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EL TÚNEL MÁGICO DE LOS PARADIGMAS ….LA CIENCIA REGIONAL AL ALCANCE DE LOS JÓVENES

Andrés E. Miguel Velasco y otros



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CAPÍTULO 19. EL CISMA

Para tratar de justificar su actitud belicosa, los Niños Corsarios describieron la historia de su mundo a Donají y José Pablo.

Según ellos, desde la llegada de un zopilote y un perro negro que aparecieron durante un eclipse de sol, y que hicieron su morada en el Templo del Saber de Monte Albán del Futuro, los Niños de la Ciencia se habían dividido en dos bandos: el de los “Rubicundos”, que se volvieron serios detractores de las “Ciencias Blandas”; y el de los “Corsarios”, cuya bandera fue la Ciencia de la Armonía y el Bienestar. Esta división dio origen a la “Guerra Fría de la Ciencia”. Donají y José Pablo llegaron a convivir con los Niños Corsarios.

El desarrollo político y social de Monte Albán del Futuro quedó desfasado de su avance científico y tecnológico. El intento de influir científicamente en la organización social tuvo relación con la aparición de la Ciencia de la Armonía y el Bienestar de las Regiones y las Ciudades, también llamada la “Ciencia Regional”.

Los Niños de la Ciencia aseguraban que una chiquilla había aparecido personificando la Ciencia Regional, predicando su doctrina de “La Ciencia para Todos, Todos para la Ciencia”. Para entonces los Niños de la Ciencia poseían ya un gran adelanto científico y tecnológico en las “ciencias duras” como la Física y la Química, y el suceso los consternó, pero el perro negro y el zopilote azuzaron la oposición a la Ciencia de la Armonía y el Bienestar. La máxima de “La Ciencia para Todos, Todos para la Ciencia” que promovió esta pequeña les causó sensación, porque para los Niños de la Ciencia todo estaba regido por el cálculo frío y rígido de la Lógica y las Matemáticas: no se sabe exactamente como, pero el perro negro y el zopilote insistieron en desterrar todo razonamiento proveniente de la Sociología, la Economía, Sicología y la Historia.

La Ciencia Regional fue acusada de herejía, y por parte del cuerpo de científicos y técnicos se le sometió a las pruebas de control más dolorosas que poseían, resultando la chiquilla que la encarnaba avante en todas ellas: su nivel de lógica e inteligencia superó con mucho lo esperado. Precisamente en un juicio donde intervino el perro negro y el zopilote, este hecho sirvió de prueba en su contra, y fue condenada a la desintegración en la fosa del conocimiento por parte del Consejo de Científicos e Ingenieros de la época. A los condenados se les exhibía en un juicio público, después del cual se les comunicaba que habían sido destinados a la desintegración en la cámara de ionización, ¡la cual tenía la forma de cruz!. A la Ciencia Regional se le acusó de haber construido su conocimiento a costa de Ciencias ya existentes como la Geografía, la Economía, la Demografía, la Estadística, la Geología, y la Teoría de Sistemas entre otras, negándosele aportaciones originales. Fue condenada a desaparecer por siempre de los archivos del conocimiento científico y tecnológico.

Pero un grupo de Doce Discípulos seguidores de la Ciencia de la Armonía y el Bienestar, aseguró que ésta no desapareció como fue el deseo del Consejo de Científicos e Ingenieros instigados por el perro negro y el zopilote, sino que la conservaron en otra dimensión del espacio-tiempo, y trataron de poner en practica su predica de “La Ciencia para Todos, Todos para la Ciencia”.

Estos discípulos se desparramaron por Monte Albán del Futuro difundiendo la “Buena Nueva” predicada por la Ciencia de la Armonía y el Bienestar. La persecución no se dejó esperar, y a pesar de todo los Niños de la Ciencia tuvieron que aceptar el nuevo mensaje, pero sus seguidores no pudieron salir a la luz pública a plenitud como era su deseo, y de manera oculta se dedicaron a fundar asociaciones, academias, y finalmente lograron que fuera adoptada por la Ciencia oficial la predica de “La Ciencia para Todos, Todos para la Ciencia”, y también la aplicación de algunas “Ciencias Blandas” como la Economía, la Sociología, la Sicología y la Administración, pero siempre negando la existencia de la Ciencia Regional, que se reflejó en que la mayoría de los habitantes de Monte Albán del Futuro, a pesar de su sapiencia, vivieran en condiciones de pobreza y marginación, salvo sus dirigentes que se apoderaron del Templo del Saber junto con el perro negro y el zopilote, quienes comenzaron a gozar de muy buena opulencia material, pues se aprovechaban de la ignorancia de sus subordinados acerca de que era necesario invertir recursos para su Bienestar, los cuales, al no ser reclamados, eran muy bien canalizados hacia sus bolsillos.

