BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL TÚNEL MÁGICO DE LOS PARADIGMAS ….LA CIENCIA REGIONAL AL ALCANCE DE LOS JÓVENES

Andrés E. Miguel Velasco y otros



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CAPÍTULO 10. LA REGIÓN DE LOS GAVILANES LABORIOSOS

En su búsqueda de José Pablo, Donají y Quetzalcóatl dirigieron la región hexagonal que les servía de alfombra mágica hacia el lugar donde les pareció que provinieron por última vez sus gritos, que resultó ser una ciudad pintada con gavilanes por todas partes, construida sobre una isla en forma de panal en medio de la Laguna Encantada, que era el lugar de trabajo cotidiano de los Niños Gavilán que la habitaban.

La isla tenía una forma hexagonal, pero algunas de sus calles contaban con formas de celdas de panal, y otras se encontraban delimitadas por círculos y triángulos perfectos. Esto lo pudo detectar Donají bien en las alturas donde volaba con Quetzalcóatl antes de su aterrizaje.

Desde su llegada, Donají y Quetzalcóatl se percataron de la vida siempre atareada de los Niños Gavilán, tratando de entablar con todos una relación que les permitiera compenetrarse en su manera de ser.

El mundo de los Niños Gavilán estaba compuesto de muchas empresas competitivas, muchos compradores y vendedores sin barrera de entrada a los mercados, pues no había monopolios y el gobierno de su región solo regulaba las anomalías de los ciudadanos, y combinaba el papel del mercado y del propio gobierno como los agentes que manejaban la economía. La principal preocupación en Monte Albán de los Niños Gavilán era lograr el crecimiento de las empresas, lo cual dependía de la inversión y de la organización de los niños en asociaciones privadas, pues el gobierno no interfería en las actividades productivas, y el crecimiento económico dependía de la acumulación de capital, es decir, del crecimiento cada vez mayor de la inversión y el ahorro, pero a través del libre juego del mercado.

Los Niños Gavilán practicaban ciertas virtudes, destacando las del ahorro y la frugalidad, pues para ellos resultaba fundamental apegarse a cualquier norma, siempre y cuando les permitieran combatir vicios como la flojera o el dispendio. Por eso en la entrada de un jardín de la ciudad se leía:

“Ciudadano: Recuerda que el vicio es una cadena que al alma condena”

Tradicionalmente la economía de Monte Albán de los Niños Gavilán había sido construida por las ideas y acciones de un grupo de economistas que se denominaban a si mismos “neoclásicos”. Según su pensamiento, podía beneficiarse del sistema económico todo aquel que fuera capaz de aportar algo al mercado, y éste pagara un precio por lo aportado. Para estos economistas, la relación más importante que debía preservarse era el libre juego del mercado, lo cual conducía a que la relación entre la oferta y la demanda era la que finalmente determinaba el precio de los productos y la eficiencia de las empresas.

En la época cuando Donají y Quetzalcóatl llegaron a la isla, estaban de moda las propuestas de otro grupo de economistas que se denominaba “escuela neoliberal”, para los cuales la libre empresa era la clave de la economía, y también que debía erradicarse definitivamente cualquier intervención gubernamental. Sostenían que el ciclo económico estaba determinado por la cantidad de dinero que existiera en la economía. El gobierno de la isla solo debía manejar la macroeconomía a través del buen cuidado del mercado, regular la cantidad de dinero de las empresas y familias, así como favorecer una producción cada vez mayor a través de la inversión y las exportaciones de la isla.

Cuando Donají y Quetzalcóatl les preguntaron a algunos Niños Gavilán por qué les atraían tanto las ideas de esta nueva escuela, el comentario seco de uno de ellos fue:

--La prosperidad amigos, ¿qué no la distinguen por todos lados?.

Tanto éxito habían tenido las ideas neoliberales en la isla que efectivamente, en cualquier parte de la misma la prosperidad económica se atribuía al “neoliberalismo”. En las ciudades, sus barrios se encontraban perfectamente alineados formando hexágonos, los cuales contaban con lugares centrales en los que se existían todos los servicios. Los asentamientos donde vivían los Niños Gavilán estaban conectados con el principio de ahorrar el mayor tiempo de traslado posible. De igual manera sus áreas industriales se delimitaban por triángulos que contaban con todos los servicios, tratando de ahorrar la mayor cantidad de costos a los productores; y asimismo sus zonas agrícolas se habían estructurado a partir de la formación de zonas óptimas que, de acuerdo con las distancias de producción de los productos, se distribuían alrededor del mercado a modo de círculos concéntricos. Todo parecía perfectamente racional en la isla de Monte Albán de los Niños Gavilán.


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