BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL TÚNEL MÁGICO DE LOS PARADIGMAS ….LA CIENCIA REGIONAL AL ALCANCE DE LOS JÓVENES

Andrés E. Miguel Velasco y otros



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TERCERA PARTE. EL RETORNO DE LA CIENCIA DE LA ARMONÍA Y EL BIENESTAR

CAPÍTULO 18. SABOR A COBRE

Donají y José Pablo fueron lanzados hacia Monte Albán del Futuro, habitado por los Niños de la Ciencia. El objetivo de llegar al mañana lo fundamentaron los dioses en su preocupación por encontrar a Quetzalcóatl para recuperar el Bienestar y la Armonía del Universo.

La primera sorpresa para Donají y José Pablo fue la superficie del lugar: parecía un mundo desolado. El 99% era arena y el resto pequeñas cordilleras de roca, lo que provocaba que ese territorio gozara de un clima extremoso. Para colmo, en la misma también predominaba el color grisáceo.

Se escondieron para observar una procesión que lentamente avanzaba en la arena del lugar donde cayeron. Unos piratas que llevaban unas armas desconocidas, formaban dos hileras. Parecía que estaban en alerta y a punto de atacar.

--Afortunadamente pudimos controlar nuestra caída, se dirigió quedamente José Pablo a su hermana Donají.

--Parece que todo resultó bien, fue el comentario de ésta.

Rápidamente trataron de esconderse del desfile:

--¿Será este desierto Monte Albán del Futuro?, comentó con desilusión Donají.

--Tal vez los dioses se equivocaron de lugar, trató de consolarla José Pablo.

--Parece una procesión militar, ¿será pacífica?, expresó Donají.

--Esperemos que así sea, fue la respuesta que recibió, justo antes de sentir una descarga eléctrica en su cuerpo.

Los hermanos se sintieron atontados, y eso lo tuvieron más presente cuando fueron cegados por un rayo de luz que los envolvió.

Cuando reaccionaron estaban seguros que su boca tenía un “sabor a cobre”. Nunca antes habían probado un platillo de dicho metal, pero para ellos sabía a eso. Poco a poco reconstruyeron los sucesos, hasta que se dieron cuenta cabal de lo que sucedía a su alrededor. Se quedaron desconcertados cuando se percataron que eran contemplados por dos pequeños corsarios.

Su descontrol se confirmó cuando descubrieron que se encontraban prisioneros en una jaula formada por luces finamente combinadas en la parte superior de un extraño barco, que producía sonidos musicales que flotaban en el ambiente de la nave.

Monte Albán del Futuro había alcanzado un desarrollo científico y tecnológico muy avanzado, pero éste había sido especialmente adaptado a la vida subterránea. Antes de la “Guerra Fría” de la Ciencia en este lugar, la superficie de ese mundo estuvo poblado por una colorida y abundante vegetación y fauna, así como por lagos y mares.

Todo esto se perdió, incluido el Bienestar de sus habitantes, y lo que existía había sido adaptado al mundo subterráneo: todo era artificial, se desconocía el mundo natural, pues los árboles y animales eran de materiales plásticos que simulaban el verde de las hojas o el color de las flores. Hasta el agua que se consumía se producía por procedimientos físico-químicos.

En la superficie lo que predominaba era un mundo gris y desolado, donde reinaban los sistemas de defensa creados por los bandos contendientes en ese lugar. Precisamente, éstos sistemas habían bloqueado el desplazamiento de Donají y José Pablo, quienes al ser detectados fueron atraídos a la superficie para ser buscados por los Niños Piratas, quienes finalmente los atraparon.

El barco en el cual se encontraban tenía la familiaridad de volar en la superficie, y también de sumergirse en el mundo subterráneo cuando ello era necesario, pues podía navegar en medios aéreos y acuáticos.

--Dan la impresión de ser caballerosos. Con seguridad seremos sometidos a todos los experimentos que se les ocurran. Espero que al menos no sean dolorosos, comentó José Pablo a Donají.

Los niños y niñas Piratas que los atraparon les comunicaron que debían entregarlos a sus autoridades, a quienes ya les había sido informado de su presencia.

--Como sea que se llamen, fueron capturados porque nuestro sistema de defensa nos indicó su presencia. Por lo que podemos notar, no son seres de gran agresividad, ni tampoco han tenido ningún contacto con el “Imperio de los Rubicundos”. Nosotros no les haremos daño alguno, les dijo en su propia lengua uno de los pequeños corsarios.

--Nuestros nombres son Donají y José Pablo. Venimos en son de paz, solo queremos que nos ayuden a encontrar a Quetzalcóatl, quien creemos se encuentra en su mundo.

Uno de los niños piratas respondió a los hermanos:

--Estamos en el “Imperio de los Corsarios”, y sean bienvenidos entre nosotros a pesar del recibimiento poco agradable que les hemos dado, pero esto es debido a que pensábamos que eran espías de los Rubicundos.

--¿Los “rubicundos” en este lugar?, se dijo Donají.

A pesar de sus dudas, los hermanos se sintieron más seguros cuando manipulando una especie de control remoto, los pequeños corsarios los dejaron en libertad. Les fue comunicado que de cualquier manera debían ser presentados ante sus autoridades. Miraron las luces de la jaula de la que acababan de salir, y suspiraron cuando escucharon uno de los compases musicales que brotaba a su alrededor.


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