Poco a poco el poder del conocimiento se desarrolló centralizado en el Consejo de Científicos e Ingenieros, que a sugerencia del perro negro y el zopilote adoptaron el sobrenombre de “Rubicundos”. Gracias a un golpe de estado, el poder absoluto quedó en manos de un personaje que de pronto apareció y que se dijo tecnólogo, quien se dió el título del “Gran Rubicundo de la Ciencia”, y que destacaba por su piel oscura. Se hizo acompañar del zopilote que se encontraba en el Templo del Saber: el perro negro misteriosamente desapareció de Monte Albán del Futuro.

El periodo comprendido entre la aparición de la Ciencia de la Armonía y el Bienestar y dicho suceso no fue más que una lucha constante por asegurar el “poder del conocimiento” del método positivista, y las guerras, golpes de estado y ataques de todo tipo se convirtieron desde entonces en la pauta de la historia de los Niños de la Ciencia. Prácticamente toda la historia que derivó en Monte Albán del Futuro tuvo su origen en las disputas y deseos derivados de la lucha por el poder promovida por el Gran Rubicundo, quien estableció un sistema de creencias fundamentado en el dogma, el cual destacó el Método Positivista, aceptando como único método de la Ciencia los postulados del “determinismo” y la “exactitud”, rechazando los principios probabilísticos que empezaban a propugnarse, negando siempre el valor de la Ciencia de la Armonía y el Bienestar.

Rápidamente la oposición científica proclamó el retorno a la máxima de “La Ciencia para Todos, Todos para la Ciencia”. Otra vez se desataron las guerras y persecuciones en Monte Albán del Futuro, ocasionadas por la aparición de “metodologías” diferentes al “positivismo”. A raíz de esto, la lucha por el poder nuevamente se recrudeció en Monte Albán del Futuro, y desde entonces sus habitantes se dividieron en los bandos de los “Rubicundos” y los “Corsarios”, desatándose la Guerra Fría de la Ciencia.

Éstos últimos decidieron crear, huyendo en barcos que navegaban en el aire y en el agua, el “Imperio de los Corsarios”, cobijando a las “Ciencias Blandas” y a los nuevos métodos de investigación como la dialéctica, la hermenéutica y la investigación-acción; y los segundos tomaron como bandera las “Ciencias Duras” y el “método positivista”. El argumento de los Rubicundos contra los Niños Corsarios era que éstos sustraían el conocimiento de todas las demás Ciencias para fortalecer la Ciencia de la Armonía y el Bienestar, siendo considerados herejes de la Ciencia formal, desatándose su persecución en todos los rincones de Monte Albán del Futuro.

--Nosotros hubiéramos actuado igual de ser los actores de dicha historia, fue el comentario de José Pablo.

Los Niños Corsarios concluyeron:

--El Gran Rubicundo creó como su centro de poder la ciudad de “Tecno-Monte Albán”; donde la prioridad fundamental es la “valorización del capital” y no el Bienestar; en tanto que los Niños Corsarios pudimos crear la Ciudad de “Monte Albán-Maíz” donde la preocupación principal es elevar la “calidad de vida” de todos sus habitantes. La ciudad de Monte Albán de la Ciencia original se perdió.

--¿Y qué fue lo que pasó con la Ciencia de la Armonía y el Bienestar?, preguntó Donají.

--Se rumora que sus reliquias existen, y se encuentran en algún lugar de Tecno-Monte Albán, pero nosotros no hemos podido efectuar ninguna investigación al respecto desde que tenemos vedada nuestra llegada a esa ciudad, fue la respuesta que recibió de una niña pirata.

--¿Y qué pasaría si encontraran las evidencias de la existencia de la Ciencia de la Armonía y el Bienestar?, preguntó Donají.

--Casi nada, que la justificación de la existencia del Gran Rubicundo sería infundada, y sus argumentos para mantenerse en el poder se vendrían abajo.

--Comprendo. Por esta razón el Gran Rubicundo desea que ustedes se encuentren lo más lejos posible de esas evidencias, intervino José Pablo.

--Así parece, pero nosotros no podemos hacer nada por ahora, respondió la pequeña pirata que amablemente reportó a los hermanos con sus superiores.


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