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DESPERTEMOS

Domingo Dell´Aquila


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INGRATITUD

(El sarnoso)

Nadie puede definir

lo que es en verdad la vida,

el hecho de que una herida

nos cause pena o sufrir,

no da derecho a decir

que en la vida no hay placer,

porque teniendo un querer

que nos llene de ilusión,

hace dar la afirmación,

que a veces cuesta creer.

¡Felicidades! Dulce sueño

de todo ser animado,

dichoso quién a alcanzado

del paraíso ese ensueño,

quizá se ha sentido dueño

del vacío celestial,

y de su pecho el caudal

de goces indefinidos,

diera a todos su sentidos

una dicha perennal.

Pero es que el cielo no envía

a todos, mismo fulgor,

hay quien sufre un gran dolor,

y hay quien vive en alegría,

sale el sol y se hace el día,

tienden las noches sus mantos,

y se oyen risas y llantos

que a la vida sintetizan,

y del mundo simbolizan

los placeres y quebrantos.

El empezar de una vida

sin distinción animal,

se desenvuelve normal,

si no lo empeña una herida,

más ¡hay ¡ quién es que no anida,

en su pecho la condena,

de arrastrar cual la cadena

pesada, del sufrimiento,

la atrocidad o el tormento

que llena el alma de pena.

Nacer es ley natural

que obliga la procreación,

vivir es obligación,

para bien o para mal,

más la ley inmaterial

que anima los sentimientos,

nos llena de sufrimiento

por falta de comprensión,

y tan solo la ilusión

lucha contra esos tormentos.

Y siguiendo una ley muy natural,

de crear nuevas vidas en la tierra,

hay quien yace salvaje, quien social,

aunque de madre tenga una perra.

Y de perra fuiste hijo. Hermoso can,

naciste en hogar privilegiado,

tu infancia fue feliz, pues con afán,

te criaron tus dueños muy mimado.

Admiraban tu pelo tan sedoso

de una albura sin mácula y brillante,

orgullo de tu amo que afanoso

te cuidaba con celo venerante.

Tus sentimientos muy lejos de Satán

infundían confianza y al par, respeto,

juguetón con los niños, fiel guardián,

mascota del abuelo, padre y nieto.

Cuantas veces saliste de paseo

al lado de la niña, alegremente,

oyendo de los labios el lisonjeo,

que vertían para ti, alrededor la gente.

La vida se hace hermosa si es rodeada

de bondad, ternura y de alegría,

que incita a la ilusión, la más dorada,

y hace gozar al alma, noche y día.

Pero nunca la dicha se hace eterna,

porque suelen las desgracias acosar,

a los males ninguno los gobierna,

forman parte de leyes sin dictar.

Tal vez bajo la ley de la existencia

te llegó una condena atroz y dura,

y a tu cuerpo la sarna, sin clemencia,

con llagas le quitó toda hermosura.

Tu pelo suave el ácaro tenía,

que pústulas causaban muy terribles,

y entonces con maldad la gente impía,

te llenó de dolores indecibles.

¡Que doloroso fue el instante aquél

despiadadas manos te arrastraron,

para cambiar tú tan lindo vergel.

por infierno, de todos te acosaron.

Andabas por las calles vagabundo,

la cola entre las patas, temeroso,

conociendo el mal trato de este mundo,

que era el mismo que ayer te hizo dichoso.

Hambriento, gacho el cráneo y la mirada.

Cual tu pelo, desecha tu ilusión,

el blanco de maldad, entremezclada,

con insultos salvajes, sin razón.

Detestable sarnoso! Quién te adora?

Tu belleza de ayer, hoy se ha esfumado,

podredumbre que asqueas eres ahora

por tu pelaje enfermo y apestado.

Tu mirar triste y enfermo da a comprender la amargura

que tu alma fiel y pura no puede disimular,

tu no puedes entender, el porque de este desprecio,

y nostalgias del aprecio, hacen tus ojos llorar.

Conociste la alegría, de vivir lleno de halagos,

pasear por parques y lagos, llevado por niña hermosa,

supiste de la caricia de la mano angelical,

de quien siempre fuiste leal, con una conducta honrosa.

