III.2. PROPUESTAS DE TRATAMIENTO HOLÍSTICO PARA LA DEHESA

En la toma de decisiones relativas a la ordenación del territorio de una finca se requiere, primeramente, establecer el estado–meta que se desea alcanzar. La meta es el estado final más probable de un sistema, en este caso la finca, que evoluciona internamente bajo la acción de fuerza externas. Los objetivos se formulan con el fin de establecer los propósitos o actividades que se deben llevar a cabo para alcanzar una meta dada. Los atributos pueden definirse como los valores asignados para la toma de decisiones, cuyo fin es alcanzar algún objetivo específico dado. La valorización del atributo se hace independiente de los anhelos o deseos de quien toma la decisión y puede ser representada como una función matemática cualquiera, relativa a la variable decisional (Romero, 1993, en op.cit. 3: 101)

La meta que se pretende alcanzar en una finca cualquiera está dada por cuatro elementos fundamentales:

Las características físicas de la finca, dadas por la superficie total que ésta ocupa y por su receptividad tecnológica.

La racionalidad del propietario, dada por la percepción de sus necesidades, funciones, y caprichos.

La tecnología aplicada, condicionada por la receptividad tecnológica de la finca y por la racionalidad del propietario.

La capacidad de llevar a cabo las acciones que permitan aproximarlo al estado–meta buscado.

En el caso de la dehesa la situación económica es delicada. La falta de perspectivas, hace que los aspectos de sostenibilidad medioambiental y cultural, no sean considerados en la dimensión oportuna. Se puede identificar que el sector participa muy poco en la construcción de su futuro.

Partamos del análisis recogido por la obra “Caracterización socioeconómica de la dehesa de Andalucía” de la Secretaría General de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Consejería de Agricultura y Pesca 2008: 253-257). A partir de este incluimos una síntesis no exhaustiva de metas posibles /deseables para los territorios de dehesa. Partimos de establecer los atributos deseables como destino turístico para los territorios de dehesa como posible punto de partida para buscar la viabilidad de sus fincas:

Los territorios adehesados deben conectarse con el sistema externo.

La dehesa debe ser un elemento de orgullo para los habitantes y para el conjunto de la sociedad, valorado en sus externalidades positivas.

Debe ser generadora de productos, servicios y de empleo de calidad y debe estar asociada a una cadena de valor añadido.

Gobernable al nivel de fincas fomentándose el asociacionismo.

Debe ser sostenible económica, ecológica, social y culturalmente.

En cada territorio de dehesa pueden y deben existir distintas formas de uso, según sus características, las propias de su propietario, el sistema externo, etc. Para conciliar la productividad con la sostenibilidad ofrecemos el siguiente modelo adaptado de las conclusiones de la obra “Sostenibilidad de las dehesas” (Gastó et al. 2007: 82-88). Y ello con las siguientes premisas:

Importancia de la cooperación entre territorios, impulsando la dehesa desde dentro y desde fuera.

Colaborar activamente con las acciones propuestas por otras instancias públicas y privadas.

Campañas para comunicar los valores singulares de la dehesa. Necesidad de asociar en dichas campañas los conceptos “Dehesa y Calidad” (de productos, de medio, de vida).

Comunicación de valores.

Mejorar la imagen del trabajo del campo es condición necesaria para mantener la población activa en el mismo.

Favorecer políticas que impulsen y remuneren las externalidades positivas de los territorios de dehesa. Impulsar políticas que permitan logros privados, salvaguarden los intereses legítimos de las poblaciones locales y los conocimientos locales.

Construcción institucional.

Promover las acciones conjuntas y la acción cooperativa. Promover las sinergias con diferentes sectores, particularmente con los de la industria alimentaria, el transporte, el turismo, el comercio y el sector servicios.

Impulsar una ley de dehesa próxima a las necesidades y al futuro de los territorios de dehesa. Es fundamental que la Ley refleje la voluntad política de defensa de un modelo de territorio y que sea consensuada. El desarrollo de una ley de la Dehesa en Andalucía, proyecto de ley que está relativamente avanzado debe basarse en un proceso de planificación con una presupuestación cuantitativa y no en meros desideratums con posible acoplamiento de acciones ya existentes.

Impulsar mecanismos de simplificación administrativa, de normas y de su seguimiento

Mercados y productos.

Programa de transferencia de tecnología. Potenciar el uso de técnicas de precisión, que permitan una mayor adecuación a la diversidad edafoclimática, de reducción de insumos y permita la sostenibilidad.

Profesionalización de la gestión de las dehesas.

Programa específico de sanidad animal y vegetal, con especial atención al fenómeno de la “seca”.

Impulsar la creación de empresas de servicios o los servicios cooperativos, para la mejora de la eficiencia de las dehesas. Ello mediante productos innovadores como la miel y otros productos ecológicos, etc.

Impulsar la industria y actividades artesanales relacionadas con los productos y servicios de la dehesa.

Mejorar el acceso a los mercados vía singularidad, explorar mercados, aprovechar las iniciativas individuales para cubrir circuitos cortos de comercialización. Integrarlos en el turismo rural mediante su gastronomía. Propiciar vías contractuales que permitan mejorar el conjunto de la cadena alimentaria, la calidad y singularidad de los productos de la dehesa.

Cuantificar el impacto de productos sucedáneos de los productos de la dehesa. En particular, regular la denominación de los productos del cerdo ibérico, de forma que el mercado diferencie adecuadamente la singularidad de estos productos.

Investigación, desarrollo, formación e innovación.

Desarrollar materiales formativos y de divulgación sobre las dehesas para la enseñanza primaria, secundaria y el público en general. Impulsar el conocimiento “in situ” de la dehesa para escolares y la ciudadanía en general.

Intensificar los trabajos relativos a la cuantificación de externalidades positivas y negativas asociadas a la dehesa.

Desarrollar metodologías para el diagnóstico y tratamiento de plagas y enfermedades en plantas y animales.

La dehesa tradicional entra en crisis con la transformación social iniciada con el desarrollismo. Su falta de rentabilidad aboca al paulatino abandono de muchas explotaciones. Este paisaje cultural requiere de una alta intervención antrópica, de elevados costes de operación y de insumos alimenticios. En el contexto actual, su sostenibilidad se hace cada vez más difícil.

El turismo rural emerge como una alternativa de diversificación de rentas. Pero una parte de las dehesas andaluzas se encuentran dentro de Parques naturales, por lo que es necesario adaptar sus actividades productivas a sus regulaciones medioambientales.

El desarrollo de la Ley 45/2007 de 13 de diciembre sobre el desarrollo rural sostenible abre un espectro muy amplio para integrar acciones con el fin de incrementar el progreso y la eficiencia de estos territorios.

Aunar diagnósticos y metas de territorios con geometría de atributos muy variables exigirá una importante dosis de motivación, concienciación y de acción colectiva. Las acciones transversales con focalización territorial, sinergias de políticas sectoriales de actores y territorios están necesitadas de un importante esfuerzo. Los GDR y sus consejos territoriales pueden ser socios principales en esto. Veremos en este documento un esfuerzo de encontrar modelos de actividades productivas integradas por parte de uno de ellos.