismo, es el que conduce a entender la debacle de 2007, a manera de una fisura terminal, estructural y sistémica del capitalismo (2008: 187). Ya en eso, se percibe un grueso error de concepto, dado que una crisis puede ser estructural y sistémica, pero no necesariamente terminal. Lo demuestra el crack de 1929, que puso en riesgo la auto continuidad del modo de producción y de reproducción del valor déspota, pero no fue definitiva en absoluto. Pudo serlo, pero no lo fue.

Igualmente, la crisis de 2007 puede ser definitiva contra el sistema (nosotros no lo creemos ), pero no está garantizado en modo alguno que efectivamente, sea una debacle terminal. Eso dependerá de un sinnúmero de elementos, algunos de los cuales Mészáros incluye en su escueto análisis, como el poder de los Estados burgueses más imponentes en el planeta, para amortiguar los efectos desastrosos del “crack”.

Otro de tales componentes, pero que el refugiado desestima (2008: 196), es que sí podemos detectar los elementos de un “proto” Estado “mundial” que intenta regular el capitalismo. Remito a las sugerencias de un intelectual contradictorio de la estatura de Dieterich, o a las observaciones de Chomsky.

10- En el vaticinio del pensador húngaro, existe una pésima costumbre de la izquierda leninista que consiste precisamente, en fantasear el ocaso inexorable y apocalíptico del orden burgués, en cada debacle que asome en el horizonte. F. e. y según lo hemos anticipado, Trotski llegó a la conclusión de que el periodo de entre guerras del fenecido siglo XX, revelaba un estancamiento total e insuperable de las fuerzas productivas que terminaría por ahogar al capitalismo en su decadencia, sentencia que por supuesto, rechazamos de plano, dado que no existe nada más lejos a un imaginario enfangamiento de las potencias modeladoras de tesoro: basta constatar los adelantos técnicos/científicos-tecnológicos de las últimas décadas (desde Internet, hasta la inteligencia artificial; desde la informática y la robótica, hasta la medicina; desde la bioagricultura y la ingeniería genética, hasta el procesamiento de metales en el espacio o la exploración de lo nano; etc., etc.).

11- Pero además, tamaña afirmación no tiene en mente lo que el admirado por Wolff sostuvo en las pp. 228/230 de la edición en español del vol. II de los Grundrisse, cuando Marx delinea un grado tan elevado de automatización de la producción real, que los obreros operarán en calidad de sencillos “supervisores”. La plusvalía que se acumulará de un automatismo que todavía ni se insinuó (la aplicación de robots en la industria de los automotores no es siquiera un pálido “reflejo” de eso...), será tan gigantesca que la ley del valor se conservará y se autodisolverá al mismo tiempo, haciendo RECIÉN posible, una transición digna del polimorfismo humano, al socialismo, que no sea un reparto de la miseria.

12- Au fond, los “teóricos” de la senilidad del capitalismo y de su “próxima” muerte (que puede tardar al menos, un siglo o más en arribar), tales como Wallerstein, Amin y Mészáros, son pensadores mecanicistas (2008: 193, 196) y proféticos (2008: 193, 195). Caen incluso, en el milenarismo de la Decadencia de Occidente (Spengler 1993a; Spengler 1993b).

13- ¿Implica lo anterior que seamos “liberales”, según una acusación que nos hiciera públicamente, el referente nacional en Argentina, del Partido Obrero, el Sr. Jorge Altamira, cuando nos atrevimos a desmantelar ese “catastrofismo” mecanicista, sosteniendo la opinión osada respecto a que el orden burgués es históricamente, JOVEN? ¿Significa que el capitalismo dure para siempre, deglutiendo sus crisis y recuperándose eternamente de ellas? NO; mas, una cosa es asumir que todo modo de producción es finito e histórico y que el régimen burgués lo es, y otra apostar por su caída cuando tiembla un poco Wall Street.

14- En lo que coincidimos es que quizá, la tormenta de 2007 sea una fisura sistémica y que sea la tercera, si tomamos como primera la crisis del siglo XVII, cuando el capitalismo despuntaba. Sin embargo, tal cual otros tipos de debacles, sean estructurales o no, lo único que hizo la crisis de 2007 fue poner en evidencia por millonésima vez, que, como diría Marx, el capital tiene que asumir que debe marcharse y que tiene que dejar que se lo reemplace por un modo de reproducción de la vida social, más equitativo, humano, racional, no violento, no depredatorio de la biosfera, etc.

15- No obstante, las continuas “predicciones” sobre la debacle terminal y sepulturera del régimen burgués, desacreditan al marxismo, sea o no leninista, por lo que es una IMPRUDENCIA de altos costos políticos, que implican la credibilidad de la teoría del alejado de Bakunin, estar diagnosticando a cada instante, la muerte de un orden social que no se acaba de extinguir. La impaciencia revolucionaria, debiera ser reemplazada de una buena vez, por la frialdad y la mesura de los estudios.

El curso de Chasin que hemos desmotado, es un mal ejemplo de esos “pronósticos”: en 1988 (es decir, ¡hace 22 años!...), diagnosticaba una crisis profunda de la época, a pesar de haber detentado el tino de apuntar que el régimen burgués en debacle “permanente” (!?!), puede tardar décadas o siglos en destruirse (1988: 169). Es que todo asoma “[...] como [estando] en espera [...]” (Rulfo 1968: 9).

16- En el exclusivo sentido en que el capitalismo ya llegó a su fin, es en el estrato de lo potencial: de manera homóloga a que la rebelión de Espartaco demostró que el modo de producción esclavista no podía continuar, aun cuando su disolución involucrara siglos, el nacimiento del pensamiento marxista en cuanto teoría de una conmoción factible hacia una comuna emancipatoria, puso término dinamei, id est, potencialmente, a lo burgués. Eso no quiere decir en absoluto, que privilegiemos una muerte simbólica o teórica del capitalismo, por encima de su superación real, genuina y concreta .

17- En su conjunto, el artículo (allende las ponderaciones positivas...) nos aflora pobre, obvio y no académico, sino periodístico y muy, muy de circunstancias; por lo mismo, carente de vuelo.

18- Por último, Mészáros alude a un ejemplo de labor que, salvo condiciones puntuales, no implica que el atareado sea un obrero subordinado al capital: el heladero ambulante (2008: 190). En nuestras sociedades, ese agente que alegra a los niños en días de calor intenso es un “trabajador autónomo”, esto es, un miembro de lo que bautizamos en calidad de “obrero improductivo”, ya que ofrece un servicio por el cual intercambia una mercancía por una renta que le permite respirar, sin ser ni explotado ni opresor de nadie. En consecuencia, los ocupados como los vendedores ambulantes de helados, no son clase. De ahí la importancia de una hipótesis ampliada de los grupos que complete la teoría de las clases, hipótesis que empero, se hallaría en el suegro de Longuet, aunque “oculta”, por lo que sería impostergable un arduo trabajo de explicitación de la aludida teoría (que es lo que efectuamos en Las sombras de Marx, entre otros libros o investigaciones).

Habría que darle fin a lo que gubiamos, con el horizonte de no transformarnos en apocalípticos . Y es que “[...] todo está [aún,] por suceder [...]” , aun cuando a veces, parece “[...] como si no fuera a comenzar el día [... y] como si apenas estuviera llegando el principio de la noche [...]” (Rulfo 1968: 28).


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