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CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA MIGRACIÓN DE MEXICANOS A LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

Horacio Mercado Vargas y Marisol Palmerín Cerna



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3.3.- RASGOS IMPORTANTES DE LA MIGRACIÓN MEXICANA.

Es importante destacar que, las estadísticas sobre migrantes bajo diferentes status presentan notables diferencias entre: fuentes y autores, debido principalmente, al uso de distintas metodologías de recopilación de datos y de cálculo, que tratan de estimar los flujos de migrantes indocumentados, sus características socio-demográficas, el monto aproximado de las remesas. Esto, es válido para las estadísticas oficiales que reportan: tanto el Instituto de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, como el Consejo Nacional de Población de México (CONAPO).

Desde comienzos del siglo pasado la migración mexicana, hacia el país vecino, se ha caracterizado por constituir un fenómeno complejo, con profundas raíces históricas en los dos lados de la frontera. Hechos como la vecindad geográfica, las asimetrías económicas y sociales, los procesos de integración económica, los crecientes intercambios comerciales, entre ambos países, alientan esas corrientes migratorias.

Por lo que para tener una idea más amplia de las causas, que impulsaron la migración de mexicanos a Estados Unidos se presentan algunos eventos históricos destacados, y vinculados a esta, mismos que son testimonio de la añeja problemática que existe.

Eventos Relevantes que Impulsaron la Migración Mexicana a los Estados Unidos en el período: 1848-2003

1848 El Gobierno Mexicano a través del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, intento garantizar los derechos de la población mexicana, que la nueva frontera dejó en territorio de los Estados Unidos.

1910-1921 El movimiento revolucionario provocó la emigración a los Estados Unidos de alrededor de: medio millón de mexicanos. La estructura consular refuerza la protección de los connacionales y a su vez desincentiva el flujo de migrantes.

1900–1930 Se vive un proceso de separación entre mexicanos y mexicano-americanos, los cónsules pierden su papel promotor con las comunidades de migrantes mexicanos en Estados Unidos.

1942–1964 México y Estados Unidos firman el acuerdo bilateral denominados “”Programa Bracero” para contratar trabajadores temporales mexicanos en la agricultura.

1960 Boom del Movimiento Chicano que expresa la crisis de identidad de los mexicano-americanos. Adolfo López Mateos es el primer presidente mexicano, que incluye en su agenda reuniones con las comunidades mexicano-americanas.

1970 El presidente Luis Echeverría acuerda con los líderes chicanos la creación del Programa de Becas Aztlán, para realizar estudios en universidades mexicanas. Se instituyó la presidencia de representantes presidenciales para encabezar la ceremonia del “Grito de independencia”, en las principales ciudades estadounidenses con población mexicana, se auspician eventos culturales orientados a las comunidades de origen mexicano y se donan libros en español a las bibliotecas.

1978

En la Secretaría de Educación Pública, se crea el área especial para apoyar la educación bilingüe de los mexicanos en Estados Unidos, también se establece el programa de educación migrante binacional y algunos programas de alfabetización para adultos mexicanos en Estados Unidos.

1976–1982 En el Gobierno de José López Portillo, la relación con los mexicanos-americanos fue moderada, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología otorgó 50 becas para estudiar medicina en la Universidad Autónoma de México, se estableció el programa de becas de cursos de verano en estudios sociales en el Colegio de México, en coordinación con la Universidad de Houston, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social llevó a cabo la primer encuesta nacional sobre trabajadores indocumentados, y se funda el Colegio de la Frontera Norte.

1986–1992 Los Gobernadores de Zacatecas y Oaxaca, inician relaciones con las comunidades de paisanos, se crea el Programa Paisano, coordinado por la Secretaría de Gobernación, se crea, también, el Programa de Solidaridad Internacional, que intenta captar recursos de los mexicanos en Estados Unidos y aplicarlos en proyectos productivos de desarrollo, el Presidente Carlos Salinas de Gortari, crea el Programa para las Comunidades Mexicanas en el Extranjero de la Secretaria de Relaciones Exteriores. Asimismo, se crean las primeras Oficinas Estatales de Atención a Oriundos (OFAOS).

