BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


CAPITAL SOCIAL, DESCENTRALIZACIÓN Y MODERNIZACIÓN DEL ESTADO

José Ángel Alzate Gómez



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3.2. La Caña de Azúcar para Alimento Animal – Mieles y Alcohol

Alimento Animal

Para cualquier producción de carne, la limitante número uno es la base alimenticia. Es un hecho conocido que los animales mono-gástricos compiten con el hombre en el consumo de alimentos, sobre todo en el mundo actual donde se utilizan para estas especies, fuentes convencionales, tales como cereales y concentrados proteicos de origen vegetal y animal. No solamente existe el problema de la competencia alimentaria entre los animales y el hombre. Existe también el problema de que los países subdesarrollados no poseen las condiciones climáticas ni el avance tecnológico que les permita obtener cosechas productivas de estos cultivos. Y por otra parte no cuenta con balances favorables de divisas para importar alimentos. El mundo subdesarrollado produce alrededor del 35% de la cosecha mundial de maíz con un rendimiento tres veces menor que el de los países desarrollados. En América Latina por ejemplo, la producción de maíz no ha crecido sustancialmente en los últimos años. Y un sólo país, la República Federal Alemana, produce más carne de cerdo que toda el área.

Estos dos razonamientos básicos sobre la competencia animal- hombre y la existencia de gran número de países no cerealistas, justifican la necesidad de buscar un cultivo en el trópico que permita el desarrollo pecuario. En especial para la producción de carne de cerdo, que es dentro de las carnes rojas, la de mayor volumen de producción a nivel mundial. Este cultivo es la caña de azúcar.

El cultivo de caña de azúcar se encuentra establecido en la mayoría de los países tropicales y subtropicales, demostrando su excelente capacidad productiva a través de su rendimiento y adaptación a las condiciones específicas de cada región (Cuadro 1) .

No es necesario argumentar sobre las ventajas de la caña de azúcar como el cultivo más indicado para desarrollar la producción animal en los países del trópico. Además de las ventajas (ver Cuadro 2), se convierte en una necesidad la aplicación de tecnologías que permitan otras alternativas encaminadas a diversificar el potencial agro-industrial ya establecido.

Las estrategias del uso de mieles de caña en la alimentación del cerdo se han visto limitadas por enfoques poco apropiados y porque la atención principal se ha concentrado en la miel final.

La clarificación, concentración y cristalización del jugo de caña en el ingenio azucarero origina las mieles. En el flujo tecnológico se producen cuatro tipos de mieles: la meladura o primera miel (miel rica cuando se hidroliza para evitar la cristalización de sacarosa), la miel A que se produce cuando se extrae el 75% del total de azúcar recuperable, la miel B cuando se completa el 86% de cristalización y por último la miel final que es un subproducto cuando ya no es posible la obtención de la sacarosa.

La utilización de mieles de caña en la alimentación porcina se ha dirigido principalmente hacia las mieles finales. Los enfoques de trabajo no han sido los más apropiados y esto ha limitado la generalización de los sistemas de producción porcina basados en la caña de azúcar. Las razones principales son las siguientes:

• La miel final es un subproducto de la industria azucarera y como tal tiene un techo de producción. Es además una fuente de materia prima para la producción de alcoholes y un producto exportable para países con escasos recursos en divisas. Se requiere la incorporación de otras mieles de mayor valor biológico en el balance alimentario - azucarero.

• Los intentos de sustituir las dietas convencionales basadas en cereales por mieles finales con igual eficiencia biológica en el comportamiento animal han fracasado y no son técnicamente posibles. Se requieren otros criterios de productividad más amplios, basados en la información disponible actualizada.

• La aplicación de tecnologías a escala comercial requiere sistemas no convencionales y necesita integrarse con los recursos disponibles para flexibilizar su uso a cualquier nivel de especialización (pequeña escala o gran escala).

Según trabajos revisados sobre mieles finales (Buitrago et al 1977; Díaz et al 1985) se ha señalado que cuando se sobrepasa de 20-30% de inclusión de miel final en la materia seca de las raciones sustituyendo a los cereales, se produce un trastorno en el comportamiento animal en términos de ganancia diaria y conversión alimentaria, originándose diarreas fisiológicas. Nos parece de una lógica elemental que si a un cultivo (caña de azúcar) se le extrae alrededor del 85% de su nutriente principal (azúcares), generándose un subproducto (miel final), esta no puede tener el mismo valor nutricional que un cereal cosechando con todos sus nutrientes. Los problemas más serios y complejos que presentan las mieles de caña como alimento, comparadas con los cereales, son:

• Baja concentración energética.

• Pureza química.

• Naturaleza industrial: sustancias orgánicas no azúcares que se originan y concentran en el proceso industrial.

Mieles y Alcohol

Otra producción muy atractiva a partir de la caña de azúcar es la obtención de alcohol a partir de las mieles finales del proceso de producción de azúcar, debido a la elevada productividad que puede obtenerse en comparación con otros cultivos.

Sin embargo, el rendimiento de las mieles varía de acuerdo a varios factores: variedad de caña, época de cultivo,

• condiciones ambientales propias del país y

• factores de la industria azucarera que se encuentran entre el 30-35% de miel final por unidad de azúcar producido.

A partir de este último índice se estimaron, como parte de este trabajo, los niveles de producción mundial, empleando los volúmenes de caña reportados en los Anuarios de Producción de la FAO y los precios del mercado mundial, obteniéndose el precio deflacionado (1980 año base), el cual exhibe un comportamiento decreciente en el período analizado, con una ligera tendencia a elevarse en 1994, pero que dista del nivel del año base.

Es importante señalar el sostenido crecimiento que está teniendo la producción de alcohol en los países desarrollados como Francia y Estados Unidos de América (EUA), lo cual ratifica la tendencia a depender cada vez menos de los combustibles fósiles y el cambio en la estructura de la demanda de materias primas para la obtención de energía.


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