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DESPERTEMOS

Domingo Dell´Aquila


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LA MOMIA

No te quedes muda, callada, sombría,

momia sin destino, que muy blanca estás,

tus ojos vacíos, quizá Satanás

quitó sus destellos; pareces muy fría.

Te veo existiendo y mi mente se asombra,

no creo posible tanta eternidad,

sos presencia viva, sos simplicidad,

¿de qué tumba vienes, que nadie te nombra?

¡Si! Todos me nombran, soy de utilidad.

respondió la momia muy triste y sentida,

porque soy cadáver, vivo inerte y fría,

poder nunca tuve, esa es la verdad.

Y hoy sigo existiendo pese a que estoy muerta,

mi eterno destino será siempre igual,

me llaman el pueblo, ser pobre es mí mal,

solo a ese camino se me abre la puerta.

Pues te compadezco momia resignada,

se que nada puedes, ellos mandan más,

te han atado el cuerpo de adelante a atrás,

con tiras de trapo, tú no puedes nada.

Y aunque nada eres, los que no te ayudan

de ti necesitan porque lo eres todo,

más su hipocresía, te hunde en el lodo,

son peores que cuervos, que ratas, ¡ son judas!

DESPERTEMOS

Cuando plateados rayos iluminen

la media noche, la última del año,

y las horas asciendan al peldaño

de las doce, y al día lo terminen

vendrán del cielo prontos a amparar

al triste, al pobre, al ser desesperado,

los ángeles que abuela me ha contado

que suelen los dolores mitigar?

No sé; quisiera tal un cuento ido,

tener la realidad llena de ensueño,

cual inocencia propia del pequeño

que nunca en el dolor haya vivido

Quisiera…por qué no? Vivir sumido

en el verdor de un valle de esperanza,

y ver llegar un hada a semejanza,

de aquellas que en mi infancia hube leído,

soñar cual inocente criatura,

y creer en el milagro y la bondad

y también creer que en copas de piedad

nos dan néctar que calma la amargura.

Entonces, esta noche el dar su fin,

¡que divina comedia celestial!

el reino de la tierra, el infernal,

junto al reino del cielo, en un jardín.

¡Pero no! No soñemos que es más triste

el despertar de un sueño irrealizable,

y volvamos al cieno miserable,

que en reír y llorar todo consiste.

Y al terminar el año, risas largas,

brotarán de los labios más contentos

cual brotarán por tristes pensamientos,

de algunos ojos, lágrimas amargas.

LAS DOCE CAMPANADAS

(Soneto)

Cuando se oigan las doce campanadas

anunciando del año la caída,

se oirán gritos de goce, carcajadas,

señales de festejos, nueva vida.

Cuando se oigan las doce campanadas,

y el afán de gozar más risas pida,

pensemos que quizá en una almohada

hundirá su cabeza un alma herida.

Cuando se oigan las doce campanadas,

las quejas de las almas doloridas

no serán por risas apagadas.

Las ayes de dolor, las carcajadas,

se unirán como siempre en esta vida,

cuando se oigan las doce campanadas.


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