1994 Se crea la Fundación Solidaridad Mexicano-Americana, que ha realizado la promoción de diversos eventos para la sistematización de estudios sobre la comunidad mexicana.

1995–2000 El Plan Nacional de Desarrollo, retoma la iniciativa “Nación Mexicana”, para integrar programas que afiancen los vínculos con las comunidades mexicanas, se aprueba la Ley de no Perdida de la Nacionalidad Mexicana para que los mexicanos por nacimiento preserven su nacionalidad y se reforma la Constitución, para permitir el voto de los mexicanos en el extranjero.

2000 El Presidente Vicente Fox crea la Oficina Presidencial para Mexicanos en el Exterior.

2003 Se crea el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, Órgano desconcentrado de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

2008

Se crea en el estado de Michoacán la Secretaría del Migrante.

Múltiples factores alientan y mantienen la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, para trabajar temporalmente o para establecerse en ese país. A diferencia de la percepción predominante en algunos sectores de la sociedad norteamericana, que concibe que las causas de la migración se originan, primordialmente, en nuestro país; en México, existe consenso en torno a la idea de que esta responde a la interacción de factores de naturaleza económica, social, cultural y demográfica que operan en ambos lados de la frontera.

Entre los factores que intervienen en el complejo proceso migratorio, Gómez, Partida y Tuirán, los agrupan en tres categorías, que son los siguientes:

A).- Los factores vinculados con la oferta-expulsión de la fuerza de trabajo: dentro de estos factores se encuentran variables que son: la insuficiente dinámica de la economía nacional, para absorber el excedente de fuerza de trabajo y el agravamiento de los problemas estructurales en el agro mexicano.

B).- Los factores asociados con la demanda–atracción de los Estados Unidos: aquí se encuentran las variables como el gran diferencial entre ambas economías, la evolución de los sectores agrícolas, industrial y de servicios de la Unión Americana, la demanda de mano de obra mexicana en los sectores agrícolas, industrial y de servicios en la Unión Americana, y disposiciones jurídicas que regulan el ingreso y permanencia de los extranjeros en el territorio estadounidense.

C).- Los numerosos factores sociales que ligan a los migrantes con la familia, los amigos, la comunidades de origen y las de destino y que son determinantes, para reducir los costos y riesgos asociados con el movimiento migratorio a Estados Unidos: dentro de las cuales se encuentran ciertas variables, como son: La tradición migratoria hacia el vecino país del norte, la operación de complejas redes sociales y familiares que vinculan los lugares de origen y destino. Las cuales facilitan la experiencia migratoria de los mexicanos en Estados Unidos (incluye los clubes de migrantes).

En la medida en que la migración es un proceso dinámico, la importancia y la gravitación de cada uno de los factores en la decisión de migrar varía en el transcurso del tiempo. Así, en los últimos años numerosos especialistas consideran que los factores relacionados con la oferta-expulsión de la mano de obra, han venido creciendo, particularmente, a partir de la década pasada, debido al predominio de factores tales como: el acelerado crecimiento de la fuerza de trabajo mexicana; la profunda reestructuración productiva y la apertura económica y comercial; las crisis económicas recurrentes de las últimas dos décadas y las devaluaciones constantes del peso.

Este conjunto de factores ha influido adversamente en los niveles salariales y de empleo de los trabajadores mexicanos, intensificado las presiones migratorias hacia Estados Unidos en espera de mejores ingresos. En este contexto, es explicable que la emigración hacia Estados Unidos se haya acelerado desde los años ochenta.

Los resultados de un análisis mediante un modelo estadístico, realizado por Gómez de León, Partida y Tuirán, indican que el nivel de crecimiento económico en ambos países, es determinante en el nivel del flujo migratorio, también expresan la influencia de las redes sociales, que entretejen los migrantes en el exterior con amigos, parientes y conocidos en sus comunidades de origen dando a la migración una dinámica difícil de frenar.

