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TARJETAS DE CRÉDITO E INFLACIÓN EN COLOMBIA

José Ángel Garzón Mora



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2.1.2 Comportamiento de la inflación

Dentro de la política monetaria de Banco Central, entre 1992 y 1996 se trazó una meta final que indicaba un nivel de inflación, y se alcanzaría cumpliendo con una meta intermedia, específicamente el agregado M1, el cual se reduciría gradualmente con el propósito de obtener efecto sobre el nivel de precios. Desde 1996 se fueron adoptando medidas para que a través de la tasa de referencia del Emisor se influyera paulatinamente sobre las tasas de interés del mercado interbancario, mecanismo que fue adquiriendo fuerza como meta operativa, no obstante se implementó el agregado base monetaria, es decir, efectivo mas encaje, como meta intermedia Kalmanovitz (2001).

La no existencia de una relación estable entre el nivel de precios y los agregados monetarios o la perdida de ésta, dados unos cambios técnicos, legales y tributarios y que dejan en la perplejidad a la autoridad monetaria; es una de las desventajas que Kalmanovitz (2001) expone; junto con la alta volatilidad de las tasas de interés que sería causada por pequeños cambios en los agregados, sin dejar de lado su incidencia sobre la estabilidad del producto.

La adopción del sistema “Inflación Objetivo” (Inflation Targeting), que aprovechó la experiencia adquirida durante los noventas por países desarrollados como Gran Bretaña y Canadá, e incluso economía emergentes como Israel y Chile, ha dado grandes resultados en Colombia.

No obstante, debe mencionarse que Nueva Zelanda fue el primer país en instaurar este sistema mediante su ley de 1989, dispuesta para robustecer la senda de desinflación, para tal año mostró una cifra cercana al 7% después del descenso del aproximado 16% de los años anteriores. Así mismo la reducción en la inflación del 11.3%, promedio observado entre 1985 y 1989, a 3.3% promedio entre 1990 y 1992, y luego a 2.3% promedio entre 1993 y 1996, ha llamado la atención de renombrados académicos de política económica como Debelle y Fisher (1994), Hutchison (1995), McCallum (1996) y Walsh (1995), precisamente por su éxito (ESPE 2000).

Por su parte en Colombia, según Clavijo (2000: 4), entre 1996 y 1999 ocurrió una “desinflación fortuita” descrita como desaceleración económica temporal que causa depresión en la demanda agregada, efectivamente entre 1998 y 1999 la desinflación fue de 7.5 %, pasando de 16.7% a 9.2% respectivamente, mientras que el desempleo que presentó una tasa promedio anual entre 1990 y 1997 de 10.1% pasó a un promedio anual entre 1998 y 1999 del 17.3 %.

Para Colombia, el comportamiento de la inflación vista desde 1999 cuando alcanzó la cifra de un digito, venía en descenso hasta lograr ubicarse en 2006 en 4.5% punto central del rango meta para dicho año, en 2007 la caracterización fue aceleramiento, alcanzando el 5.69%; 119 puntos básicos por encima del rango meta propuesto entre 3.5% y 4.5% por la JDBR, al finalizar el 2008 la inflación acumula un 7.67% superando la meta establecida por el emisor entre 3,5 y 4,5 por ciento para dicho año.

La política monetaria del Banco Central está orientada a alcanzar en el largo plazo una inflación del 3%. El gráfico 2.8 muestra la inflación básica, en contraste con la inflación sin alimentos y la total observada, en esta última se evidencia un mínimo alcanzado en junio de 2006 cuando se ubicó en 3.93%.

No obstante, desde abril de 2006 la JDBR decidió iniciar un período de incrementos progresivos de 25 puntos básicos en cada ocasión en la tasa de interés de intervención por la presencia de presiones inflacionarias (16 incrementos), hasta que su reunión del 25 de Julio de 2008 decide dejarla en el 10%13. Cabe mencionar que en diciembre de 2008 fue disminuida a 9.5%.

Desde finales de 2007, en países insulares del pacifico, la inflación se ha comportado con una tendencia al alza, debido en gran medida al fuerte aumento en los precios de las materias primas, los alimentos y combustibles, que han llegado a límites históricos incluso por encima de la banda de tolerancia de la mayoría de los bancos centrales. “esta inflación parece importada” Según indica el Fondo Monetario Internacional (2008), coadyuvada por presiones de demanda interna y crecimiento en el crédito, causado por excesos de liquidez.

En cierta medida el comportamiento de la inflación en Colombia entre 2005 y 2007 fue causa entre otras del flujo de capitales y la inversión extranjera directa (IED), resultado en parte, de la crisis subprime en los Estados Unidos que llevó a la Reserva Federal (FED) a bajar sus tasas de interés, pues su economía enfrentaba una desaceleración prolongada, con un crecimiento inferior al 3% y presiones inflacionarias derivadas del aumento en los precios de materias primas. En 2006 se observó crecer su economía a tasas que superaron el 4%, consecuencia de la respuesta favorable a la disminución por parte de la FED de sus tasas de interés entre 2001 y 2003.

