BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

USOS Y APROPIACIONES DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN EN LA FORMACIÓN DEL COMUNICADOR SOCIAL, CASO: UNIVERSIDAD VERACRUZANA

María de Jesús Rojas Espinosa


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Acto didáctico

El acto educativo o acto didáctico reafirma a la comunicación didáctica como pilar fundamental para desarrollar un proceso de aprendizaje eficaz que determina las maneras como el individuo se adapta a la cultura en la cual se encuentra inmerso, valora las competencias comunicativas entre profesor-alumno.

Es en el acto educativo donde se construyen los discursos, aquí las ideas se transforman en teorías y los sueños se convierten en productos creativos. Por lo tanto, el discurso en el aula se interesa por las relaciones sociales, históricas, afectivas y culturales de los agentes del proceso. Además promueve que el lenguaje y el mensaje se ubiquen en el lugar asignado por la lógica y la cotidianidad de la práctica pedagógica, la relación maestro alumno y las acciones de poder.

Todo acto didáctico, en sí, como cualquier otra actividad humana, representa un problema de comunicación en el que cada participante (agente educativo) emplea sus capacidades y recursos lingüísticos para satisfacer sus necesidades de información y sus expectativas de formación; las cuales pueden ser el resultado de un deseo de adquirir conocimientos nuevos, de contrastar ideas mediante la participación social con distintos actos y modalidades de comunicación, o bien para ponerlas en conocimiento de los demás.

Alves (2000) indica que un número invariable de personas enseña sin saber cómo, todo obedece a que no tienen conocimientos de didáctica.

El acto de enseñar es por excelencia, un acto de comunicación, de compartir el conocimiento, ideas, sentimientos, creencias o valores propios de la cultura de un determinado grupo social; la enseñanza es considerada, hace milenios, como el principal sistema de preservación del patrimonio cultural de un grupo, transmitiéndolo a nuevos integrantes e introduciéndolos en la vida común dice Casagrande (1988: 2).

La comunicación es un elemento indispensable para que ocurra un intercambio de conocimientos y experiencias de los sujetos involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, no existe tal proceso, sin hablar de comunicación y viceversa. Para enseñar, se necesita de la comunicación, ya sea verbal o no verbal.

El propósito básico de la escuela se cumple a través de la comunicación. Las instituciones educativas hacen de la comunicación un elemento decisivo porque, en primer lugar, el lenguaje hablado es el medio a través del cual se realiza gran parte de la enseñanza. En segundo lugar, las aulas exigen ciertos comportamientos lingüísticos. En tercer lugar, la expresión oral unifica lo cognoscitivo y lo social.

La expresión oral, somete a reflexión los procesos mediante los que el alumno relaciona nuevos y antiguos conocimientos, construye significados y redes conceptuales asociadas a cada saber. En cuarto lugar, los saberes académicos son formas del lenguaje, cada uno de ellos es en sus especificidades metalenguaje, por lo que el maestro ha de enseñar el uso de la terminología asociada a cada saber (Matheus, Moreira, Ohl y Castro: 1996: 34).

La didáctica universitaria

La virtud y el saber no son enseñables. Conocer no conlleva saber enseñar. Escribía Platón en el Menón.

Decía A. Einstein que hasta la más compleja cuestión puede ser explicada con sencillez, y lo único que hace falta es saber bien la cosa de que se trata. Al respecto añaden F. Hernández, y J. Sancho (1989): Saber sí, pero también saber enseñar. En todas las etapas educativas, y también en ésta, ocurre que “para enseñar no basta con saber la asignatura Y para demostrarlo sobrarían argumentos de sentido común.

J. Mantovani (1947: 254), que junto con A. Sobral, A. Calcagno, C. Ortiz de Montoya o J.E. Cassani, constituyera la generación pedagógica argentina de los años 40, decía: “Es un prejuicio suponer que el que domina un saber está dotado de la aptitud para enseñarlo”.

Agustín de la Herrán Gascón (2002) conceptúa a la Didáctica Universitaria como el ámbito de conocimientos que se ocupa del arte de enseñar en la universidad. Evidentemente, quien no sabe bien, no puede enseñar bien.

De la Herrán Gascón (2002) explica se parte de que enseñar bien es lo que se hace habitualmente, no podemos más que señalar que el ser humano tiene una enorme capacidad para valorar positivamente lo malo o lo mejorable, con tal de que dure el tiempo necesario. Porque, ¿cuántas veces se ha dado el caso de excelentes profesores, de los que se ha reconocido, además de su conocimiento, su incompetencia didáctica?

Para J. L. García Garrido (1997), una buena cualidad del educador, también del docente universitario, es que enseñe bien lo que tenga que enseñar, o sea, que sepa enseñar bien física, matemáticas, historia” ¡o Pedagogía!, añade, después, mejor será que el docente en cuestión sea una persona cercana a sus alumnos, alguien entrañable.

En un sentido no muy diferente se expresaba G. Marañón (1953), que hablaba de elección del profesor universitario entre los mejor dedicados.

García Hoz, (1946) indica el mejor docente es quien comunica una importante motivación por el conocimiento tratado, y la orienta a través de su ejemplo a aprender a ser más para ser mejores profesionales y personas, desde la comunicación del amor al estudio, de la duda fértil, de la investigación creativa y de la “lucha ascética” o madurez personal, en el marco de la autoconciencia de una dinámica evolutiva, convergente e irreversible que nos trasciende y permanentemente nutrimos.

La realidad es que García Hoz, (1946) el docente universitario, como el de otras etapas educativas, trabaja desde la comunicación de unos contenidos con una intencionalidad formativa, y, por tanto, realiza el posible arte de la enseñanza desde su quehacer. Por tanto, podría llegar a hacer de su didáctica un arte, del mismo modo a como un buen médico o un investigador podría llegar a hacer lo propio con sus ciencias.

La enseñanza superior tiene varias puertas atascadas: La formación didáctica universitaria, más allá de la ignorancia; la realización de proyectos didácticos conjuntos e individuales.

La formación didáctica universitaria evita el encastillamiento de las áreas, busca el espíritu cooperativo y el trabajo en equipo, sin egocentrismos comunitarios y sus microintereses, sin olvidar o relegar al alumno.

La investigación didáctica universitaria, no abandona el aspecto metodológico, apoya con entusiasta a la originalidad, sin las envidias y los mecanismos de defensa agresivos y mediocres.

El buen hacer docente se involucra en la orientación y tutoría universitaria, va más allá de la sola instrucción; examina la autocrítica personal del alumno, hacia el deseo de la madurez profesional hacia la maestría.

Luego de establecer que la tecnología educativa está íntimamente relacionada con la comunicación educativa y la comunicación didáctica, pues tienen como fin principal el estudio del proceso enseñanza aprendizaje.


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