Diversos autores aún reconociendo la influencia de múltiples factores, entre los que destacan las raíces históricas y los problemas económicos y las crisis económicas en México, asignan un peso preponderante a la situación del campo mexicano.

Las dificultades estructurales de la economía mexicana, las políticas gubernamentales dirigidas al campo mexicano, durante la fase de industrialización sustitutiva, junto con las que actualmente se aplican desde los ochenta en el marco de una acelerada apertura económica, han dejado un saldo negativo acumulado en los niveles de empleo, salarios e ingresos, acentuando las condiciones de pobreza, tanto en las áreas rurales como en las urbanas.

Parte de la estrategia de apertura consistió en reducir, prácticamente, hasta eliminar las políticas de protección a los productores rurales, sustituyendo los precios de garantía y los subsidios generalizados por los selectivos.

En 1992 se reformó el artículo 27 constitucional, Io que representó un cambio social de gran alcance para el campo, cuyos efectos aún no se han determinado con precisión. Esta reforma busco: alentar la compra-venta y el arrendamiento de tierras, para promover y activar el mercado de tierras para transferir la propiedad de los productores no competitivos, hacia otros eficientes y competitivos, con la finalidad de modernizar el campo mexicano y sentar las bases para erigir una agricultura comercial, capaz de competir en los mercados globales.

Si bien algunas ramas de la agricultura, se han visto beneficiadas con esta medida (frutas, hortalizas, segmentos de productores agrícolas y pecuarios) en general, se han ocasionado elevados costos sociales y económicos, elevando la incidencia de la pobreza nacional. No es gratuito, que la política social dirigida a las zonas rurales haya aumentado, mediante la focalización a hogares y productores rurales de bajos ingresos, elegibles para recibir ciertas transferencias.

De modo que la crisis, del campo es ya prolongada, primero por las políticas de industrialización que supeditaron al campo para sostener la industrialización y, después, por la apertura indiscriminada y el desmantelamiento de un sistema dispendioso e ineficiente de apoyos al campo, acompañado por reformas constitucionales en materia agraria, que al parecer, no han creado un mercado de tierras que modernice al sector agropecuario en su conjunto, o por lo menos a buena parte del mismo.

La producción campesina, una de las pocas opciones de sustento abiertas a la población excluida de la estrecha órbita del empleo asalariado que se genera localmente, no ha corrido con mejor suerte. Su capacidad para competir con la producción capitalista, la ha empujado hacia un proceso de progresiva descomposición, el cual se acentúa a raíz de la apertura comercial. Más aún, la significativa presencia del Procampo en el medio local, y de otro tipo de apoyos, aparte de implicar un reconocimiento oficial del problema y su incapacidad para resolverlo, sólo ha permitido mitigar parcialmente el deterioro del sector campesino”.

Raúl Delgado Wise y Héctor Rodríguez, al investigar las causas de la migración y su dinámica actual en la región de alta migración de Zacateca, llegan a conclusiones, que son válidas para las zonas rurales expulsoras de mano de obra:

- Las dificultades estructurales de la economía rural se han agravado durante las dos últimas décadas, y la falta de fuentes de empleos se erige como uno de los principales problemas económicos, lo cual se traduce en una creciente presión para emigrar.

- La relación migración-producción campesina ha perdido relieve, como pilar de la estrategia de subsistencia de amplios sectores de las comunidades rurales de alta migración. El deterioro de las formas de producción campesina, está agotando los factores económicos de arraigo local del migrante, debilitando la funcionalidad de la migración internacional circular, como factor de equilibrio de la economía regional.

- Las remesas han tenido efectos limitados en el crecimiento y desarrollo económico estatal, ante el estrechamiento de las posibilidades y expectativas internas de inversión productiva, dicho papel tiene a restringirse aún más.

- Los factores estructurales adversos que origina la migración internacional, se han profundizado.

Las entidades federativas que, tradicionalmente, han registrado el mayor número de migrantes internacionales son: Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Zacatecas, seguidas de Durango, San Luis Potosí, en mucho menor medida Colima y Aguascalientes, por lo que, Delgado y Rodríguez, citan a Jorge Durand, quien denomina al territorio conformado por estas entidades: "la región histórica de la migración mexicana a Estados Unidos”.