A finales de 2006 y durante 2007 en Colombia, la excesiva liquidez, resultado del crecimiento en el flujo de capitales y la IED, facilitó la profundización financiera que condujo a un incremento del crédito y aumento en la colocación de TC, el acceso al crédito y dinero plástico conllevó a su mayor utilización y por ende a un mayor consumo, que coadyuvaron con las presiones inflacionarias por demanda, para las que el Emisor aplica mecanismos de transmisión a través de sus tasas de intervención con la intención de mantener estable el nivel de precios.

En Estados Unidos no se opera bajo esquemas de inflación objetivo – Inflation targeting –, lo que permite a la FED el sacrificio de nivel de precios por el resarcimiento de su economía, que se ha ubicado por niveles que rayan en la recesión y con una inflación promedio entre 2004 y 2008 del 3.1% distanciándose del rango ideal establecido por la FED (1.5% - 2%), (Rodríguez: 2008: 10).

Por su parte, en Colombia se hicieron constantes incrementos a TIRB en el marco de una demanda agregada que crecía por encima del 5%, con presiones inflacionarias previstas, más aun cuando el Emisor optó por una política monetaria expansionista entre 1999 y 2005, consciente de que se opera bajo un diseño de inflación objetivo, sumado a las expectativas de crecimiento económico que coadyuvan al incremento del gasto.

Lo propio venía ocurriendo con el crédito, su crecimiento además de ser causa de las bajas tasas de interés del mercado que no respondían a los mecanismos de transmisión de Banco Central, fue resultado de la profundización financiera realizada por el sector.

Según argumenta Rodríguez (Ibíd.: 11) las expectativas de los agentes a partir el último trimestre de 2006 se conservaron por arriba de las metas de inflación del Emisor, no obstante asevera que no son justamente los factores estacionales los que provocan un crecimiento de la inflación de alimentos en el CP, ello resulta de las decisiones de producción del sector agrícola que se beneficia del boom de los biocombustibles y que sumado a la baja productividad del sector dificultan alcanzar una inflación acorde con las metas.

Con la baja en los precios de las materias primas después de julio de 2008 se avizoraba una pausa en materia inflacionaria, no obstante el efecto sería progresivo, mientras se trasladaban a la economía los costes de transporte que estaban rezagados.

Sin embargo, la inflación en 2008 según el Banco Central se facilitó por el incremento en los precios de los alimentos que pesan aproximadamente un 30% en la canasta familiar y por el aumento en los precios de los bienes regulados que pesan algo menos del 10% en la misma pues la inflación para estos productos creció a tasas del 10%, es decir, niveles de dos dígitos, mientras que la inflación sin alimentos ni regulados creció a tasas cercanas al 4 %.

Adicionalmente, se debe tener en cuenta que el crecimiento del producto a principios de 2008 se desaceleró debido principalmente a la disminución en demanda interna. Dicha desaceleración se debe en parte a la política monetaria adoptada por el Emisor de aumentar su tasa de intervención.

La inversión pública en el primer semestre de 2008 tuvo un desplome de cerca del 15% frente al primer semestre de 2007, explicado por ser el primer año de los gobiernos locales (Uribe 2008). Parte de la desaceleración del producto fue buscada con política monetaria, dado el pronóstico de que el crecimiento por encima del producto potencial, el aumento en el consumo y el mayor endeudamiento, desatarían presiones inflacionarias.

Se debe recordar que la inflación alcanzó niveles mínimos en junio de 2006 cuando se ubicó en 3.93%, luego creció con algunas fluctuaciones, previendo esto el Emisor, dos meses antes, empezó a incrementar sus tasas de intervención, es decir desde abril de 2006 cuando dicha tasa se ubicaba en 6%.

2.1.3 Comportamiento de la tasa de intervención del Banco de la República

El objetivo de mantener una inflación baja y estable, es lograr que la economía tenga un ancla nominal en procura de expectativas favorables para la inversión y crecimiento económico de LP, aspecto importante del esquema Inflation Targeting, como lo es la flexibilidad en la tasa de cambio. Cabe mencionar que la JDBR “no tiene una meta o nivel preferido de tasa de cambio” sin decir que sus variaciones no se tengan en cuenta para el diseño de políticas monetarias. Uribe (2007: 1).

Sin embargo, existe un rango meta de inflación objetivo propuesto por el Emisor, el cual persigue al aplicar políticas monetarias entre las que usa un mecanismo de transmisión como la TIBR, que actúa a través del canal de crédito bancario, ello incide en las tasas de interés del mercado (captación y colocación), para causar efecto sobre el consumo y la inversión, que a su vez influyen en la demanda agregada y por supuesto en el nivel de precios, como objetivo final.

En el gráfico 2.9 se observa el comportamiento de la tasa de interés de intervención del Banco de la República entre 2002 y 2007.

La demanda agregada está influida por los movimientos en la tasa de cambio a través de los precios relativos, causan variación en la demanda de transables y no transables e influye sobre las expectativas de inflación y crecimiento, aspectos importantes cuando se decide sobre la TIBR. No obstante, el efecto de la política monetaria sobre la inflación se presenta “unos trimestres adelante” como lo afirma Gómez (2007: 33). El cuadro 2.4 muestra los canales de transmisión por medio de los cuales actúa la TIBR como el accionar de política monetaria sobre la inflación.


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