BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL TÚNEL MÁGICO DE LOS PARADIGMAS ….LA CIENCIA REGIONAL AL ALCANCE DE LOS JÓVENES

Andrés E. Miguel Velasco y otros



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CAPÍTULO 24. EL GRAN DÍA

La firma del Tratado de la Armonía y el Bienestar en Monte Albán del Futuro resultó impresionante. El Gran Rubicundo y la capitana encabezaron la ceremonia. El primero lucía un llamativo traje, acompañado por su zopilote, y por sus soldados Matacuás Secundino y Trinquete Segundo, en tanto que la capitana de los Niños Corsarios optó por una vestimenta blanca muy discreta pero elegante, llevando únicamente consigo un ramo de flores entre sus manos.

Para esta ceremonia los Niños Piratas invitaron nada más ni nada menos que a los dioses de la Ciencia Antigua. Así, su séquito estuvo acompañado por el dios Jaguar, la diosa Once Muerte, el dios del Fuego, Pitao Cozobi, el dios Tlacuache, Xipe Totec, Xochiquetzal, la diosa Trece Serpiente, Cinco Flor, el dios del verano y Señor de la Biología, la diosa Uno Caña; el dios Abuelo, encabezados por el dios del Tiempo y de la Astronomía, a cuyo lado se encontraban el Ingeniero Gran Pirámide, responsable de la Ciencia de la Construcción, el Dueño de los Animales, y el pequeño Uno Venado Corazón de Jade, convertido en el guardián de la Medicina.

--Tenía razón la capitana, los invitados son nuestros dioses amigos: ¡Corazón de Jade, gracias por venir!, se dirigió a su amigo Donají.

--¡Amigo, me da mucho gusto saludarte!, se unió alegre José Pablo.

--¡Soy yo quien se encuentra muy feliz de volverlos a ver!, les gritó Corazón de Jade desde el palco donde se encontraba.

Los invitados de los Rubicundos fueron los integrantes del Cuerpo de Científicos e Ingenieros de Tecno-Monte Albán, encabezados por los representantes de la Física, la Química, la Mecánica, la Electricidad y Electrónica, las Matemáticas y la Ingeniería de Sistemas, todos ellos muy serios y austeros, pues a su lado se encontraba nada más ni nada menos que la Matlacihua, quien se enjaretó la representación de la Metodología de la Investigación.

--¿Ya viste qué invitados son los que respaldan el Imperio de los Rubicundos?, hizo un comentario Donají a José Pablo, quien le respondió:

--Sí, son los representantes de Ciencias muy poderosas, pero son demasiado serios e intolerantes. Ahora comprendo por qué menosprecian a las Ciencias Blandas y a la Ciencia Antigua, pues quien los encabeza es nada más ni nada menos que la Matlacihua.

--¿También viste al Gran Rubicundo?, ¿no se te hace raro que se encuentre muy calmado y meloso?, razonó Donají.

--Si, esto confirma que algo se traen entre manos los Rubicundos, comentó José Pablo.

Ambos hermanos pudieron constatar entonces el poderío militar de los Rubicundos, pues éstos hicieron desfilar lo más representativo de su ejército, en el que sobresalían la infantería y la caballería. Resultaba notorio que era en el campo de las comunicaciones e informática donde poseían sus mayores adelantos, e incluso, algunas divisiones tenían armas desconocidas para el hombre, tal como el manejo de la energía circundante al individuo en contra de él mismo. Como quedó señalado, desde su llegada al Imperio de los Niños Corsarios, Donají y José Pablo tenían muy bien grabado el “sabor a cobre” que producía tal manejo.

En contraste, las manifestaciones de los Niños Corsarios fueron más significativas hacia la paz. Varias de sus naves desfilaron por la plaza y calles principales de Tecno-Monte Albán, regándolas con pétalos de flores blancas. Otras naves llevaban una especie de ramos de laurel que esparcieron a lo largo de su recorrido; finalmente, otras carabelas dejaron en libertad unas palomas blancas, las cuales, en medio de la plaza de Tecno-Monte Albán extendieron sus alas hacia el firmamento. Todos entonaron un Himno a la Armonía y al Bienestar, explícitamente preparado para dicho evento, que a Donají y a José Pablo les pareció que efectivamente poseía cierta emotividad.

Lo mejor de todo era que los Niños Piratas se habían atrevido a manifestar su propia alegría con júbilo: lo hacían palmeando, bailando y cantando, tal y como Donají y José Pablo se los habían enseñado. Esto último causó desconcierto entre los Rubicundos positivistas, quienes comenzaron a murmurar en contra del proceder de los Niños Piratas:

--Su manera de actuar refleja la vulgaridad de los corsarios, comentaban cuchicheando.

Estas muestras de alegría pronto fueron opacadas por la solemnidad impuesta por los Rubicundos en la plaza principal del Gran Templo del Saber de Tecno-Monte Albán. De hecho, éstos desconocían toda manifestación de júbilo y se mostraban más frívolos que de costumbre. La capitana aprovechó para comentar a Donají el desconcierto que le ocasionaba que otros de sus invitados no llegaran:

--Los representantes de mis antepasados, los “binigulazas del ayer” no llegaron, no comprendo por qué, pues me comunicaron que se encontraban en camino...Algún contratiempo debió presentárseles, comentó preocupada Adivina Ruborosa.

--¿Los “binigulazas del ayer”?, ¿ésta era la sorpresa que nos habías preparado?, ¡qué bueno que los invitaste!. Ojalá y sea solamente un contratiempo, expresó Donají.

La solemnidad se acentuó aun más cuando el Gran Rubicundo dio lectura a la parte medular del Tratado de la Armonía y el Bienestar:

--Piratas y Rubicundos, sepan que en este día la Armonía y el Bienestar será invocados en todas y cada una de nuestras acciones y decisiones, que la Guerra entre las Ciencias será desterrada para siempre en Monte Albán del Futuro. No más trato de menosprecio entre nosotros, no más desgaste de nuestros recursos con fines militares, no más pensamientos para fines bélicos. Desde hoy, aquí será un lugar de Armonía y Bienestar, no más divisionismo entre nosotros. Que todos los pueblos del Universo proclamen y se enorgullezcan por nuestra unidad: la Ciencia Suprema así lo proclamó. Por los Siglos de los Siglos estamos comprometidos a ayudarnos y a conocernos en un ambiente de concordia. En nombre de todos, yo invoco la Armonía y el Bienestar. He dicho.

Después de su lectura, el Gran Rubicundo y la capitana firmaron el “Tratado de la Armonía y el Bienestar”, no sin antes someter al enigmático zopilote que parecía haberse molestado con la ceremonia, la cual sellaba el final de las actitudes bélicas entre los Piratas y los Rubicundos, y que nuevamente los unía como hermanos:

--¡La Ciencia para Todo, Todos para la Ciencia!, clamó Donají con alegría.

Después del desfile habría un banquete de celebración, al cual fueron convocados los Niños Piratas y sus invitados especiales, incluidos Donají y José Pablo.


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