El cambio de modelo económico, al comenzar los ochenta marcó un quiebre en la intensidad de la migración internacional, comparada con la dinámica registrada al finalizar el Acuerdo Bracero en 1964. Con el nuevo modelo, la tasa de emigración neta se multiplica por cuatro al pasar de 0.55 a 2.3 por cada mil habitantes a mediados de los ochenta.

Las dificultades de la economía, y la inadecuación de políticas para generar un crecimiento económico relativamente estable y sostenido, no han permitido la generación de empleos formales, empujando a un creciente número de personas a la economía informal (changarrización) caracterizada por ingresos bajos e inestables.

Las diferencias en el PIB per cápita, constituyen un indicador aproximado de las asimetrías entre las dos economías (la mexicana y la norteamericana): en el cuadro siguiente se puede observar que en 1975, el PIB per cápita en México fue de 3,380 dólares; mientras que en Estados Unidos fue de 19,364, es decir, casi 6 veces más que en México. Para el 2000 esta diferencia fue 4 veces mayor.

Producto interno bruto per cápita, México-Estados Unidos, 1975-2000 (dólares de 1995).

También, las brechas salariales entre ambos países expresan tales asimetrías, mientras que en 1992 un trabajador en los Estados Unidos ganaba 13.15 pesos, por hora trabajada, el mexicano ganaba 1.51 pesos por hora. Para el primer semestre de 2003 el estadounidense ganaba 41.2, pesos por hora y el mexicano percibía 5.19; esto es, el salario mínimo federal. En Estados Unidos es 8 veces mayor, que el similar en México. En otros términos, el salario mínimo por hora en México, representa el 12 por ciento del estadounidense.

Es interesante observar que: los salarios mínimos generales en ambos países, registraron un crecimiento similar, cercano al 11 por ciento en un período de doce años (1992-2003).

La disminución del crecimiento de Estados Unidos en el año 2001 obedeció, en buena medida, a los efectos de los atentados del 11 de septiembre, tendencia que mostró signos contrarios, durante el segundo semestre de 2003.

En México el nivel de actividad económica registro tasas variables en el periodo 1992-2003, aunque en el lapso 2001-2003 descendió significativamente. Para el 2003 la tasa de crecimiento fue del 1.2 por ciento. Repercutiendo en los resultados de las metas anuales, y en los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo.

En el siguiente cuadro, se aprecia las agudas asimetrías salariares considerando los salarios mínimos de ambos países. En la comparación de indicadores económicos, de México y Estados Unidos, hay que tener mucha precaución ya que, en varios casos las tasas son relativamente más altas o muy similares.

México-Estados Unidos: 1992-2003 salario mínimo por hora.

La evolución reciente de la economía mexicana ha elevado el déficit de empleos, que a aumenta las asimetrías salariares; de manera que aún un empleo no calificado en los Estados Unidos, con un salario muy bajo dentro de la estructura salarial de ese país, es atractivo para un desempleado mexicano. De acuerdo con un funcionario del Instituto de Desarrollo Social (INDESOL): “se percibe más en cuatro jornadas de trabajo en Estados Unidos, que en todo un mes de salario mínimo en México”.

Al hacer una comparación de los indicadores económicos de México y Estados Unidos es necesario tener cuidado ya que, en varios casos, las tasas mexicanas son relativamente más altas o muy similares. No obstante, en el caso de Estados Unidos tenemos que partir de niveles más altos, de mejores condiciones de vida, de magnitudes de producto y de poblaciones mayores.

De tal manera que aunque los niveles de desempleo sean relativamente más bajos en México, hay que considerar aspectos como la dimensión de la economía informal, que oculta graves problemas de desempleo y subempleo, que no son captadas por la metodología de medición del desempleo abierto; situación similar se da con las tasas de crecimiento económico, que deben medirse a partir de niveles de producto más elevadas en los Estados Unido, que en México.


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