Y al ver tamaña injusticia, que el mundo todo te brinda

Buscar antes que se rinda, tu postrera vida arrastrada,

Un algo, un lugar, un mundo donde llorar tu dolor,

Que es provocado traidor, por la especie despiadada.

Esa es la forma de ser, de un mundo civilizado

que cree haber alcanzado, a ser raza superior,

pero que sus sentimientos, duermen en grutas de piedras,

o se arrastran cual culebras, sin ver del alma el fulgor.

MULATA

(Soneto)

Sos la flor americana

que formó una raza nueva

que uniendo sangre renueva

la especie que al sud hermana

Sos creación de una piel

que agrada por su hermosura

que con la unión se hizo pura

que es un signo de ser fiel

Mezcla de fuerza y valor

con dulzura y sencillez

que al unirse con amor

Con altura y honradez

al hogar brindas calor

y a tu raza haces crecer.

MUNDO

Mundo torpe perverso y sin bondad,

No hay rencor al gritarte, pero escucha,

Es la fuerza que empuja hacia la lucha,

Que me obliga a decirte la verdad.

Si en oscuros abismos tienen hienas,

Con las formas de seres razonables,

¿Por qué causa pretenden miserables,

Poner en otros cuellos las cadenas?

¡Guarida de malvados y de brutos,

En tu seno cobijas impurezas!

Destruyen de las almas sus noblezas,

Esas miasmas que emanan de tus frutos.

¿Tus frutos? Esas vidas tan rastreras

Que ambulan cual serpientes venenosas,

Llenas de ideas perversas, asquerosas,

¡Sedientas de hacer mal, aún peor que fieras!

¿Cuáles más? Esas otras corrompidas,

Sin amor, sin virtud, sin sentimientos,

Que impelen hacia el mal sus pensamientos,

Pues tienen la moral más que podrida.

Podrida la moral son repugnantes,

Y dan náuseas sus actos tan indignos,

¡Propio de seres bajos y malignos,

de hipócritas, de impíos, denigrantes!

Y pensar que te adornan las bellezas,

De flores y paisajes naturales…

¡Pero ensombrecen tus tierras muchos males,

y oscurecen tus cielos las vilezas!

¡De allí vengo! De donde es muy oscuro,

¡O de más lejos aún, de donde es negro,

y de esa oscuridad tan ruin recuerdo,

lo malo que encontré, lo infiel, lo impuro!

Allí aprendí a decir palabras duras;

Allí se me enseñó de todo un poco,

Oí llamar tonto al bueno; y al justo, loco,

Vi dar al que hace bien, sólo amarguras.

Y en tus sombras vagué como un extraño,

Con sacrificio estoico, rumbo incierto,

Saliendo de ellas tan mis sueños muertos,

Que imaginé: la vida es un engaño.

De bruces por los golpes ya caía

Y en mi pecho sentí mucha amargura,

Mas en supremo esfuerzo, en lucha dura,

Hallé la voluntad, que ya perdía.

Que muy cansado estoy de andar rodando,

Por tus sendas de espinas, lodo y frío,

No lo dudes; y aunque me das hastío,

No claudico a la lucha, iré forzando.

La frente alta, con valor, consciente,

Pondré mi pecho, con o sin fortuna,

Sin buscar para mí gloria ninguna,

Ni pretender tampoco ser valiente.

Buscaré de rastrear al turbio cieno,

Donde arrastra su baba el vil humano,

Para sacar si puedo algún hermano,

Que vive en el error de ese veneno.

¡De esa farsa, maldita hipocresía!

De esa ambición fatal por la riqueza,

Que hace perder los rasgos de nobleza,

Y hace olvidar que todo acaba un día.

Pues no se sobrepone la materia,

Y se pudre aunque de oro esté cubierta,

Y sólo perdura una vez muerta

La grandeza moral, como una pieria.

Y si llego al final de mi camino,

Sin romper las cadenas que aprisionan,

Mi senda tomarán los que ambicionan,

¡Para ti, mundo cruel, mejor destino!


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