BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


REPLANTEANDO LA INTERACCIÓN GOBIERNO-SOCIEDAD: LECCIONES DE LA GOBERNACIÓN AMBIENTAL EN LA FRANJA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS

Ricardo V. Santes-Álvarez


Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (259 páginas, 4.04 Mb) pulsando aquí

 

 

III. GOBERNANZA AMBIENTAL

Este capítulo pretende responder al primer objetivo de la obra, que es hallar un diseño de gobernanza que coadyuve a tratar y resolver los asuntos del medio ambiente. En la búsqueda, se parte de una definición general y una descripción del debate en torno al concepto de gobernanza, para posteriormente pasar a un análisis más detallado.

El tema ambiental es reciente en la discusión académica de la gobernación, la cual en este terreno se distingue simplemente como un ejercicio de poder donde los actores políticos dan relevancia a los problemas ambientales. Seguramente por su novedad, la gobernación ambiental no ha motivado una reflexión suficiente acerca de su estatus y práctica, sea en el escenario global o en el contexto de aspectos específicos, que permita construir vías hacia su reforma y mejora. Si bien existen prescripciones acerca del rumbo que debe seguir para solucionar problemas ambientales, o de los actores que deben intervenir en ese proceso, en la gobernación aún existen vacíos conceptuales, escasa adaptación a circunstancias particulares, así como falta de consensos; factores todos que abonan en detrimento de su calidad y obstaculizan su camino hacia un estadio de gobernanza. Es por lo tanto imprescindible llenar esas lagunas y arribar a acuerdos sobre aquellos aspectos que merecen consideración principal antes de intentar proponer nuevos, y presumiblemente mejores, estilos de gobernación.

Como en el caso de la gobernación en general, los cuatro grandes compartimientos o visiones revisados anteriormente (ejercicio del poder, autoridad económica, política y administrativa, gobierno reinventado, e inclusión de actores no tradicionales) son también representaciones cercanas de la gobernación ambiental; la connotación de esta aproximación es, ciertamente, discernible solamente por la especificidad de su interés: el medio ambiente. Por esta razón, su relevancia en las agendas nacionales y la manera como diferentes países la llevan a la práctica es determinante de su especificidad, así como de su diferencia, en el contexto de la comunidad internacional.

En el rubro ambiental, las propuestas de arribo a la gobernanza también plantean el tránsito de un ejercicio autoritario del poder a uno sustentado en la perspectiva de la responsabilidad compartida. La gobernanza ambiental implica una transición en el tratamiento de los asuntos, de la mera gestión pública (entendida generalmente como una actividad propia del Estado, en específico, de su brazo ejecutor, el gobierno; y más concretamente, de la burocracia gubernamental, en concordancia con las políticas que emanan desde el mismo gobierno ) a una concepción más comprehensiva, que da entrada no sólo a una pluralidad mayor de temas sino también de actores. Esta característica marca una diferencia sustancial con respecto a la gestión tradicional, pues hace referencia a una forma de ejercer el poder que trasciende al concebir a la autoridad formal como exclusiva ostentadora de atribuciones y capacidades para llevar a cabo acciones en el interés general. Se habla así de un estilo diferente de percibir y responsabilizarse de los problemas en su real complejidad bajo un enfoque político inclusivo y menos jerárquico, la gobernanza ambiental.

La pertinencia o calidad de la gobernación ambiental también se juzga en acuerdo con la amplitud de la distribución de sus resultados; en ello va implícita la condición de desarrollo político de una sociedad, que se traduce en la influencia diferenciada de los interesados en la creación, promoción e instrumentación de las políticas. Es factible argumentar que una mayor calidad es función directa del grado de equilibrio en las influencias de los diferentes actores políticos y que la posibilidad de la gobernanza corre en paralelo con tal equilibrio. Sí, una gobernanza ambiental resulta del equilibrio en las capacidades de los actores para influir en los demás; en aras del equilibrio, es deseable que ningún interesado incida en el ejercicio del poder más que los demás, o no más allá del límite que el resto de los actores esté dispuesto a tolerar.

El límite permisible a la influencia es, sin embargo, difícilmente detectable en la realidad, pues a la par que no hay actor que esté dispuesto a ceder en sus intereses acerca de un asunto, son cada vez más los elementos (actores y temas) que se incorporan al ámbito de la gobernación; en tal forma, la identificación y delimitación de un esquema que represente la práctica de la gobernación ambiental es una labor compleja. Una inspección de propuestas y proponentes de los elementos que conforman la gobernación ambiental (que se expondrá adelante), sirve para constatar esa aseveración y para atestiguar una lucha por el posicionamiento de agendas e intereses muchas veces contrapuestos.

La condición de gobernanza ambiental parece ser meta obvia de toda sociedad con inclinaciones democráticas; sin embargo, existe poca esperanza de su consecución cuando no hay acuerdos generales en aspectos básicos, como significado, características principales y alcances de la gobernación. Aquí, se defiende la idea que el elemento de corresponsabilidad gobierno-sociedad representa la esencia de la gobernanza ambiental.

En las secciones siguientes se comenta sobre cuatro aspectos de la gobernación ambiental: la perspectiva de equilibrio; la propuesta de estadios transitorios; el equilibrio en las responsabilidades; y la relación entre la perspectiva de equilibrio y la gobernanza ambiental.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios