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EL TÚNEL MÁGICO DE LOS PARADIGMAS ….LA CIENCIA REGIONAL AL ALCANCE DE LOS JÓVENES

Andrés E. Miguel Velasco y otros



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CAPÍTULO 18. LA ESTRATEGIA DE LOS NIÑOS BINIGULAZAS

Donají, José Pablo y Quetzalcóatl fueron testigos de cómo los Niños Jaguar fueron recibidos por los Niños Venado Cola Blanca. En la ciudad de éstos últimos también se reunieron los Niños Águila, Gavilán, y Halcón, destacando en esta reunión los abuelos más connotados de sus comunidades. El centro de la plaza de Monte Albán de los Niños Venado Cola Blanca fue convertida en la sede del consejo de los abuelos de todos los pueblos binigulazas. Su objetivo era llegar a acuerdos que les permitieran hacer frente al ataque contra ellos emprendido por los rubicundos provenientes de la Región de la Serpiente.

Después de deliberar, Plumaje de Quetzal, el más venerable de los abuelos binigulazas, propuso solicitarle a Saber Virtuoso, el gran mago de Monte Albán, que les hiciera una propuesta de cómo reorganizarse, pues de algo estaban seguros: que detrás de la guerra, y de la destrucción que habían sufrido las ciudades binigulazas, estaba la Matlacihua. Pero unánimemente todos estuvieron de acuerdo que no le temían.

Por eso la Matlacihua estaba furiosa, pues a pesar de sus triunfos temporales los niños binigulazas no le rendían ningún culto. Así que indignada, mando llamar a la Duda, a la cual ordenó:

--Deseo que visites al mago Saber Virtuoso, y que lo induzcas a aliarse a nosotros.

--Como ordenas así sucederá, respondió solemne la Duda.

No le fue difícil a la Duda hallar en su jacal a Saber Virtuoso, quien esa noche se encontraba preparando un remedio para un abuelo enfermo.

--“Saber Virtuoso, vengo a aumentar tu sabiduría”, le susurró al oído la Duda.

--“¡Que extraño, no veo a nadie, y sin embargo juraría que alguien me ha nombrado”, musitó Saber Virtuoso contrariado.

--“Yo, la Duda, soy quien se dirige a ti”, volvió a susurrar el invisible visitante.

Y como el sabio callara insistió:

--“Yo vengo a decirte que tú eres quien domina la materia. Tú eres el conocimiento, y el saber es poder, ¿por qué no dejas esta oscuridad para convertirte en un ser resplandeciente a quien todos, a la vez que admiren, le teman?”.

--“¿Cómo podría suceder esto?”, preguntó el sabio binigulaza.

--“Observa como”, le aclaró la Duda, al mismo tiempo que le mostraba un mundo maravilloso de cosas nuevas y novedosas, en el cual con solo efectuar algunos movimientos con su mano todo cambiaba según la voluntad de Saber Virtuoso. Así, si levantaba su mano el mundo crecía, y si lo reducía el mundo se empequeñecía. La Duda mostró a Saber Virtuoso diversos métodos para transformar la materia.

--“Sencillamente maravilloso”, exclamó el mago binigulaza.

--“Que bueno que te guste, mañana vendré por ti para mostrarte todo un mundo de magia”, aclaró la Duda complacida al mismo tiempo que se marchaba.

Saber Virtuoso se quedó emocionado, y como le resultaba imposible dormir, decidió levantarse y ponerse a experimentar con las enseñanzas recientemente adquiridas. Así que prendió una buena hoguera, colocando en ella una olla de agua que puso a hervir, y en la cual cocinó todas las hierbas y sustancias que tenía a la mano.

Como no obtuviera los resultados deseados, Saber Virtuoso se enfadó y se quedó dormido en la puerta de su jacal.

Un fuerte viento arrastró unas chispas que prendieron las cobijas de la cama del mago binigulaza, y en poco tiempo su hogar se vio consumido por el fuego.

Después de contemplar lo ocurrido, a éste no le quedó más remedio que lamentarse de la perdida sufrida, agradeciendo el haber salvado su vida por lo menos y finalmente culpar a quien, desde su punto de vista era el autor del terrible suceso: el personaje que en su mente lo había engañado con su falsa magia. Así que Saber Virtuoso esperó pacientemente la noche, anhelando la presencia del extraño visitante. Efectivamente, la Duda apareció a la media noche del día siguiente:

--“Saber Virtuoso, he venido nuevamente a ti con la intención de acrecentar tus poderes sobre la materia”, le insinuó.

--¡Que bueno que veniste!. Te he esperado con mucha ansia el día de hoy, argumentó el sabio binigulaza.

--“¿Y a que se debe tu ansiedad?”, preguntó intrigada la Duda.

--A que deseo pedirte tres cosas, argumentó Saber Virtuoso.

--“¿Cuáles son?”.

--La primera es pedirte que tomes tu forma real. La segunda es que repares mi mansión, pues por practicar tu magia el fuego la consumió. La tercera te la diré cuando me hayas cumplido los deseos que te mencioné. Se que tú lo podrás lograr con tu magia que es poderosa, argumentó Saber Virtuoso.

La Duda sonrió, y rápidamente, con la intención de ganarse definitivamente la confianza del mago binigulaza cumplió sus deseos. Así, encarnó en su forma material, su persona era la de un viejo deforme y tan repulsivo que hasta Saber Virtuoso se espantó, haciendo un gran esfuerzo para guardar compostura ante quien se decía su instructor. Después, la Duda tomó en un paño parte de las cenizas del jacal del mago binigulaza, y desparramándolas en el aire pronunció unas palabras raras: inmediatamente reapareció la choza que el fuego había consumido.

--¡Esto es maravilloso!, balbuceó Saber Virtuoso al ver lo sucedido.

--Ya he cumplido, y ahora dime, ¿cuál es tú tercera petición?, le inquirió la Duda.

--Este... no me atrevía a comentártela hace un instante porque dudaba de tu magia, pero al ver lo poderosa que en verdad es, mi tercera petición es que te conviertas en algo pequeño que quepa en una sola de mis manos. Deseo sentir en mis dedos toda la sabiduría del universo, que eres tú.

--Lo haré gustoso, sentenció la Duda, convirtiéndose al instante en un pequeño grillo.

Saber Virtuoso tomó inmediatamente al insecto para depositarlo en la olla de barro que utilizaba para tomar agua comentando:

--Gracias por complacer mis deseos, pero un ser como tú es demasiado peligroso. Lo mejor es guardarte en un lugar seguro donde no puedas salir. Así, el mago binigulaza selló la boca de la olla con barro y piedras, depositándola después en un hoyo que previamente había cavado con ese fin. Mientras la cubría con tierra, oyó a la Duda decir:

--¡Sácame de aquí y te prometo entregarte mi magia sin restricción!.

--¡No, no lo haré!, sentenció Saber Virtuoso, quien después de terminar su labor se sacudió las manos satisfecho mientras decía:

--En verdad que la Duda se parece a esas enredaderas que creen estar llenas de vida, que se afanan en llegar al cielo para allí ignorar al sol, pero que durante su esmero el primer viento suave las derriba. Suspiró agregando:

--La duda es fuente de desesperación. También es alegría vana y pasajera. Como mariposas que vuelan sobre las rosas anda, insiste, se mueve buscando acaparar nuestra libertad. Pero si no la controlamos, nos puede ahogar en la desesperación.

Solo entonces Saber Virtuoso se puso a descansar. Después de su reposo, llegó a la propuesta que finalmente dio a conocer al consejo de los abuelos niños que pacientes lo esperaban en la plaza central de Monte Albán:

--Mi propuesta consiste en la creación de un “sistema de ciudades”, para que una vez estructurado podamos crear redes de producción y de defensa que detendrá el ataque de los rubicundos.

--¿En qué consiste el sistema de ciudades y de redes a que te refieres?, preguntó Plumaje de Quetzal, el más venerable de los abuelos binigulaza.

--Nuestra ciudades deben evolucionar desde la percepción de la centralidad con un impacto local con que ahora las manejamos, lo que nos ha conducido a actuar a cada uno por nuestro lado facilitando el “divide y vencerás” que los rubicundos hasta ahora han utilizado como estrategia de su ataque, hasta el concepto de la centralidad con un impacto interregional con que debemos hacer frente al ataque de los rubicundos en el futuro. Esto involucra la concepción del concepto de “sistema simple” hasta el concepto de “sistema complejo” (sistema de sistemas) que requiere nuestra defensa. De esta evolución deviene “el sistema de ciudades” y la “teoría de redes” que les propongo. El “sistema de ciudades” determinará el conjunto de asentamientos que, bajo la supremacía de una o de varias ciudades, mantendrán relaciones estrechas y complementarias de todo tipo. Para nosotros que deseamos superar los problemas que nos está ocasionando la “polarización” que hemos creado en nuestras regiones, el “sistema de ciudades” puede ayudarnos a integrar en redes regionales nuestros sistemas de defensa.

Haciendo una pausa Saber Virtuoso agregó:

--Mi “teoría de redes” parte del supuesto que en el momento actual, cuando los rubicundos se han unido para formar su imperio, se ha puesto en vigencia la “competitividad sistémica”, lo que ha dado origen a una estrategia que debe trascender las fronteras de las regiones, e incluso de las economías locales. Para crear ventajas competitivas dinámicas contra los rubicundos se necesitan políticas selectivas y específicas que promuevan el mejoramiento del espacio regional a través del agrupamiento de nuestros pueblos, ciudades y localidades. La producción aislada debe orientarse a la producción flexible, y debemos prestar atención a la innovación que el momento exige, que permita que en nuestras regiones vayan surgiendo redes complejas, en las que se interrelacionen nuestras organizaciones empresariales y sociales con nuestro ejército, de tal manera que en varios frentes podamos detener a los rubicundos, y posteriormente reiniciar nuestro ataque...

--No suena mal tu idea mago Saber Virtuoso, fue el comentario del consejo de abuelos binigulazas.

José Pablo, que escuchaba con atención, preguntó a Quetzalcóatl:

--¿Crees que está correcto el plan de los abuelos binigulazas?.

Con voz pausada, el niño sabio afirmó:

--Es correcta, pues la región que deriva de la visión que les propuso el mago Saber Virtuoso se desenvuelve en un espacio interactivo, es decir, que existe en la medida en que la sociedad lo recrea. La región que puede construirse así se asemeja a una red dispuesta a multiplicarse y a englobarlo todo, favoreciendo con ello la sobrevivencia y defensa de los niños binigulazas.

--Ojalá y tenga éxito lo que se proponen hacer nuestros amigos, comentó Donají.

--No podemos olvidar que esto, definitivamente, depende de la respuesta que den los hombres de la Región de la Serpiente, fue el breve comentario de Quetzalcóatl.

Y alrededor de una gran hoguera, animada por cantos y danzas, los abuelos y los niños binigulazas continuaron deliberando sobre la forma de organizar su sistema de ciudades con redes de producción y defensa que les fue propuesto por Saber Virtuoso.

Por su parte, Donají, José Pablo y Quetzalcóatl decidieron esperar pacientemente el desenlace de los sucesos de que eran testigos, pues el Arco Iris mágico que los guiaba repentinamente había desaparecido: no se le veía entonces por ningún lugar del cielo.


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